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viernes, 27 de noviembre de 2015

Leyendo el "Quijote". 1ª parte. Capítulo 5 (video)

Capítulo quinto
Donde se prosigue la narración de la desgracia de nuestro caballero


Aquí tenemos a Don Quijote donde le habíamos dejado: molido a palos y sin poderse levantar. Triste situación, sin duda.

Pero nada que no hubiera pasado a algún noble caballero en sus aventuras, y repasando en su recuerdo alguna parecida a la suya, recordó el romance de Baldovinos y el Marqués de Mantua en el que el primero, gravemente herido, fue rescatado por el segundo, su tío, que casualmente se había perdido por el bosque en mitad de una cacería.

Comenzó, pues, a recitar dicho romance nuestro protagonista y dio la casualidad de que le oyó un labrador vecino suyo. Verle y creer que era el mismo Marqués de Mantua fue todo uno, y mientras el hombre le ayudaba a levantarse y montar en su borrico cargando a Rocinante con la armadura, armas y los restos de la lanza, oía a su vecino dar quejas, primero como si fuera Baldovinos, luego, como el Abencerraje de "La Diana" de Jorge de Montemayor, según le pareciera más propio a la situación y a las preguntas que le hacía el labrador, no solo por su quejidos lastimeros, sino también asustado de su locura. Y aunque le intentó hacer ver que ninguno de los dos era alguno de aquellos personajes, "yo sé quien soy, respondió Don Quijote, y sé que puedo ser, no sólo los que he dicho, sino todos los doce Pares de Francia, y aún todos los nueve de la fama, pues a todas las hazañas que ellos todos juntos y cada uno de por sí hicieron, se aventajarán las mías"

Imagen En fin, decidió el preocupado vecino devolverle a su casa aprovechando la noche para que no le vieran en ese estado y "Llegada, pues, la hora que le pareció, entró en el pueblo y en casa de Don Quijote, la cual halló toda alborotada, y estaban en ella el cura y el barbero del lugar, que eran grandes amigos de Don Quijote, que estaba diciéndoles su ama a voces: ¿qué le parece a vuestra merced, señor licenciado, Pero Pérez, que así se llamaba el cura, de la desgracia de mi señor? Seis días ha que no parecen él, ni el rocín, ni la adarga, ni la lanza, ni las armas. ¡Desventurada de mí!."

Oyendo también los comentarios de la sobrina "Mas yo me tengo la culpa de todo, que no avisé a vuestras mercedes de los disparates de mi señor tío, para que lo remediaran antes de llegar a lo que ha llegado, y quemaran todos estos descomulgados libros (que tiene muchos), que bien merecen ser abrasados como si fuesen de herejes. Esto digo yo también, dijo el cura, y a fe que no se pase el día de mañana sin que de ellos no se haga auto público, y sean condenados al fuego, porque no den ocasión a quien los leyere de hacer lo que mi buen amigo debe de haber hecho." comprendió el labrador lo que le pasaba a Don Quijote, y sin querer llevarle la contraria, avisó a los que hablaban de a quién traía.

Y así fue cómo nuestro caballero regresó de su primera salida y se encontró reposando de nuevo en su cama y cómo el cura, al oírle relatar sus aventuras, se decidió a acabar de una vez con aquellos libros causantes de semejante locura.

¡Seguimos!
Autorizada copia total o parcial citando Educación, nuestro empeño 

jueves, 19 de noviembre de 2015

Alberto Cortez- La vida

Por la belleza de su letra y música y por ser fuente para muchos ejercicios de español, aquí os dejo mi vídeo (con subtítulos en español) rechazado en YouTube por derechos de autor después de tres años en mi espacio.
 ¿Y mis derechos de autor al hacerlo y al promocionar la canción? :(.


Podéis abrirlo con vuestro Reproductor con este enlace:
http://mariannavarro.net/Videos/AlbertoCortez.La_vida.wmv

LETRA:
La vida llega, se va la vida
como una rueda gira que gira
distribuyendo la fecundidad
la desventura y la felicidad
inagotables de su manantial, la vida
llega de pronto y entra sin llamar,
cuando se va no dice a donde va
es la frontera de la eternidad, la vida.
Me gusta el aire de la mañana
cuando me asalta por la ventana
y me recuerda cada amanecer
que sigo vivo tanto o mas que ayer
que tengo todo el mundo por tener la vida
y que las cosas a mi alrededor
son consecuencia de lo que yo soy
que a cada quien le paga su valor... la vida.
Me crecen alas cuando tu mano
tibia y amante toma mi mano
y ya no tengo miedo de volar
ni ligaduras para liberar
por tu ternura y tu forma de dar la vida
y me resisto entonces a creer
que entre mis manos pueda yo tener
en una forma breve de mujer la vida
Conservo el alma llena de grillos
tengo canicas en los bolsillos
y no las cambio por la libertad
enmascarada de solemnidad
con que el poder pretende controlar la vida
No somos libres mas que por amor
libres y eternos mas que por amor
no vale nada si no es por amor... la vida
No somos libres mas que por amor
libres y eternos mas que por amor
no vale nada si no es por amor... la vida
No somos libres mas que por amor
libres y eternos mas que por amor
no vale nada si no es por amor... la vida.


martes, 3 de noviembre de 2015

Leyendo "Don Quijote". 1ª parte. Capítulo 4 (vídeo)

Capítulo cuarto
De lo que le sucedió a nuestro caballero cuando salió de la venta


Ya amanecía cuando nuestro flamante caballero, orgulloso de su "gran noche", cabalgaba de nuevo. Pero, ¡cómo no!, dando vueltas en su mente a los consejos del "castellano", decidió que era importante hacer lo que le había recomendado y volver a su casa a por dineros, ropa limpia y, sobre todo, un escudero.

En ésas estaba, cuando al pasar cerca de un bosque oyó quejidos lastimeros y vio la primera ocasión de practicar su oficio. Se dirigió hacia allí y vio "atada una yegua a una encina, y atado en otra un muchacho desnudo de medio cuerpo arriba, de edad de quince años, que era el que las voces daba y no sin causa, porque le estaba dando con una pretina muchos azotes un labrador de buen talle, y cada azote le acompañaba con una reprensión y consejo, porque decía: la lengua queda y los ojos listos. Y el muchacho respondía: no lo haré otra vez, señor mío; por la pasión de Dios, que no lo haré otra vez, y yo prometo de tener de aquí adelante más cuidado con el hato"
ImagenNo lo pensó dos veces Don Quijote y se dirigió hacia el hombre que así maltrataba al joven (creyéndole caballero también por tener una lanza apoyada en el árbol junto a la yegua). El motivo del castigo era que el dueño del rebaño acusaba al chico de ser ladrón, ya que cada día le faltaba alguna oveja, mientras que el muchacho replicaba que hacía mucho que el hombre no le pagaba el salario prometido.

Quiso nuestro caballero hacer justicia mandando al chico, Andrés, que acompañase a su patrón, Juan Haldudo, a donde decía tener su dinero, aconsejándole que se fiara de su condición, a pesar de sus dudas, dándole su promesa de volver a castigarle si no cumplía. Y con la confianza que Don Quijote tenía en la palabra dada, siguió su camino muy satisfecho de cómo había solucionado el problema (enderezado el entuerto o deshecho el agravio).

En cuanto desapareció nuestro iluso protagonista, mientras pensaba él en lo bien que había actuado, el hombre volvió a atar al chico y siguió pegándole hasta que le pareció suficiente. Recomendándole cuando le soltó: "Llamad, señor Andrés, ahora, decía el labrador, al desfacedor de agravios, veréis cómo no desface aqueste, aunque creo que no está acabado de hacer, porque me viene gana de desollaros vivo, como vos temíades."

Juró el muchacho ir a buscar a Don Quijote porque todavía tenía edad de creer en caballeros, pero, entretanto, "él se partió llorando y su amo se quedó riendo.".

No hubo de andar mucho Rocinante, que era quien decidía el camino a seguir, cuando se cruzaron con unos mercaderes toledanos que iban a comprar a Murcia."Eran seis, y venían con sus quitasoles, con otros cuatro criados a caballo y tres mozos de mulas a pie.".

Como parece natural ya, pues vamos conociendo a nuestro protagonista, de nuevo atribuyó al grupo cualidades que no tenía, y parándose en mitad del camino les increpó: "todo el mundo se tenga, si todo el mundo no confiesa que no hay en el mundo todo doncella más hermosa que la emperatriz de la Mancha, la sin par Dulcinea del Toboso.".

Cervantes, viajero infatigable por su trabajo como recaudador y por su propio carácter, era buen conocedor de las gentes que poblaban los caminos y así, a lo largo de la obra, nos los va retratando como gente sencilla pero socarrona, dispuesta siempre a pasar un buen rato a costa de quienquiera que se atreviera a hacerles frente, si en broma, por broma, si de veras, por orgullo y porque era gente acostumbrada a las peleas. Así que tantearon al caballero diciéndole que les enseñara tan gran hermosura, que no tendrían ningún problema en reconocerla si así era.

Planteó Don Quijote, con su aplastante lógica: "¿qué hiciérades vosotros en confesar una verdad tan notoria? La importancia está en que sin verla lo habéis de creer, confesar, afirmar, jurar y defender; donde no, conmigo sois en batalla, gente descomunal y soberbia: que ahora vengáis uno a uno, como pide la orden de caballería, ora todos juntos, como es costumbre y mala usanza de los de vuestra ralea, aquí os aguardo y espero, confiado en la razón que de mi parte tengo."

Hay que reconocer que, aparte de fanfarrón, gustaba nuestro caballero de meterse en jaleos, porque a
pesar de que quisieron convencerle, "arremetió con la lanza baja contra el que lo había dicho, con tanta furia y enojo, que si la buena suerte no hiciera que en la mitad del camino tropezara  ImagenRocinante, lo pasara mal el atrevido mercader. Cayó Rocinante, y fue rodando su amo una buena pieza por el campo, y queriéndose levantar, jamás pudo: tal embarazo le causaba la lanza, espuelas y celada, con el peso de las antiguas armas" y aun así, tirado en el suelo, exclamaba: "non fuyáis, gente cobarde, gente cautiva, atended que no por culpa mía, sino de mi caballo, estoy aquí tendido." Sin duda era demasiada altanería, así que uno de los mozos de mulas, no sólo le partió la lanza, sino que aprovechó los pedazos, al ver que ni aún así se callaba, para dejarle tan molido "como cibera" (Residuo de los frutos después de exprimidos.).

Cuando el mozo se cansó y todos se fueron, Don Quijote, que si no había podido levantarse cuando cayó de Rocinante, menos podía ahora después de la paliza, aún supo sacar sus propias conclusiones a lo que había pasado "Y aún se tenía por dichoso, pareciéndole que aquella era propia desgracia de caballeros andantes, y toda la atribuía a la falta de su caballo"

¡Seguimos!



domingo, 6 de septiembre de 2015

jueves, 3 de septiembre de 2015

Salón de lectura.- "Instrucciones para salvar el mundo". Rosa Montero

"La vida es bella, disparatada y dolorosa. Esta fábula para adultos intenta disfrutar de la belleza, colocar el dolor y reírse de ese disparate formidable". Rosa Montero.
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Así presenta su autora este auténtico retrato de la soledad, del conformismo, del fracaso asumido y aceptado, de la renuncia a disfrutar de lo poco que la vida nos da o nos puede dar si sabemos captarlo, apreciarlo cuando llega.
No sé dónde leí que la felicidad es una mariposa que se posa en tu hombro un instante y echa el vuelo para no volver... y creo que de esto trata esta novela.
Rosa Montero, una vez más, capta nuestra atención sobre unos personajes absolutamente cotidianos, anónimos, que rescata de su patina camufladora para dotarlos de la importancia que adquiere un ser vivo cuando lo está, cuando se hace presente con sus grandezas y defectos, mínimos por su  cotidianeidad, intrascendentes casi en el fluir de acontecimientos sociales que envuelven nuestro día a día, pero fuertes, transcendentes y con la fuerza de un terremoto para remover hasta el fondo los cimientos y convicciones de un taxista enamorado que no acepta la vida sin su mujer, un médico que, al contrario, no sabe porqué sigue con su compañera cuando hace tanto que caminan por separado, y sus contrarias, sus opuestas, una emigrante prostituta que se aferra a lo que la vida le da porque ha conocido lo más bajo de ella, y una anciana que en el final del camino descubre lo importante de seguir viviendo.
Los personajes secundarios y avatares de la acción, prenden nuestro interés y nos enredan en ese remolino que poco a poco reúne a los protagonistas en un lugar común: un bar "de madrugada", noctámbulo, cercano a un club de alterne.
No sé qué varita mágica hace a Rosa Montero convertir en humanidad cualquier tema que toca. El dolor de la vida, la muerte, el desengaño, la apatía de vivir, están siempre presentes, pero junto a ellas la esperanza, la fe en que es posible algo mejor y la confianza en el ser humano, en la fraternidad, en esa preciosa teoría del compartir átomos que entenderemos solo con su lectura, porque es una obra para ser leída más que para ser contada.
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Este libro ha llegado a mis manos como regalo de cumpleaños de una manera maravillosa, una mariposa posándose en mi hombro en el momento adecuado. Gracias.

martes, 25 de agosto de 2015

La complicada mitología griega

Complicada pero interesante, porque fue la primera explicación sobre el origen del mundo, del Universo y de los hombres.
Lo primero, debemos saber que personificaron muchas de las fuerzas y creencias de la naturaleza, por lo que podemos ver que el CAOS, primer "rey" o ente que gobernó el espacio, se dividió (por lo que no son sus hijos, sino PARTES que se separaron del caos por tener ya su propia identidad) en las fuerzas naturales:

El TÁRTARO era el interior de la tierra, lo más profundo, también el infierno.
GAIA o GEA, la Tierra, la madre de la Naturaleza y sus criaturas.
EROS, la sexualidad, la atracción que favorece la continuación de la vida. También, la fertilidad.
NIX, la noche.
ÉREBO, la oscuridad.

de TÁRTARO y GAIA nació TIFÓN. Representa a los huracanes, los terremotos, las fuerzas naturales más destructoras.

de CAOS y GAIA  (otros dicen que lo creó ella sola) nació URANO. Es el cielo, el firmamento.
 De la sangre de URANO que cayó sobre GAIA nacieron los GIGANTES, que desaparecieron pronto.


Asimismo,  provienen de GAIA los OUREA, dioses primordiales o demonios rústicos de las montañas. Eran, por tanto, "hermanos" de Urano y de PONTO, que representaba a las estensas y desconocidas tierras del este (Turquía) y Asia menor.
 
De GAIA también vinieron después los CÍCLOPES, gigantes de un solo ojo, grandes artesanos y los TITANES, doce, que fueron encerrados en el Tártaro. Son los precursores de los doce dioses del Olimpo:
Caída de los Titanes. Rubens.

1. La titánide (femenino de titán) RHEA o REA representaba la fuerza femenina relacionada con la procreación y el parto (ciclos, menstruación, embarazo, lactancia...).
2. El titan CRONOS, representa el paso del tiempo. Derrocó a su padre URANO hasta que fue destronado a su vez por sus hijos.
3. El titán COEUS o CEO que apenas se nombra en la mitología romana (Polus). Era la creatividad, la poesía y también el eje alrededor del cual giraban los astros.
4. La titánide FEBE, representante del brillo y de la luna, controló el oráculo de Delfos y tuvo con CEO a LETO y a ASTERIA.
5. El titán HIPERIÓN representa el amanecer (" el que viene antes que el sol"), considerado a menudo el dios de la observación. Se casó con
6. La titánide TEA (llamada Eurifaesa en el Himno homérico a Helios, era la titánide de la vista y la que daba al oro, la plata y las piedras preciosas su brillo y valor), con la que tuvo tres hijos: HELIOS (el Sol), SELENE (la Luna) y EOS (la Aurora):
7. Los HECATONCHIRES, o "centimanos", titanes gigantescos con 100 brazos y 50 cabezas.
8. El titán JÁPETO, padre de Atlas, Prometeo (a través de quien sería ancestro de la raza humana), Epimeteo y Menecio
9. El titán OCEANUS, con cola de pez, representaba a todas las aguas saladas mayores y menores (mares y océanos).
10. La titánide TETIS, diosa del mar, hermana y esposa de Oceanus, con quien tuvo a los principales ríos como el Nilo, el Alfeo o el Meandro, y unas tres mil hijas llamadas las oceánides.
11. La titánide EQUIDNA o ECHIDNA, madre, con TIFÓN, de todos los monstruos importantes de los mitos griegos (como Calírroe y Medusa). Tenía el cuerpo superior de una bella mujer de temibles ojos oscuros pero el cuerpo inferior de serpiente.
12.  Las ERINIAS o ERINYES, son personificaciones femeninas de la venganza que perseguían a los culpables de ciertos crímenes. También se las llamaba Euménides. En latín fueron "Las Furias".

Volvemos a los dos hijos de CAOS que quedan: NYX, la Noche, que al unirse con su hermano ÉREBO (Oscuridad),  tuvieron a AETHER (Éter. Puro brillo, luminosidad) y a HEMERA (Día).

Más tarde, por sí misma y sin intervención masculina, NYX engendró a Moros (Destino), Ker (Perdición), Tánatos (Muerte), Hipnos (Sueño), Geras (Vejez), Ezis (Dolor), Apate (Engaño), Némesis (Castigo merecido), Eris (Discordia), Filotes (Amistad, Ternura), Momo (Burla), las Hespérides (Hijas de la Tarde), los Oniros (los Sueños), las Keres (Espíritus de la destrucción y muerte) y las Moiras (Hados), correspondiéndose estas dos últimas con Ker y Moros respectivamente.

Y vamos llegando a los que conocemos como los doce dioses olímpicos (del Olimpo):

CRONOS (Saturno), aunque fue padre con REA de los dioses Deméter, Hera, Hades, Hestia y Poseidón, por miedo a que hicieran con él lo que hizo con su padre, se los tragaba tan pronto como nacían. Cuando iba a nacer su sexto hijo, ZEUS, Rea pidió a Gea que pensara un plan para salvarlos y que así finalmente Crono tuviese el justo castigo a sus actos contra su padre y sus propios hijos. Rea dio a luz en secreto a Zeus en la isla de Creta y entregó a Crono una piedra envuelta en pañales, también conocida como Ónfalos, que éste tragó enseguida sin desconfiar, creyendo que era su hijo.

 Hay diversas versiones (entre ellas, la de la cabra Amaltea) de cómo pudo crecer Zeus a espaldas de su padre, el caso es que cuando hubo crecido, Zeus usó un veneno que le dio Gea para obligar a Crono a regurgitar el contenido de su estómago en orden inverso: primero la piedra, que se la dejó a Pitón bajo las cañadas del Parnaso como señal a los hombres mortales, y después, devolvió al resto de sus hermanos.
Tras liberarlos, Zeus liberó del Tártaro a los Hecatónquiros y los Cíclopes, quienes forjaron para él sus rayos, el tridente para Poseidón y el casco de oscuridad para Hades.
En una gran guerra llamada la Titanomaquia, Zeus y sus hermanos y hermanas derrocaron, con la ayuda de los Hecatónquiros y los Cíclopes, a Crono y a los otros Titanes.

Y de este modo, llegamos a los dioses olímpicos: Afrodita (Venus), Apolo (Febo), Ares (Marte), Artemisa (Diana), Atenea (Minerva), Dionisio (Baco), Hades (Plutón), Hefesto (Vulcano), Hera (Juno), Hermes (Mercurio), Poseidón (Neptuno), y Zeus (Júpiter).














sábado, 15 de agosto de 2015

Leyendo "Don Quijote". 1ª parte. Capítulo 3. Nombrado caballero. (Video)



ImagenCapítulo tercero
Donde se cuenta la graciosa manera que tuvo D. Quijote en armarse caballero.

Bien, habíamos dejado a nuestro caballero con su obsesión y ya vamos sabiendo que pocos pueden ganarle a terco; por tanto, no nos sorprenderá que llegado el momento de retirarse pidiera al ventero (según él, el castellano, es decir, el dueño del supuesto castillo) que le acompañara a las caballerizas y una vez allí, se arrodillara ante él y le amenazara con no levantarse hasta que el buen hombre le concediera lo que le quería pedir.

Después de tantas horas atendiendo la venta, imaginamos que lo que más querría sería quitarse de en medio al loco que la suerte había hecho llegar a su casa, por lo que le prometió cumplir lo que quisiera. Entonces fue cuando Don Quijote le contó: "os digo que el don que os he pedido, y de vuestra liberalidad me ha sido otorgado, es que mañana, en aquel día, me habéis de armar caballero, y esta noche en la capilla de este vuestro castillo velaré las armas; y mañana, como tengo dicho, se cumplirá lo que tanto deseo, para poder, como se debe, ir por todas las cuatro partes del mundo buscando las aventuras en pro de los menesterosos, como está a cargo de la caballería y de los caballeros andantes, como yo soy"

Ya iba el ventero dándose cuenta de la locura de Don Quijote, por lo que, tomándoselo a broma, pensó que iba a ser una buena ocasión para reírse un rato. Siguiéndole la corriente y bromeando sobre que él también había hecho y deshecho en su juventud, le advirtió, sin embargo, que como en su castillo no había capilla disponible porque había sido destruida, él sabía que podían ser veladas en el patio de armas del castillo. Le preguntó si tenía dinero, a lo que Don Quijote contestó que nunca había leído que los caballeros los necesitasen. Fiel a su plan, el ventero le contó que no solo dinero, sino camisas limpias sabía él que eran necesarios para un buen caballero, así como ungüentos para curar sus heridas, siendo tan obvio que no habían considerado necesario decirlo en sus crónicas. Tal vez porque no era bien visto que ellos llevasen alforjas y solían ser sus escuderos los que de eso se encargaban.

"Prometióle don Quijote de hacer lo que se le aconsejaba con toda puntualidad; y así se dió luego orden como velase las armas en un corral grande, que a un lado de la venta estaba, y recogiéndolas Don Quijote todas, las puso sobre una pila que junto a un pozo estaba, y embrazando su adarga, asió de su lanza, y con gentil continente se comenzó a pasear delante de la pila; y cuando comenzó el paseo, comenzaba a cerrar la noche."

Contó el ventero el episodio a todos los que en la venta estaban, de manera que se dispusieron a disfrutar del raro espectáculo.

Enfrascado Don Quijote en su vela, se acercó al pozo un arriero que quería dar de beber a su recua, por lo que se dispuso a apartar las armas. La indignación de Don Quijote no se hizo esperar: "¡Oh tú, quienquiera que seas, atrevido caballero, que llegas a tocar las armas del más valeroso andante que jamás se ciñó espada, mira lo que haces, y no las toques, si no quieres dejar la vida en pago de tu atrevimiento!". No estaba el arriero al tanto de lo que allí pasaba, y seguramente pocas ganas tendría de aguantar manías, así que, haciendo caso omiso, siguió apartándolas para dejar libre el pozo. ¡ No sabía lo que le esperaba!. Don Quijote, encomendándose a su amada Dulcinea en esa su primera prueba, cogió la lanza con las dos manos "y dió con ella tan gran golpe al arriero en la cabeza, que le derribó en el suelo tan maltrecho, que, si secundara con otro, no tuviera necesidad de maestro que le curara.".

Tuvo suerte de que Don Quijote se conformó con eso y siguió tranquilamente sus paseos, pensando que con un solo golpe sería suficiente. Pero quiso la suerte que otro arriero ocupara el lugar del primero, y a éste, sin avisar, le arreó nuestro caballero tres golpes que le abrieron la cabeza. Viendo esto otros compañeros del oficio, comenzaron a lanzarle piedras e insultarle, mezclándose sus insultos y gritos con las voces del ventero queriendo aclarar que se trataba de un loco y las del mismo Don Quijote: "tirad, llegad, venid y ofendedme en cuanto pudiéredes, que vosotros veréis el pago que lleváis de vuestra sandez y demasía. ".

Ya fuera por las amenzas o por las explicaciones del ventero, el caso es que los arrieros le dejaron en paz y así pudo él continuar la vela de sus armas sin otro contratiempo. Pero no quería el ventero más jaleos, así que acercándose a nuestro protagonista "Díjole, como ya le había dicho, que en aquel castillo no había capilla, y para lo que restaba de hacer tampoco era necesaria; que todo el toque de quedar armado caballero consistía en la pescozada y en el espaldarazo, según él tenía noticia del ceremonial de la orden, y que aquello en mitad de un campo se podía hacer; y que ya había cumplido con lo que tocaba al velar de las armas, que con solas dos horas de vela se cumplía, cuanto más que él había estado más de cuatro.".

Don Quijote ya confiaba en él, por lo que accedió y creyó todo lo dicho. Entonces, " el castellano, trajo luego un libro donde asentaba la paja y cebada que daba a los arrieros, y con un cabo de vela que le traía un muchacho, y con las dos ya dichas doncellas, se vino a donde Don Quijote estaba, al cual mandó hincar de rodillas, y leyendo en su manual como que decía alguna devota oración, en mitad de la leyenda alzó la mano, y dióle sobre el cuello un buen golpe, y tras él con su misma espada un gentil espaldarazo, siempre murmurando entre dientes como que rezaba."

Fueron las dos "doncellas" las encargadas de ceñirle la espada y calzarle las espuelas, a las que, agradecido, pidió sus nombres y las bautizó en adelante como doña Tolosa y doña Molinera.

"Hechas, pues, de galope y aprisa las hasta allí nunca vistas ceremonias, no vió la hora Don Quijote de verse a caballo y salir buscando las aventuras; y ensillando luego a Rocinante, subió en él, y abrazando a su huésped, le dijo cosas tan extrañas, agradeciéndole la merced de haberle armado caballero, que no es posible acertar a referirlas. El ventero, por verle ya fuera de la venta, con no menos retóricas, aunque con más breves palabras, respondió a las suyas, y sin pedirle la costa de la posada, le dejó ir a la buena hora."

Y así fue cómo nuestro recién armado caballero, se dispuso a continuar su viaje y a iniciarse como tal.

¡Seguimos!

jueves, 30 de julio de 2015

Salón de lectura.- "El peso del corazón", de Rosa Montero. El regreso de @BrunaHusky

Creo que de todos es sabido aquí mi admiración por esta gran escritora y mejor persona, Rosa Montero.
En este blog queda constancia de mis comentarios (por orden de publicación de la opinión) sobre algunas de sus obras:
 
 "El corazón del tártaro".- http://educacion-ne.blogspot.com/2013/09/salon-de-lectura-rosa-montero-el.html

Tengo que hacer los deberes y seguir comentando más obras, pero por cercanía en la publicación y por el impacto que me dejara Bruna Husky en su primera aparición, tenía muchas ganas de leer esta segunda: "El peso del corazón". 

Ha sido un regalo de cumpleaños (gracias, Jose) este 12 de julio, y de la facilidad de su lectura y de su interés dan fe el hecho de poderlo comentar ya. Lo digo porque solo leo de noche, en la cama, antes de que el cansancio me pueda y me traiga el anestesiante y reparador sueño; leo para sumergirme en otro mundo, relajarme, olvidando los problemas cotidianos, y conocer una nueva perspectiva.

Reconozco que tenía ganas de leerlo en cuanto supe de su publicación, y esto tiene un peligro, porque si te gustó mucho el primero, la saga puede no responder a las espectativas, decepcionarte (por algo dicen que segundas partes nunca fueron buenas)... No es el caso, en absoluto.

Para los que no han conocido antes a "nuestra" rep, uso las palabras que incluí para presentarla en el comentario a "Lágrimas en la lluvia":

Año 2109, Madrid, Estados Unidos de la Tierra, una replicante (rep), un ser artificial más humano que muchos humanos. Una obsesión: saber que sus días están contados y conocer, además, la terrible muerte que le espera, el TTT. Un destino: ser rep de combate. Una naturaleza: conocer que sus recuerdos, su memoria, son ajenos, implantados para darle una personalidad, una razón de ser, que sabe positivamente falsos, y una realidad: su combate no es contra otros, sino contra ella misma, contra su condición, su destino y sobre todo, con la levedad del ser que marca su tiempo, su trayectoria vital inevitable, inexorablemente, sin que pueda hacer nada por cambiarlo.
Entre tanto, una sociedad, unos amigos, unas circunstancias y una lucha: la vida. Cómo, a pesar de saber que nuestros días están contados, la despilfarramos agobiándonos, aferrándonos a unos recuerdos falsos, a unas certezas dudosas y a un dolor: la soledad, la ausencia. Y ante todo y sobre todo, la esperanza, que hace que valga la pena vivir, investigar, pelearse para desentrañar injusticias, rencores, prejuicios y fobias.

 
Como el ambiente y la protagonista son los mismos, esto vale. Pero la novedad es el paso a más que da la autora para entrar en la complejidad de un futuro no tan lejano, para tratar el peligro de la energía nuclear y ahondar en la problemática de los residuos nucleares (tan actual por otra parte, que los noticiarios nos hablan estos días de uno de esos 'cementerios radiactivos' en Villar de Cañas (Castilla-La Mancha).

Bien, nos han puesto muy fácil destacar la importancia de la temática que es el telón de fondo de la trama de "El peso del corazón", que Rosa desmenuza con la seriedad que pone en cada investigación.
Pero lo que no es tan fácil es desentrañar de nuevo la lucha de esta ¿ingenua? replicante hecha para combatir y que, sin embargo, está más dotada para el verbo AMAR en todas sus acepciones por la tremenda carga de humanidad que hay en ella, y que achaca a las memorias 'reales, aunque no propias' que conforman sus recuerdos y vivencias.

Sea como fuera, el amor a la niña, la capacidad de fantasear para disfrazar un mundo cruel, para embellecerlo, el amor sexual, el amor al amigo... ocupan un primer plano  que interesa tanto o más que la investigación para la que contratan a la protagonista, ya de por sí interesante y bien llevada.

De nuevo, pues, los afectos, la lucha por la vida, el 'carpe diem' frente a la dictatorial sabiduría de conocer no sólo que hemos de morir, sino la fecha concreta, el cuándo y el cómo sucederá. También la vejez, la amistad, la injusticia con la infancia y con nosotros mismos, la dictadura de la religión fanática, la enfermedad y la muerte...

En fin, "El ininterrumpido ir y venir del tigre ante los barrotes de su jaula para que no se le escape el único y brevísmo instante de la salvación" (Elías Canetti, sic. Rosa Montero).

Para terminar, me permito hacer mías las maravillosas palabras que terminan el libro:
"A veces pienso (...) que formamos un todo capaz de moverse al unísono a través del éter, como un cardumen de peces en el mar del tiempo. Qué pena que, pese a esa profunda y delicada sintonía, no consigamos dejar de matarnos los unos a los otros".

De nuevo, y una vez más, gracias, Rosa.

viernes, 24 de julio de 2015

Expresiones comentadas.- "Ser la repanocha, la repera, la reoca, la releche..."

Como comentario en un intercambio entre amigos de Facebook surgió: ¡Somos la releche! Y un amigo argentino reclamó su uso sudamericano. Una cosa lleva a la otra y me ha impelido a investigar sobre la expresión.

A poco que nos fijemos, vemos que todas estas expresiones tienen en común el uso del prefijo re- . Así que recurrimos en primer lugar a nuestro estimado amigo para enterarnos del significado que este morfema añadido ante las palabras (= prefijo), confiere a las mismas.
re-.
(Del lat. re-).

1. pref. Significa 'repetición'. Reconstruir.
2. pref. Significa 'movimiento hacia atrás'. Refluir.
3. pref. Denota 'intensificación'. Recargar.
4. pref. Indica 'oposición' o 'resistencia'. Rechazar. Repugnar. Significa 'negación' o 'inversión del significado simple'. Reprobar. Con adjetivos o adverbios, puede reforzarse el valor de intensificación añadiendo a re- las sílabas -te o -quete. Retebueno. Requetebién.
Indicar en primer lugar que la última de las expresiones mencionadas, 'releche', no se contempla en nuestro diccionario. Las demás, coinciden en un mismo significado:
1. Locución verbal coloquial. Usada para calificar algo muy positiva o muy negativamente. 
Es decir, usamos la acepción 3 anteriormente descrita.
Y, efectivamente, sabemos todos los que las usamos que son exclamaciones que expresan admiración ante un hecho, aunque las usemos en contextos distintos, pues mientras repera y reoca tienen connotaciones normalmente positivas, en cambio ser la repanocha parece indicar algo divertido, jocoso, estrambótico (1).
 ¿Y qué tiene la mazorca o panocha de maíz (mis disculpas a quienes consideren soez la expresión) que no tengan la pera o la oca (animal ya de por sí, también divertido)?
Veamos de nuevo significados:

Panocha.- (Del lat. vulg. panucŭla, mazorca, y este del lat. panicŭla, dim. de panus, mazorca de hilo).
1. f. panoja.

2. f. C. Rica. empanada (masa de pan rellena).
3. f. coloq. Cuba y El Salv. vulva.
4. f. coloq. Cuba. vagina.
panocho, cha. (De panocha).
1. adj. Mur. Perteneciente o relativo a la huerta de Murcia, en España.
2. m. y f. Habitante de la huerta.
3. m. Habla o lenguaje huertano.

Lo divertido de las palomitas de maíz, por lo jaleoso y simpático, ni se discute, pero intentando "rizar el rizo" y relacionarlo con el panocho/a murciano, e investigando en oficios tradicionalmente practicados por ellos (como el sereno gallego, por ejemplo), hallo el de "recovero", personaje que traía alimentos y a veces correo, ropa, golosinas, etc. en su rudimentario medio de transporte y compraba o los intercambiaba (trueque) por huevos, pieles, gallinas u otros productos que los campesinos tuvieran en exceso. (Definición tomada de http://www.reservadepalabras.org/apadrina-listar.php?palabra=recovero). El don del habla para regatear y convencer, el ser simpático y algo "liante", así como la variedad de su mercancía, que convertiría en una fiesta su llegada, un atractivo que deberían ser característicos del oficio y bien podría ser -en nuestra humilde opinión- el origen de la expresión.

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(1) Estrambótico, ca .- 1. adj. coloq. Extravagante, irregular y sin orden.

miércoles, 15 de julio de 2015

Refrán en mano - "Tumbarse/tirarse a la bartola"...


Una frase más que  usamos sin preguntarnos muchas veces de dónde viene hasta que un día te pica la curiosidad y buscas.

¿Por dónde empezar?... ¡Acertásteis! Naturalmente, nuestro amigo el diccionario. Vamos a http://rae.es y dice:

bartola.
(De Bartolo, acort. de Bartolomé).
a la ~.
1. loc. adv. coloq. Descuidando o abandonando el trabajo u otra actividad. Echarse, tumbarse a la bartola.
2. loc. adv. coloq. Despreocupándose, quedando libre de toda inquietud o preocupación.

Hasta aquí, bien, más o menos ya sabíamos que significa eso, pero ¿por qué Bartolomé y no otro? De hecho, también he oído expresiones como "¡mira que eres Bartolo!" 

 Así que vuelvo a nuestro amigo y leo:

bartolo.
(De Bartolo, personaje de historieta).
1. intr. coloq. Chile. haraganear.

¡Uy! Un personaje de historieta... Habrá que seguir buscando, pues. Y otra amiga, de la que no siempre te puedes fiar, pero sí a menudo (wikipedia), al buscar "Bartolo, historieta" nos cuenta:

Bartolo, as de los vagos fue una serie de historietas autoconclusivas creada en 1950 por Palop para la revista "Jaimito"
Bartolo es la encarnación de una cualidad, la vagancia, como lo da a entender su propia iconografía: Postura encorvada, manos en los bolsillos, cigarrillo en los labios, ojos entrecerrados y boina. Todas sus historias narran sus intentos por evitar cualquier tarea y poder seguir dormiendo la siesta.

Bueno, pues ¡ya lo tenemos! Así que -como hemos visto con personajes históricos, de zarzuela, de teatro y hasta de canciones- tuvo tal éxito el personaje (como Carpanta para simbolizar al que siempre tiene hambre), que hacer el vago, dejarlo todo para descansar, es hacerlo a la manera de Bartolo, o sea, "a la Bartola".

Curioso, ¿verdad?

Lástima no haber encontrado una de esas historietas.

Recopilado en: "Más vale refrán en mano... (De abuelos a nietos)"  http://educacion-ne.es/refranes.htm
 


viernes, 10 de julio de 2015

Leyendo el "Quijote". Parte 1ª. Capítulo 2. Llega a la venta. (vídeo)



ImagenCapítulo segundo
Que trata de la primera salida que de su tierra hizo el ingenioso D. Quijote


Bien, pues ya tenemos a nuestro caballero completamente decidido "y así, sin dar parte a persona alguna de su intención, y sin que nadie le viese, una mañana, antes del día (que era uno de los calurosos del mes de Julio), se armó de todas sus armas, subió sobre Rocinante, puesta su mal compuesta celada, embrazó su adarga, tomó su lanza, y por la puerta falsa de un corral, salió al campo con grandísimo contento y alborozo" .

No pasó mucho tiempo, ya que tantas y tantas vueltas daba al tema en su cabeza para que todo siguiera punto por punto las leyes de caballería, en que se diera cuenta de que le faltaba una de las condiciones principales: ¡nadie le había nombrado caballero! y así, difícilmente iba a poder hacer lo que quería.


No se echó atrás, sin embargo, y decidió "hacerse armar caballero del primero que topase, a imitación de otros muchos que así lo hicieron, según él había leído en los libros que tal le tenían". Dejándose Don Quijote llevar por Rocinante, pues no tenía una dirección determinada y creía que así dejaba más espacio a que fuera la suerte o el azar la que decidiera, Cervantes no puede evitar imitar irónicamente el lenguaje de muchos de los escritores barrocos describiendo la salida del sol:
"Apenas había el rubicundo Apolo tendido por la faz de la ancha y espaciosa tierra las doradas hebras de sus hermosos cabellos, y apenas los pequeños y pintados pajarillos con sus arpadas lenguas habían saludado con dulce y meliflua armonía la venida de la rosada aurora que dejando la blanda cama del celoso marido, por las puertas y balcones del manchego horizonte a los mortales se mostraba".


A esas horas tan tempranas iba, pues, nuestro caballero por el campo de Montiel (comarca española de La Mancha baja) y pensando en aquel sabio a quien le correspondería escribir contando sus importantes hazañas y quejándose de los desdenes de su señora Dulcinea (a la que, recordemos, hacía mucho tiempo que ni veía ni hablaba; ajena totalmente al ascenso en su posición social gracias a las locuras de Don Quijote), aunque Cervantes juega con la supuesta historia del primer cronista de sus hazañas (el supuesto Cideamete Benenjeli que escribió el manuscrito encontrado por él), pasó el día sin que nada importante sucediese, más que el calor y el hambre con el que, ya al anochecer, encuentra una venta (lugares de reposo y descanso de caminantes, parecidos a nuestros actuales mesones y hostales) y a ella se dirige creyendo "que era un castillo con sus cuatro torres y chapiteles de luciente plata, sin faltarle su puente levadizo y honda cava, con todos aquellos adherentes que semejantes castillos se pintan." .


No se atrevía a ir más allá Don Quijote, aguardando a que alguien en el "castillo" anunciase su llegada, y "En esto sucedió acaso que un porquero, que andaba recogiendo de unos rastrojos una manada de puercos (que sin perdón así se llaman), tocó un cuerno, a cuya señal ellos se recogen,". Era la señal que Don Quijote esperaba y al ver que huían asustadas dos mujeres "de la vida" que en la puerta estaban, a las que -¡cómo no!- tomó por nobles damas e intentó tranquilizarlas con tal lenguaje y hechos que ellas, por su ridículo aspecto y su rara forma de hablar, comenzaron a reír.

Era Don Quijote muy orgulloso y esas risas le sentaron muy mal y tal vez hubiera llegado a mayores si el encargado de la venta, el ventero, viendo cómo iba armado, no hubiera usado sus mejores dotes de persuasión para convencerle de que descansase, aunque aclarando que no tenían habitaciones. A lo que Don Quijote, muy satisfecho, responde con dos versos del romance anónimo:

Mis arreos son las armas
mi descanso el pelear,

mi cama los duras peñas,
mi dormir siempre velar;
las manidas son oscuras
los caminos por usar,
así ando de sierra en sierra
por orillas de la mar,
a probar si en mi ventura
hay lugar donde avadar;
pero por vos, mi Señora,
todo se ha de comportar.


El resto del capítulo es duro, porque no para el autor de ridiculizar a nuestro protagonista a través de las bromas de las "doncellas" que pretenden desnudarle sin conseguir quitarle "la gola, ni quitarle la contrahecha celada, que traía atada con unas cintas verdes, y era menester cortarlas, por no poderse quitar los nudos" es decir, la parte de la supuesta armadura que cubrían su cabeza y hombros.

En fin, llega la hora de comer y "Pusiéronle la mesa a la puerta de la venta por el fresco, y trájole el huésped una porción de mal remojado, y peor cocido bacalao, y un pan tan negro y mugriento como sus armas. Pero era materia de grande risa verle comer, porque como tenía puesta la celada y alzada la visera, no podía poner nada en la boca con sus manos, si otro no se lo daba y ponía; " y en esa ridícula situación llega un castrador de puercos que hizo sonar "su silbato de cañas cuatro o cinco veces, con lo cual acabó de confirmar Don Quijote que estaba en algún famoso castillo, y que le servían con música, y que el abadejo eran truchas, el pan candeal, y las rameras damas, y el ventero castellano del castillo; y con esto daba por bien empleada su determinación y salida.".

Pero, aunque muy satisfecho, no podía estar tranquilo hasta que consiguiese lo principal: el ser armado caballero.

¡Seguimos!

lunes, 6 de julio de 2015

Leyendo "Don Quijote". 1ª parte. Cap. 1. Primera salida. (Video)


Capítulo Primero
Que trata de la condición y ejercicio del famoso hidalgo D. Quijote de la Mancha
 En un lugar de la Mancha, de cuyo nombre no quiero acordarme, no ha mucho tiempo que vivía un hidalgo de los de lanza en astillero, adarga antigua, rocín flaco y galgo corredor. Una olla de algo más vaca que carnero, salpicón las más noches, duelos y quebrantos los sábados, lentejas los viernes, algún palomino de añadidura los domingos, consumían las tres partes de su hacienda. El resto della concluían sayo de velarte, calzas de velludo para las fiestas con sus pantuflos de lo mismo, los días de entre semana se honraba con su vellori de lo más fino. Tenía en su casa una ama que pasaba de los cuarenta, y una sobrina que no llegaba a los veinte, y un mozo de campo y plaza, que así ensillaba el rocín como tomaba la podadera. Frisaba la edad de nuestro hidalgo con los cincuenta años, era de complexión recia, seco de carnes, enjuto de rostro; gran madrugador y amigo de la caza. Quieren decir que tenía el sobrenombre de Quijada o Quesada (que en esto hay alguna diferencia en los autores que deste caso escriben), aunque por conjeturas verosímiles se deja entender que se llama Quijana; pero esto importa poco a nuestro cuento; basta que en la narración dél no se salga un punto de la verdad.

Así es como empieza el libro. ¡Seguro que lo conocíais de sobra!. Pues bien, así es como nos presenta Cervantes a su protagonista: Un hombre de unos cincuenta años, muy delgado, de costumbres cotidianas y sencillas, no muy rico pero sí lo suficientemente acomodado como para tener un ama que atendiera la casa y un "mozo para todo".

El único problema que tenía este buen señor era su afición a la lectura de libros de caballerias, que tanto y tanto le gustaban que acabaron en una obsesión tal que creó en él la necesidad de salir como sus protagonistas en busca de aventuras "deshaciendo todo género de agravio, y poniéndose en ocasiones y peligros, donde acabándolos, cobrase eterno nombre y fama."

Pero para ello necesitaba cumplir todos los requisitos, así que "Limpias, pues, sus armas, hecho del morrión celada, puesto nombre a su rocín, y confirmándose a sí mismo, se dió a entender que no le faltaba otra cosa, sino buscar una dama de quien enamorarse, porque el caballero andante sin amores, era árbol sin hojas y sin fruto, y cuerpo sin alma." convirtió en su amada a "una moza labradora de muy buen parecer, de quien él un tiempo anduvo enamorado, aunque según se entiende, ella jamás lo supo ni se dió cata de ello. Llamábase Aldonza Lorenzo, y a esta le pareció ser bien darle título de señora de sus pensamientos; y buscándole nombre que no desdijese mucho del suyo, y que tirase y se encaminase al de princesa y gran señora, vino a llamarla DULCINEA DEL TOBOSO"

Y este primer capítulo dio origen a la obra mundialmente reconocida y apreciada.
¡Seguimos!

viernes, 3 de julio de 2015

Refrán en mano.- "A matacaballo"/ "a mata caballo"

"A matacaballo" / "a mata caballo"
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Cada vez más desusada en los ambientes urbanos y hasta pueblerinos donde las bicicletas, y vehículos a motor han sustituido definitivamente a estos animales y a sus parientes (mulos y asnos) como medio de transporte, esta expresión significaba literalmente  ir tan deprisa, espolear al caballo de tal modo que el pobre animal podía llegar a morir de agotamiento. 

Como es natural, y dado el aprecio que se tenía a esos animales, solo se daba esa situación en casos de urgencia extrema como el de hacer llegar un mensaje, o en una persecución del tipo películas del Oeste.

Existe constancia de intercambios de documentación escrita entre los faraones y su administración en Egipto, hacia el 2400 a. de C. para la difusión de sus decretos. Las primeras cartas, fechadas en el 1800 a. de C. aparecen en Babilonia. Su entrega se hacía por medio del servicio personal de médicos, letrados y gente noble. Al parecer, fue el emperador romano Augusto quien tuvo por primera vez un servicio de correo a pie o a caballo, y entre los mayas ya se tiene constancia (hacen unos 3000 años) de la existencia de mensajeros que se turnaban en carreras de relevos. 

Pero el pueblo llano no sabía escribir, por lo que la transmisión entre ellos se hacía de forma oral (recuérdense los trovadores) y no se instituyó como organización estatal al servicio de los ciudadanos hasta épocas muy posteriores. El más antiguo parece ser el francés, instituido en tiempos de Carlomagno (año 807) y en España los primeros datos son hacia el 1213. Pero ha sido el correo a caballo ruso, que existió entre los siglos XIII al XIX (ver "Miguel Strogoff, el correo del zar", de Julio Verne), el que se llevó la fama por su exquisita organización.

Hecha esta pequeña semblanza como curiosidad, volvemos al significado actual de nuestra expresión para ver cómo fue derivando al significado que tiene actualmente, por el que "ir a matacaballo"(1) (se admite escrito junto o por separado) se utiliza para indicar prisas, improvisación, por tener que atender muchos asuntos a la vez, o en el mismo sentido que el "ir a tontas y a locas", aplicado a una persona atolondrada.

Ejemplos de su uso:

1. Tuvimos que deshacer la tienda a matacaballo. Había un incendio a 100 metros. (2)

2. Hallamos en Miguel Ángel Asturias, Hombres de maíz :
... pero no por el correo, sino por un aljaraquiento (3) que salió a matacaballo en sus seguidas, pero que no le dio alcance, porque se le alcanforizó (4) en el camino...

3. El caso es que el plazo se acaba: la tarea tendría que estar concluida; el objetivo, alcanzado; el trato, cerrado; la negociación, terminada… Pero como no es así, entonces nos montamos de un salto sobre el pobre jamelgo de nuestros deberes laborales a los que hemos ido dando larga (y largas y largas…) y, picando espuelas, nos lanzamos a un carrerón que deja al cuitado caballo –nuestro trabajo– más muerto que vivo, cuando no muerto del todo… Es como esa escena inevitable en toda película clásica del Oeste en la que el jinete bueno persigue al malo hasta que su caballo comienza a soltar espuma por todos los poros de su equino cuerpo, saca la lengua reseca y se tumba en las arenas del Valle de la Muerte para no volverse a levantar…
Hay quien –como es el caso de mi santa madre–, cuando nos ve desesperadamente acelerados a fin y efecto de tener acabada para hoy la tarea que debimos finalizar hace una semana, exclama: “¡Haaaala, ya estás trabajando a la tremenda, a las bravas!”… Y, francamente, no nos lo dice con expresión satisfecha o complaciente –al menos, no en el caso de mi santa madre– sino con un evidente tono de reproche: como si estuviera claro que, lanzándonos a matacaballo, nuestro trabajo adolecerá de defectos, tendrá taras y su calidad se verá inevitablemente manchada por la chapuza. (5)

Esta expresión nos puede recordar otra que ya veremos: "A salto de mata".
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(1) Definición de la RAE: 1. loc. adv. Atropelladamente, muy de prisa.
(2) "Diccionario de Dichos y Frases Hechas", escrito por Juan Salanova.
(3) De alharaquiento, que hace alharacas (muestras exageradas, sin apenas motivo,  tanto de afecto, como de ira, queja, admiración, alegría, etc.).
(4) El diccionario reconoce "alcanforar": componer o mezclar algo con alcanfor. Material que se utiliza principalmente para la fabricación del celuloide y la pólvora sin humo, así como de estimulante cardiaco en medicina.
(5) EL TÓPICO. "A matacaballo" Publicado el 05-07-2010 por Pilar Cambra en expansionyempleo.com
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Hasta 200 refranes no incluidos aquí, recogidos en manual (pdf o e-book).¡Pídelo!
Recopilado en: "Más vale refrán en mano... (De abuelos a nietos)"  http://educacion-ne.es/refranes.htm

jueves, 25 de junio de 2015

Refrán en mano- Origen de "Irse de verbena"

Mientras conducía oyendo la cadena SER, disfruté cuando explicaron el origen de la expresión "irse de verbena", que no solo no conocía, sino que ni siquiera sabía que existiera una planta que se llama así...
Resulta que -explicaba el locutor- en la zona donde ahora está el Real Observatorio (astronómico) de Madrid, es decir, en la calle Alfonso XII, muy cercana a la puerta de El Retiro y a la nueva estación de Atocha, existía un campo de verbenas... y, al parecer, aún pueden verse algunas tras las rejas que circundan el edificio.
Pues bien, según la tradición, si se recoge esta planta en la transición entre la noche y el día (cuando la luna deja de verse para dar paso a los primeros rayos del sol) se asegura estabilidad económica e incluso fuertes ingresos para el resto del año.  Y, al parecer, eso solo era posible hacerlo en la noche de San Juan.
Lo curioso no es sólo la existencia de esta tradición madrileña, sino que la he encontrado en otras comunidades como la gallega.
Para recoger esta planta en el momento apropiado, una de dos: o se madrugaba, o no se dormía... y en cualquiera de los dos casos, el jolgorio, la convivencia bonachona y las ganas de diversión con comida y bebida, acompañaban a esa 'vela', por lo que no es de extrañar que el "irse de verbena" se convirtiera en sinónimo de irse de fiesta, a pasarlo bien, sin tratarse obligatoriamente de lo que hoy en día entendemos como "verbena" con baile, cacharritos, casetas, etc...

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