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viernes, 9 de noviembre de 2012

Leyendo El Quijote. 1ª parte. Capítulo 44.

Capítulo cuadragésimo cuarto:
Donde se prosiguen los inauditos sucesos de la venta
 
No era Don Quijote de los que se rinden, así que a grandes voces consiguió llamar la atención de los de la posada, no sin antes dar tiempo a la Maritornes de desatar el estribo para que no quedaran restos de su "trastada". El caso es que cuando acudieron y vieron de tal guisa a nuestro caballero, una vez que le hubieron desatado, comprobaron una vez más los que le conocían el grado de locura de nuestro caballero e informaron de ella a los recién llegados.
 
Estos caballeros venían en busca del enamorado de Doña Clara, del que, disfrazado de caballerizo, ya supimos por ella misma y por la prodigiosa voz que todos pudieron escuchar.
 
En fin, que aunque el ventero no supo dar noticias ciertas, los demás sí indicaron que dicho caballerizo podía ser el que buscaban, y se enzarzaron los cuatro caballeros con don Luis, que este era su nombre, al que encontraron dormido junto a un mozo de mulas, para llevarle, de grado o por fuerza, junto a su padre...
 
Ya a esta sazón habían acudido a la porfía todos los más que en la venta estaban, especialmente Cardenio, don Fernando, sus camaradas, el oidor, el cura, el barbero y don Quijote, que ya le pareció que no había necesidad de guardar más el castillo. Cardenio, como ya sabia la historia del mozo, preguntó a los que llevarle querían que qué les movía a querer llevar contra su voluntad a aquel muchacho.
-Muévenos -respondió uno de los cuatro- dar la vida a su padre, que por la ausencia deste caballero queda a peligro de perderla.
A esto dijo don Luis:
-No hay para qué se dé cuenta aquí de mis cosas; yo soy libre, y volveré si me diere gusto, y si no, ninguno de vosotros me ha de hacer fuerza.
 
Entretanto, quisieron aprovecharse del jaleo dos huéspedes para irse sin pagar, pero no era el ventero de los que descuidan sus intereses, por lo que desembocó la trifulca en una pelea tal que pidieron ayuda a D. Quijote. Contestó éste que, según las leyes de caballería, no podía meterse en nueva empresa si ya estaba comprometido en una (como le pasaba a él con la princesa Micomicona) y que, sin embargo, podría ayudarle si le daban permiso. Consiguió la autorización de Dorotea, como es lógico, pero había otro problema: no podía un caballero inmiscuirse en peleas "escuderiles", así que no había otra: sería Sancho el que debería ocuparse de ello.
 
Deja el autor el asunto de la pelea para volver a ocuparse de don Luis, a quien el padre de doña Clara ya había reconocido como el hijo de su vecino. Y con esta confianza, se relata:
 
-Señor mío, yo no sé deciros otra cosa sino que desde el punto que quiso el cielo y facilitó nuestra vecindad que yo viese a mi señora doña Clara, hija vuestra y señora mía, desde aquel instante la hice dueña de mi voluntad; y si la vuestra, verdadero señor y padre mío, no lo impide, en este mesmo día ha de ser mi esposa. Por ella dejé la casa de mi padre, y por ella me puse en este traje, para seguirla dondequiera que fuese, como la saeta al blanco, o como el marinero al norte. Ella no sabe de mis deseos más de lo que ha podido entender de algunas veces que desde lejos ha visto llorar mis ojos. Ya, señor, sabéis la riqueza y la nobleza de mis padres, y cómo yo soy el único heredero; si os parece que éstas son partes para que os aventuréis a hacerme en todo venturoso, recebidme luego por vuestro hijo;
 
No era fácil tomar una decisión tan comprometida sin pensarlo detenidamente, así que decidieron esperar. Pero el diablo no puede estar ocioso (o la novela sin acontecimientos), así que, cuando el ventero consiguió que se le pagase y estaban los demás huéspedes esperando el final del suceso entre don Luis y su vecino:
 
 el demonio, que no duerme, ordenó que en aquel mesmo punto entró en la venta el barbero a quien don Quijote quitó el yelmo de Mambrino, y Sancho Panza los aparejos del asno que trocó con los del suyo; el cual barbero, llevando su jumento a la caballeriza, vio a Sancho Panza que estaba aderezando no sé qué de la albarda, y así como la vio la conoció, y se atrevió a arremeter a Sancho,
 
 
 
Uno porfiaba en que le devolviesen lo suyo; los otros (don Quijote y Sancho) aclaraban que había sido ganado "en buena lid" y que bacía o yelmo ("baciyelmo" lo llama Sancho, para abreviar) había sido de muy buen provecho para don Quijote, pues le había librado de buenas pedradas.
 
Y así nos deja el autor en espera del nuevo capítulo.
 
¡Seguimos!

jueves, 8 de noviembre de 2012

48.- "Pensar es hacer, y no hay hacer sin pensar"

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Citado en relación con el dicho: "No se ganó Zamora en una hora", traemos a colación esta máxima filosófica de Boulé, sobre la relación entre la teoría y la práctica: el pensamiento influye en la realidad y por eso tantas veces nos lamentamos de hacer algo o haber actuado tantas veces "a tontas y a locas", sin pensar.

 En estos tiempos en que consideramos a la Filosofía como una ciencia arcana, pasada, poco práctica, útil sólo a soñadores, románticos  y especuladores del pensamiento, no nos extrañamos, sin embargo, cuando mencionamos la propia "filosofía de la vida", adquirida a través de nuestra experiencia, por la cual defendemos o desechamos conceptos.

 De modo que sería iluso negar que nuestros propios pensamientos conforman día a día nuestra forma de actuar. Así que, aunque sea tan frecuente escuchar "dejémonos de filosofías" cuando queremos decir "dejémonos de demagogia" (del hablar por hablar, de la degeneración de la democracia mediante la práctica política consistente en ganarse con halagos el favor popular), practiquemos un poco más esta máxima y, ya que somos el   único animal racional, demostrémoslo: razonemos, pensemos.

 Pensemos, por ejemplo, los conductores, antes de salir de una zona de "ceda el paso" haciendo frenar al vehículo que viene por la vía principal y que no siempre puede dejarnos entrar; o a la hora de aparcar, utilizar el espacio que verdaderamente necesitamos, teniendo en cuenta que medio metro entre uno y otro pueden suponer la cabida de uno o hasta dos vehículos más.

 Pensemos también en el respeto a los espacios que son de todos, en su limpieza y conservación.

Pensemos, en fin, en no hacer a los demás lo que no queremos para nosotros. Se trata de solidaridad, de pensar en los demás ¿No os parece que nos beneficiaría a todos?

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    Y, como siempre, el consejo de una lectura sobre el tema: "Ética para Amador" de Fernando Savater.


En una palabra, entre todos los saberes posibles existe al menos uno imprescindible: el de que ciertas cosas nos convienen y otras no. No nos convienen ciertos alimentos ni nos convienen ciertos comportamientos ni ciertas actitudes. Me refiero, claro está , a que no nos convienen si queremos seguir viviendo. Si lo que uno quiere es reventar cuanto antes, beber lejía puede ser muy adecuado o también procurar rodearse del mayor número de enemigos posible. Pero de momento vamos a suponer que lo que preferimos es vivir: los respetables gustos del suicida los dejaremos por ahora de lado. De modo que ciertas cosas nos convienen y a lo que nos conviene solemos llamarlo «bueno» porque nos sienta bien; otras, en cambio, nos sientan pero que muy mal y a todo eso lo llamamos «malo». Saber lo que nos conviene, es decir: distinguir entre lo bueno y lo malo, es un conocimiento que todos intentamos adquirir —todos sin excepción— por la cuenta que nos trae.


miércoles, 7 de noviembre de 2012

47- "Quien algo quiere, algo le cuesta"

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  Aunque esta expresión resulta muy sencilla de comprender, la traigo a propósito de otra que tengo por menos  conocida: "Se trata de un toma y daca".

 Pues las dos se refieren a que algo hay que dar ( trabajo, halagos, regalos, dedicación, paciencia, etc...) cuando se está luchando por conseguir algo, ya sea material o de satisfacción personal.
 
Como se decía también en "A Dios rogando y con el mazo dando", siempre requiere esfuerzo el llegar a la meta, y para ello hay muchos "toma y daca" ( =da acá), es decir, muchos acuerdos -comerciales o no (aunque en su origen se hable del trueque en los mercados) - , en fin, muchos intercambios que hacer a lo largo del camino.
 
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Me parece un momento muy adecuado para aconsejar la lectura del "Confieso que he vivido", entrañable biografía de Pablo Neruda.
  Estas memorias o recuerdos son intermitentes y a ratos olvidadizos porque así precisamente es la vida. La intermitencia del sueño nos permite sostener los días de trabajo. Muchos de mis recuerdos se han desdibujado al evocarlos, han devenido en polvo como un cristal irremediablemente herido.
Las memorias del memorialista no son las memorias del poeta. Aquél vivió tal vez menos, pero fotografió mucho más y nos recrea con la pulcritud de los detalles. Este nos entrega una galería de fantasmas sacudidos por el fuego y la sombra de su época.
Tal vez no viví en mí mismo; tal vez viví la vida de los otros.
De cuanto he dejado escrito en estas páginas se desprenderán siempre —como en las arboledas de otoño y como en el tiempo de las viñas—las hojas amarillas que van a morir y las uvas que revivirán en el vino sagrado.
Mi vida es una vida hecha de todas las vidas: las vidas del poeta.
  

lunes, 5 de noviembre de 2012

46.- "¿Dónde va Vicente? Donde va la gente"


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  mariannavarro.net.Refranes
   Relacionado sin duda con el que aconseja "Donde fueres haz lo que vieres",  este refrán en mi opinión esconde sin embargo una paradoja, porque se suele decir irónicamente cuando alguien carece de opinión propia, se deja llevar y por ese motivo acaba en algún lío. Es decir, se le tilda de tener poca personalidad y capacidad de decisión.

Por otra parte, no deja de ser un buen consejo si se toma en su sentido literal, ya que, por ejemplo, a la hora de elegir un restaurante, el que esté más concurrido que otro normalmente quiere decir que cumple las 3 B: "bueno, bonito y barato" :) o, lo que es lo mismo, no somos tan diferentes, y si algo gusta a muchos... por algo será.
 
No obstante, ese eslogan humorístico de "miles de moscas no pueden equivocarse" también tiene su parte de razón... Así, pues, ¿qué es mejor? ¿Seguir nuestro propio criterio?... ¿dejarse llevar por la mayoría?.
  
          Una vez más nos encontramos con un dilema: una doble interpretación para tomar la que corresponda según el momento o la situación.

 1.- Ante la duda, elige lo más solicitado por los demás, o
2.- Hay que mantener la propia opinión y no dejarse llevar.
 
Particularmente, es opinión de quien esto escribe que es mejor equivocarse y rectificar por una decisión personal que por haberse dejado llevar... Opiniones hay para todos los gustos. 
 
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Como en otras ocasiones, son muchas las referencias literarias .  En este caso, aquellas en las que los protagonistas se ven envueltos en algo que les sobrepasa, que apenas entienden, pero que les arrastra poderosa e irremisiblemente hacia un destino que nunca hubieran previsto ni deseado.
 
Suele suceder, sobre todo, en los movimientos de masas, en los que individualmente cada personaje jamás se hubiera involucrado, pero "el rebaño", la fuerza gregaria, los arrastra sin que aparentemente puedan evitarlo. De esto, y de otras características del ser humano enfrentado a algo superior trata "Dime quién soy" de Julia Navarro.

 

domingo, 4 de noviembre de 2012

Nuevo vídeo: "El monte de las ánimas"

Es la época en que las viejecitas contaban a sus nietos leyendas como ésta al caer la noche y a la luz de la chimenea... Siempre me ha inquietado ésta. Y es curioso: me sigue dando un no-sé-qué cuando la leo.