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viernes, 27 de septiembre de 2013

Refranes, dichos, frases hechas: "A salto de mata"

       "A salto de mata"
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Teniendo como tienen un origen y significados distintos, el hecho de compartir el homófono "mata" ha hecho que este dicho y el de "a matacaballo" evolucionen en conjunto para significar más o menos lo mismo: ir atropelladamente, con prisas. Pero sabemos que el mata-caballo es verbo, mientras que las matas que se saltan en éste son pequeños arbustos.

Como ya vimos en "ir a matacaballo", las situaciones eran diferentes. En la una, el motivo de las prisas se debe a una urgencia, a la necesidad de cumplir un cometido urgente en el menor tiempo posible; mientras que el "ir a salto de mata" (en la http://rae.es  lo encontramos definido así: 1. m. Huida o escape por temor al castigo ) pasa en el lenguaje común de implicar una persecución a presentarse como una actitud ante la vida . ¡Vamos a verlo!

Nos imaginamos una liebre huyendo a través del campo perseguida por un cazador... saltando y sorteando los obstáculos en su huída como puede. ¿Lo tenemos? Pues así es como va también , literal o metafóricamente, la persona acosada, perseguida. Sin mirar por dónde va, tropezando, zigzagueando, 'como loca', sin más afán que ampliar la distancia y dejar atrás a su perseguidor.

Como decía, ese significado literal se da ya pocas veces, y hoy en día "va a salto de mata" quien no es capaz de centrarse. Una muestra acertada es la novela del mismo título de Paul Auster(1), quien hace en ella la biografía de sus  años más duros en los que entre trabajos varios, viajes, mudanzas, y estudios universitarios va asomando su vocación de escritor. A salto de mata constituye una crónica de la realidad de quien quiere verse libre de las ataduras laborales. Modo de vida que no es sólo una elección caprichosa, sino que constituye toda una forma de ser. En palabras del propio autor:

“Creía en mis capacidades, y sin embargo no tenía confianza en mi mismo. Era atrevido y tímido, ágil y torpe, resuelto e impulsivo: un monumento viviente al espíritu de la contradicción. Mi vida acababa de empezar y ya me movía en dos direcciones a la vez”.

.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.(1) es.wikipedia.org

lunes, 16 de septiembre de 2013

Salón de lectura.- Rosa Montero. "El corazón del tártaro"

Publicada en el 2001 por Espasa, "El corazón del tártaro" tiene de nuevo como protagonista a una mujer, pero de nuevo también está rodeada de figuras masculinas que marcan su trayectoria vital y el desarrollo de la trama.

En esta manera anárquica con la que voy leyendo -y releyendo- las obras de Rosa, me he encontrado en esta obra con paralelismos (pensé: "¡la pillé!") con la Historia del rey transparente que la autora publicara cuatro años después (Alfaguara, 2005) y es que ella misma reconoce en esta última el atractivo que el periodo medieval ejercía en ella, hasta que se decidió centrar en él una narración.

Pues bien, el paralelismo que encuentro está en la historia de los hermanos que se causan la muerte el uno al otro abrazándose, y en la figura del retrasado. Nada más... Cada una de las historias tiene su trayectoria independiente, pero me ha hecho gracia y he querido contarlo como anécdota.

Está claro que el escritor narra poniendo su espíritu en lo que cuenta y ahí se encierran convicciones, creencias, modos de pensar, vivencias y gustos que quedan reflejados en su obra; en fin, todo aquello que le da su impronta y características individuales, su genio, y es precisamente lo que atrapa, lo que le da interés a un autor frente a otros. Lo que caracteriza a Rosa.

Vamos a la obra: La protagonista, que trabaja para una editorial en la edición de un texto medieval, (de ahí las coincidencias de las que hablaba) tiene un pasado turbio del que no sólo quiere huir, sino del que ha conseguido abstraerse hasta el punto de no recordarlo. Pero el pasado vuelve con tal fuerza que puede destruir su presente, como un tártaro invasor, como un infierno dantesco, e incluso acabar con su propia existencia.

En un principio parece la huida la única solución, empezar de nuevo su vida de cero, como ya hiciera una vez. Pero forma parte de ella, irá a donde ella vaya, así que Zarza decide enfrentarse a él, limpiarlo de algún modo, tal vez borrarlo para siempre y luchar por terminar con ello o morir en el intento.

El enfrentamiento con la realidad nos va descubriendo sus circunstancias familiares, la tremenda figura del padre dictatorial, tal vez abusivo (una vez más), la madre siempre enferma, la unión con su hermano mellizo, con el que se evadía de una dura realidad para crearse después otra aún peor en su dependencia de "la blanca", su ternura protectora hacia su inteligente -aunque retrasado- hermano autista y su distanciamiento con su 'tradicional' hermana van conformando un regreso a un pasado al que hay que volver para limpiar desde las raíces.

La dura realidad de la droga, del submundo, frente a la vida 'normal' que había conseguido. La figura enorme, increíble, por su generosidad (¿por su necesidad de romper con su aislamiento, con su soledad?) de Urbano, el carpintero,  y el ir y venir de personajes secundarios que, una vez más, te atrapan hasta la última página conformando ese mundo duro, cruel, contra el que hay que luchar porque en eso, al fin y al cabo, consiste el vivir. Es la lucha por la vida y el hecho inexorable de la muerte, constantes que nos transmite Rosa obra a obra, y que, creo, aquí se simboliza en el cubo de Rubí, y una conclusión:

" [...] sólo había una cosa que supiera con total seguridad, y era que algún día moriría. Pero tal vez para entonces hubiera descubierto que, pese a todo, la vida merece la pena vivirse."


Una vez más, un placer leerla.



sábado, 14 de septiembre de 2013

¿Sabías que... un 14 de septiembre

- de 1580, nació Francisco de Quevedo, insigne escritor español de nuestro "Siglo de Oro"?

Representante del Conceptismo, su ironía, espíritu combativo y su gracejo dieron la inmortalidad a sus epigramas, poemas, obras teatrales y relatos como "El Buscón" y sus "Sueños y discursos".

Figura recientemente recuperada a través de Pérez-Reverte, Arturo (1996) en su obra El capitán Alatriste.

 
- de 1897, nació Eduardo Blanco Amor, escritor y periodista español, de origen gallego. Fue quien publicó los Seis poemas galegos (1935) de Lorca.
Muchas de sus obras narrativas (A Esmorga, Xente ao lonxe, Os biosbardos) se desarrollan en una ciudad ficticia, Auria, trasposición literaria de su Ourense natal. Los críticos han encontrado en sus ficciones ecos de autores como Valle-Inclán o Eça de Queiroz.

 - de 1920, nació Mario Benedetti, escritor uruguayo integrante de la Generación del 45, a la que pertenecen también Idea Vilariño y Juan Carlos Onetti, entre otros. Su prolífica producción
literaria incluyó más de 80 libros, algunos de los cuales fueron traducidos a más de 20 idiomas.
En 1985 el cantautor Joan Manuel Serrat graba el disco El sur también existe sobre poemas de Benedetti, contando con su colaboración personal. Su voz recitando sus poemas fue grabada en varios casetes y cds en compañía de Daniel Viglietti o en solitario. También la argentina Nacha Guevara cantó sus poemas en el disco Nacha Guevara canta a Benedetti.

 - de 1321, falleció Dante Alighieri, poeta italiano de fama inmortal.

- de 2000, falleció Mauricio Wacquez, escritor y filósofo chileno perteneciente a la llamada generación de los novísimos.
Entre sus obras: Paréntesis (novela, 1975), finalista del Premio Barral 1974 y Epifanía de una sombra (novela, 2000), primera parte de una trilogía biográfica que no llegó a completar a pesar de reunir unas 800 páginas.





lunes, 2 de septiembre de 2013

Llega septiembre. Adiós vacaciones.

Queda un regusto de tiempo de descanso desaprovechado, cuando has estado sin vacaciones en realidad. Porque ¿a cuántos nos ha pasado -al no poder salir por la dichosa economía- que hemos aprovechado lo que los calores nos permitían para hacer cosas que en época de trabajo no se nos permite?
Desmontar armarios para limpiar, ordenar ropa y volverlos a montar... revisar todos esos papeles que guardamos sin saber por qué... quitar  trastos... en fin, ¡una paliza!.
Y se pasan las vacaciones sin enterarte y sin haber estado "tirado a la bartola" (por cierto, este dicho no lo he explicado :) ) y casi más cansado-a que cuando empezaron.
Bueno, veremos el aspecto positivo y ya podemos empezar a acumular y desordenar de nuevo . ¡Bienvenidos al curro!

lunes, 5 de agosto de 2013

Salón de lectura.- "Historia del Rey transparente", de Rosa Montero.

En esta obra, publicada en el 2005 por la editorial Alfaguara, nos encontramos envueltos en las andanzas de Leola, campesina inmersa en los avatares de la sociedad del s. XII, "sierva de la gleba", predeterminada por nacimiento y condenada sin esperanza a trabajar los campos para un señor feudal dueño de sus vidas y haciendas.
 
Época de enfrentamientos, guerrillas, asaltos, duelos, torneos... época de los hombres de hierro que, envueltos en sus más o menos brillantes y ricas armaduras, hacían de las suyas allá por donde pasaban, en defensa de un supuesto honor, que mantenían familias enfrentadas en sangrientos encuentros rutinarios mientras esquilmaban, dañaban y empobrecían a los que sin comerlo ni beberlo tuvieron la desdicha de nacer sin blasón, es decir, sin honra.
 
A Leola le quitan el novio, literalmente, al movilizar a sus parientes masculinos para una de esas luchas... Se queda sola y no se resigna, por lo que decide ir a buscarlo y ponerse la armadura de uno de los caballeros muertos que halla por el camino. De esa guisa, se interna en un mundo eminentemente masculino por el que sería imposible caminar como mujer. Jugando con acierto entre el papel masculino adoptado y el real.
 
Y sin embargo, se encuentra tremendas y poderosas mujeres como la bruja Nyneve, la noble Dhuoda, que tanta influencia tienen en nuestra protagonista, o la reina Leonor, madre del poderoso Ricardo Corazón de León y hasta la Eloísa de Abelardo...
 
La historia comienza por el final y condensa en esas primeras líneas lo que ha de ser su desarrollo:
 
Soy mujer y escribo. Soy plebeya y sé leer. Nací sierva y soy libre. He visto en mi vida cosas maravillosas. He hecho en mi vida cosas maravillosas. Durante algún tiempo, el mundo fue un milagro. Luego regresó la oscu­ridad. La pluma tiembla entre mis dedos cada vez que el ariete embiste contra la puerta. Un sólido portón de me­tal y madera que no tardará en hacerse trizas. Pesados y sudados hombres de hierro se amontonan en la entrada. Vienen a por nosotras. Las Buenas Mujeres rezan. Yo es­cribo. Es mi mayor victoria, mi conquista, el don del que me siento más orgullosa; y aunque las palabras están sien­do devoradas por el gran silencio, hoy constituyen mi única arma.
 
Y a través de sus peripecias, nos adentra Rosa en ese legendario mundo de Cruzados, Caballeros de la mesa redonda (o cuadrada, ¡qué mas da!), Inquisición, cátaros y... castillo de Montsegur.
 
Hay que ver qué casualidades y qué atractivo el de esos personajes que perecieron en la hoguera tras un feroz asedio por defender sus creencias. Y lo comento porque ya me había encontrado con esas "buenas mujeres" y "buenos hombres" en obras como "La sangre de los inocentes" de Julia Navarro, que también comenté en su día, o la "Brida" de Paulo Coelho, sin conocerlos históricamente más que de pasada.
 
Pues bien, y volviendo a lo que nos ocupa, una vez más Rosa Montero nos deleita con una estupendamente conseguida figura de mujer, en un estudio psicológico e histórico que capta desde el principio nuestra atención e interés, atrapándonos en la red de su lectura con una serie de personajes secundarios de gran fuerza, como puedan ser el tonto, el gigantesco, Caballero Oscuro -tratado con tanta ternura-, el duro e inflexible Maestro, el herrero León, o el retorcido Doctor Angelical, fray Angélico.
 
Interesante también ese Libro de las Palabras que escribe nuestra protagonista, con definiciones sin desperdicio:
 
"Esperanza: pequeña luz que se enciende en la oscuridad del miedo y la derrota, haciéndonos creer que hay una salida. Semilla que lanza al aire la sedienta planta en su último estertor, antes de sucumbir a la sequía. Resplandor azulado que anuncia el nuevo día en la interminable noche de tormenta. Deseo de vivir aunque la muerte exista."
 
Y por último, y bastante importante, ya que da título a la obra: la historia del rey transparente. Historia que condena a la muerte a quien se atreve siquiera a iniciar su relato, historia que solo conocemos completa al final, y aún así, inacabada, concluye con un acertijo.
 
En fin, de nuevo tengo que decir chapeau a mi admirada escritora y, desde luego, animarles a su lectura.