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domingo, 18 de diciembre de 2016

jueves, 29 de septiembre de 2016

Vídeos sobre ortografía

LISTA de Reproducción para verlos todos (16 vídeos):
https://www.youtube.com/watch?v=eMVcqr4ap10&list=PLBED1AB08A487E3B1

https://www.youtube.com/watch?v=eMVcqr4ap10&list=PLBED1AB08A487E3B1


Para ver por temas de interés:
 https://www.youtube.com/watch?v=eMVcqr4ap10&list=PLBED1AB08A487E3B1&index=1
 AY, HAY, AHÍ. 

https://www.youtube.com/watch?v=eMVcqr4ap10&index=1&list=PLBED1AB08A487E3B1&index=2

SI NO es eso, SINO que...

 https://www.youtube.com/watch?v=VvB30yXUYhU&list=PLBED1AB08A487E3B1&index=3
 A VER - HABER

https://www.youtube.com/watch?v=m7L0kJ9eBU0&list=PLBED1AB08A487E3B1&index=4
ACENTOS y SIGNOS de puntuación 


https://www.youtube.com/watch?v=WnE15ikMzXk&index=5&list=PLBED1AB08A487E3B1
¡Lo que hay que leer! Alucino, vecino 


https://www.youtube.com/watch?v=WnE15ikMzXk&index=6&list=PLBED1AB08A487E3B1
 BASTA,VASTA

https://www.youtube.com/watch?v=WnE15ikMzXk&index=7&list=PLBED1AB08A487E3B1
 La caballa y la VALLA/BAYA/VAYA

https://www.youtube.com/watch?v=WnE15ikMzXk&index=8&list=PLBED1AB08A487E3B1
 Las consonantes M y N

https://www.youtube.com/watch?v=WnE15ikMzXk&index=9&list=PLBED1AB08A487E3B1 
  La consonante Ñ (eñe)


https://www.youtube.com/watch?v=n405-f0tsvE&list=PLBED1AB08A487E3B1&index=10  Aprendiendo las consonantes P - Qu (la Cu)/C/K

https://www.youtube.com/watch?v=n405-f0tsvE&list=PLBED1AB08A487E3B1&index=11  
Consonantes R-RR 

https://www.youtube.com/watch?v=Z3yw02eZdgs&list=PLBED1AB08A487E3B1&index=12
El perro de San Roque no tiene rabo (practica la ERRE)

https://www.youtube.com/watch?v=V8vAj0wxlIM&list=PLBED1AB08A487E3B1&index=13
POR QUÉ, PORQUE, PORQUÉ

https://www.youtube.com/watch?v=dDycXqtS-Bg&list=PLBED1AB08A487E3B1&index=14
Palabras homófonas con B y V

https://www.youtube.com/watch?v=m7cT-mioAfg&list=PLBED1AB08A487E3B1&index=15
En busca de la H perdida (Homófonas con H)

https://www.youtube.com/watch?v=1RwSQBQoQ1U&list=PLBED1AB08A487E3B1&index=16
En busca de la H perdida 2 


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http://youtube.com/user/academiamarian 

martes, 30 de agosto de 2016

¿"Impreso o imprimido"?

Tomado de: http://blogs.20minutos.es/errores-y-erratas/2012/08/30/pero-entonces-se-dice-impreso-o-imprimido/ 

Yo suelo aconsejar: "ya se ha imprimido" o "no se ha imprimido bien"  y  "está impreso" o "es un impreso".

Veo que aquí no se menciona el sustantivo, pero no deja de ser un artículo interesante...

Pero entonces… ¿se dice “impreso” o “imprimido”?

30 agosto 2012

¿Cuántas veces has dicho “He imprimido las hojas” y te has quedado pensando si lo habías dicho bien? Lo cierto es que los participios del verbo imprimir traen a mucha gente más de un dolor de cabeza. De hecho, la preocupación llega hasta tal punto que en ocasiones se cae en la ultracorrección, llegando a establecer como leyes innegables sentencias que no son del todo ciertas.
Sobre el participio del verbo imprimir, hay dos creencias más o menos extendidas que no son ciertas. Son las siguientes:
1.- No se dice imprimido, sino impreso.
En realidad, ambos términos son correctos. Imprimir es uno de esos (pocos) verbos que tienen dos tipos de participios, uno regular (imprimido) y otro irregular (impreso), de modo que el uso de ambas palabras es correcto.
2.- Impreso se usa como adjetivo e imprimido como verbo. Muchos de los que han superado el primer punto consideran que el uso de impreso se lleva a cabo cuando funciona como adjetivo, mientras que el de imprimido se emplea cuando se conjuga como verbo. Esta creencia es bastante generalizada (yo lo creía hasta hace bien poco), pero tampoco es cierta. Como nos recuerda el Diccionario Panhispánico de Dudas, “aunque existe hoy una clara tendencia, más acusada en América que en España, a preferir el uso de la forma irregular impreso, ambos participios pueden utilizarse indistintamente en la formación de los tiempos compuestos y de la pasiva perifrástica“. En cualquier caso, “en función adjetiva se prefiere en todo el ámbito hispánico la forma irregular impreso“.

martes, 2 de agosto de 2016

Comentamos "Oda al rey de Harlem"- García Lorca

 Relacionado con los vídeos:
y https://youtu.be/Dyz0eP_ZqkI

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Con una cuchara
arrancaba los ojos a los cocodrilos
y golpeaba el trasero de los monos.
Con una cuchara.

Fuego de siempre dormía en los pedernales,
y los escarabajos borrachos de anís
olvidaban el musgo de las aldeas.

Aquel viejo cubierto de setas
iba al sitio donde lloraban los negros
mientras crujía la cuchara del rey
y llegaban los tanques de agua podrida.

Las rosas huían por los filos
de las últimas curvas del aire,
y en los montones de azafrán
los niños machacaban pequeñas ardillas
con un rubor de frenesí manchado.

Es preciso cruzar los puentes
y llegar al rubor negro
para que el perfume de pulmón
nos golpee las sienes con su vestido
de caliente piña.

Es preciso matar al rubio vendedor de aguardiente
a todos los amigos de la manzana y de la arena,
y es necesario dar con los puños cerrados
a las pequeñas judías que tiemblan llenas de burbujas,
para que el rey de Harlem cante con su muchedumbre,
para que los cocodrilos duerman en largas filas
bajo el amianto de la luna,
y para que nadie dude de la infinita belleza
de los plumeros, los ralladores, los cobres y las cacerolas de las cocinas.

¡Ay, Harlem! ¡Ay, Harlem! ¡Ay, Harlem!
No hay angustia comparable a tus rojos oprimidos,
a tu sangre estremecida dentro del eclipse oscuro,
a tu violencia granate sordomuda en la penumbra,
a tu gran rey prisionero, con un traje de conserje.

Tenía la noche una hendidura y quietas salamandras de marfil.
Las muchachas americanas
llevaban niños y monedas en el vientre
y los muchachos se desmayaban en la cruz del desperezo.
Ellos son.
Ellos son los que beben el whisky de plata junto a los volcanes
y tragan pedacitos de corazón por las heladas montañas del oso.

Aquella noche el rey de Harlem con una durísima cuchara
arrancaba los ojos a los cocodrilos
y golpeaba el trasero de los monos.
Con una cuchara.
Los negros lloraban confundidos
entre paraguas y soles de oro,
los mulatos estiraban gomas, ansiosos de llegar al torso blanco,
y el viento empañaba espejos
y quebraba las venas de los bailarines.

Negros, Negros, Negros, Negros.

La sangre no tiene puertas en vuestra noche boca arriba.
No hay rubor. Sangre furiosa por debajo de las pieles,
viva en la espina del puñal y en el pecho de los paisajes,
bajo las pinzas y las retamas de la celeste luna de cáncer.

Sangre que busca por mil caminos muertes enharinadas y ceniza de nardo,
cielos yertos, en declive, donde las colonias de planetas
rueden por las playas con los objetos abandonados.

Sangre que mira lenta con el rabo del ojo,
hecha de espartos exprimidos, néctares de subterráneos.
Sangre que oxida el alisio descuidado en una huella
y disuelve a las mariposas en los cristales de la ventana.

Es la sangre que viene, que vendrá
por los tejados y azoteas, por todas partes,
para quemar la clorofila de las mujeres rubias,
para gemir al pie de las camas ante el insomnio de los lavabos
y estrellarse en una aurora de tabaco y bajo amarillo.

Hay que huir,
huir por las esquinas y encerrarse en los últimos pisos,
porque el tuétano del bosque penetrará por las rendijas
para dejar en vuestra carne una leve huella de eclipse
y una falsa tristeza de guante desteñido y rosa química.

*

Es por el silencio sapientísimo
cuando los camareros y los cocineros y los que limpian con la lengua
las heridas de los millonarios
buscan al rey por las calles o en los ángulos del salitre.

Un viento sur de madera, oblicuo en el negro fango,
escupe a las barcas rotas y se clava puntillas en los hombros;
un viento sur que lleva
colmillos, girasoles, alfabetos
y una pila de Volta con avispas ahogadas.

El olvido estaba expresado por tres gotas de tinta sobre el monóculo,
el amor por un solo rostro invisible a flor de piedra.
Médulas y corolas componían sobre las nubes
un desierto de tallos sin una sola rosa.

*

A la izquierda, a la derecha, por el sur y por el norte,
se levanta el muro impasible
para el topo, la aguja del agua.
No busquéis, negros, su grieta
para hallar la máscara infinita.
Buscad el gran sol del centro
hechos una piña zumbadora.

El sol que se desliza por los bosques
seguro de no encontrar una ninfa,
el sol que destruye números y no ha cruzado nunca un sueño,
el tatuado sol que baja por el río
y muge seguido de caimanes.

Negros, Negros, Negros, Negros.

Jamás sierpe, ni cebra, ni mula
palidecieron al morir.
El leñador no sabe cuándo expiran
los clamorosos árboles que corta.
Aguardad bajo la sombra vegetal de vuestro rey
a que cicutas y cardos y ortigas turben postreras azoteas.
Entonces, negros, entonces, entonces,
podréis besar con frenesí las ruedas de las bicicletas,
poner parejas de microscopios en las cuevas de las ardillas
y danzar al fin, sin duda, mientras las flores erizadas
asesinan a nuestro Moisés casi en los juncos del cielo.

¡Ay, Harlem, disfrazada!
¡Ay, Harlem, amenazada por un gentío de trajes sin cabeza!
Me llega tu rumor,
me llega tu rumor atravesando troncos y ascensores,
a través de láminas grises
donde flotan tus automóviles cubiertos de dientes,
a través de los caballos muertos y los crímenes diminutos,
a través de tu gran rey desesperado
cuyas barbas llegan al mar.

 El rey de Harlem - Poemas de Federico García Lorca
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Web http://mariannavarro.net ; twitter: @mnacademia
Vídeos educativos en http://youtube.com/user/AcademiaMarian.
Refranes aplicados a la enseñanza http://blog.mariannavarro.net/refranes/.
Pueden adquirir el primer manual "Más vale refrán en mano: De abuelos a nietos
Facebook: https://www.facebook.com/de.abuelos.a.nietos/
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domingo, 3 de julio de 2016

Leyendo "Don Quijote". 1ª parte. Cap.10

Capítulo décimo
De los graciosos razonamientos que pasaron entre D. Quijote y Sancho Panza su escudero

Dejamos a nuestros protagonistas bastante malparados, pero Sancho, al contemplar la victoria de Don Quijote, vio la ocasión que ni pintada para reclamar la ínsula que su señor le había prometido. A lo cual respondió Don Quijote: advertid, hermano Sancho, que esta aventura, y las a estas semejantes, no son aventuras de ínsulas, sino de encrucijadas, en las cuales no se gana otra cosa que sacar rota la cabeza, o una oreja menos; tened paciencia, (...)

Sancho le ayudó a subir a Rocinante dándole las gracias, pero Don Quijote no solo no dijo nada más sino que tomó el camino con tanta velocidad que a duras penas podía alcanzarle con su pollino. A voces pidió que le esperase y, haciéndolo su amo, cuando llegó a su lado le dijo:
paréceme, señor, que sería acertado irnos a retraer a alguna iglesia, que, según quedó maltrecho aquel con quien combatisteis, no será mucho que den noticia del caso a la Santa Hermandad, y nos prendan

Pidiéndole su señor que se tranquilizase puesto que nunca nadie había aprisionado a ningún caballero por sus hazañas, se pone presumido:
Pues no tengas pena, amigo, respondió Don Quijote, que yo te sacaré de las manos de los caldeos, cuanto más de las de la Hermandad. Pero dime por tu vida: ¿has tú visto más valeroso caballero que yo en todo lo descubierto de la tierra? ¿Has leído en historias otro que tenga ni haya tenido más brío en acometer, más aliento en el perseverar, más destreza en el herir, ni más maña en el derribar?

Sancho reconoce que poco ha leído sobre eso “porque ni sé leer ni escribir; mas lo que osaré apostar es que más atrevido amo que vuestra merced yo no le he servido en todos los días de mi vida, y quiera Dios que estos atrevimientos no se paguen donde tengo dicho. Lo que le ruego a vuestra merced es que se cure, que se le va mucha sangre de esa oreja, que aquí traigo hilas y un poco de ungüento blanco en las alforjas”.

Y en ese momento es cuando Don Quijote se acuerda del Bálsamo de Fierabrás con tanta fe en su poder curativo que le dice: y así, cuando yo le haga y te le dé, no tienes más que hacer sino que cuando vieres que en alguna batalla me han partido por medio del cuerpo, como muchas veces suele acontecer, bonitamente la parte del cuerpo que hubiere caído en el suelo, y con mucha sutileza, antes que la sangre se hiele, la pondrás sobre la otra mitad que quedare en la silla, advirtiendo de encajarlo igualmente y al justo. Luego me darás a beber solos dos tragos del bálsamo que he dicho, y verásme quedar más sano que una manzana.

Ante prodigio semejante, Sancho está dispuesto a renunciar a su ínsula a cambio de esa prodigiosa receta:  ¿Pues a qué aguarda vuestra merced a hacerle y a enseñármele? Calla, amigo, respondió Don Quijote, que mayores secretos pienso enseñarte, y mayores mercedes hacerte; y por ahora curémonos, que la oreja me duele más de lo que yo quisiera.

Mientras se hace la cura, sigue la conversación, desvariando Don Quijote al ver rota su celada y prometiendo hacer todo tipo de sacrificios hasta conseguir una nueva. Temiendo Sancho, con razón por lo que ya llevaba visto, que eso le afectase a él, comenta: Mire vuestra merced bien que por todos estos caminos no andan hombres armados sino arrieros y carreteros, que no sólo no traen celadas, pero quizá no las han oído nombrar en todos los días de su vida.

No duda nuestro caballero de que eso no será así y lo conseguirán sin que pase mucho tiempo, pero, entre tanto, “dejemos esto para su tiempo, y mira si traes algo en esas alforjas que comamos, porque vamos luego en busca de algún castillo donde alojemos esta noche, y hagamos el bálsamo que te he dicho, porque yo te voto a Dios que me va doliendo mucho la oreja”. 

Creía Sancho que lo poco que llevaba en las alforjas no era comida digna de caballeros, aclarándole su amo que si de comer se trata, no hacen ascos a nada, así que “sacando en esto lo que dijo que traía, comieron los dos en buena paz y compañía; pero deseosos de buscar donde alojar aquella noche, acabaron con mucha brevedad su pobre y seca comida”.

Por el camino se encuentran, cuando se hace de noche, las cabañas de unos cabreros donde deciden pasar la noche, con el desengaño de Sancho y la satisfacción de Don Quijote que considera que se acerca más al mundo de los caballeros durmiendo al aire libre.
Y en busca del merecido descanso les dejamos.

¡Seguimos!