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viernes, 13 de abril de 2018

Salón de lectura.- Los premios Planeta

Cumpleaños tras cumpleaños mi hermana menor fue regalando a mi padre los Premios Planeta, que él completó con los anteriores hasta conseguir una abultada -y completa- colección de los mismos.
He comenzado a leerlos (en los más modernos será relectura) para profundizar en estos escritores (de algunos no se ha vuelto a hablar), sus obras y la pérdida de prestigio que -en mi humilde opinión- ha ido menguando la credibilidad de los premios al tiempo que incrementando su fin comercial.
El que un autor se preste a este espectáculo (farsa) no vamos a criticarlo, dado que no es tan fácil vivir de la escritura (aunque muchos sean ya muy rentables para la editorial antes del galardón). Un gran trabajo les respalda mucho antes de llegar a ser siquiera nominado.

Si os parece, hablamos primero un poco de los propios premios en los que Wikipedia se hace eco de lo que antes comentábamos.

El Premio Planeta de novela es un premio literario comercial otorgado desde 1952 por la editorial Planeta a la mejor obra inédita. Fue creado por el fundador de la editorial José Manuel Lara Hernández. Este premio no debe confundirse con los que otorgan las filiales de Planeta en algunos países latinoamericanos, como por ejemplo el Premio Planeta Argentina.

Es uno de los premios literarios mejor dotados del mundo, sólo por detrás del Premio Nobel de Literatura, con 601.000 € para el ganador y 150.250 € para el finalista. Se falla cada 15 de octubre, festividad de Santa Teresa, onomástica de la esposa del fundador, María Teresa Bosch.

En los últimos años su credibilidad se ha puesto en tela de juicio desde muchos ángulos. La cuestión ha llegado al extremo de que escritores como Miguel Delibes​ o Ernesto Sabatohan renunciado a participar al mismo (denunciando ambos que les habían ofrecido ganar la edición de 1994).
En 2005 un tribunal argentino condena a pagar 10.000 pesos a Gustavo Nielsen por haberlo perjudicado, después de encontrar que hubo fraude​ en la entrega de la versión argentina del premio Planeta, entregado por la empresa editora Espasa Calpe Argentina, que forma parte del Grupo Planeta. El premio había sido entregado a Ricardo Piglia en 1997.​

El nombre de los autores de las novelas ganadoras se conoce días antes de su promulgación, con lo cual ha decaído el prestigio literario del galardón.

En este artículo, wikipedia recoge la lista de los sucesivos ganadores y finalistas desde 1952.

jueves, 12 de abril de 2018

¿Es poesía una canción? Por la boca vive el pez

Esta sección pretende romper una lanza en favor del premio Nobel de Literatura concedido a Bob Dylan como poeta. Ciertamente, hay letras de canciones que son poesía.
Al no contar con vuestras sugerencias, nos movemos por nuestras sensaciones y recuerdos que pueden muy bien no coincidir con los vuestros. Es el riesgo que hay que correr al manifestarse en general. No obstante, esperamos ir acertando.

Son muchas las letras de Fito&Fitipaldis que merecerían estar en esta sección, por ejemplo 'Antes de que cuente diez', 'Que viene y va', 'Me acordé de ti' o 'Trozos de cristal', pero traemos
 "Por la boca vive el pez"
 Autor: Fito Cabrales

https://youtu.be/iUXs4Nt3Y7Y


Algo, lo que me invade,
todo viene de dentro.
Nunca lo que me sacie.
Siempre quiero, lobo hambriento.
Todo me queda grande
para no estar contigo.
Sabes, quisiera darte
siempre un poco más de lo que te pido.
Sabes que soñaré,
si no estás, que me despierto contigo.

Sabes que quiero más,
no se vivir solo con 5 sentidos.
Este mar cada vez guarda mas barcos hundidos.

Tu eres aire, yo papel,
donde vayas yo me iré,
si me quedo a oscuras
luz de la locura ven y alumbrame.
Alguien dijo alguna vez
por la boca vive el pez
y yo lo estoy diciendo,
te lo estoy diciendo otra vez.

Dime por qué preguntas
cuanto te he 'echao' de menos,
si en cada canción que escribo, corazón,
eres tú el acento.
No quiero estrella errante,
no quiero ver la aurora
quiero mirar tus ojos del color de la cocacola

Sabes que soñaré,
si no estas, que me despierto contigo.
Sabes que quiero más,
no se vivir solo con 5 sentidos.
Este mar cada vez guarda mas barcos hundidos.

No estás conmigo siempre que te canto,
yo hago canciones para estar contigo,
porque escribo igual que sangro,
porque sangro todo lo que escribo.
Me he dado cuenta cada vez que canto
que si no canto no sé lo que digo.
La pena está bailando con el llanto
y cuando quiera bailará conmigo.
La vida apenas solo dura un rato
y es lo que tengo para estar contigo
para decirte lo que nunca canto,
para cantarte lo que nunca digo.
 

miércoles, 11 de abril de 2018

Garabateando.- Cortázar. Segunda clase

  Los alumnos de Berkeley, en 1980, asistieron a las ocho clases magistrales que Julio Cortázar dio. Las recogieron en grabaciones que pasaron a escrito en "Clases de Literatura".
 
Repasamos la segunda clase: El cuento fantástico I: El tiempo. 
 
 (...) a mí me tocó crecer en la ciudad de Buenos Aires en un contexto donde los cuentos eran una materia literaria muy familiar, desde los cuentos un poco tradicionales de fin de siglo como los de Eduardo Wilde o los de Roberto J. Payró, de tipo gauchesco.  (...) y al mismo tiempo en que yo estaba comenzando mi trabajo personal había algunos cuentistas ya muertos y otros en plena actividad como Leopoldo Lugones, Horacio Quiroga, Benito Lynch, y entre los directamente contemporáneos, Jorge
Luis Borges, que en esos años está publicando sus cuentos más famosos;(...) También su compañero y socio literario muchas veces, Adolfo Bioy Casares, está escribiendo cuentos que publica en volúmenes y —ya que estoy en familia—  Silvina Ocampo, su mujer, es también una magnífica cuentista. 

Empecé a escribir cuentos muy temprano (...) Escribía como se suele hacer al comienzo de una carrera literaria: sin suficiente autocrítica, diciendo en cuatro frases lo que se puede decir en una y olvidándose de la que había que decir, multiplicando una adjetivación que por desgracia llegaba en cantidades navegables desde España. Empecé a escribir cuentos y un buen día, cuando tenía seis o siete que nunca publiqué, me di cuenta de que todos eran fantásticos.
(,,,) creo que yo era ya en esa época profundamente realista, más realista que los realistas puesto que los realistas como mi amigo aceptaban la realidad hasta un cierto punto y después todo lo demás era fantástico. Yo aceptaba una realidad más grande, más elástica, más expandida, donde entraba todo.

(...) el famoso libro del inglés Dunne, An Experiment with I une, que Borges cita a veces porque le había fascinado. Dunne analiza la posibilidad de diferentes tiempos (y no solamente este que aceptamos nosotros, el del reloj pulsera y del calendario), simultáneos o paralelos, basándose en el conocido fenómeno de la premonición de personas que tienen repentinamente una visión de algo que se produce cinco días después.

“El milagro secreto” (de Borges) cuenta la historia de un dramaturgo checo —creo—  que es hecho prisionero por los nazis (...) es condenado a muerte inmediatamente (...) y el cuento muestra el momento en que este hombre es puesto contra la pared, los soldados alzan sus armas y él ve el gesto del oficial que da la orden de apuntar. En ese momento se dice que lamenta morir porque durante toda
su vida ha estado trabajando en sus obras de teatro y estaba empezando a imaginar una que hubiera sido la culminación de su vida, su obra maestra. (...) cierra los ojos, y el tiempo pasa y él sigue pensando en su obra. Poco a poco comienza a imaginar situaciones de per­sonajes. (...) Durante un
año de pensar, lleva adelante esa obra mentalmente y a último momento pone el punto final y se siente profundamente feliz porque ha realizado lo que quería: ha hecho esa obra definitiva, abre los ojos, y en ese momento baja la señal para que le tiren encima. Lo que para el tiempo de los soldados había durado dos segundos, para él el tiempo en eso que Borges llama “el mi­lagro secreto” ha durado un año, ha tenido un año de tiempo mental para terminar su obra.
 
El segundo cuento es “Eso que pasó en el Arroyo del Búho”, de Ambrose Bierce. (...) El cuento es un episodio de la Guerra de Secesión en que un grupo de soldados toma prisionero a un enemigo del otro bando, no sé si del Sur o del Norte, y deciden ahorcarlo en un puente. Es exactamen­te la misma situación del cuento de Borges: le pasan el nudo corredizo por el cuello y lo obligan a saltar del puente para que quede suspendido en el aire. El hombre salta, se rompe la cuerda y cae al agua, y aunque está completamente aturdido consigue nadar y salir muy lejos. Aunque le tiran no lo alcanzan, se esconde y después de haber descansado un poco piensa que quiere volver a su casa para ver a su mujer y a sus niños, a quienes no veía hace mucho. Empieza un viaje a lo largo de la noche y del día escondiéndose porque anda en zona enemiga hasta que finalmente consigue llegar a su casa (no recuerdo los detalles y ver a su mujer a través de una ventana. Mientras está en esa felicidad de haber conseguido llegar, las imágenes se vuelven un poco borrosas hasta que se borran del todo. La última frase de Bierce es: “El cuerpo del ejecutado se balanceaba en el extremo de la cuerda”.  

El tercer cuento, que se llama “La isla a mediodía”, cuenta cómo un joven italiano, steward de una compañía de aviación  que hace el vuelo entre Teherán y Roma, por casualidad miran­do por la ventanilla del avión ve el dibujo de una de las islas griegas del mar Egeo. La mira un poco distraído pero hav algo hermoso en eso que ve, que se queda mirándola un largo momento y luego vuelve a su trabajo de distribuir bandejas y servir copas. (...) Así, en una serie de viajes, mira cada vez esa isla griega que le parece hermosa: es completamente dorada, muy pequeña y  (...) empieza a tener una obsesión creciente por la isla. (...) Un día (estoy abreviando mucho) decide pedir una larga licencia. (...) después de dos o tres días llega una mañana a la isla y desembarca. La lancha se vuelve y él toma contacto con el grupo de pescadores, dos o tres familias que viven efectivamente ahí y que lo reciben muy cordialmente. (...) siente de golpe que ya no se va a ir de esa isla, que ése es realmente su paraíso, que toda esa vida artificial ya no tiene sentido: (...) En ese momento oye el ruido de los motores de un avión y piensa por la posición del sol que está llegando el mediodía, que es su avión, (...). En ese instante siente un cambio de régimen de ruido en los motores del avión, lo mira y ve que se desvía, gira dos veces y se hunde en el mar. (...) Se tira al agua y nada por si hubiera algún superviviente. (...) ve asomar una mano del agua. (...) saca a un hombre que se debate (...): tiene una enorme herida en la garganta y está agonizando. (...) Los los pescadores que han oído el ruido del otro lado de la isla vienen corriendo y encuentran el cadáver de un hombre con una enorme herida en la garganta tirado en la playa. Es lo único que hay; están como siempre solos con ese solo cadáver.

Es la mecánica de los dos cuentos anteriores que les conté: lo que sucede en cinco segun­dos, el avión que cae y se hunde en el mar, este hombre lo vivió en un largo momento feliz en que cumplió su sueño y lo realizó: también una especie de milagro secreto, como si le hu­bieran concedido la posibilidad última de ser feliz por lo menos un día antes de la muerte, llegar a su isla, vivir en ella. Esa lectura me parece perfectamente legítima pero también es bueno recordar la lectura del autor, que no es exactamente la misma. (...) Escribí el cuento con la impresión (y digo impresión porque nunca hay explicaciones en estas cosas), con la sensación de que en algún momento hay un desdoblamiento del tiempo, lo cual significa un desdoblamiento del personaje. (...) el avión cae y ese hombre que va a sacar del agua es él mismo que se está muriendo al caer del avión, por eso los pescadores solamente encuentran un cadáver en la orilla.
Se me ocurre que con estos tres cuentos y las posibles di­ferentes formas de lo fantástico que asumen, nos hemos metido ya en un terreno un poco más conocido que antes. Después podré hablarles bastante sobre otras formas de lo fantástico en unos pocos cuentos donde entran en juego elementos como el espacio.
 En ese cuento mío sumamente realista que es “El perseguidor” y que es la historia de un músico de jazz, hay un episodio que es quizá un pequeño cuento dentro otro cuento y que toca de cerca el problema del tiempo desde otro ángulo. Si me lo permiten leeré dos páginas:(...) Este fragmento en donde Johnny trata de contar su experiencia es mi experiencia personal en el metro de París. Aquí es donde ustedes me creen o no me creen, pero es eso que se suele llamar un estado de distracción y que nadie sabe bien qué es porque cuando somos pequeñitos nuestras madres y nuestras maestras nos enseñan que no hay que distraerse, e incluso nos castigan por lo cual quizá, acaso (sin saberlo, las pobres) nos están privando desde la infancia de una posibilidad dentro de muchas posibilidades de cierto tipo de aperturas. En mi caso me sucede distraerme y por esa distracción irrumpe lo que después da estos cuentos fantásticos por los cuales nos hemos reunido aquí.(...) que me sucedió el día en que por primera vez establecí la relación entre el hecho de que había reco­rrido dos estaciones de metro de pie entre mucha gente (y sabía perfectamente, como podía comprobarlo al otro día si hubiera qucrido, que esas dos estaciones me habían llevado exactamen­te dos minutos) en un estado de distracción en el que había recorrido un largo viaje que había hecho con un amigo en el norte de Argentina en el año 42. (...) Mi tiempo in­terno, el tiempo en que todo eso había sucedido en mi mente, de ninguna manera podía caber en dos minutos
 
(...) Los sueños han sido pues uno de los motores de mis cuentos fantásticos, y lo siguen siendo.
“La noche boca arriba” es casi un sueño y es quizá todavía más complejo. Tuve un accidente de motocicleta en París en el año 53, un accidente muy tonto del que estoy bastante orgulloso porque para no matar a una viejita) traté de frenar y desviarme, me tiré la motocicleta encima y un mes y medio de hospital.(...) Estaba cómodo y tran­quilo y de golpe me vi de nuevo en la cama; en ese momento, el peor después del accidente, todo estuvo ahí, de golpe vi todo lo que venía, la mecánica del cuento perfectamente realizada, y no tuve más que escribirlo. Aunque lo crean una paradoja, les digo que me da vergüenza firmar mis cuentos porque tengo la impresión de que me los han dictado, de que yo no soy el ver­dadero autor. (... En el cuento) Un hombre — en este caso soy yo—  tiene un accidente de moto, lo
llevan al hospital, todo lo que ustedes saben. Se duerme y entra en la situación de ser un indio mexi­cano que está huyendo en plena noche porque lo persiguen. (...) el moteca sabe muy bien lo que le espera y huye desesperadamente, huye y siente cada vez más cerca a los perseguidores y entonces brus­camente se despierta. Claro, se despierta en el hospital en donde estaba: es el hombre que ha tenido el accidente. [tras intentar luchar contra el sueño, que vuelve una y otra vez y sigue hacia su inevitable final] en lo alto ve al sacrificador que lo está esperando con el cuchillo de jade y obsidiana empapado de sangre y con un último esfuerzo de su voluntad trata de despertarse. En ese momento tiene la revelación, se da cuenta de que no se va a despertar, de que ésa es la realidad, que él es un hombre que soñó que vivía en una ciudad muy extraña con edificios altísimos, luces verdes y rojas, que andaba en una especie de insecto de metal. 
 
(Ante la pregunta de una alumna sobre el principio de incertidumbre citado en Rayuela, responde:) hemos tenido un cierto complejo de inferioridad  con respecto a los científicos porque nos ha parecido que la literatura es una especie de arte combinatoria en la que entran la fantasía, la imaginación, la verdad, la mentira, cualquier postulado, cualquier teoría, cualquier combinación posible, y corremos muchas veces el peligro de estar yendo por malos caminos, por falsos caminos y los científicos dan una sensación de calma, de seguridad y de confianza. Bueno, todo eso para mí no existe ni ha existido jamás, pero cuando leí lo del principio de incertidumbre de Heisenberg me dije: “¡Diablos, ellos son también como nosotros! 

martes, 10 de abril de 2018

Palabras al día:- Nepotismo


Definición de la RAE:
nepotismo.
Del lat. nepos, -ōtis 'sobrino', 'descendiente' e -ismo.
1. m. Desmedida preferencia que algunos dan a sus parientes para las concesiones o empleos públicos. 
 
 Definición en Wikipedia:
El nepotismo es la preferencia que tienen algunos funcionarios públicos para dar empleos a familiares o amigos, sin importar el mérito para ocupar el cargo, sino su lealtad o alianza.​
Para ver algunos ejemplos bastan las portadashoy en los principales periódicos.
 
 

jueves, 5 de abril de 2018

¿Es poesía una canción? - El vendedor. Mocedades.

Letra de José María Lizar. Destaco en ella la belleza de las imágenes abstractas, situaciones y emociones que se "venden".

 
En la plaza vacía
nada vendía
el vendedor.
y aunque nadie compraba
no se apagaba nunca su voz.
Voy a poner un mercado
entre tantos mercaderes
para vender esperanzas
y comprar amaneceres.
Para vender un día
la melodía que hace al andar
el agua de ese río
que es como un grito de libertad.
¿Quién quiere vender conmigo
la paz de un niño durmiendo,
la tarde sobre mi madre
y el tiempo en que estoy queriendo?
Tú eres el que ha pasado,
el que ha llegado,
y el que vendrá.
vende el árbol que queda
en la arboleda de la verdad.
Voy a ofrecer por el aire
las alas que no han volado,
y los labios que recuerdan
la boca que no han besado.
Alza cada mañana
esa campana de tu canción,
pregonero que llevas
mil cosas nuevas en tu pregón.
Vendo en una cesta el agua
y la nieve en una hoguera
y la sombra de tu pelo
cuando inclinas la cabeza.