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sábado, 30 de enero de 2021

Un 30 de enero

  En esta fecha (en realidad, siempre en el último domingo de enero de cada año) se conmemora el día mundial contra la LEPRA Tras visitar por motivos laborales la leprosería de Costa de Marfil, las movilizaciones y manifestaciones promovidas por Raoul Follereau (periodista francés) en favor de los enfermos de lepra, lograron que el 31 de enero 1954 se celebrara oficialmente el primer “Día Mundial contra la Lepra”. Su objetivo era sensibilizar sobre la existencia de esta enfermedad y alejar la imagen negativa que se tenía de los afectados.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) recuerda que el diagnóstico precoz y el inicio temprano del tratamiento mediante poliquimioterapia es la mejor estrategia para eliminar la enfermedad como problema de salud.
 
Es también el Día Internacional del TÉCNICO ELECTRÓNICO.

Como sucede en tantas profesiones técnicas, un profesional preparado para inventar, perfeccionar y crear nuevos componentes y equipos electrónicos, suele quedar relegado a la función de mantenimiento y reparación de equipos. Eso, aun degradándolos, sería estupendo si no fuera por tanta gente contratada como "servicio técnico" que solo saben de asistencia telefónica  y los cuatro errores más comunes  que suele encontrarse un usuario.
Los sacas de ahí, y resulta complicado, diría que misión imposible, por ejemplo, el que puedas recuperar unos datos perdidos al cerrarse súbitamente un programa.

y el Día Escolar de la NO VIOLENCIA y la PAZ (DENIP), en el aniversario de la muerte de Mahatma Gandhi
 
Es también el Día Escolar de la No Violencia y la Paz —también conocido como DENIP (acrónimo, del catalán) o como DENYP (acrónimo del castellano) es una jornada educativa no gubernamental fundada en España en 1964 por el poeta y pacifista mallorquín Llorenç Vidal como punto de partida y de apoyo para una educación no-violenta y pacificadora de carácter permanente y que se practica el 30 de enero de cada año, en el aniversario de la muerte del Mahatma Gandhi.
 En los países con calendarios escolares propios del hemisferio sur se practica el 30 de marzo o alguno de los días próximos.
Cuando en 1998 la ONU proclamó el Decenio Internacional para una Cultura de la Paz (2001-2010) el DENIP llevaba ya 36 años practicándose en centros educativos de los distintos niveles de todo el mundo.
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 Autores del s.XX en las lenguas españolas (y premios Nobel de Literatura) nacidos en esta fecha


 - de 1928, Carmen NARANJO, escritora costarricense fallecida un 4 de enero del 2012.
Fue embajadora de Costa Rica en Israel, Ministra de Cultura, Juventud y Deportes, Vicepresidenta de la Asociación Mundial de Escritores y Periodistas, Directora del museo de Arte Costarricense y directora de la Editorial universitaria EDUCA.
Entre los numerosos premios que le han sido reconocidos, destaca la Orden de Alfonso X el Sabio concedido por España en 1977 y la Orden al Mérito Docente y Cultural Gabriela Mistral concedida por el Gobierno de Chile en 1996. También, obtuvo el Premio Nacional de Cultura Magón en 1986, considerado el más alto honor concedido al artista costarricense.
Fue miembro de la Academia Costarricense de la Lengua desde 1988.
Entre sus obras: Hoy es un largo día (1973), Más allá del Parismina (2001), En esta tierra redonda y plana (2001), Marina Jiménez de Bolandi: recordándola (2002).

Decime
si la prisa es grito
que mata pájaros
con péndulos
Decime
si la angustia es agobio
que acerca muertes
con taladros
Decime
si el miedo es oruga
que envuelve músculos
con tornillos
Decime
si el amor es amargo
por el rato que retiene
y la vida que se lleva
Decime
si podés decirme
dónde crece la luz
que sólo noche noche
me amanece en el alma
('Decíme si...' y otros poemas)
.
- de 1934, Claudio RODRÍGUEZ, poeta español citado un 22 de julio, fecha de su fallecimiento. En 1951 se traslada a Madrid para estudiar Filología Románica con una beca.
 A los 18 años gana el premio Adonais por Don de la ebriedad, libro que impresiona a Vicente Aleixandre con el que mantendrá una amistad profunda, casi filial, y a quien dedicará su libro Conjuros.
Licenciado en Filología Románica en 1957 con una tesis sobre El elemento mágico en las canciones infantiles de corro castellanas, bajo la dirección de Rafael de Balbín, en 1958, publica Conjuros y, con la ayuda de Dámaso Alonso y Vicente Aleixandre, viaja a Inglaterra, donde trabaja como lector de español en Nottingham (1958-1960). En Inglaterra escribe Alianza y condena, Premio de la Crítica 1965.
Los años setenta significan la consagración definitiva del poeta.
En 1976, publica su cuarto poemario El vuelo de la celebración.
 En 1983, Premio Nacional de Poesía por Desde mis poemas, recopilación de sus cuatro primeros libros; en 1986 es Premio de las letras de Castilla y León. El 17 de diciembre de 1987 es elegido miembro de número de la Real Academia Española, en el sillón dejado vacante por Gerardo Diego. En 1993 publica Casi una leyenda, el que será su último libro de poemas. El 28 de marzo de 1993 recibe el Premio Príncipe de Asturias de las Letras y 5 días después el II Premio Reina Sofía de Poesía Iberoamericana de la Universidad de Salamanca.

Dichoso el que un buen día sale humilde
y se va por la calle, como tantos
días más de su vida, y no lo espera
y, de pronto, ¿qué es esto?, mira a lo alto
y ve, pone el oído al mundo y oye,
anda, y siente subirle entre los pasos
el amor de la tierra, y sigue, y abre
su taller verdadero, y en sus manos
brilla limpio su oficio, y nos lo entrega
de corazón porque ama, y va al trabajo
temblando como un niño que comulga
mas sin caber en el pellejo, y cuando
se ha dado cuenta al fin de lo sencillo
que ha sido todo, ya el jornal ganado.
vuelve a su casa alegre y siente que alguien
empuña su aldabón, y no es en vano.

(Alto jornal, de 'Conjuros', 1958)
.
- de 1968, Dolan MOR, poeta cubano que desde 1999 reside en Aragón, España.
En el año 2011 la revista norteamericana Review, Literature and Arts of Americas lo señaló como una de las voces más representativas de la actual poesía cubana.
Sus obras más notables: Poemas míos escritos por otros (2012) y Después de Spicer (2013).
Obras galardonadas hasta la fecha: Nabokov's Butterflies (Premio de Poesía Delegación del Gobierno en Aragón, 2007). Los poemas clonados de Anny Bould (Premio Internacional de Poesía Miguel Labordeta, 2008). El libro bipolar. (Premio Santa Isabel de Portugal, 2009). La novia de Wittgenstein (Premio Internacional Barcarola de Poesía, 2010).
Últimas obras:  Dolan y yo. 2014 y Antología de Spoon Raven. 2019.

Subes una escalera de mármol
que flota sobre un lago en China
y a medida que te elevas sobre el agua
piensas en el mecanismo del poema.
Cada peldaño que ascienden tus pasos
es igual al misterio que opera
en el verso que construye tu mano.
Cada instante de duda sobre las losas
de piedra, equivale a pisar en el idioma
un artículo, un verbo, un sustantivo.
No te debes fiar de las barandas,
ni de los pasamanos, ni de los adjetivos.
Nunca debes mirar a tus zapatos
ni posar tus dos ojos como pájaros
en el punto de inicio hacia "el arriba".
(Apréndelo de Lot o de Bataille.)
Una vez que comienzas no hay sentido
que no lleve a escribir el vano oficio.
O llegas a la meta y te deslizas
como un niño con alas sobre
un nuevo pasillo, o te dejan caer
con las palabras regadas como vísceras,
envueltas en la sangre que nadie limpiará
en tu caída, rodando en llamas
hacia las oscuras aguas de la hoja.
('Pensando en Daedalus en un viaje a China', a mi amigo Brueghel) .

 Fallecidos en esta fecha
. ..
- de  1955, Salvador GONZÁLEZ ANAYA, poeta y novelista español nacido un 20 de agosto de 1879. Académico de número de la Real Academia Española de la Lengua (silla I, 1948) con el discurso titulado Los costumbristas malagueños.
González Anaya es un novelista regional en todo momento, que procuró situar la acción de sus novelas en los más diversos lugares andaluces, tras un exhaustivo estudio y conocimiento de ellos. La técnica del novelista malagueño, esencialmente regionalista y costumbrista, revela a un observador meticuloso en cuanto le rodea, lee o escucha.
 El tono de novela elegante, adornada en ocasiones de un fiel descriptivismo zolesco, contribuyó a aumentar su extenso público deseoso de conocer los problemas que se cernían sobre la sociedad de su tiempo.
 Entre sus obras: Las vestiduras recamadas (1932), sobre la quema de conventos de 1931 en Málaga; Los naranjos de la Mezquita (1933), Luna de plata (1942) y Luna de sangre (1944). Fue el historiador oficial de la ciudad de Málaga.
 Sus Obras Completas se publicaron en el 1948.  (Fuente)

Como adoro un sublime Ideal azulado,
y la Vida es muy roja y es muy negra la Vida;
de la Vida mi alma sollozante se olvida
y llorando se eleva al Ensueño dorado...
Los Amores terrenos en mi pecho han llorado,
han reído en mi pecho..., le han abierto una herida
que tan sólo su bálsamo hallaría en la egida
que a la Vida opusiera mi Ideal azulado...
Es muy negra la Vida, es la Vida muy roja...;
yo anhelara envolverla en la más blanca hoja,
en la hoja más pálida de una rosa de llanto...;
de una rosa de nieve del jardín de las Thules,
- donde viven las Vírgenes de las Almas azules-
reclamada de perlas de quimérico canto... ('Éxtasis' y otros poemas)

 - de 1991, José FERRATER MORA, filósofo y ensayista español nacido un 30 de octubre de 1912.
A partir de 1939 ejerció la docencia en diversas universidades de Francia, Cuba, Chile y los Estados Unidos de América, país donde se estableció en 1947 huyendo del régimen franquista y donde se relacionó con Pedro Salinas y muchos otros intelectuales del exilio. En los Estados Unidos, a partir de 1949 ejerció la docencia en el Bryn Mawr College de Pensilvania, llegando a ser director del Departamento de Filosofía.
Es autor de diversos libros sobre el pensamiento filosófico, también fue guionista de diversas películas de cine. Asimismo, a partir de 1979 destacó en sus obras de narrativa. 
En 1985 fue galardonado con el Premio Príncipe de Asturias de Comunicación y Humanidades.
Entre sus últimas obras:
 El juego de la verdad (1988), Joc de cartes. Epistolari 1948-1984 (en catalán, 1988), Regreso del infierno (1989), La señorita Goldie (1991), Mujeres al borde de la leyenda (1991), Mariposas y supercuerdas. Diccionario para nuestro tiempo (1994 publicado póstumamente gracias a Priscilla Cohn) y la también póstuma Razón y verdad y otros ensayos. (2007). 

A. La letra mayúscula Ά' es usada en textos filosóficos con varios significados.
1.Aristóteles la emplea muchas veces (por ejemplo en los Analytica Priora) para representar simbólicamente el predicado de una proposición en fórmulas tales como "A B', que se lee Ά es predicado de B'.
Al presentar los silogismos categóricos, la letra Ά' forma parte del condicional:
Si A es predicado de todo B, que constituye la premisa mayor del silogismo en modo Barbara (VÉASE) y que en la literatura lógica posterior se presenta bajo diversas formas, unas en las cuales se expresa la estructura condicional de tal premisa, como en: Si todo B es A y otras en las cuales (erróneamente) se omite, como en: Todo B es A.
2.Los escolásticos y todos los tratadistas lógicos posteriores han usado la letra Ά' (primera vocal del término affirmo) para simbolizar la proposición universal afirmativa (affimatio universalis), uno de cuyos ejemplos es el conocido enunciado: Todos los hombres son mortales.

('Diccionario de la Filosofía', primeras líneas).
.
- de 1997, Cayetano LUCA de TENA, director teatral español. Nacido en fecha indeterminada del 1917, del mismo nombre que el político, con el que no tuvo relación. Aunque no fuera escritor, merece mención especial por su labor como director teatral en el Teatro Español de Madrid especialmente.

- de 2014,   Félix GRANDE, escritor español.  Poeta, flamencólogo y crítico, considerado uno de los grandes renovadores de la poesía española de los años sesenta, nacido el 4 de febrero de 1937.
 En 1961 comenzó a trabajar como redactor en Cuadernos Hispanoamericanos, revista de la que llegará a ser director (1983-1996). Dirigió asimismo la revista de arte Galería (1989) y la colección El Puente Literario de la editorial Edhasa (1969-1971).
Comenzó su carrera literaria con la poesía y obtuvo su primer premio, el Adonáis en 1963, por Las piedras, "libro de talante existencial en el que explora el tema de la soledad". Dos años después, en 1965, ganaría su primer galardón de narrativa, el Premio Eugenio d'Ors por su novela corta Las calles. Desde entonces no cesó de escribir y de recibir distinciones de todo tipo.
Destaca también su obra Persecución, cantada por Juan Peña “El Lebrijano” en su álbum homónimo.
Logró el premio Nacional de Poesía en 1978 por Las rubáiyatas de Horacio Martín.
Como narrador, destacan sus obras Por ejemplo, doscientos (1968), Parábolas (1975), Lugar siniestro este mundo, caballeros (1980), Fábula (1991), Decepción (1994), El marido de Alicia (1995), Sobre el amor y la separación (1996) y La balada del abuelo palancas (2003).
Premio Nacional de la Letras Españolas en el 2004, cuenta también entre sus obras con: "Puedo escribir los versos más tristes esta noche" (parafraseando un poema de Neruda) y " Taranto. Homenaje a César Vallejo".

Amada, sólo un tema me queda hoy en la vida:
tú eres mi tema, tú eres mi asunto solitario;
en mi espalda te llevo igual que un dromedario
en el desierto lleva su gran agua escondida;
igual que el dromedario cruza los arenales
una vez y otra vez sin salir del desierto,
con su estéril nostalgia de valle, hasta que es muerto
sobre los arenales, sobre los arenales;
igual que el dromedario yo soporto las cargas
con mi paso cansino de soledad, las llevo
sobre mí por arenas persistentes y largas;
y, como el dromedario, avaricioso, traje
mi cántaro de agua, y te bebo y te bebo
sin otro dios que tú mientras dura el viaje.
('Amada' y otros poemas)

viernes, 26 de enero de 2018

"Despierta,Sherezade" regresa con ímpetu.

Desgranando secciones acaba de echar el cierre (de 10 a 11 a.m.) el programa de @GetafeRadio, #DespiertaSherezade, que podéis escuchar aquí
https://www.spreaker.com/user/getaferadio/sherezade-y-virginia-woolf

Escucha"Sherezade y Virginia Woolf" en Spreaker.
 
Las efemérides de la semana y avances del año, las citas con #Nevermind y la @RevistaTartarus, con concurso literario premiado con nada menos que 4000 € (anima a intentarlo por lo menos ¿no? :) ), interesante reseña de Carlos, #ElLector, sobre Dorian Gray; la incansable labor de @FernandoCotta ampliando su @BarriosdeLetras en tres establecimientos de Aranjuez (entre ellos, ¿quién no conoce la emblemática Rana Verde?). Un interesante baremo estadístico sobre el hábito de la lectura y el broche de oro con un detallado estudio de la figura y obra de Virgina Woolf en su aniversario.

¡Altamente recomendable. No os lo perdáis! 


 

viernes, 19 de enero de 2018

Despierta Sherezade - Efemérides

Empieza el año con aires poco favorables para el programa que lleva Maribel Marín, pero todo pasa y todo queda (que decía nuestro admirado Antonio Machado) y pronto volverán a volar en el éter radiofónico los instantes literarios de "Despierta, Sherezade".
Mientras, mantenemos su antorcha encendida con nuestra aportación semanal: las efemérides.
Este día de 2012, la protesta contra la ley SOPA (Acta de cese a la piratería en línea) apagó la página de Wikipedia en inglés por 24 horas a las 05:00 UTC (Tiempo Universal Coordinado u Horario Universal, frente al GMT u horario según Greenwich).
Nacen en esta fecha...
RUBÉN DARÍO, (1867), poeta, periodista y diplomático nicaragüense, máximo representante del modernismo literario en lengua española y JORGE GUILLÉN (1893) poeta y crítico literario español, integrante de la Generación del 27.
 Coincidieron no solo en este su día de nacimiento, sino también en el de su defunción (un 6 de febrero de 1916 y de 1984 respectivamente), completando ambos un ciclo, ya que llegaron y dejaron el mundo en fechas muy aproximadas.
- de 1911, José María ARGUEDAS, escritor, antropólogo y etnólogo peruano, uno de los tres grandes representantes de la narrativa indigenista en el Perú.
 - de 1923, Ricardo GARIBAY, escritor y periodista mexicano.

- de 1929, Joaquín AGUIRRE BELLVER, escritor y periodista español.
- de 1931, Gonzalo ARANGO, escritor colombiano, padre del nadaísmo.
- de 1969, Javier BENÍTEZ LAÍNEZ, poeta español. Es licenciado en Filología Española por la Universidad de Granada, donde ejerce como profesor de Español como Lengua Extranjera (ELE) en el Centro de Lenguas Modernas.
Página en Facebook @jblainez  y web propia: http://jblainez.es


Fallecidos en esta fecha:
- de  1936, Rudyard KIPLING, escritor británico, premio Nobel de literatura en 1907.
- de  2012, Miguel GARCÍA POSADA, crítico literario y poeta español.
- de  2014, Eugenio CRUZ VARGAS, fue un pintor y poeta del surrealismo chileno.

Fragmentos de sus obras y  biografías en:  http://educacion-ne.blogspot.com/2017/01/un-18-de-enero.html 

miércoles, 3 de enero de 2018

Garabateando: Rosa Montero

En este nuevo enfoque que queremos dar al blog para dejar las efemérides como un círculo cerrado en el 2017 (renovarse o morir) pretendemos -como ya habrán ido viendo- crear una sección diaria. Y quisiera estrenar ésta con una escritora querida y admirada por quien esto escribe por su trayectoria personal y humana: Rosa Montero.
Y le dedico esta sección que comienza en este día (cuando ha protagonizado tantas páginas de este blog), por ser en el que naciera en 1951. Por tanto, fecha de su cumpleaños.
Desde finales de 1976 trabaja para el diario El País, en el que fue redactora jefa del suplemento dominical durante 1980-1981, y lleva la columna semanal "Maneras de vivir".
Comentadas por mí, tras su lectura, están las novelas:  
Amado Amo (1988), 
  El peso del corazón (2015), y en muchas de ellas conservo su dedicatoria manuscrita.
 Actualmente está en la promoción de "La carne" (2016), obra sobre el paso del tiempo y la necesidad de amor, físico también, pasados los 60. Creo que en ella subyace, como en muchas de sus obras, el temor al terrible peso de la soledad.
Que se vea a simple vista, tiene tatuadas una bandada de pájaros en el brazo izquierdo y una salamandra en el derecho, un aire de niña terrible en el brillo de su mirada, su sonrisa franca y su inimitable modo de vestir tan personal, tan libre, tan sin modas, tan como ella es y tan como escribe.
Una perrita entre sus brazos en la Feria del libro de Madrid de 2016 y una afirmación rotunda en la del 2017: "nada de la RAE, no quiero saber más".


Y es que en esa cita obligada para poder estrecharle las manos y verla de cerca (seguirla ya lo hago en sus Twitter y Facebook, red en la que un 'me gusta' acompaña a cualquiera que comente, y hasta una respuesta personal que retrata lo que le llega al corazón y muestra lo que tantos no hacen: es ella misma la que lleva esa que llama 'su ciudad', próxima a los 120.000 habitantes. Me encanta cómo sabe compartir y dar belleza a la vista desde esas frías ventanas de hotel y su casi frenética actividad),  y el que siempre haya en esa cita un espacio y un tiempo para contestar a mis preguntas y unas cariñosas palabras que volcar en su dedicatoria.
Me quejé de que no la quisieran como académica de la lengua, cuando tanto aire fresco - y sabiduría- podría aportar, y con un cierto aire de "qué-se-le-va-a-hacer" y una mueca entre despectiva y triste, me respondió que ya no iba a optar más a ello. "Ellos se lo pierden" le respondí, y volvió a aparecer su faz risueña, optimista, viva. La verdad es que todos lo perdemos.
Me regaló una de sus obras en mi cumpleaños y dejó -ya la tenía- una impronta en mi corazón que nunca dejará de existir mientras yo exista.
Quisiera poder decir que lo he leído todo de ella y creo que sería del todo falso porque cuando empecé a seguirla más de cerca con 'La loca de la casa', 2003 (ya la había conocido con 'Te trataré como a una reina', 1983), comprobé la imposibilidad de poder abarcar todo lo que da de sí su fecundidad periodística a través de sus entrevistas (que me encantan), sus biografías (que me fascinan) y sus artículos (que transmiten energía y vida), pero lo he intentado y sigo en ello.
Admiro a Rosa Montero -sé que se nota y quiero que se note :)-, y disfruto cualquier reconocimiento a su figura, como el Premio Nacional de Literatura. Sin pertenecer a ninguno de sus círculos cercanos, pero más cercana seguro que muchos, aquí me tiene y me tendrá mientras ella quiera.
¡Feliz cumpleaños!
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https://youtube.com
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viernes, 13 de febrero de 2015

Mariano José de Larra. Vuelva usted mañana.

¿Sabías que... un 13 de febrero de 1837 se suicidó, a los 27 años, Mariano José de Larra ? Extraordinario periodista, inciso y mordaz, bajo el seudónimo de "el pobrecito hablador" ya merecía la inmortalidad solo con su "Vuelva usted mañana", artículo que reproduzco completo...
¿Os suena de algo?

 Gran persona debió de ser el primero que llamó pecado mortal a la pereza. Nosotros, que ya en uno de nuestros artículos anteriores estuvimos más serios de lo que nunca nos habíamos propuesto, no entraremos ahora en largas y profundas investigaciones acerca de la historia de este pecado, por más que conozcamos que hay pecados que pican en historia, y que la historia de los pecados sería un tanto cuanto divertida. Convengamos solamente en que esta institución ha cerrado y cerrará las puertas del cielo a más de un cristiano. Estas reflexiones hacía yo casualmente no hace muchos días, cuando se presentó en mi casa un extranjero de estos que, en buena o en mala parte, han de tener siempre de nuestro país una idea exagerada e hiperbólica; de éstos que, o creen que los hombres aquí son todavía los espléndidos, francos, generosos y caballerescos seres de hace dos siglos, o que son aún las tribus nómadas del otro lado del Atlante: en el primer caso vienen imaginando que nuestro carácter se conserva tan intacto como [nuestras ruinas] nuestra ruina; en el segundo vienen temblando por esos caminos, y preguntan si son los ladrones que los han de despojar los individuos de algún cuerpo de guardia establecido precisamente para defenderlos de los azares de un camino, comunes a todos los países.
Verdad es que nuestro país no es de aquellos que se conocen a primera ni a segunda vista, y si no temiéramos que nos llamasen atrevidos, lo [comparáramos] compararíamos de buena gana a esos juegos de manos sorprendentes e inescrutables para el que ignora su artificio, que estribando en una grandísima bagatela, suelen después de sabidos dejar asombrado de su poca perspicacia al mismo que se devanó los sesos por buscarles causas extrañas. Muchas veces la falta de una causa determinante en las cosas nos hace creer que debe de haberlas profundas para mantenerlas al abrigo de nuestra penetración. Tal es el orgullo del hombre, que más quiere declarar en alta voz que las cosas son incomprensibles cuando no las comprende él, que confesar que el ignorarlas puede depender de su torpeza.
Esto no obstante, como quiera que entre nosotros mismos se hallen muchos en esta ignorancia de los verdaderos resortes que nos mueven, no tendremos derecho para extrañar que los extranjeros no los puedan tan fácilmente penetrar.
Un extranjero de éstos fué el que se presentó en mi casa, provisto de competentes cartas de recomendación para mi persona. Asuntos intrincados de familia, reclamaciones futuras, y aun proyectos vastos concebidos en París de invertir aquí sus cuantiosos caudales en tal cual especulación industrial o mercantil, eran los motivos que a nuestra patria le conducían.
Acostumbrado a la actividad en que viven nuestros vecinos, me aseguró formalmente que pensaba permanecer aquí muy poco tiempo, sobre todo si no encontraba pronto objeto seguro en que invertir su capital. Parecióme el extranjero digno de alguna consideración, trabé presto amistad con él, y lleno de lástima traté de persuadirle a que se volviese a su casa cuanto antes, siempre que seriamente trajese otro fin que no fuese el de pasearse. Admiróle la proposición, y fué preciso explicarme más claro.
--Mirad --le dije--, monsieur Sans-délai, que así se llamaba; vos venís decidido a pasar quince días, y a solventar en ellos vuestros asuntos.
--Ciertamente --me contestó--. Quince días, y es mucho. Mañana por la mañana buscamos un genealogista para mis asuntos de familia; por la tarde revuelve sus libros, busca mis ascendientes, y por la noche ya sé quién soy. En cuanto a mis reclamaciones, pasado mañana las presento fundadas en los datos que aquél me dé, legalizados en debida forma; y como será una cosa clara y de justicia innegable (pues sólo en este caso haré valer mis derechos), al tercer día se juzga el caso y soy dueño de lo mío. En cuanto a mis especulaciones, en que pienso invertir mis caudales, al cuarto día ya habré presentado mis proposiciones. Serán buenas o malas, y admitidas o desechadas en el acto, y son cinco días; en el sexto, séptimo y octavo, veo lo que hay que ver en Madrid; descanso el noveno; el décimo tomo mi asiento en la diligencia, si no me conviene estar más tiempo aquí, y me vuelvo a mi casa; aún me sobran de los quince, cinco días.

Al llegar aquí monsieur Sans-délai, traté de reprimir una carcajada que me andaba retozando ya hacía rato en el cuerpo, y si mi educación logró sofocar mi inoportuna jovialidad, no fué bastante a impedir que se asomase a mis labios una suave sonrisa de asombro y de lástima que sus planes ejecutivos me sacaban al rostro mal de mi grado.
--Permitidme, monsieur Sans-délai --le dije entre socarrón y formal--, permitidme que os convide a comer para el día en que llevéis quince meses de estancia en Madrid.
--¿Cómo?
--Dentro de quince meses estáis aquí todavía.
--¿Os burláis?
--No por cierto.
--¿No me podré marchar cuando quiera? ¡Cierto que la idea es graciosa!
--Sabed que no estáis en vuestro país activo y trabajador.
--¡Oh!, los españoles que han viajado por el extranjero han adquirido la costumbre de hablar mal [siempre] de su país por hacerse superiores a sus compatriotas.
--Os aseguro que en los quince días con que contáis, no habréis podido hablar siquiera a una sola de las personas cuya cooperación necesitáis.
--¡Hipérboles! Yo les comunicaré a todos mi actividad.
--Todos os comunicarán su inercia.

Conocí que no estaba el señor de Sans-délai muy dispuesto a dejarse convencer sino por la experiencia, y callé por entonces, bien seguro de que no tardarían mucho los hechos en hablar por mí.
Amaneció el día siguiente, y salimos entrambos a buscar un genealogista, lo cual sólo se pudo hacer preguntando de amigo en amigo y de conocido en conocido; encontrámosle por fin, y el buen señor, aturdido de ver nuestra precipitación, declaró francamente que necesitaba tomarse algún tiempo; instósele, y por mucho favor nos dijo definitivamente que nos diéramos una vuelta por allí dentro de unos días. Sonreíme y marchámonos. Pasaron tres días: fuimos.
--Vuelva usted mañana --nos respondió la criada--, porque el señor no se ha levantado todavía.
--Vuelva usted mañana --nos dijo al siguiente día--, porque el amo acaba de salir.
--Vuelva usted mañana --nos respondió al otro--, porque el amo está durmiendo la siesta.
--Vuelva usted mañana --nos respondió el lunes siguiente--, porque hoy ha ido a los toros.
--¿Qué día, a qué hora se ve a un español? Vímosle por fin, y Vuelva usted mañana --nos dijo--, porque se me ha olvidado. Vuelva usted mañana, porque no está en limpio.

A los quince días ya estuvo; pero mi amigo le había pedido una noticia del apellido Díez, y él había entendido Díaz y la noticia no servía. Esperando nuevas pruebas, nada dije a mi amigo, desesperado ya de dar jamás con sus abuelos.
Es claro que faltando este principio no tuvieron lugar las reclamaciones.
Para las proposiciones que acerca de varios establecimientos y empresas utilísimas pensaba hacer, había sido preciso buscar un traductor; por los mismos pasos que el genealogista nos hizo pasar el traductor; de mañana en mañana nos llevó hasta el fin del mes. Averiguamos que necesitaba dinero diariamente para comer, con la mayor urgencia; sin embargo, nunca encontraba momento oportuno para trabajar. El escribiente hizo después otro tanto con las copias, sobre llenarlas de mentiras, porque un escribiente que sepa escribir no le hay en este país.
No paró aquí; un sastre tardó veinte días en hacerle un frac, que le había mandado llevarle en veinticuatro horas; el zapatero le obligó con su tardanza a comprar botas hechas; la planchadora necesitó quince días para plancharle una camisola; y el sombrerero, a quien le había enviado su sombrero a variar el ala, le tuvo dos días con la cabeza al aire y sin salir de casa.
Sus conocidos y amigos no le asistían a una sola cita, ni avisaban cuando faltaban, ni respondían a sus esquelas. ¡Qué formalidad y qué exactitud!
--¿Qué os parece de esta tierra, monsieur Sans-délai? --le dije al llegar a estas pruebas.
--Me parece que son hombres singulares...
--Pues así son todos. No comerán por no llevar la comida a la boca.

Presentóse con todo, yendo y viniendo días, una proposición de mejoras para un ramo que no citaré, quedando recomendada eficacísimamente.
A los cuatro días volvimos a saber el éxito de nuestra pretensión.
--Vuelva usted mañana --nos dijo el portero--. El oficial de la mesa no ha venido hoy.
--Grande causa le habrá detenido --dije yo entre mí. Fuímonos a dar un paseo, y nos encontramos, ¡qué casualidad! al oficial de la mesa en el Retiro, ocupadísimo en dar una vuelta con su señora al hermoso sol de los inviernos claros de Madrid.

Martes era el día siguiente, y nos dijo el portero:
--Vuelva usted mañana, porque el señor oficial de la mesa no da audiencia hoy.
--Grandes negocios habrán cargado sobre él--, dije yo.

Como soy el diablo y aun he sido duende, busqué ocasión de echar una ojeada por el agujero de una cerradura. Su señoría estaba echando un cigarrito al brasero, y con una charada del Correo entre manos que le debía costar trabajo [acertar] el acertar.
--Es imposible verle hoy --le dije a mi compañero--; su señoría está, en efecto, ocupadísimo.
Diónos audiencia el miércoles inmediato, y ¡qué fatalidad! el expediente había pasado a informe, por desgracia, a la única persona enemiga indispensable de monsieur y [su plan] de su plan, porque era quien debía salir en él perjudicado. Vivió el expediente dos meses en informe, y vino tan informado como era de esperar. Verdad es que nosotros no habíamos podido encontrar empeño para una persona muy amiga del informante. Esta persona tenía unos ojos muy hermosos, los cuales sin duda alguna le hubieran convencido en sus ratos perdidos de la justicia de nuestra causa.
Vuelto de informe, se cayó en la cuenta en la sección de nuestra bendita oficina de que el tal expediente no correspondía a aquel ramo; era preciso rectificar este pequeño error; pasóse al ramo, establecimiento y mesa correspondiente, y hétenos caminando después de tres meses a la cola siempre de nuestro expediente, como hurón que busca el conejo, y sin poderlo sacar muerto ni vivo de la huronera. Fué el caso al llegar aquí que el expediente salió del primer establecimiento y nunca llegó al otro.
--De aquí se remitió con fecha de tantos --decían en uno.
--Aquí no ha llegado nada --decían en otro.
--¡Voto va! --dije yo a monsieur Sans-délai-- ¿sabéis que nuestro expediente se ha quedado en el aire como el alma de Garibay, y que debe de estar ahora posado como una paloma sobre algún tejado de esta activa población?

Hubo que hacer otro. ¡Vuelta a los empeños! ¡Vuelta a la prisa! ¡Qué delirio!
--Es indispensable --dijo el oficial con voz campanuda--, que esas cosas vayan por sus trámites regulares.
Es decir, que el toque estaba, como el toque del ejercicio militar, en llevar nuestro expediente tantos o cuantos años de servicio.
Por último, después de cerca de medio año de subir y bajar, y estar a la firma o al informe, o a la aprobación, o al despacho, o debajo de la mesa, y de volver siempre mañana, salió con una notita al margen que decía: "A pesar de la justicia y utilidad del plan del exponente, negado".
--¡Ah, ah, monsieur Sans-délai! --exclamé riéndome a carcajadas--; éste es nuestro negocio.
Pero monsieur Sans-délai se daba a todos los oficinistas, que es como si dijéramos a todos los diablos.
--¿Para esto he echado yo viaje tan largo? ¿Después de seis meses no habré conseguido sino que me digan en todas partes diariamente: Vuelva usted mañana? ¿Y cuando este dichoso mañana llega, en fin, nos dicen redondamente que no? ¿Y vengo a darles dinero? ¿Y vengo a hacerles favor? Preciso es que la intriga más enredada se haya fraguado para oponerse a nuestras miras.
--¿Intriga, monsieur Sans-délai? No hay hombre capaz de seguir dos horas una intriga. La pereza es la verdadera intriga; os juro que no hay otra; ésa es la gran causa oculta: es más fácil negar las cosas que enterarse de ellas.

Al llegar aquí, no quiero pasar en silencio algunas razones de las que me dieron para la anterior negativa, aunque sea una pequeña digresión.
--Ese hombre se va a perder --me decía un personaje muy grave y muy patriótico.
--Esa no es una razón --le repuse--; si él se arruina, nada, nada se habrá perdido en concederle lo que pide; él llevará el castigo de su osadía o de su ignorancia.
--¿Cómo ha de salir con su intención?
--Y suponga usted que quiere tirar su dinero y perderse; ¿no puede uno aquí morirse siquiera, sin tener un empeño para el oficial de la mesa?
--Puede perjudicar a los que hasta ahora han hecho de otra manera eso mismo que ese señor extranjero quiere [hacer].
--¿A los que lo han hecho de otra manera, es decir, peor?
--Sí, pero lo han hecho.
--Sería lástima que se acabara el modo de hacer mal las cosas. Conque, porque siempre se han hecho las cosas del modo peor posible, ¿será preciso tener consideraciones con los perpetuadores del mal? Antes se debiera mirar si podrían perjudicar los antiguos al moderno.
--Así está establecido; así se ha hecho hasta aquí; así lo seguiremos haciendo.
--Por esa razón deberían darle a usted papilla todavía como cuando nació.
--En fin, señor [Bachiller] Fígaro, es un extranjero.
--¿Y por qué no lo hacen los naturales del país?
--Con esas socaliñas vienen a sacarnos la sangre.
--Señor mío --exclamé, sin llevar más adelante mi paciencia--, está usted en un error harto general. Usted es como muchos que tienen la diabólica manía de empezar siempre por poner obstáculos a todo lo bueno, y el que pueda que los venza. Aquí tenemos el loco orgullo de no saber nada, de quererlo adivinar todo y no reconocer maestros. Las naciones que han tenido, ya que no el saber, deseos de él, no han encontrado otro remedio que el de recurrir a los que sabían más que ellas.

Un extranjero --seguí --que corre a un país que le es desconocido, para arriesgar en él sus caudales, pone en circulación un capital nuevo, contribuye a la sociedad, a quien hace un inmenso beneficio con su talento y su dinero. Si pierde, es un héroe; si gana, es muy justo que logre el premio de su trabajo, pues nos proporciona ventajas que no podíamos acarrearnos solos. Ese extranjero que se establece en este país, no viene a sacar de él el dinero, como usted supone; necesariamente se establece y se arraiga en él, y a la vuelta de media docena de años, ni es extranjero ya, ni puede serlo; sus más caros intereses y su familia le ligan al nuevo país que ha adoptado; toma cariño al suelo donde ha hecho su fortuna, al pueblo donde ha escogido una compañera; sus hijos son españoles, y sus nietos lo serán; en vez de extraer el dinero, ha venido a dejar un capital suyo que traía, invirtiéndole y haciéndole producir; ha dejado otro capital de talento, que vale por lo menos tanto como el del dinero; ha dado de comer a los pocos o muchos naturales de quien ha tenido necesariamente que valerse; ha hecho una mejora, y hasta ha contribuído al aumento de la población con su nueva familia. Convencidos de estas importantes verdades, todos los gobiernos sabios y prudentes han llamado a sí a los extranjeros: a su grande hospitalidad ha debido siempre la Francia su alto grado de esplendor; a los extranjeros de todo el mundo que ha llamado la Rusia, ha debido el llegar a ser una de las primeras naciones en muchísimo menos tiempo que el que han tardado otras en llegar a ser las últimas; a los extranjeros han debido los Estados Unidos... Pero veo por sus gestos de usted --concluí interrumpiéndome oportunamente a mí mismo-- que es muy difícil convencer al que está persuadido de que no se debe convencer. ¡Por cierto, si usted mandara, podríamos fundar en usted grandes esperanzas! [La fortuna es que hay hombres que mandan más ilustrados que usted, que desean el bien de su país, y dicen: "Hágase el milagro y hágalo el diablo." Con el Gobierno que en el día tenemos, no estamos ya en el caso de sucumbir a los ignorantes o a los malintencionados, y quizá ahora se logre que las cosas vayan a mejor, aunque despacio, mal que les pese a los batuecos.]
Concluída esta filípica, fuíme en busca de mi Sans-délai.
--Me marcho, señor [Bachiller] Fígaro--me dijo--. En este país no hay tiempo para hacer nada; sólo me limitaré a ver lo que haya en la capital de más notable.
--¡Ay! mi amigo --le dije--, idos en paz, y no queráis acabar con vuestra poca paciencia; mirad que la mayor parte de nuestras cosas no se ven.
--¿Es posible?
--¿Nunca me habéis de creer? Acordáos de los quince días...

Un gesto de monsieur Sans-délai me indicó que no le había gustado el recuerdo.
--Vuelva usted mañana--nos decían en todas partes--, porque hoy no se ve.
--Ponga usted un memorialito para que le den a usted permiso especial.

Era cosa de ver la cara de mi amigo al oír lo del memorialito: representábasele en la imaginación el informe, y el empeño, y los seis meses, y... Contentóse con decir: --Soy [un] extranjero--. ¡Buena recomendación entre los amables compatriotas míos!
Aturdíase mi amigo cada vez más, y cada vez nos comprendía menos. Días y días tardamos en ver [a fuerza de esquelas y de volver] las pocas rarezas que tenemos guardadas. Finalmente, después de medio año largo, si es que puede haber un medio año más largo que otro, se restituyó mi recomendado a su patria maldiciendo de esta tierra, y dándome la razón que yo ya antes me tenía, y llevando al extranjero noticias excelentes de [las] nuestras costumbres [de nuestros batuecos]; diciendo, sobre todo, que en seis meses no había podido hacer otra cosa sino volver siempre mañana, y que a la vuelta de tanto mañana, eternamente futuro, lo mejor, o más bien lo único que había podido hacer bueno, había sido marcharse.
¿Tendrá razón, perezoso lector (si es que has llegado ya a esto que estoy escribiendo), tendrá razón el buen monsieur Sans-délai en hablar mal de nosotros y de nuestra pereza? ¿Será cosa de que vuelva el día de mañana con gusto a visitar nuestros hogares? Dejemos esta cuestión para mañana, porque ya estarás cansado de leer hoy: si mañana u otro día no tienes, como sueles, pereza de volver a la librería, pereza de sacar tu bolsillo y pereza de abrir los ojos para hojear [los pocos folletos] que tengo que darte [ya], te contaré cómo a mí mismo, que todo esto veo y conozco y callo mucho más, me ha sucedido muchas veces, llevado de esta influencia, hija del clima y de otras causas, perder de pereza más de una conquista amorosa; abandonar más de una pretensión empezada y las esperanzas de más de un empleo, que me hubiera sido acaso, con más actividad, poco menos que asequible; renunciar, en fin, por pereza de hacer una visita justa o necesaria, a relaciones sociales que hubieran podido valerme de mucho en el transcurso de mi vida; te confesaré que no hay negocio que pueda hacer hoy que no deje para mañana; te referiré que me levanto a las once, y duermo siesta; que paso haciendo el quinto pie de la mesa de un café, hablando o roncando, como buen español, las siete y las ocho horas seguidas; te añadiré que cuando cierran el café, me arrastro lentamente a mi tertulia diaria (porque de pereza no tengo más que una), y un cigarrito tras otro me alcanzan clavado en un sitial, y bostezando sin cesar, las doce o la una de la madrugada; que muchas noches no ceno de pereza, y de pereza no me acuesto; en fin, lector de mi alma, te declararé que de tantas veces como estuve en esta vida desesperado, ninguna me ahorqué y siempre fué de pereza. Y concluyo por hoy confesándote que ha más de tres meses que tengo, como la primera entre mis apuntaciones, el título de este artículo, que llamé: Vuelva usted mañana; que todas las noches y muchas tardes he querido durante ese tiempo escribir algo en él, y todas las noches apagaba mi luz diciéndome a mí mismo con la más pueril credulidad en mis propias resoluciones: ¡Eh, mañana le escribiré! Da gracias a que llegó por fin este mañana, que no es del todo malo; pero ¡ay de aquel mañana que no ha de llegar jamás!
(El Pobrecito Hablador, enero de 1833)