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viernes, 9 de noviembre de 2012

49.- "Jugársela a cara o cruz" o las dos caras de una situación.

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Como ya se comentó al hablar del dicho: "Cada moneda tiene dos caras" (en "De abuelos a nietos") nos hallamos ante esta sentencia en la que no sólo se refiere al hecho de apostar en un juego de azar, sino que, poniéndolo en relación con el juego de la vida, se suele usar cuando una persona, normalmente desesperada, "pone toda la carne en el asador" y arriesga el todo por el todo.

 Aunque en este juego la ley de probabilidades sea del 50%, sabemos que no es así en la vida, en la que hay mucho que arriesgar para ganar; y aunque refranes que ya hemos visto, aconsejen prudencia ("Quien guarda, halla") también tenemos "quien no se moja, no coge peces".

 Probablemente en muchos casos, habrá que mojarse y dejar a la suerte que sea la que decida.

   El porqué se habla de  "cara " y  "cruz " al referirnos al anverso y el reverso de las mismas, parece provenir de la Alta Edad Media en la que los escudos (monedas de ese nombre) tenían dos líneas perpendiculares en el centro, tomando forma de aspa o cruz.

 En el anverso, como sucede hoy en día siguiendo la tradición numismática (1), se representaba una imagen simbólica del país - como un monumento, planta o animal característico y representativo-, o el retrato de una divinidad o del gobernante en el momento de acuñación (2) de la moneda) , y en el reverso, una leyenda con su valor.
 
Aunque esto no suceda en todos los países, sólo tenemos que mirar las monedas del euro para darnos cuenta de que este sistema persiste.

 En cuanto a las medallas religiosas cristianas, era habitual representar en la  "cara " la imagen objeto de veneración o culto cuya protección se invocase, y en el reverso, la cruz, símbolo del cristianismo.
 
Volviendo a nuestro tema, recuerdo a una profesora de latín a la que quisimos mucho, llamada Visitación Infante, que cuando respondíamos alguna pregunta al azar, decía: "¡Claro! Si tiene barba, San Antón, y si no, la Purísima Concepción...¿no?". Lo afirmaba porque notaba la duda en nuestra respuesta, pero luego, con la experiencia, comprobamos que equivocándose es como más se aprende.
 
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Relacionado con el hecho de jugársela, en ambas interpretaciones (con el juego y con la vida) tenemos en la brillante obra de Fedor Dostoievski "El jugador", un análisis de la ludopatía escrito en el XIX, que nada desmerece a cualquier análisis  psicológico actual del personaje de un ludópata.
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   (1).- Ciencia referente a las monedas.
  (2).- Imprimir y sellar una pieza de metal, por medio de cuño o troquel