de 1917, MATA HARI comparece ante un tribunal militar y es condenada a muerte por espionaje. Margaretha Geertruida Zelle,
su nombre verdadero, famosa bailarina, actriz y espía, fue ejecutada
por fusilamiento en 1917, durante la I Guerra Mundial (1914-1918).
Se hizo pasar por una supuesta princesa de Java ejerciendo de bailarina exótica, protagonizando espectáculos de strip-tease. La mentira e imaginación, como salida obligada para superar su penosa situación económica, empezaron a dar sus frutos y a la vista de sus ventajosas consecuencias, pasó a convertirse en algo habitual. En París fue un revuelo con auténticas pugnas por conseguir localidades de las primeras filas en sus espectáculos de danza. También fue cortesana y tuvo romances secretos con numerosos funcionarios militares e incluso políticos de alto nivel, y, en general, con la alta sociedad.
Mata Hari, muerta a los 41 años, sigue siendo un personaje de leyenda. A pesar de la distancia en el tiempo, pocos son los acercamientos a su persona que dibujan claramente lo que al parecer era en realidad: una mujer que estaba dispuesta a todo para poder seguir viviendo en el lujo y una enamorada que necesitaba carta abierta para poder visitar a su amante herido, lo que consiguió a cambio de una información que a nadie consta que fuera tan relevante como para crear su fama.
- de 2013, en Angrois, un barrio de las afueras de Santiago de Compostela, España, un TREN ALVIA que viajaba con 218 pasajeros, descarrila a la altura de la curva llamada A Grandeira dejando 78 muertos y 131 heridos.
El exceso de velocidad por parte del tren implicado —según las cajas negras el convoy redujo, de velocidades inmediatamente anteriores entre 195 y 192 km/h, a velocidades en la curva del siniestro entre 184 y 153 km/h, curva limitada a un máximo de 80 km/h— es una de las hipótesis sobre las causas del accidente del que se ha hecho único responsable a su conductor.
Como consecuencia del accidente, Adif y Renfe iniciaron una revisión de sus protocolos de seguridad. En los días siguientes al siniestro, Adif instaló señalizaciones en la vía y balizas de seguridad en los últimos kilómetros de aproximación a la curva.
Autores del s.XX y XXI en las lenguas españolas (y premios Nobel de Literatura) nacidos en esta fecha
Entre 1891 y 1916 Henrik produjo, posiblemente, las obras más importantes de su carrera. Se trata de tres series de novelas irónicas, pobladas de personajes que se esfuerzan por cambiar sus lugares en el mundo, mientras el mundo se confabula para frustrar sus deseos. La carga de la naturaleza, como siempre, se hace presente aquí para doblegar a los hombres bajo su peso brutal.
La Tierra Prometida, en tres tomos (1891-1895); Pedro el Afortunado, en ocho tomos (1898-1904); y El reino de los muertos, en cinco tomos (1912-1916), analizan el sistema de cosas de principios del siglo XX y muy especialmente el mundo de las ideas y de las creencias religiosas, atacando con enorme furia el entorno de la ortodoxia teológica en el cual Henrik había sido criado y que odiaba con todo su corazón.
Entre sus obras: Den Kongelige gæst (El huésped del rey, 1908), Mands Himmerig (El Cielo del Hombre, 1927), Undervejs til mig selv (En ruta hacia mí mismo, memorias, 1943).
Durante varios días se había cebado sobre la comarca la furia de un tiempo del Señor. La tormenta había venido del Este, a caballo en desgarradas nubes plomizas, azotando a su paso a la tierra. Grandes copos de espuma eran lanzados a lo alto; en muchos sitios, los campesinos habían perdido la sementera de invierno; las praderas yacían quemadas, y los hoyos, llenos de tierra y arena. El agua que no pudo encontrar salida se desbordó por tierras y caminos. Por todas partes, árboles derribados, postes de telégrafo rotos, graneros destruidos y pájaros muertos, que el huracán había abatido contra el suelo, matándolos en el acto.
En la pequeña aldea de Vejlby, situada, sin amparo, en la cima de una colina alta, una noche, el viento derribó con tal fuerza una vieja hilera de casas, que los vecinos de la aldea saltaron de sus lechos y se lanzaron a la calle en paños menores. Esa misma noche fueron derribados de los tejados los tubos de las chimeneas, y en el huerto del párroco no había quedado en los árboles ni un nido de estornino. Ni siquiera al párroco habían perdonado los poderes celestiales. Cuando por la mañana, en toda la furia del temporal, se asomó al balcón para ver la desolación, la tormenta le arrancó de su blanca cabeza el sombrero, lo lanzó contra la tierra como un balón, haciéndolo rodar por el camino como una rueda y, pese a todos los esfuerzos para cogerlo, se lo llevó consigo, en medio de un torbellino de polvo. (Fragmento de "La tierra prometida")
Sus primeros libros fueron de poesía: Todavía la vida, en 1947, y Libro de las algas, en 1949. Obtuvo el premio de la revista Juventud por el cuento "Seguir de pobres" en 1953. Su primera novela, titulada El fulgor y la sangre, se publicó en 1954 y fue finalista del Premio Planeta. Hacia 1955 frecuentaba las tertulias de estudiantes rebeldes al régimen franquista y se implicó en la creación de la Revista Española, impulsada por Antonio Rodríguez Moñino, quien había sido expulsado de su cátedra por sus simpatías republicanas y había hallado refugio en la Editorial Castalia, que editaba la revista. En su consejo de redacción estaban con él casi todos los escritores importantes de la Generación del medio siglo, habituales de la tertulia del Café Lyon que organizaban allí Rodríguez Moñino, Sastre y Ferlosio, entre otros.
Su obra narrativa se inscribe dentro de la corriente neorrealista, iniciada en España en la década de los cincuenta, y describe el mundo de los desfavorecidos y desamparados. Considerado uno de los mejores cuentistas españoles del siglo XX, es autor de las colecciones de relatos Espera de tercera clase (1955), Vísperas del silencio (1955) y El corazón y otros frutos amargos (1959).
Otras obras: El fulgor y la sangre (novela finalista del Premio Planeta 1954), Con el viento solano (1956), Gran Sol (novela premio de la Crítica 1958), Los pájaros de Baden-Baden (relatos, 1965).
Las paredes manchaban. El marinero negro, de pantalón azul impúdicamente ajustado hasta media pierna, acampanado sobre los pies desnudos, cubierto el torso con una camisa a rayas amarillas y moradas, sonreía tocando el acordeón, sentado bajo las palmeras. Enfrente, la negra de caderas atinajadas, con los pechos descubiertos y un faldellín vegetal en torno a la cintura, culebreaba el ritmo. Con saliva o con vino, dedos anónimos habían retocado el trópico al temple en un sentido obsceno. Sobre la puerta de la habitación había un reloj de péndulo y gran caja. Sus agujas marcaban las seis. Estaba parado. Al fondo, el balcón abierto permitía oír gritos y carcajadas de mujeres y hombres en la calle.
Del techo colgaba una lámpara con copas para las bombillas, de color de malva. Su luz era turbia, penumbrosa, blanda. Bajo la lámpara, una desnuda y económica mesa de comedor. En torno de ésta, sillas de diferente factura. Sillas de colmado pintadas de verde, de gruesas patas y asiento de paja, con flores de calcomanía en los respaldos; sillas del juego de la mesa, tapizadas en rojo; sillas plegables de aguaducho de verbena.
Los gritos y las carcajadas se escuchaban ya dentro de la casa.
(Fragmento de "Con el viento solano")
Fallecidos en esta fecha
- de 1991, Isaac BASHEVIS SINGER, escritor polaco, Premio Nobel de Literatura en 1978. Ya mencionado en su fecha de nacimiento, un 14 de julio de 1904.
Creció en el barrio judío de Varsovia —rodeado por un recurrente escenario de violencia antisemita en forma de pogroms—, donde se hablaba Yidish.
En 1935 y ante el temor de la ofensiva nazi, emigró a los Estados Unidos y se separó de su esposa. En este país comenzó a escribir como periodista y columnista de The Daily Forward, un diario dirigido a la colectividad judía de Nueva York escrito en yidish, lengua en la que escribió casi toda su obra.
Vegetariano durante los últimos 35 años de su vida, en el prólogo de Food for Spirit: Vegetarianism and the World Religions (1986), de Steven Rosen, Singer escribió: "Cuando un humano mata a un animal para la alimentación, está descuidando su propia hambre de justicia. "
Entre sus obras: Un amigo de Kafka y otros relatos (1990), Cuentos judíos de la aldea de Chelm (1996), Un día placentero: Relatos de un niño que se crió en Varsovia (1973).
«Es tarde; tarde para todo», me dije. Por entonces solía hablar a menudo conmigo mismo. A los dieciocho años y medio uno ya no está en edad escolar y hasta es demasiado tarde para aprender un oficio. En poco tiempo más me llamarían a filas.
Había perdido los mejores años de mi vida leyendo libros sin mayor orden, atormentándome con preguntas eternas, perdiéndome en fantasías sexuales y luchando contra incontables neurosis.
En mi mochila, entre varias camisas, calcetines y pañuelos sucios, había unos cuantos manuscritos en yiddish y hebreo, una novela inconclusa, un ensayo sobre Spinoza y la Cábala, y una selección en miniatura de lo que yo llamaba «poemas en prosa». Tras analizar los defectos de mi producción literaria, había llegado a la conclusión de que ninguno de mis escritos resultaba publicable.
Un escritor tan conocido como el doctor Ashkenazi me había dicho que mi ensayo era infantil; un famoso poeta hebreo había criticado acerbamente mis trabajos en ese idioma. Todos coincidían: yo debía perfeccionarme; aún estaba inmaduro.
Pero maduro o inmaduro, lo cierto era que no había comido nada en todo el día. También tenía que encontrar un sitio donde pasar la noche. Además de lo que guardaba en la mochila, llevaba conmigo dos libros que pensaba vender, restos de lo que había sido la pequeña biblioteca de mi padre cuando vivíamos en Varsovia. Buen Dios, qué lejana parecía aquella infancia en Varsovia.
(Fragmento de "El certificado").