Es el Día Mundial de la SALUD.
Autores del s.XX en las lenguas españolas (y premios Nobel de Literatura) nacidos en esta fecha
Sin haber estudiado la carrera de magisterio, su manera de ejercerla y sus innovaciones pedagógicas la convirtieron en un referente, asentando las bases de un nuevo sistema educativo que aún hoy se mantiene. Utilizó el seudónimo literario Gabriela Mistral en casi todos sus escritos, en homenaje a dos de sus poetas favoritos, el italiano Gabriele D'Annunzio y el francés Frédéric Mistral.
A partir de 1933, y durante un periodo de veinte años, trabajó como cónsul de su país en ciudades de Europa y América. A finales de 1945 regresó a Estados Unidos por cuarta vez, ahora como cónsul en Los Ángeles.
Manuel:
Su carta me ha dado un asombro como no podria expresarse: el silencio de dos años era ya todo el olvido que cabe y su carta ultima parecia una lapida. La he leido dos veces y he pensado como antes que me habla un hombre en un momento de fiebre. Porque no cabe en cabeza humana juntar estas cosas: el motivo de nuestra ruptura y la ternura que dice haber conservado para mi; ni en la cabeza más loca de las que usted ha acariciado cabe juntar ese silencio hacia una mujer desterrada y triste y una piedad siquiera pequeña, menos aún un afecto.
Si un hombre a quien yo solamente conociera -a quien yo no amara- cayera a la cárcel, yo sentiría mi deber de consolarlo, solo por haber estrechado alguna vez su mano. Yo era más que una relegada, era un ser puesto al margen de la vida, por un destierro inconcebible. Usted, por un juicio irreverente hacia una mujer ni siquiera alta por haberle querido, se irritó conmigo.
Después de su ternura para mi, la segunda sorpresa es esta, su vida triste. Yo he sabido de usted siempre, por retoñar de pasiones viejas, de esas que están ya trenzadas con sus huesos, o por amoríos de cada primavera. Por esto, supe callar. He tenido siempre el respeto de la dicha ajena. Le he de decir toda mi verdad. Nunca me hallará usted hipócrita, Las primeras noticias me fueron como una
quemadura; las siguientes las justifique con un ligero escozor de mujer olvidada; las que vinieron después no movieron en mí una sola fibra. Esto lo sentí como una nobleza, mi única nobleza. (Fragmento de la 'Carta XX', una de las cerca de 80 cartas que la autora intercambió con el poeta chileno Manuel Magallanes entre los años 1915 y 1923).
Sus viajes a lo largo del mundo le permitieron entrar en contacto con los principales exponentes de la literatura y el ámbito intelectual; así, alentada por Waldo Frank y Eduardo Mallea, fundó la revista y editorial Sur en 1931, que promovió las obras literarias de importantes autores nacionales e internacionales, como Federico García Lorca o Virginia Woolf, hasta el cese parcial de su publicación en 1971.
En 1941, se instaló definitivamente en su residencia Villa Ocampo —actualmente perteneciente a la UNESCO—, que se convirtió en un sitio de recepción para figuras extranjeras como Rabindranath Tagore, Roger Caillois, Ernest Ansermet o Indira Gandhi, entre otros.
Fue la primera mujer elegida miembro de la Academia Argentina de Letras, en 1977.
Este español y esta americana tuvieron una hija, que su padre reconoció. Dados mis prejuicios feministas simpatizo más con Águeda que con quien podía tratar de igual a igual al primer fundador de Buenos Aires. Este no es un desplante demagógico. [...]
Pero en mi calidad de mujer, es para mí un desquite y un lujo poder invitar a esta recepción de la Academia a mi antepasada guaraní y sentarla entre la inglesa y la chilena. No porque mereciera como las otras entrar en cualquier Academia de Letras, sino porque a mi vez yo reconozco a Águeda.
Esto no tiene que ver con la literatura, me dirán. No. Tiene que ver quizás con la justicia inmanente y quizás con la poesía. Así lo hubiese imaginado la fantasía de Virginia Wolf. Así lo hubiese entendido la pasión de Gabriela que escribió en sus “Saudades”:
"En la tierra seremos reinas,
y de verídico reinar"
Ahora me he confesado ante ustedes. Es lo único que me parece adecuado en la circunstancia. Traigo conmigo a este lugar a tres mujeres porque les debo algo que ha contado en mi vida. A una, parte de mi existir; a las otras, en parte, el no haberme contentado con existir. (Fragmento de su discurso de ingreso a la Academia)
Terminó asentándose en Ávila definitivamente en 1983, donde murió el 8 de julio del año siguiente. Obtuvo el premio Príncipe de Asturias de Comunicación y Humanidades (1984).
Entre sus obras: Vascos y navarros en su temprana historia (1974), El Islam de España y el Occidente (1974), La Edad Media española y la empresa de América (1983).
El mundo asiste a la más dramática contienda que ha conocido la Edad Contemporánea. Y a una de las jornadas decisivas de la Historia. Yo, historiador, me atrevo a compararla con los grandes acontecimientos del pasado de Europa: las Guerras Médicas, las campañas de Alejandro, las Guerras Púnicas, la invasión de los bárbaros, la entrada en escena del Islam, las Cruzadas, la conquista de América, las guerras por el predominio de España y del catolicismo primero, y contra la hegemonía de Francia, en seguida, y las napoleónicas de expansión de la Revolución Francesa. No cabe igualar con estas gigantescas contiendas, en que se jugó el destino del mundo antepasado del nuestro, de un mundo de radio cada vez más grande, las otras guerras que Europa ha conocido. Cualquiera que haya sido la trascendencia de otros choques entre pueblos e imperios y cualesquiera que hayan sido su duración, sus capitanes, sus efectos, ninguna puede equipararse en dramatismo y en resultados perdurables a esas luchas épicas que han producido, siempre, un giro decisivo en la historia de la Humanidad. Cada una de esas grandes luchas ha durado decenios y algunas se han prolongado durante siglos. Todas han sido iguales y distintas. En muchas la suerte ha estado indecisa largo tiempo. En varias uno de los pueblos en combate ha sido vencido hasta casi morir, pero a la postre ha destruido o humillado al enemigo. Así Grecia, frente a las acometidas de los ejércitos de Oriente; así, Roma, tras las victorias sucesivas de Aníbal; así Europa después de ser conquistada por Napoleón desde Lisboa hasta Moscú, la colosal contienda de hoy es análoga, aunque distinta de las otras.
La Gran Guerra del 14 al 18 no fue uno el primer episodio de esa lucha. Presenciamos el segundo acto de la tragedia. Quizá no sea el último. (Fragmento de Gibraltar, ensayo)
- de 1920, Franco ALVARADO PERDOMO, escritor boliviano fallecido un 10 de noviembre de 1987.
A la edad de veinte años escribe su primer poema “El color de la Verdad”. En 1950, escribe “El final” narrando su vida como un poeta de pueblo. En el 1987, muere en su ciudad natal. Su última obra poética fue “La línea doblada”.
No fue poeta reconocido en los círculos artísticos,
pero sí como poeta popular.
Otras obras: El reflejo de una sombra (1957), Perlas ardientes (1965), El ruido del Silencio (1971).
Fallecieron en esta fecha
Queremos reseñar por su importancia, aun no siendo en los siglos que nos ocupan, la muerte en el 1877 de la escritora española FERNÁN CABALLERO (Cecilia Bohl de Faber), nacida en la 'nochebuena', 24 de diciembre, del 1796.