Día Mundial de la Seguridad del Paciente. La edición de este año sigue dedicada a la seguridad de la medicación.
- de 1497, Pedro de Estopiñán toma MELILLA en nombre de los Duques de Medina Sidonia para la Corona de Castilla. Entonces era una ciudad abandonada y destruida por disputas entre los reinos de Fez y Tremecén; fue intercambiada por unos terrenos en Málaga, en 1497, y pasó a depender de la corona española a partir de 1556.
Dispone de una fortaleza construída entre los siglos XVI y XVIII, con
almacenes, aljibes fosos, baluartes, fuertes, cuevas, minas, capillas
(una de ellas la única obra religiosa gótica de África) y hospitales,
que
es la más completa de esta orilla del Mediterráneo, aparte de los
fuertes exteriores, neomedievales construidos a finales del siglo XIX.
Melilla es (después de Barcelona y por encima de Madrid y Valencia) una de las ciudades con mayor representación del arte modernista
de España y la mayor representación del Modernismo en África. Hasta
1995 era una comarca de la provincia de Málaga, eentonces accedió administrativamente al estatuto de ciudad autónoma.
- de 1791, falleció el día anterior a su 41 cumpleaños, TOMÁS DE IRIARTE,
poeta español nacido un 18 de septiembre de 1750.
- de 1915, ADOLFO SÁNCHEZ VÁZQUEZ, filósofo y escritor hispanomexicano.
Nacido en Algeciras (Cádiz), tras estudiar Filosofía en la Universidad Complutense de Madrid, emigró a México en 1939 junto a otros intelectuales, científicos y artistas, tras la caída de la Segunda República Española, durante la Guerra Civil. Se cuentan entre sus obras: Del socialismo científico al socialismo utópico (1975), Recuerdos y reflexiones del exilio (1997), Ética y política (2007) y la recopilación de su poemario, Poesía (2005).
mi corazón invades. Yo te siento
en cuanto se repliega el pensamiento
hacia sus más recónditas laderas.
Quema tu paso, queman tus hogueras
y la razón se queda sin sustento.
El alma la modela el sentimiento
y se exaltan las viejas primaveras.
¡Oh ciega fuente de melancolías
que se lleva tan sólo nuestro olvido
y nos deja tan sólo la tristeza!
¡Cómo mueres en mí todos los días
y en tu niebla recobra su sentido
la España a la que vuelvo la cabe (Nostalgia)
Narrativa infantil y juvenil: Pampallugues, 1991. Des de la gàbia, 1992. Espaguetti Miu,1995.
Me llamo Martín, voy a ser vuestro guía y acompañante, vuestro amigo y hermano. Comprendo bien lo que sentís, veo vuestros rostros llenos de luz, de temor y de anhelo. Sé que habéis hecho un largo viaje, que os ha sobrecogido el vértigo del Espacio Profundo, y os habéis maravillado ante las frías bellezas siderales que en realidad son soles incandescentes. Sé de quienes tuvisteis que trabajar muy duro, en negocios legales o ilegales, para llegar hasta aquí. Todo eso yo lo he vivido antes. Hace tres ciclos aterricé en este espaciopuerto. Estáis en la Isla Lanza, desde donde un buque médico nos llevará a Isla Central. El personal del barco se encuentra a vuestra disposición. Si tenéis escrito un diario, lo leeremos con sumo interés. Aquí están nuestras manos abiertas. (Primeras líneas del relato 'Mares que cambian')
Hallamos la recopilación de su obra en: Obras completas de Alejandro Casona, Madrid, Aguilar, 1969. Fue citado en efemérides de su nacimiento, un 23 de marzo de 1903.
Algunos títulos: La sirena varada (1934), El mancebo que casó con mujer brava (1935), La dama del alba (1944) o Los árboles mueren de pie (1949).
HELENA. ¿Qué, sigue sin encontrarla?
MECANÓGRAFA. Es la primera vez que me ocurre una cosa así. Estoy segura de que esa ficha la extendí yo misma; el fichero está ordenado matemáticamente y soy capaz de encontrar lo que se me pida con los ojos cerrados. No comprendo cómo ha podido desaparecer.
HELENA. ¿No estará equivocada la nota?
MECANÓGRAFA. Imposible; es de puño y letra del Jefe. (Tendiéndosela.) 4-B-43. No puede haber ningún error.
HELENA. Hay dos.
MECANÓGRAFA. ¿Dos?
HELENA. Primero, no pronuncie nunca aquí, la palabra Jefe; parece otra cosa. Diga simplemente Director. Y segundo ¿cómo quiere encontrar a una muchacha de diez y siete años en las fichas azules? Hasta cumplir la mayor edad van en cartulina blanca.(Inicio de 'Los árboles mueren de pie')
Trabajó también como periodista de radio y televisión, colaboró en numerosos medios de la prensa escrita e incursionó en el cine como productor y haciendo algunas adaptaciones. Además de novelas policiacas, Bernal escribió cuentos, poesías, teatro, historia; también realizó algunas traducciones.
Entre sus obras: Improperio a Nueva York y otros poemas (poesía, 1943), las novelas El fin de la esperanza (1948), Caribal. El infierno verde (Publicada originalmente por entregas en La Prensa, del 4 de septiembre de 1954 al 5 de enero de 1955) y Tierra de gracia (1963), la recopilación de cuentos Doce narraciones inéditas (2006) y de su dramaturgia, Antonia; El maíz en la casa; La paz contigo; La carta (1961).
A las seis de la tarde se levantó de la cama y se puso los zapatos y la corbata. En el baño se echó agua en la cara y se peinó el cabello corto y negro. No tenía por qué rasurarse; nunca había tenido mucha barba y una rasurada le duraba tres días. Se puso una poca de agua de colonia Yardley, volvió al cuarto y del buró sacó la cuarenta y cinco. Revisó que tuviera el cargador en su sitio y un cartucho en la recámara. La limpió cuidadosamente con una gamuza y se la acomodó en la funda que le colgaba del hombro. Luego tomó su navaja de resorte, comprobó que funcionaba bien y se la guardó en la bolsa del pantalón. Finalmente se puso el saco de gabardina beige y el sombrero de alas anchas. Ya vestido volvió al baño para verse al espejo. El saco era nuevo y el sastre había hecho un buen trabajo; casi no se notaba el bulto de la pistola bajo el brazo, sobre el corazón. Inconscientemente, mientras se veía en el espejo, acarició el sitio donde la llevaba. Sin ella se sentía desnudo. El Licenciado, en la cantina de la Ópera, comentó un día que ese sentimiento no era más que un complejo de inferioridad, pero el Licenciado, como siempre, estaba borracho y, de todos modos, ¡al diablo con el Licenciado! La pistola cuarenta y cinco era parte de él, de Filiberto García; tan parte de él como su nombre o como su pasado. ¡Pinche pasado! (Primeras líneas de 'El complot mongol').