Hay veces que nuestro refranero desanima porque a menudo destaca por su falta de creencia en el ser humano.
Tal
vez sea porque un consejo es casi siempre un aviso ante algo
desagradable, pero estaréis conmigo en que así suele ser muchas veces.
Y aquí
de nuevo entran en danza los intereses económicos para recomendarnos que
no hagamos pagos por adelantado o nos podemos encontrar con que
recibiremos aquello que hayamos pagado, tarde y mal.
Menos
mal que, como suele ser habitual, siempre podemos darle varios sentidos
y entonces podríamos aplicarle el de "Quien
paga, descansa" (cuando terminas de pagar una deuda) al que a
veces se añade: "...y el que cobra, más";
como bien sabe quien ha tenido que pagar un monto importante, por
ejemplo, para la compra de su casa.
En
fin, para quien gana el pan "con el sudor de su frente" es bien difícil
eludir compromisos económicos a largo plazo y, por desgracia, sabemos
que a veces lleva casi toda una vida el poderlos saldar, pero "Quien
gasta y no gana.. ¿de qué comerá mañana?".
Así
que me temo que lo de los brazos quebrados(1),
a no ser en la primera acepción, dura poco.
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Prototipo de la persona que
se acaba endeudando tarde o temprano sería el del jugador, por lo que os
traigo esta lectura del mismo título:
"El jugador", de Fedor Dostoievski
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(1).- De quebrar: roto,
debilitado.