El Museo Nacional Smithsonian de Washington reveló que desde hace 6.700 años ya comían este alimento en Perú. Pero hacerlo en el cine no
fue hasta el año 1931, en Kansas City, cuando por primera vez se
permitió comer durante la visualización cinematográfica e instalar en el
hall del cine un puesto de venta de palomitas.
Efemérides literarias
Nacidos en este día
- de 1919, Joan BROSSA. Artista plástico, dramaturgo y poeta español en lengua catalana.
La aparición en 1970 de su
volumen Poesía rasa, recopilación de
diecisiete libros de poesía que habían tenido una ínfima difusión en su
momento o que se hallaban aún inéditos, supuso un fuerte revulsivo para
el panorama literario catalán, todavía sujeto a censura y a obstáculos
por motivos idiomáticos.
La
literatura de Brossa, de dimensiones enormes y que en parte aun no ha
visto la luz, fue redactada exclusivamente en lengua catalana. En total
públicó unos ochenta poemarios.
Su obra teatral es tan extensa (unas 350
piezas, editadas en seis
volúmenes más algunas inéditas, todo ello en curso de reedición) como
poco conocida. Está centrada en el teatro del absurdo, los diálogos
aparentemente irrelevantes y las situaciones grotescas. Web sobre el autor y su obra
- de 1923, Juan Carlos COLOMBRES, humorista
argentino caracterizado por una irónica caricatura y sátira de la
realidad sociopolítica de su país, bajo el seudónimo de Landrú.
Fue el creador de una serie de personajes paradigmáticos:
"Tía Vicenta", "El Señor Porcel", "El
Señor Cateura", "Rogelio, el hombre que
pensaba demasiado", "María Belén y Alejandra" (dos jóvenes de alto poder
adquisitivo pero patética y grotescamente frívolas).
En el 2014 publicó el libro "¡El que no se ríe es un maleducado!" que en
gran parte es compendio de sus principales obras. A fines de este mismo
año inicia las actividades Fundación Landrú, una organización sin fines de lucro creada por sus familiares con el
objeto de rescatar la obra del dibujante y difundirla en la actualidad.
- de 1930, Uxío NOVONEYRA, escritor y poeta español en lengua gallega.
Siendo hijo de una familia campesina, Folgoso de Caurel fue el
principal referente físico para sus versos, considerados de los mejores
en lo relativo a la paisajística, dentro de la literatura gallega. Se le
dedicó el Día das Letras Galegas de 2010.
De los años 1950-51 datan las colecciones de poemas tituladas Poemas de Dios e Caurel, de donde salieron Os Eidos.
En el mismo 1955, año de publicación de Os Eidos, empezó a publicar poesías en diarios y revistas
como "Vida Gallega" (donde publicaría un total de 15 poemas hasta 1961),
"Aturuxo", "Follas secas", "Luzes de Galicia", "Nordés", "Ólisbos",
"Dorna", "Ronsel" y muchos otros.
Cousos do lobo!
Caborcos do xabarín!
Eidos solos
Onde ninguén foi nin ha de ir!
O lobo! Os ollos o lombo do lobo!
Baixa o lobo polo ollo do bosco
Movendo nas flairas dos teixos
Ruxindo na folla dos carreiros
En busca da vagoada máis sola e máis medosa...
Rastrexa
Párase e venta
Finca a pouta ergue a testa e oula cara o ceo
Con toda a sombra da noite na boca. (De OS EIDOS)
Cousos do lobo!
Caborcos do xabarín!
Eidos solos
Onde ninguén foi nin ha de ir!
O lobo! Os ollos o lombo do lobo!
Baixa o lobo polo ollo do bosco
Movendo nas flairas dos teixos
Ruxindo na folla dos carreiros
En busca da vagoada máis sola e máis medosa...
Rastrexa
Párase e venta
Finca a pouta ergue a testa e oula cara o ceo
Con toda a sombra da noite na boca. (De OS EIDOS)
En 1960, aun siendo menor de edad, publica "El río". El 20 de diciembre de ese año comparte con César Calvo, el primer premio en el concurso " El poeta joven del Perú", por su poemario "El viaje".
En
1961 viaja a Moscú,
invitado por el Forum Internacional de la Juventud, permaneciendo 15
días en Rusia que marcarían el rumbo de su vida. Esto queda evidenciado
en sus poemas "En la plaza Roja" y "Plaza Roja 1961". Conoce China,
luego París, donde visitaría la tumba de César Vallejo y posteriormente
viajó a Madrid. En 1963 retorna al Perú para librar una guerra contra
el gobierno militar que había tomado el poder mediante
un golpe de estado.
En la noche del 14 de mayo de 1963, en Puerto Maldonado, Javier Heraud,
junto con otros seis compañeros, discutieron con miembros de la Guardia
Republicana, siendo conducidos a la comisaría. En el trayecto se les
aplicó la ley de fugas y murió el poeta a los 21 años de edad.
No deseo la victoria.
La victoria es siempre pasajera,
no queda después sino la muerte,
el regocijo, el gozo falso de la vida:
una hierba caída sobre el hombro,
un refugio que aguarda su retorno,
un escondido llanto después de la
batalla y la victoria.
Un vaso palpitante,
un cuerpo en perpetuo movimiento,
un cenicero vacío eternamente
son más efímeros que la victoria,
efímera y vana, cansada y agotante.
Difícil es remar a remo suelto,
difícil llenar el vaso lleno,
difícil cambiar el tiempo ajeno.
No deseo la victoria ni la muerte,
no deseo la derrota ni la vida,
sólo deseo el árbol y su sombra,
la vida con su muerte. (Fragmento de 'Krisna o los deseos').
No deseo la victoria.
La victoria es siempre pasajera,
no queda después sino la muerte,
el regocijo, el gozo falso de la vida:
una hierba caída sobre el hombro,
un refugio que aguarda su retorno,
un escondido llanto después de la
batalla y la victoria.
Un vaso palpitante,
un cuerpo en perpetuo movimiento,
un cenicero vacío eternamente
son más efímeros que la victoria,
efímera y vana, cansada y agotante.
Difícil es remar a remo suelto,
difícil llenar el vaso lleno,
difícil cambiar el tiempo ajeno.
No deseo la victoria ni la muerte,
no deseo la derrota ni la vida,
sólo deseo el árbol y su sombra,
la vida con su muerte. (Fragmento de 'Krisna o los deseos').
Obras en prosa: Por si se va la luz (2013). Piel de lobo (2016). Deshabitar: Un recorrido vital por las habitaciones de la crisis inmobiliaria (Referentes) (ensayo, 2020). La ciudad (2022).
Relatos: Casi todas las tijeras (2004), Cuatro veces fuego (2008), La menuda (2023).
Poesía: La herida costumbre (2008). Después de la apnea (2013). Tuve una jaula (2019). Tempestad en víspera de viernes (2020).
A veces amanece
y la ciudad se ha ido.
Las farolas con sus pasos
desgarbados,
el ruido torpe
del puente de hierro.
No quedan gaviotas en el mar.
Un milenio agotado.
Después, los gritos de los
niños escapando,
el alborozo de todas
las faldas al vuelo.
Hay un paso de cebra
dibujado en mi colchón,
la sombra de un atropello
entre mis sábanas.
y la ciudad se ha ido.
Las farolas con sus pasos
desgarbados,
el ruido torpe
del puente de hierro.
No quedan gaviotas en el mar.
Un milenio agotado.
Después, los gritos de los
niños escapando,
el alborozo de todas
las faldas al vuelo.
Hay un paso de cebra
dibujado en mi colchón,
la sombra de un atropello
entre mis sábanas.
Fallecieron en esta fecha
- de 1947, Manuel MACHADO, poeta español enmarcado en el Modernismo, hermano mayor de Antonio Machado.
Creó una nueva variante de soleá en la que el verso central tiene un número desproporcionado de sílabas (9, 10, 11, ó más sílabas), que bautizó como soleariyas.
Fue nombrado académico de la Lengua Española con fecha de 5 de enero de
1938 . La noticia
se la dan "dos escritores que llegan de Salamanca" (Pemán y D'Ors).
Continuó en algunos aspectos la tarea de su padre como divulgador y
renovador del folclore popular y el «cante hondo». Su producción poética
abunda en estructuras idóneas para el cante: coplas, seguidillas, y
soleares.Creó una nueva variante de soleá en la que el verso central tiene un número desproporcionado de sílabas (9, 10, 11, ó más sílabas), que bautizó como soleariyas.
También cultivó el romance, los cuartetos y serventesios, y el soneto, estrofa que renovó con una variante (el sonetillo),
que utiliza versos de arte menor, generalmente octosílabos, y en algún
caso trisílabos (como en el sonetillo titulado «Verano»).
Escribió con su hermano obras de teatro de ambiente andaluz:
Desdichas de la fortuna o Julianillo Valcárcel (1926). Juan de Mañara (1927). Las adelfas (1928). La Lola se va a los puertos (1929). La prima Fernanda (1931). La duquesa de Benamejí (1932). El hombre que murió en la guerra (1928, estrenada en 1941).
El ciego sol se estrella
en las duras aristas de las armas,
llaga de luz los petos y espaldares
y flamea en las puntas de las lanzas.
El ciego sol, la sed y la fatiga.
Por la terrible estepa castellana,
al destierro, con doce de los suyos,
—polvo, sudor y hierro— el Cid cabalga.
Cerrado está el mesón a piedra y lodo...
Nadie responde. Al pomo de la espada
y al cuento de las picas, el postigo
va a ceder... ¡Quema el sol, el aire abrasa!
A los terribles golpes,
de eco ronco, una voz pura, de plata
y de cristal, responde... Hay una niña
muy débil y muy blanca,
en el umbral. Es toda
ojos azules; y en los ojos, lágrimas.
Oro pálido nimba
su carita curiosa y asustada.
«¡Buen Cid! Pasad... El rey nos dará muerte,
arruinará la casa
y sembrará de sal el pobre campo
que mi padre trabaja...
Idos. El Cielo os colme de venturas...
En nuestro mal, ¡oh Cid!, no ganáis nada».
Calla la niña y llora sin gemido...
Un sollozo infantil cruza la escuadra
de feroces guerreros,
y una voz inflexible grita: «¡En marcha!»
El ciego sol, la sed y la fatiga.
Por la terrible estepa castellana,
al destierro, con doce de los suyos
—polvo, sudor y hierro—, el Cid cabalga. ('Castilla')
El ciego sol se estrella
en las duras aristas de las armas,
llaga de luz los petos y espaldares
y flamea en las puntas de las lanzas.
El ciego sol, la sed y la fatiga.
Por la terrible estepa castellana,
al destierro, con doce de los suyos,
—polvo, sudor y hierro— el Cid cabalga.
Cerrado está el mesón a piedra y lodo...
Nadie responde. Al pomo de la espada
y al cuento de las picas, el postigo
va a ceder... ¡Quema el sol, el aire abrasa!
A los terribles golpes,
de eco ronco, una voz pura, de plata
y de cristal, responde... Hay una niña
muy débil y muy blanca,
en el umbral. Es toda
ojos azules; y en los ojos, lágrimas.
Oro pálido nimba
su carita curiosa y asustada.
«¡Buen Cid! Pasad... El rey nos dará muerte,
arruinará la casa
y sembrará de sal el pobre campo
que mi padre trabaja...
Idos. El Cielo os colme de venturas...
En nuestro mal, ¡oh Cid!, no ganáis nada».
Calla la niña y llora sin gemido...
Un sollozo infantil cruza la escuadra
de feroces guerreros,
y una voz inflexible grita: «¡En marcha!»
El ciego sol, la sed y la fatiga.
Por la terrible estepa castellana,
al destierro, con doce de los suyos
—polvo, sudor y hierro—, el Cid cabalga. ('Castilla')
De dilatada trayectoria y compromiso social, escribió novelas, teatro, cuentos y ensayos. Debió exiliarse en 1974 y permaneció en México hasta 1983, donde trabajó con Montoneros.
Practicó el cuento y la novela, así como el ensayo, siendo ganador de
premios tan importantes como el Casa de las Américas o el del Fondo Nacional de las Artes o el Nacional de Novela de México.
Entre sus obras:
Memorias de un hombre de bien (1964); Genio y figura de Martínez Estrada (1970); La buena gente (1970); Cantares de las madres de Plaza de Mayo (1983); Hacer la América (trilogía, 1984); Historias imaginarias de la Argentina (1986); Cuentos con tango (1988); Discepolín (1989); Las Botas de Anselmo Soria (1992); Un caballero en las tierras del sur (1997); Yo, argentino (2000).
Ella tuvo la culpa, señor Juez. Hasta entonces, hasta el día en que llegó, nadie se quejó de mi conducta. Puedo decirlo con la frente bien alta. Yo era el primero en llegar a la oficina y el último en irme. Mi escritorio era el más limpio de todos. Jamás me olvidé de cubrir la máquina de calcular, por ejemplo, o de planchar con mis propias manos el papel carbónico.
El año pasado, sin ir muy lejos, recibí una medalla del mismo gerente. En cuanto a ésa, me pareció sospechosa desde el primer momento.Vino con tantas ínfulas a la oficina. Además ¡qué exageración! recibirla con un discurso, como si fuera una princesa. Yo seguí trabajando como si nada pasara. Los otros se deshacían en elogios. Alguno deslumbrado, se atrevía a rozarla con la mano. ¿Cree usted que yo me inmuté por eso, Señor Juez? No. Tengo mis principios y no los voy a cambiar de un día para el otro. Pero hay cosas que colman la medida. La intrusa, poco a poco, me fue invadiendo. Comencé a perder el apetito. Mi mujer me compró un tónico, pero sin resultado. ¡Si hasta se me caía el pelo, señor, y soñaba con ella! Todo lo soporté, todo. Menos lo de ayer. "González - me dijo el Gerente - lamento decirle que la empresa ha decidido prescindir de sus servicios". Veinte años, Señor Juez, veinte años tirados a la basura. Supe que ella fue con la alcahuetería.Y yo, que nunca dije una mala palabra, la insulté. Sí, confieso que la insulté, señor Juez, y que le pegué con todas mis fuerzas. Fui yo quien le dio con el fierro. Le gritaba y estaba como loco. Ella tuvo la culpa. Arruinó mi carrera , la vida de un hombre honrado, señor. Me perdí por una extranjera, por una miserable computadora, por un pedazo de lata, como quien dice. (Fragmento de 'La Intrusa').
Memorias de un hombre de bien (1964); Genio y figura de Martínez Estrada (1970); La buena gente (1970); Cantares de las madres de Plaza de Mayo (1983); Hacer la América (trilogía, 1984); Historias imaginarias de la Argentina (1986); Cuentos con tango (1988); Discepolín (1989); Las Botas de Anselmo Soria (1992); Un caballero en las tierras del sur (1997); Yo, argentino (2000).
Ella tuvo la culpa, señor Juez. Hasta entonces, hasta el día en que llegó, nadie se quejó de mi conducta. Puedo decirlo con la frente bien alta. Yo era el primero en llegar a la oficina y el último en irme. Mi escritorio era el más limpio de todos. Jamás me olvidé de cubrir la máquina de calcular, por ejemplo, o de planchar con mis propias manos el papel carbónico.
El año pasado, sin ir muy lejos, recibí una medalla del mismo gerente. En cuanto a ésa, me pareció sospechosa desde el primer momento.Vino con tantas ínfulas a la oficina. Además ¡qué exageración! recibirla con un discurso, como si fuera una princesa. Yo seguí trabajando como si nada pasara. Los otros se deshacían en elogios. Alguno deslumbrado, se atrevía a rozarla con la mano. ¿Cree usted que yo me inmuté por eso, Señor Juez? No. Tengo mis principios y no los voy a cambiar de un día para el otro. Pero hay cosas que colman la medida. La intrusa, poco a poco, me fue invadiendo. Comencé a perder el apetito. Mi mujer me compró un tónico, pero sin resultado. ¡Si hasta se me caía el pelo, señor, y soñaba con ella! Todo lo soporté, todo. Menos lo de ayer. "González - me dijo el Gerente - lamento decirle que la empresa ha decidido prescindir de sus servicios". Veinte años, Señor Juez, veinte años tirados a la basura. Supe que ella fue con la alcahuetería.Y yo, que nunca dije una mala palabra, la insulté. Sí, confieso que la insulté, señor Juez, y que le pegué con todas mis fuerzas. Fui yo quien le dio con el fierro. Le gritaba y estaba como loco. Ella tuvo la culpa. Arruinó mi carrera , la vida de un hombre honrado, señor. Me perdí por una extranjera, por una miserable computadora, por un pedazo de lata, como quien dice. (Fragmento de 'La Intrusa').