Muchas pueden ser las causas, muchas sus manifestaciones. Unas juguetonas, como los poltergeists, otras en busca de venganza, terroríficas todas.
Sea como sea, siempre les es común la tristeza, la desesperación; por lo que el desafortunado al que se aplica este vagar como alma en pena es siempre una persona triste, digna de lástima, a quien la suerte ha vuelto la espalda y difícilmente encuentra salida a su situación.
Recogido en "Más vale refrán en mano... (De abuelos a nietos)" ¡Pídelo!
Muchas son las muestras literarias, cinematográficas y artísticas que han desarrollado el tema. Sin embargo, quiero destacar hoy la maestría de Gustavo Adolfo Bécquer y señalar entre todas, no por su mayor maestría, sino por el tema que nos ocupa, la de "El monte de las ánimas" que podéis leer en ciudadseva.com, de las que ofrezco un fragmento y un vídeo con la narración:
Aquello no fue una cacería, fue una batalla espantosa: el monte quedó sembrado de cadáveres, los lobos a quienes se quiso exterminar tuvieron un sangriento festín. Por último, intervino la autoridad del rey: el monte, maldita ocasión de tantas desgracias, se declaró abandonado, y la capilla de los religiosos, situada en el mismo monte y en cuyo atrio se enterraron juntos amigos y enemigos, comenzó a arruinarse.
Desde entonces dicen que cuando llega la noche de difuntos se oye doblar sola la campana de la capilla, y que las ánimas de los muertos, envueltas en jirones de sus sudarios, corren como en una cacería fantástica por entre las breñas y los zarzales. Los ciervos braman espantados, los lobos aúllan, las culebras dan horrorosos silbidos, y al otro día se han visto impresas en la nieve las huellas de los descarnados pies de los esqueletos. Por eso en Soria le llamamos el Monte de las Ánimas, y por eso he querido salir de él antes que cierre la noche.
Ejercicio propuesto: La COMPARACIÓN.