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martes, 2 de junio de 2020

COVID-19. Lectura y compañía perruna


Si  esta pandemia y la necesidad de confinarnos en nuestras casas ha traído cosas buenas (alguna más habrá y , si queréis, las comentamos) han sido las más relevantes estas dos que componen el título de la presente entrada.
Y es que un libro está hecho para compartir, acompañar y perdurar, y ya sea en formato electrónico (digital) como en papel, durante estos laaaarrrrrgoooossss días muchos hemos podido echar mano de ellos y redescubrir su importancia.
Y en ese mismo sentido -el de compartir y acompañar ( por desgracia no es sencillo el de "perdurar" a no ser en el recuerdo)- hay que alzar una lanza en favor de estos animalitos símbolos de la fidelidad y, por  muchos motivos, calificados de "amigos".
Ambas amistades, decía, han servido para paliar este encierro forzoso... Y tantos otros a lo largo de la Historia.
Cuando una tiene el privilegio de conocer de primera mano escritores de más y menos renombre, aún es más urgente la necesidad de subrayar su mérito e importancia y es por eso que es muy de apreciar elq ue en este blog sean incluidos junto a tantos autores consagrados, muchos noveles que se han podido conocer de cerca.
Lo importante es, pues, que si no es posible ambas opciones,  la lectura sobre todo se mantenga y perdure cuando la "normalidad" se restablezca: significará que algo hemos aprendido. ;)

lunes, 6 de julio de 2015

Leyendo "Don Quijote". 1ª parte. Cap. 1. Primera salida. (Video)


Capítulo Primero
Que trata de la condición y ejercicio del famoso hidalgo D. Quijote de la Mancha
 En un lugar de la Mancha, de cuyo nombre no quiero acordarme, no ha mucho tiempo que vivía un hidalgo de los de lanza en astillero, adarga antigua, rocín flaco y galgo corredor. Una olla de algo más vaca que carnero, salpicón las más noches, duelos y quebrantos los sábados, lentejas los viernes, algún palomino de añadidura los domingos, consumían las tres partes de su hacienda. El resto della concluían sayo de velarte, calzas de velludo para las fiestas con sus pantuflos de lo mismo, los días de entre semana se honraba con su vellori de lo más fino. Tenía en su casa una ama que pasaba de los cuarenta, y una sobrina que no llegaba a los veinte, y un mozo de campo y plaza, que así ensillaba el rocín como tomaba la podadera. Frisaba la edad de nuestro hidalgo con los cincuenta años, era de complexión recia, seco de carnes, enjuto de rostro; gran madrugador y amigo de la caza. Quieren decir que tenía el sobrenombre de Quijada o Quesada (que en esto hay alguna diferencia en los autores que deste caso escriben), aunque por conjeturas verosímiles se deja entender que se llama Quijana; pero esto importa poco a nuestro cuento; basta que en la narración dél no se salga un punto de la verdad.

Así es como empieza el libro. ¡Seguro que lo conocíais de sobra!. Pues bien, así es como nos presenta Cervantes a su protagonista: Un hombre de unos cincuenta años, muy delgado, de costumbres cotidianas y sencillas, no muy rico pero sí lo suficientemente acomodado como para tener un ama que atendiera la casa y un "mozo para todo".

El único problema que tenía este buen señor era su afición a la lectura de libros de caballerias, que tanto y tanto le gustaban que acabaron en una obsesión tal que creó en él la necesidad de salir como sus protagonistas en busca de aventuras "deshaciendo todo género de agravio, y poniéndose en ocasiones y peligros, donde acabándolos, cobrase eterno nombre y fama."

Pero para ello necesitaba cumplir todos los requisitos, así que "Limpias, pues, sus armas, hecho del morrión celada, puesto nombre a su rocín, y confirmándose a sí mismo, se dió a entender que no le faltaba otra cosa, sino buscar una dama de quien enamorarse, porque el caballero andante sin amores, era árbol sin hojas y sin fruto, y cuerpo sin alma." convirtió en su amada a "una moza labradora de muy buen parecer, de quien él un tiempo anduvo enamorado, aunque según se entiende, ella jamás lo supo ni se dió cata de ello. Llamábase Aldonza Lorenzo, y a esta le pareció ser bien darle título de señora de sus pensamientos; y buscándole nombre que no desdijese mucho del suyo, y que tirase y se encaminase al de princesa y gran señora, vino a llamarla DULCINEA DEL TOBOSO"

Y este primer capítulo dio origen a la obra mundialmente reconocida y apreciada.
¡Seguimos!