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lunes, 10 de julio de 2017

Espacio para vuestras dudas en LITERATURA ESPAÑOLA

Espacio para vuestras dudas en LITERATURA ESPAÑOLA

Probablemente habréis llegado aquí desde nuestro Blog. Así que ya sabéis que con el fin de que todos podáis compartir los intercambios, este espacio servirá para ello.
Para los que llegáis aquí por otro camino, bienvenidos: podréis hacer preguntas, comentar o consultar temas de LITERATURA ESPAÑOLA que os interesen y no estén ya en nuestro blog.
Los comentarios necesitan moderación antes de ser publicados, así que basta con dar a "enviar" una vez. De este modo conseguimos dos cosas:
- Enterarnos de que ha llegado una nueva consulta, y
- Evitar salidas de tono, SPAM, etc... de quienes no saben respetar a los demás.
No os preocupéis, se os responderá.
Saludos.

jueves, 29 de junio de 2017

Samaniego - Fábula 2 El charlatán


Pasan los años y los hombres no cambian: seguimos cayendo en engaños de charlatanes,
¿Que nos enseña esta fábula?

¿Cuál es la moraleja?
¿Estáis de acuerdo? ¿os parece que esto no pasa hoy en día?




Aquí tenéis el texto:


«Si cualquiera de ustedes
se da por las paredes
o arroja de un tejado
y queda a bien librar descostillado,
yo me reiré muy bien; importa un pito,
como tenga mi bálsamo exquisito.»
Con esta relación un chacharero
gana mucha opinión y más dinero,
pues el vulgo, pendiente de sus labios,
más quiere a un charlatán que a veinte sabios.
Por esta conveniencia
los hay el día de hoy en toda ciencia
que ocupan igualmente acreditados,
cátedras, academias y tablado .
Prueba de esta verdad será un famoso
doctor en elocuencia, tan copioso
de charlatanería,
que ofreció enseñaría
a hablar discreto cono fecundo pico
en diez anos de término a un borrico.
Sábelo el rey le llama, y al momento
le manda dé lecciones a un jumento;
pero bien entendido
que sería, cumpliendo lo ofrecido,
ricamente premiado;
mas cuando no, que moriría ahorcado.
El doctor asegura nuevamente,
sacar un orador asno elocuente.
Dícele callandito un cortesano:
«Escuche, buen hermano,
su frescura me espanta;
a cáñamo me huele su garganta.»
«No temáis, señor mío
-respondió el charlatán-, pues yo me río.
En diez años de plazo que tenemos,
el rey, el asno o yo ¿no moriremos?
Nadie encuentra embarazo
en dar un largo plazo
a importantes negocios; mas no advierte
que ajusta mal su cuenta sin la muerte. 

martes, 26 de marzo de 2013

¿Sabías que... (23 a 25 de marzo)

Del 21 al 27 de marzo: Semana de solidaridad con los pueblos que luchan contra el racismo y la discriminación racial

Un 23 de marzo de 1903, nace Alejandro Casona, dramaturgo español autor de obras como "La sirena varada", "Prohibido suicidarse en primavera"  o "Los árboles mueren de pie".

Un 24 de marzo

- de 1579 nace Tirso de Molina, escritor español, dramaturgo, que cuenta entre su prolífica obra con la versión del D. Juan Tenorio El Burlador de Sevilla y el convidado de  piedra en el que éste (a diferencia del de Zorrilla) resulta castigado. Otras obras: "Don Gil de las calzas verdes" o "El condenado por desconfiado".

- de 1809, nace Mariano José de Larra, escritor y periodista español al que ya mencionamos con ocasión de la fecha de su suicidio.

Día Mundial de la TuberculosisDía Internacional del Derecho a la Verdad en relación con Violaciones Graves de los Derechos Humanos y de la Dignidad de las Víctimas.

Un 25 de Marzo

- de 1808 nace José de Espronceda, poeta romántico español destacado por obras como "El estudiante de Salamanca" y "La canción del Pirata".

- de 1947, nace Luís Landero, autor de Juegos de la edad tardía, que recibió los premios de la Crítica de 1989 y el Nacional de Literatura en 1990, y autor de numerosos  artículos de prensa recogidos en ¿Cómo le corto el pelo, caballero? (2004).

- de 1458, fallece Íñigo López de Mendoza, poeta español más conocido como Marqués de Santillana. Primer autor español que usó el soneto -"Sonetos fechos al itálico modo"- también dejó para la posteridad sus "Serranillas", "Carta proemio al Condestable de Portugal" o "Refranes que dicen las viejas tras el fuego".

Día Mundial del Niño por Nacer
Día Internacional de Rememoración de las Víctimas de la Esclavitud y la Trata Transatlántica de Esclavos





martes, 12 de febrero de 2013

72.- "Morder la mano que te da de comer"

  .*.*.*.*.*.*.*.*.*.*.*.*.*.*.*.*.*.*.*.*.

 Tuve un perro, Gus, mezcla de doberman y pastor alemán, al que acogí tras leer un anuncio ofreciéndolo (tenía solo dos meses, y había aparecido en el campo en un criadero de perros de raza). Estuvo ocho años conmigo... murió envenenado. Pensamos que quizás comió veneno para ratas, pues había por entonces una plaga.

 Dibujo de MANUEL MARTÍN MORGADOLa anécdota es la siguiente: Había otro perro que le tenía inquina(1) y siempre se gruñían cuando nos cruzábamos en el paseo. El perro tenía amo, pero casi siempre vagaba solo.

 El caso es que en uno de esos encuentros, y en esa ocasión iba con el amo (quizás eso lo envalentonó), el perro decidió pasar a la acción y se lanzó a pelearse. Mi perro se defendió. El susto al verlos enzarzarse fue mayúsculo y mi reacción fue meter la mano entre ellos para intentar separarlos cogiendo a Gus del collar.

 Los afilados colmillos me hirieron y comencé a sangrar. Cuando mi perro me oyó quejarme y vio la sangre, simplemente se paró, aulló lastimeramente y dejó la pelea, aun a riesgo de que el otro animal le dañara.

El dueño pudo entonces coger a su perro y volvimos a casa.

 Supongo que es lo suficientemente explícito:

Un perro jamás muerde la mano que le da de comer.

 Las personas, sí. La ingratitud está a la orden del día, y el egoísmo, el orgullo, hacen olvidar que "de bien nacidos es ser agradecidos".

 De ahí que se use este dicho para definir la ingratitud.

 .-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.

 Un relato breve, hasta ahora inédito, de la escritora Charlotte Brontë (1816-1855), autora de Jane Eyre, fue publicado por el London Review of Books en inglés y en el idioma original en que fue escrito por la autora británica: el francés. Se trata de “L’ingratitude”, firmado el 16 de marzo de 1842 y redactado como una tarea impuesta por su tutor, el belga Constantin Heger.

 La traducción es la siguiente:

Una rata, hastiada de la vida de las ciudades y de las cortes (porque ya había jugado su parte en los palacios de los reyes y en los salones de los grandes señores), una rata a quien la experiencia había hecho sabia, en resumen, una rata que de cortesana se convirtió en filósofa se había retirado a su casa de campo (un agujero en el tronco de un olmo joven y grande), donde vivió como un eremita devoto dedicando todo su tiempo y cuidado a la educación de su único hijo.

La joven rata, quien todavía no había recibido aquellas severas pero saludables lecciones que la experiencia da, era un poco irreflexiva, los sabios consejos de su padre parecían aburrirlo, la sombra y la tranquilidad de los bosques, en vez de calmar su mente, lo cansaban. Creció impaciente por viajar y ver el mundo.

Una mañana, se despertó temprano, preparó una pequeña bolsa con queso y granos y, sin decir ni una palabra a nadie, el ingrato abandonó a su padre y a su casa paterna y partió hacia tierras desconocidas.

Al principio todo le parecía encantador, las flores eran más frescas, los árboles eran de un verde que él nunca había visto antes en su casa, y también vio muchas maravillas: un animal con una cola más larga que su cuerpo (era una ardilla), una pequeña criatura que llevaba su casa en la espalda (era un caracol). Después de un par de horas, se acercó a una granja, el olor de la cocina lo atraía, entró en el corral y entonces vio una especie de pájaro mágico que estaba haciendo un horrible ruido mientras marchaba con un aire temerario y orgulloso. El pájaro era un pavo, pero la joven rata lo vio como si fuera un monstruo, se asustó por su aspecto e inmediatamente huyó.

Llegando la noche, ingresó a un bosque, aburrido y cansado se sentó a los pies de un árbol, abrió su pequeña bolsa, comió su cena y se fue a dormir.

Al despertarse por el canto de la alondra, sintió sus miembros entumecidos por el frío, su dura cama lo lastimaba; en ese momento pensó en su padre, el ingrato se acordó del cuidado y la ternura de la vieja rata buena, y formuló promesas vanas para el futuro, pero era demasiado tarde, el frío congeló su sangre. La experiencia fue para él como una amante austera, ella le dio una lección pero también un castigo; estaba muerto.

Al día siguiente, un leñador encontró su cuerpo, lo vio como algo asqueroso y lo pateó sin pensar que ahí yacía el ingrato hijo de un amoroso padre.

Hallado en:


 .-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.

(1) inquina.- ( http://www.rae.es )

(Quizá derivado del cultismo inquinar). 1. f. Aversión, mala voluntad.

lunes, 26 de noviembre de 2012

Leyendo el Quijote. 1ª parte. Capítulo 45.

Capítulo cuadragésimo quinto:  Donde se acaba de averiguar la duda del yelmo de Mambrino y de la albarda, y otras aventuras sucedidas, con toda verdad .
 
Veíamos en el capítulo precedente cómo las versiones sobre la bacía o yelmo de Mambrino ("baciyelmo" lo llama Sancho, muy acertadamente) eran bien distintas según las dieran nuestros protagonistas o su anterior propietario.
 
Esa diferencia obliga a los allí presentes a dar su opinión, y no desaprovecha el barbero la ocasión para reírse del hecho y, de paso, ganarse un poco más la confianza de Don Quijote, al que, como sabemos, querían hacer retornar a su casa. El caso es que comenta: Y así, y tras apoyar
 
-Señor barbero, o quien sois, sabed que yo también soy de vuestro oficio, y tengo más ha de veinte años carta de examen, y conozco muy bien de todos los instrumentos de la barbería, sin que le falte uno; y ni más ni menos fui un tiempo en mi mocedad soldado, y sé también qué es yelmo, y qué es morrión, y celada de encaje, y otras cosas tocantes a la milicia, digo, a los géneros de armas de los soldados; y digo, salvo mejor parecer, remitiéndome siempre al mejor entendimiento, que esta pieza que está aquí delante y que este buen señor tiene en las manos no sólo no es bacía de barbero, pero está tan lejos de serlo como está lejos lo blanco de lo negro y la verdad de la mentira; también digo que éste, aunque es yelmo, no es yelmo entero.
-No, por cierto -dijo don Quijote-, porque le falta la mitad (...)
 
Y así, y tras apoyar dichas palabras todos los que estaban en el complot (cura, Cardenio, ...) y las conclusiones a las que llega Don Quijote sobre los extraordinarios  sucesos que ocurren en ese castillo, dejan al pobre barbero en un estado de confusión tal que ya no sabe si es él quien no rige o se ha encontrado entre un grupo de personas que consideraba respetables y son a cual más loco.
 
Para aquellos que la tenían del humor de don Quijote era todo esto materia de grandísima risa; pero para los que le ignoraban les parecía el mayor disparate del mundo, especialmente a los cuatro criados de don Luis, y a don Luis ni más ni menos, y a otros tres pasajeros que acaso habían llegado a la venta, que tenían parecer de ser cuadrilleros, como, en efeto, lo eran. Pero el que más se desesperaba era el barbero, (...)
 
Estos que no entendían nada no pueden evitar el intentar mediar en lo que allí se discutía y, naturalmente, lo único que consiguen es liar aún más la insensata situación, aumentando las risas de los que sabían de la locura "quijoteril" y desconcertándoles aún más la airada reacción de nuestro caballero. ¡Vaya que si se lió!:
 
El barbero aporreaba a Sancho; Sancho molía al barbero; don Luis, a quien un criado suyo se atrevió a asirle del brazo porque no se fuese, le dio una puñada, que le bañó los dientes en sangre; el oidor le defendía; don Fernando tenía debajo de sus pies a un cuadrillero, midiéndole el cuerno con ellos muy a su sabor; el ventero tomó a reforzar la voz, pidiendo favor a la Santa Hermandad; de modo que toda la venta era llantos, voces, gritos, confusiones, temores, sobresaltos, desgracias, cuchilladas, mojicones, palos, coces y efusión de sangre. Y en mitad deste caos, máquina y laberinto de cosas, se le representó en la memoria a don Quijote que se veía metido de hoz y de coz en la discordia del campo de Agramante, y así dijo, con voz que atronaba la venta:
-Ténganse todos; todos envainen; todos se sosieguen; óiganme todos, si todos quieren quedar con vida.
 
En fin el más loco de todos fue el que vino a traer la paz y la cosas se apaciguaron, volviendo las aguas a su cauce. Pero no era cuestión de desaprovechar la ocasión, por lo que deciden presentar a Don Quijote a la Santa Hermandad, una excusa como otra cualquiera para terminar ya de devolverle a su casa, atado y encantado por una razón suficientemente fuerte para nuestro protagonista, que a pesar de todo aún exclama, indignado:
 
(...) decidme: ¿Quién fue el ignorante que firmó mandamiento de prisión contra un tal caballero como yo soy? ¿Quién el que ignoró que son exentos de todo judicial fuero los caballeros andantes, y que su ley es su espada, sus fueros sus bríos, sus premáticas su voluntad? ¿Quién fue el mentecato, vuelvo a decir, que no sabe que no hay ejecutoria de hidalgo con tantas preeminencias ni exenciones como la que adquiere un caballero andante el día que se arma caballero y se entrega al duro ejercicio de la caballería? ¿Qué caballero andante pagó pecho, alcabala, chapín de la reina, moneda forera, portazgo ni barca? ¿Qué sastre le llevó hechura de vestido que le hiciese? ¿Qué castellano le acogió en su castillo que le hiciese pagar el escote? ¿Qué rey no le asentó a su mesa? ¿Qué doncella no se le aficionó y se le entregó rendida, a todo su talante y voluntad? Y, finalmente, ¿qué caballero andante ha habido, hay ni habrá en el mundo, que no tenga bríos para dar él solo cuatrocientos palos a cuatrocientos cuadrilleros que se le pongan delante?
 
¡Seguimos!
 
 
 
 
 

viernes, 9 de noviembre de 2012

Leyendo El Quijote. 1ª parte. Capítulo 44.

Capítulo cuadragésimo cuarto:
Donde se prosiguen los inauditos sucesos de la venta
 
No era Don Quijote de los que se rinden, así que a grandes voces consiguió llamar la atención de los de la posada, no sin antes dar tiempo a la Maritornes de desatar el estribo para que no quedaran restos de su "trastada". El caso es que cuando acudieron y vieron de tal guisa a nuestro caballero, una vez que le hubieron desatado, comprobaron una vez más los que le conocían el grado de locura de nuestro caballero e informaron de ella a los recién llegados.
 
Estos caballeros venían en busca del enamorado de Doña Clara, del que, disfrazado de caballerizo, ya supimos por ella misma y por la prodigiosa voz que todos pudieron escuchar.
 
En fin, que aunque el ventero no supo dar noticias ciertas, los demás sí indicaron que dicho caballerizo podía ser el que buscaban, y se enzarzaron los cuatro caballeros con don Luis, que este era su nombre, al que encontraron dormido junto a un mozo de mulas, para llevarle, de grado o por fuerza, junto a su padre...
 
Ya a esta sazón habían acudido a la porfía todos los más que en la venta estaban, especialmente Cardenio, don Fernando, sus camaradas, el oidor, el cura, el barbero y don Quijote, que ya le pareció que no había necesidad de guardar más el castillo. Cardenio, como ya sabia la historia del mozo, preguntó a los que llevarle querían que qué les movía a querer llevar contra su voluntad a aquel muchacho.
-Muévenos -respondió uno de los cuatro- dar la vida a su padre, que por la ausencia deste caballero queda a peligro de perderla.
A esto dijo don Luis:
-No hay para qué se dé cuenta aquí de mis cosas; yo soy libre, y volveré si me diere gusto, y si no, ninguno de vosotros me ha de hacer fuerza.
 
Entretanto, quisieron aprovecharse del jaleo dos huéspedes para irse sin pagar, pero no era el ventero de los que descuidan sus intereses, por lo que desembocó la trifulca en una pelea tal que pidieron ayuda a D. Quijote. Contestó éste que, según las leyes de caballería, no podía meterse en nueva empresa si ya estaba comprometido en una (como le pasaba a él con la princesa Micomicona) y que, sin embargo, podría ayudarle si le daban permiso. Consiguió la autorización de Dorotea, como es lógico, pero había otro problema: no podía un caballero inmiscuirse en peleas "escuderiles", así que no había otra: sería Sancho el que debería ocuparse de ello.
 
Deja el autor el asunto de la pelea para volver a ocuparse de don Luis, a quien el padre de doña Clara ya había reconocido como el hijo de su vecino. Y con esta confianza, se relata:
 
-Señor mío, yo no sé deciros otra cosa sino que desde el punto que quiso el cielo y facilitó nuestra vecindad que yo viese a mi señora doña Clara, hija vuestra y señora mía, desde aquel instante la hice dueña de mi voluntad; y si la vuestra, verdadero señor y padre mío, no lo impide, en este mesmo día ha de ser mi esposa. Por ella dejé la casa de mi padre, y por ella me puse en este traje, para seguirla dondequiera que fuese, como la saeta al blanco, o como el marinero al norte. Ella no sabe de mis deseos más de lo que ha podido entender de algunas veces que desde lejos ha visto llorar mis ojos. Ya, señor, sabéis la riqueza y la nobleza de mis padres, y cómo yo soy el único heredero; si os parece que éstas son partes para que os aventuréis a hacerme en todo venturoso, recebidme luego por vuestro hijo;
 
No era fácil tomar una decisión tan comprometida sin pensarlo detenidamente, así que decidieron esperar. Pero el diablo no puede estar ocioso (o la novela sin acontecimientos), así que, cuando el ventero consiguió que se le pagase y estaban los demás huéspedes esperando el final del suceso entre don Luis y su vecino:
 
 el demonio, que no duerme, ordenó que en aquel mesmo punto entró en la venta el barbero a quien don Quijote quitó el yelmo de Mambrino, y Sancho Panza los aparejos del asno que trocó con los del suyo; el cual barbero, llevando su jumento a la caballeriza, vio a Sancho Panza que estaba aderezando no sé qué de la albarda, y así como la vio la conoció, y se atrevió a arremeter a Sancho,
 
 
 
Uno porfiaba en que le devolviesen lo suyo; los otros (don Quijote y Sancho) aclaraban que había sido ganado "en buena lid" y que bacía o yelmo ("baciyelmo" lo llama Sancho, para abreviar) había sido de muy buen provecho para don Quijote, pues le había librado de buenas pedradas.
 
Y así nos deja el autor en espera del nuevo capítulo.
 
¡Seguimos!

domingo, 4 de noviembre de 2012

Nuevo vídeo: "El monte de las ánimas"

Es la época en que las viejecitas contaban a sus nietos leyendas como ésta al caer la noche y a la luz de la chimenea... Siempre me ha inquietado ésta. Y es curioso: me sigue dando un no-sé-qué cuando la leo.
 

miércoles, 17 de octubre de 2012

Leyendo el Quijote. 1ª parte. Capítulo 43. El mozo de mulas y burla de la Maritornes.

Capítulo cuadragésimo tercero:

Donde se cuenta la agradable historia del mozo de mulas, con otros extraños acaecimientos en la venta sucedidos
 
Habíamos dejado a nuestros protagonistas y amigos escuchando una dulce voz que cantaba en las caballerizas. A todos llamó la atención por lo agradable que era. Tanto, que Dorotea no duda en llamar a una dormida Clara que, al despertar y oir la mencionada voz, lamenta más que celebra el que Dorotea la haya animado a oirla. ¿Por qué? ¡Oh, casualidad! Resulta que quien así cantaba, lejos de ser el mozo de mulas que todos creían, era un personaje principal que andaba en amores con ella (Clara)
 
-Este que canta, señora mía, es un hijo de un caballero natural del reino de Aragón, señor de dos lugares, el cual vivía frontero de la casa de mi padre en la corte; y aunque mi padre tenía las ventanas de su casa con lienzos en el invierno y celosías en el verano, yo no se lo que fue, ni lo que no, que este caballero, que andaba al estudio, me vio, ni sé si en la iglesia o en otra parte. Finalmente, él se enamoró de mi, y me lo dio a entender desde las ventanas de su casa con tantas señas y con tantas lágrimas, que yo le hube de creer, y aun querer, sin saber lo que me quería. Entre las señas que me hacia era una de juntarse la una mano con la otra, dándome a entender que se casaría conmigo; 

 Pero sucedía que consideraba imposible que estos amores pudieran llegar a buen fin porque...

-¡Ay, señora! -dijo doña Clara-, ¿qué fin se puede esperar, si su padre es tan principal y tan rico, que le parecerá que aun yo no puedo ser criada de su hijo, cuanto más su esposa? Pues casarme yo a hurto de mi padre, no lo haré por cuanto hay en el mundo. No querría sino que este mozo se volviese y me dejase; quizá con no velle y con la gran distancia del camino que llevamos se me aliviaría la pena que ahora llevo; aunque sé decir que este remedio que me imagino me ha de aprovechar bien poco. No sé qué diablos ha sido esto, ni por dónde se ha entrado teste amor que le tengo, siendo yo tan muchacha y él tan muchacho, que en verdad que creo que somos de una edad mesma, y que yo no tengo cumplidos diez y seis años; que para el día de San Miguel que vendrá dice mi padre que los cumplo.

El caso es que Dorotea no parecía dar mucha importancia a los obstáculos que Clara veía y le aconsejó que siguiera descansando y esperara la llegada del nuevo día.

Quienes no descansaban, queriendo vengarse de los líos que Don Quijote había provocado en la Venta en su visita anterior, eran la Maritornes y la hija de los venteros: Idearon una estratagema para burlarse de él y reírse a su costa, y así, mientras don Quijote en la caballeriza, subido en Rocinante y apoyado en su lanzón, parloteaba solo, según su costumbre, dirigiendo sus pensamientos a la "sin par Dulcinea", le llamaron desde un hueco que había en el pajar...

y luego en el instante se le representó en su loca imaginación que otra vez, como la pasada, la doncella fermosa, hija de la señora de aquel castillo, vencida de su amor, tornaba a solicitarle; y con este pensamiento, por no mostrarse descortés y desagradecido, volvió las riendas a Rocinante y se llegó al agujero, y así como vio a las dos mozas, dijo:

-Lástima os tengo, fermosa señora, de que hayades puesto vuestras amorosas mientes en parte donde no es posible corresponderos conforme merece vuestro gran valor y gentileza; de lo que no debéis dar culpa a este miserable andante caballero, a quien tiene Amor imposibilitado de poder entregar su voluntad a otra que aquella que, en el punto que sus ojos la vieron, la hizo señora absoluta de su alma. Perdonadme, buena señora, y recogeos en vuestro aposento, y no queráis con significarme más vuestros deseos que yo me muestre más desagradecido; y si del amor que me tenéis halláis en mí otra cosa con que satisfaceros que el mismo amor no sea, pedídmela; que yo os juro por aquella ausente enemiga dulce mía de dárosla en continente,

Le convence la Maritornes de que le ofrezca la mano, mientras tenía preparado el cabestro en el que estaba atado el asno de Sancho. No dudó Don Quijote en hacer lo que le pedían, pues era norma de caballero -y así lo había prometido- el acceder a lo que una dama le solicitase. Así pues, subido de pie sobre Rocinante para así llegar mejor al que él suponía ventanuco del palacio, Maritornes le ató, sujetando el arnés a la puerta, de manera que nuestro caballero quedó inmovilizado y así tuvo que permanecer toda la noche, con gran cuidado de que Rocinante no se moviera, o le partiría la mano. Y al verse de ese modo:

 
allí fue el maldecir de su fortuna; allí fue el exagerar la falta que haría en el mundo su presencia el tiempo que allí estuviese encantado, que sin duda alguna se había creído que lo estaba; allí el acordarse de nuevo de su querida Dulcinea del Toboso; allí fue el llamar a su buen escudero Sancho Panza, que, sepultado en sueño y tendido sobre el albarda de su jumento, no se acordaba en aquel instante de la madre que lo había parido; allí llamó a los sabios Lirgandeo y Alquife, que le ayudasen; allí invocó a su buena amiga Urganda, que le socorriese, y, finalmente, allí le tomó la mañana, tan desesperado y confuso, que bramaba como un toro; porque no esperaba él que con el día se remediaría su cuita, porque la tenía por eterna, teniéndose por encantado.

En eso, poco antes del amanecer, llegaron cuatro hombres de a caballo... Y ¡ya conocemos a Don Quijote!: en lugar de solicitar su ayuda, se entretuvo en sus usuales circunloquios. En fin, es gracioso leer los diálogos entre ellos y cómo consiguió nuestro protagonista lo contrario de lo que necesitaba y justo lo que de éste y de su locura podíamos esperar...
 
¡Seguimos!

viernes, 5 de octubre de 2012

Espacio para vuestras dudas en LITERATURA ESPAÑOLA

Probablemente habréis llegado aquí desde nuestro Blog. Así que ya sabéis que con el fin de que todos podáis compartir los intercambios, este espacio servirá para ello.
Para los que llegáis aquí por otro camino, bienvenidos: podréis hacer preguntas, comentar o consultar temas de LITERATURA ESPAÑOLA que os interesen y no estén ya en nuestro blog.
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Saludos.

martes, 8 de mayo de 2012

A la tercera va la vencida

"A la tercera va la vencida"

Esta frase, que decimos tantas veces, bien para darnos ánimos y seguir intentando algo, bien para todo lo contrario: dejarlo ya por imposible, tiene varias teorías acerca de su origen:
- Una ley del s. XVI o XVII.
Según la legislación de entonces, si un delincuente reincidía hasta tres veces -"ter furtum"-, era condenado a muerte. Naturalmente, no habría más.
Todavía más remoto es el establecer su origen en los juegos de la Grecia antigua. Había una prueba (...) Seguir leyendo

viernes, 10 de diciembre de 2010

Ángeles Caso - "Contra el viento"



Premio Planeta 2009. Primer libro que me llegó de esta autora, que sólo conocía por su trabajo en televisión y algún artículo periodístico.

Sin grandes alharacas y sin necesidad de estridencias;  con un lenguaje ameno y estilo muy accesible, la autora nos lleva de la mano a través del camino  que le toca vivir desde niña a una mujer  emigrante, una luchadora, a la que conoce cuando entra en su casa a servir.

Y me ha traído a la memoria un libro-testimonio leído hace años  titulado "Trabajos duros de la mujer" de Eliseo Bayo, (1970) (será mi reseña siguiente) que me dejó impresionada en su momento por su crudeza, su realismo y, sobre todo, su cercanía. 

Y lo comento porque, aunque parece que nunca es suficiente cuando se trata de denuncia, me temo y lamento no tener que irse tan lejos cuando tenemos aún muchos trapos sucios que lavar en nuestra propia casa. Y lo comento, insisto, porque sólo hay que mirar atrás a los años de pre-, inter- y post- guerra ( las abuelas y madres de mi generación) para descubrir muchos ejemplos de esa lucha sorda, cotidiana, y muchas veces, casi siempre, injusta.

Por eso, y aunque ya es "vox populi" el amaño  de los Premios Planeta, con fines claramente comerciales, destinado a buscar clientela más que a descubrir nuevos valores y convocado año tras año con el ganador previamente designado, no es menos meritoria la calidad de la escritora en cuestión (lo cortés no quita lo valiente).

Así que, una vez más, nos hallamos ante un libro de lectura recomendada y recomendable.

.*.*.*.*.*.*.*.*.

martes, 23 de noviembre de 2010

"El juez de los divorcios". Miguel de Cervantes


¿Os sorprende este título dentro de esta sección? Bueno, no sólo de literatura actual vive el hombre ;)

Os cuento: Estoy desde hace poco en un grupo de teatro y ésta es la primera vez que analizo una obra de teatro metiéndome en la piel de un personaje para interpretarlo. Y es que por experiencia propia estoy comprobando que es algo muy distinto lo hecho hasta ahora (leer teatro o dirigir una obra representada por mis alumnos) que el verme en la situación actual de ser yo misma quien transmita al espectador el transfondo.

Ya el título os da idea de que el tema no anda muy lejos de ser actual: varias parejas se acercan al juez para solicitar el divorcio por diferentes motivos, muy cercanos todos a la condición humana y al deterioro de una relación por culpa de la convivencia o de la lucha de intereses.

Así que ésta es la recomendación de hoy. A ver si coincidís en mi opinión.

Además de lo cortita que es (los entremeses, como el nombre indica, se utilizaban en las pausas entre los actos de una obra teatral para dar sensación del paso del tiempo y más credibilidad a los cambios de lugar, tiempo y/o acción de la misma), tenéis mucho más fácil su lectura, ya que se encuentra en la Biblioteca virtual Miguel de Cervantes

viernes, 3 de septiembre de 2010

Refrán en mano - "Sufre por saber y trabaja por tener"

.*.*.*.*.*.


"¡Para gustos, los colores!" .

 

Empiezo así porque tal vez algunos no estén de acuerdo con las interpretaciones que hago. Pero, como "quién calla, otorga" y nadie se ha manifestado en contra de ellas esto me anima a continuar atreviéndome con algunos, como éste, de difícil interpretación.

 

Y es que leyendo la expresión  por primera vez, la aplicación literal sería el habitual consejo que suele acompañar a nuestros refranes: esforzarse por saber, por adquirir cultura, y trabajar solo para tener lo necesario.

 

Es decir, aunque la cultura pueda parecer intangible, algo no necesario para la vida cotidiana, hay que sufrir por tenerla (¿no os recuerda ese "sufrir" al "la letra con sangre entra" que ya vimos?).

 

Pero por otra parte, pienso que podía dársele el mismo sentido que el dicho: "Hay que trabajar para vivir, no vivir para trabajar", indicando que hay que dejar espacio al "mens sana in corpore sano" (mente sana en cuerpo sano) de nuestros clásicos y que no se sufra por el afán de poseer bienes materiales.

 

.*.*.*.*.*.

 

No me pregunten por qué asocio este refrán con "El alquimista" de Paulo Coelho. Pero es la primera referencia que me ha venido a la mente en relación a la lucha por saber. Muchos lo habréis leído. Tratándose de una lectura tan agradable, aquí tenéis un enlace, para los que no lo hayáis hecho aún, y para aquéllos que quieran recrearse con su relectura.

"Existen derrotas, pero nadie está a salvo de ellas. Por eso es mejor perder algunos combates en la lucha por nuestros sueños que ser derrotados sin siquiera saber por qué se está luchando.". Paulo Coelho.

 

Recopilado en: "Refrán en mano... (De abuelos a nietos)"  http://educacion-ne.es/refranes.htm

 

 

©"De abuelos a nietos". Mª A. Navarro

viernes, 27 de agosto de 2010

"Lo mío, mío; y lo tuyo...

"Lo mío, mío; y lo tuyo de entrambos (1)"

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mariannavarro.net.Refranes

He dudado antes de ponerlo porque apenas necesita explicación, pero me ha resultado curioso porque conocía un tanguillo andaluz que dice:



Si quieres que yo te quiera

ha de ser con condición [...]




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jueves, 26 de agosto de 2010

"Ruin sea, quien por ruin se tiene"

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mariannavarro.net. RefranesLa principal carta de presentación de una persona es su autoestima. Si "la primera impresión es la que cuenta" quien esté seguro de sí mismo y de sus posibilidades lo transmitirá a los demás, lo mismo que en el caso contrario, si se muestra melindroso (2) y apocado.

Y en esto insiste el refranero con expresiones como "Quien no se alaba, de ruin se muere", "Quien ruin es en su villa, ruin será en [...]

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lunes, 23 de agosto de 2010

"Hacer de su capa un sayo"


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Todos sabemos qué es una capa (trozo amplio de tejido que apoyada sobre los hombros y atada o abrochada al cuello, servía de protección o abrigo) pero tal vez sería bueno recordar qué definición nos hace [...]

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martes, 17 de agosto de 2010

"El buey suelto..."





"El buey suelto, bien se lame"




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Era y es habitual todavía en lugares donde se realizan las labores agrícolas sin maquinaria, encontrar como inestimables colaboradores -por su fuerza y paciencia- una pareja de bueyes que, unidos por el yugo (1), forman la tradicional "yunta"(2).

Unidos así, como se ve en la imagen, es obvio que[...]

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viernes, 6 de agosto de 2010

"Entre santa y santo..."


"Entre santa y santo, pared de cal y canto"

mariannavarro.net. Refranes.*.*.*.*.*.

En lo que se refiere a las relaciones entre los dos sexos, nuestro refranero es bastante irónico y explícito: por muy santos que sean, mejor poner obstáculos entre medias. Cerrar "a cal y canto" es la forma más segura. El mortero se hace con cal apagada, arena y agua; si encima se le añaden cantos ( trozos de piedra) la construcción resulta de lo más segura.

Al parecer, toda precaución es poca, ya que: "el hombre es fuego, la mujer, estopa (1): [...]

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martes, 3 de agosto de 2010

"Polvo eres y..."

"Polvo eres y en polvo te convertirás"

mariannavarro.net. Refranes.*.*.*.*.*.*.

Al igual que durante la marcha triunfal de un guerrero romano victorioso, un siervo iba tras él susurrándole: "Memento mori" (recuerda que has de morir) para que tanto halago no le hiciera creerse un dios, la frase:

“Memento homo, quia pulvis es, et in pulverem revertis” [...]

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