En esta sección de la semana pasada trajimos los consejos a los aspirantes a escritores de GARDNER, quien fue profesor de escritura creativa de Raymond Carver en el Chico State College (California) . Vamos a adentrarnos un poco en su biografía y en su calidad indiscutida como cuentista para conocerlo algo más.
Raymond Clevie Carver, Jr. (Clatskanie, Oregón, 25 de mayo de 1938-Port Angeles, Washington, 2 de agosto de 1988) fue un cuentista y poeta estadounidense. Destacado principalmente por sus relatos de corte minimalista, en su mayoría ambientados en la región Noroeste de Estados Unidos y protagonizados por personajes de clase trabajadora o media baja, Carver es considerado uno de los fundadores y mayores exponentes del movimiento literario conocido como «realismo sucio».
Alcoholico, consiguió dejarlo los últimos 10 años de su vida que, sin embargo, acabó demasiado pronto.
Carver murió en Washington de cáncer de pulmón, a los 50 años de edad. Sin duda era su mejor cuentista, quizá el mejor del siglo junto a Chéjov, en palabras del escritor chileno Roberto Bolaño. (Fuente).
Reconociendo que le era difícil concentrarse en obras de ficción extensas ("no tenía la capacidad de concentración ni la paciencia") , se dedicó a lo que indudablemente era 'lo suyo': el relato corto.
Veamos sus mejores consejos en "Escribir un cuento"
La ambición y la buena suerte son algo magnífico para un escritor que desea hacerse como tal. Porque una ambición desmedida, acompañada del infortunio, puede matarlo. Hay que tener talento. (...)
Se trata, en suma, de la firma inimitable que pone en todas sus cosas el escritor. Este es su mundo y no otro. Esto es lo que diferencia a un escritor de otro. No se trata de talento. Hay mucho talento a nuestro alrededor. Pero un escritor que posea esa forma especial de contemplar las cosas, y que sepa dar una expresión artística a sus contemplaciones, tarda en encontrarse. (...)
El escritor no necesita de juegos ni de trucos para hacer sentir cosas a sus lectores. Aún a riesgo de parecer trivial, el escritor debe evitar el bostezo, el espanto de sus lectores.(...)
Hacemos palabra y deben ser palabras escogidas, puntuadas en donde corresponda, para que puedan significar lo que en verdad pretenden. Si las palabras están en fuerte maridaje con las emociones del escritor, o si son imprecisas e inútiles para la expresión de cualquier razonamiento —si las palabras resultan oscuras, enrevesadas— los ojos del lector deberán volver sobre ellas y nada habremos ganado. (...)
En un ensayo titulado 'Writing Short Stories' (Escribiendo historias cortas), Flannery O’Connor habla de la escritura como de un acto de descubrimiento. Dice O’Connor que ella, muy a menudo, no sabe a dónde va cuando se sienta a escribir una historia, un cuento...
(...) Me pereció descorazonador, acaso un secreto, y creí que jamás sería capaz de hacer algo semejante.(...) Al fin tomé asiento y me puse a escribir una historia muy bonita, de la que su primera frase me dio la pauta a seguir. Durante días y más días, sin embargo, pensé mucho en esa frase: "Él pasaba la aspiradora cuando sonó el teléfono". (...)
a razón de doce o quince horas de trabajo. Después de la primera frase, de esa primera frase escrita una buena mañana, brotaron otras frases complementarias para complementarla.
Puedo decir que escribí el relato como si escribiera un poema: una línea; y otra debajo; y otra más. Maravillosamente pronto vi la historia y supe que era mía, la única por la que había esperado ponerme a escribir.(...)
Primero es la mirada. Luego esa mirada ilumina un instante susceptible de ser narrado. Y de ahí se derivan las consecuencias y significados. (...)
Esos detalles requieren, para concretarse y alcanzar un significado, un lenguaje preciso, el más preciso que pueda hallarse. Las palabras serán todo lo precisas que necesite un tono más llano, pues así podrán contener algo. Lo cual significa que, usadas correctamente, pueden hacer sonar todas las notas, manifestar todos los registros.
Pueden hallar este ensayo completo en muchas páginas. Basta dar a buscar en Google. Pero por respeto a la página donde hallamos las sugerencias de lectura, enlazamos aquí.
Raymond Clevie Carver, Jr. (Clatskanie, Oregón, 25 de mayo de 1938-Port Angeles, Washington, 2 de agosto de 1988) fue un cuentista y poeta estadounidense. Destacado principalmente por sus relatos de corte minimalista, en su mayoría ambientados en la región Noroeste de Estados Unidos y protagonizados por personajes de clase trabajadora o media baja, Carver es considerado uno de los fundadores y mayores exponentes del movimiento literario conocido como «realismo sucio».
Alcoholico, consiguió dejarlo los últimos 10 años de su vida que, sin embargo, acabó demasiado pronto.
Carver murió en Washington de cáncer de pulmón, a los 50 años de edad. Sin duda era su mejor cuentista, quizá el mejor del siglo junto a Chéjov, en palabras del escritor chileno Roberto Bolaño. (Fuente).
Reconociendo que le era difícil concentrarse en obras de ficción extensas ("no tenía la capacidad de concentración ni la paciencia") , se dedicó a lo que indudablemente era 'lo suyo': el relato corto.
Veamos sus mejores consejos en "Escribir un cuento"
La ambición y la buena suerte son algo magnífico para un escritor que desea hacerse como tal. Porque una ambición desmedida, acompañada del infortunio, puede matarlo. Hay que tener talento. (...)
Se trata, en suma, de la firma inimitable que pone en todas sus cosas el escritor. Este es su mundo y no otro. Esto es lo que diferencia a un escritor de otro. No se trata de talento. Hay mucho talento a nuestro alrededor. Pero un escritor que posea esa forma especial de contemplar las cosas, y que sepa dar una expresión artística a sus contemplaciones, tarda en encontrarse. (...)
El escritor no necesita de juegos ni de trucos para hacer sentir cosas a sus lectores. Aún a riesgo de parecer trivial, el escritor debe evitar el bostezo, el espanto de sus lectores.(...)
Hacemos palabra y deben ser palabras escogidas, puntuadas en donde corresponda, para que puedan significar lo que en verdad pretenden. Si las palabras están en fuerte maridaje con las emociones del escritor, o si son imprecisas e inútiles para la expresión de cualquier razonamiento —si las palabras resultan oscuras, enrevesadas— los ojos del lector deberán volver sobre ellas y nada habremos ganado. (...)
En un ensayo titulado 'Writing Short Stories' (Escribiendo historias cortas), Flannery O’Connor habla de la escritura como de un acto de descubrimiento. Dice O’Connor que ella, muy a menudo, no sabe a dónde va cuando se sienta a escribir una historia, un cuento...
(...) Me pereció descorazonador, acaso un secreto, y creí que jamás sería capaz de hacer algo semejante.(...) Al fin tomé asiento y me puse a escribir una historia muy bonita, de la que su primera frase me dio la pauta a seguir. Durante días y más días, sin embargo, pensé mucho en esa frase: "Él pasaba la aspiradora cuando sonó el teléfono". (...)
a razón de doce o quince horas de trabajo. Después de la primera frase, de esa primera frase escrita una buena mañana, brotaron otras frases complementarias para complementarla.
Puedo decir que escribí el relato como si escribiera un poema: una línea; y otra debajo; y otra más. Maravillosamente pronto vi la historia y supe que era mía, la única por la que había esperado ponerme a escribir.(...)
Primero es la mirada. Luego esa mirada ilumina un instante susceptible de ser narrado. Y de ahí se derivan las consecuencias y significados. (...)
Esos detalles requieren, para concretarse y alcanzar un significado, un lenguaje preciso, el más preciso que pueda hallarse. Las palabras serán todo lo precisas que necesite un tono más llano, pues así podrán contener algo. Lo cual significa que, usadas correctamente, pueden hacer sonar todas las notas, manifestar todos los registros.
Pueden hallar este ensayo completo en muchas páginas. Basta dar a buscar en Google. Pero por respeto a la página donde hallamos las sugerencias de lectura, enlazamos aquí.