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domingo, 9 de abril de 2017

Los acentos y signos de puntuación (con humor)

Muchas veces pensamos que no son más que ganas de "calentarnos la cabeza", pero gracias a los acentos y los signos de puntuación (coma, punto y coma, punto y seguido o aparte, exclamaciones, etc.) conseguiremos que se entienda claramente lo que queremos decir.
Si no los tenemos en cuenta, aquí tenéis unos ejemplos de lo que puede pasar.

domingo, 24 de enero de 2016

Leyendo el "Quijote". 1ª parte. Capítulo 6 (vídeo)

Capítulo sexto
Del donoso y grande escrutinio que el cura y el barbero hicieron en la librería de nuestro ingenioso hidalgo


Todavía dormía nuestro caballero cuando ya sus amigos, el ama y la sobrina se dispusieron a hacer limpieza en su biblioteca para librarle -un poco tarde, quizás- de los malos efectos que algunos podían haberle producido. Y así, analizando de uno en uno al principio y más en general después, hicieron tres apartados en los que Cervantes demuestra conocer ampliamente la literatura de su época y se permite, además, una crítica a sí mismo:
Imagen
Libros para conservar:

Los cuatro de Amadís de Gaula, por ser los primeros y no tener culpa de las atrocidades que hicieran sus seguidores.

Salva el Palmerín de Inglaterra porque "Todas las aventuras del castillo de Miraguarda son bonísimas y de grande artificio, las razones cortesanas y claras que guardan y miran el decoro del que habla, con mucha propiedad y entendimiento"

De Historia del famoso caballero Tirante el Blanco, comenta: "Dígoos verdad, señor compadre, que por su estilo es este el mejor libro del mundo; aquí comen los caballeros, y duermen y mueren en sus camas, y hacen testamento antes de su muerte, con otras cosas de que todos los demás libros de este género carecen."

De libros pastoriles, salva el cura La Diana de Gil Polo; de los diez libros de Fortuna de Amor, compuesto por Antonio de Lofraso, comenta: "tan gracioso ni tan disparatado libro como ese no se ha compuesto, y que por su camino es el mejor y el más único de cuantos de este género han salido a la luz del mundo".

De el Pastor de Filida "No es ese pastor, dijo el cura, sino muy discreto cortesano; guárdese como joya preciosa".

La Araucana de don Alonso de Ercilla; la Austríada de don Juan Rufo, jurado de Córdoba y el Montserrat de Cristóbal de Virues, poeta valenciano. "pueden competir con los más famosos de Italia: guárdense como las más ricas prendas de poesía que tiene España".

Ya cansados, iban a tirar el resto de libros cuando asoma Las lágrimas de Angélica, de Luis Barahona de Soto, que resulta también salvado "porque su autor fue uno de los famosos poetas del mundo, no sólo de España, y fue felicísimo en la traducción de algunas fábulas de Ovidio. "

Libros para quemar:

Las sergas de Esplandián, hijo legítimo de Amadís de Gaula
"Amadís de Grecia, y aun todos los de este lado, a lo que creo, son del mismo linaje de Amadís" "Pues vayan todos al corral, dijo el cura, que a trueco de quemar a la reina Pintiquiniestra, y al pastor Darinel, y a sus églogas, y a las endiabladas y revueltas razones de su autor, quemara con ellos al padre que me engendró, si anduviera en figura de caballero andante."

Don Olivante de Laura. El autor de ese libro, dijo el cura, fue el mismo que compuso a Jardín de Flores(...) solo sé decir que este irá al corral por disparatado y arrogante.
Les siguieron Florismarte de Hircania, El caballero Platir, El caballero de la Cruz, Bernardo del Carpio, Roncesvalles, Palmerín de Oliva, la Diana llamada Segunda del Salmantino, el Pastor de Iberia, Ninfas de Henares y Desengaño de Zelos.

Libros "en cuarentena" que no merecían ser quemados, pero convenía mantener aparte:

Al llegar a Espejo de Caballerías, arremete Cervantes contra los malos traductores "y aquí le perdonáramos al señor capitán, que no le hubiera traído a España, y hecho castellano; que le quitó mucho de su natural valor, y lo mismo harán todos aquellos que los libros de verso quisieren volver en otra lengua, que por mucho cuidado que pongan y habilidad que muestren, jamás llegarán al punto que ellos tienen en su primer nacimiento."
Don Belianís"Pues ese, replicó el cura, con la segunda y tercera y cuarta parte, tienen necesidad de un poco de ruibarbo para purgar la demasiada cólera suya, y es menester quitarles todo aquello del castillo de la fama, y otras impertinencias de más importancia, para lo cual se les da término ultramarino, y como se enmendaren, así se usará con ellos de misericordia o de justicia".

Pasan a otra sección de la biblioteca en la que hallan la Diana, de Jorge de Montemayor, y creyendo el cura que la poesía bucólica poco daño podía hacer, le advierte la sobrina de Don Quijote: "Bien los puede vuestra merced mandar quemar como a los demás, porque no sería mucho que habiendo sanado mi señor tío de la enfermedad caballeresca, leyendo estos se le antojase de hacerse pastor, y andarse por los bosques y prados cantando y tañendo, y lo que sería peor, hacerse poeta, que, según dicen, es enfermedad incurable y pegadiza" por lo que deciden reservarlo por las partes en prosa.

No desaprovecha Cervantes el "guardarse las espaldas" cuando de amigos se trata al comentar el Tesoro de varias poesías. "Como ellas no fueran tantas, dijo el cura, fueran más estimadas; menester es que este libro se escarde y limpie de algunas bajezas que entre sus grandezas tiene; guárdese, porque su autor es amigo mío, y por respeto de otras más heroicas y levantadas obras que ha escrito" y el Cancionero de López Maldonado, pero resulta curioso que incluya una autocrítica de su obra La Galatea "Muchos años ha que es grande amigo mío ese Cervantes, y sé que es más versado en desdichas que en versos. Su libro tiene algo de buena invención, propone algo y no concluye nada. Es menester esperar la segunda parte que promete; quizá con la enmienda alcanzará del todo la misericordia que ahora se le niega;"

Y así concluye este capítulo. ¡Seguimos!

viernes, 27 de noviembre de 2015

Leyendo el "Quijote". 1ª parte. Capítulo 5 (video)

Capítulo quinto
Donde se prosigue la narración de la desgracia de nuestro caballero


Aquí tenemos a Don Quijote donde le habíamos dejado: molido a palos y sin poderse levantar. Triste situación, sin duda.

Pero nada que no hubiera pasado a algún noble caballero en sus aventuras, y repasando en su recuerdo alguna parecida a la suya, recordó el romance de Baldovinos y el Marqués de Mantua en el que el primero, gravemente herido, fue rescatado por el segundo, su tío, que casualmente se había perdido por el bosque en mitad de una cacería.

Comenzó, pues, a recitar dicho romance nuestro protagonista y dio la casualidad de que le oyó un labrador vecino suyo. Verle y creer que era el mismo Marqués de Mantua fue todo uno, y mientras el hombre le ayudaba a levantarse y montar en su borrico cargando a Rocinante con la armadura, armas y los restos de la lanza, oía a su vecino dar quejas, primero como si fuera Baldovinos, luego, como el Abencerraje de "La Diana" de Jorge de Montemayor, según le pareciera más propio a la situación y a las preguntas que le hacía el labrador, no solo por su quejidos lastimeros, sino también asustado de su locura. Y aunque le intentó hacer ver que ninguno de los dos era alguno de aquellos personajes, "yo sé quien soy, respondió Don Quijote, y sé que puedo ser, no sólo los que he dicho, sino todos los doce Pares de Francia, y aún todos los nueve de la fama, pues a todas las hazañas que ellos todos juntos y cada uno de por sí hicieron, se aventajarán las mías"

Imagen En fin, decidió el preocupado vecino devolverle a su casa aprovechando la noche para que no le vieran en ese estado y "Llegada, pues, la hora que le pareció, entró en el pueblo y en casa de Don Quijote, la cual halló toda alborotada, y estaban en ella el cura y el barbero del lugar, que eran grandes amigos de Don Quijote, que estaba diciéndoles su ama a voces: ¿qué le parece a vuestra merced, señor licenciado, Pero Pérez, que así se llamaba el cura, de la desgracia de mi señor? Seis días ha que no parecen él, ni el rocín, ni la adarga, ni la lanza, ni las armas. ¡Desventurada de mí!."

Oyendo también los comentarios de la sobrina "Mas yo me tengo la culpa de todo, que no avisé a vuestras mercedes de los disparates de mi señor tío, para que lo remediaran antes de llegar a lo que ha llegado, y quemaran todos estos descomulgados libros (que tiene muchos), que bien merecen ser abrasados como si fuesen de herejes. Esto digo yo también, dijo el cura, y a fe que no se pase el día de mañana sin que de ellos no se haga auto público, y sean condenados al fuego, porque no den ocasión a quien los leyere de hacer lo que mi buen amigo debe de haber hecho." comprendió el labrador lo que le pasaba a Don Quijote, y sin querer llevarle la contraria, avisó a los que hablaban de a quién traía.

Y así fue cómo nuestro caballero regresó de su primera salida y se encontró reposando de nuevo en su cama y cómo el cura, al oírle relatar sus aventuras, se decidió a acabar de una vez con aquellos libros causantes de semejante locura.

¡Seguimos!
Autorizada copia total o parcial citando Educación, nuestro empeño 

jueves, 21 de marzo de 2013

Refranes comentados: 77.- "Poner la mano en el fuego"

Se usa esta expresión cuando se quiere defender algo o a alguien con toda energía, con plena seguridad de llevar razón.

Viene esta expresión de nuestra Edad Media y -cómo no- de la Inquisición. Si alguien acusado quería demostrar su inocencia debía pasar "la prueba del fuego" sin quemarse, porque la Providencia le protegería.

Más tarde, Mucio Escévola (el manco) fue quien dio realmente origen a la frase, ya que para demostrar que no temía nada puso su mano en el fuego. Se quemó y perdió la mano, pero consiguió que los enemigos de su pueblo se retiraran temiendo el valor temerario de éste y los demás jóvenes romanos que, según él, irían contra ellos.

Esos jóvenes no existían... de ahí que la frase haya quedado como "No pongas la mano en el fuego por nadie: te acabarás quemando".

¿Cuántos casos tenemos hoy en día de personas en los que hemos puesto nuestra confianza, en los que creíamos, y nos han llevado a donde estamos?

Ver más: http://etimologias.dechile.net/Expresiones/?Poner-la-mano-en-el-fuego

jueves, 6 de diciembre de 2012

56.- "Se le va el santo al cielo"

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  Los profesores estamos más que acostumbrados al caso  de encontrarnos en mitad de una explicación más o menos ardua y al interrogar a los alumnos sobre cualquier punto para ver si ha quedado claro, hallar que el alumno en cuestión no sólo no sabe de qué se le está hablando, sino que a veces ni contesta por habérselo ido el santo al cielo.
 
Y es que si tenemos nombre, tenemos santo (por lo menos mientras se mantuvo la costumbre de elegir en la pila bautismal o en el registro civil, entre el amplio listado de nombres venerados por la iglesia) y ese santo, como corresponde, parece querer habitar regiones "etéreas" mejor que atender a la tantas veces cruda y aburrida realidad.

 Se usa también en primera persona: "Se me ha ido el santo al cielo y ... no me acordé de la cita", o... "y no sé lo que iba a decir".

 En resumen: ese santo con tendencias a lo celestial que suele acompañar a los despistados ;)

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 La primera referencia que se me ha venido a la cabeza relacionando experiencias entre profesor y alumnos es la de una serie de TV que veía en mi adolescencia (hace años ya, pues) en la que un joven profesor de Literatura , alto y espigado, hacía algo más que enseñar. Lo siento: no he podido localizarla.
 
Más cercana y con el mismo argumento, la genial película protagonizada por Robin Williams "El Club de los poetas muertos", guión convertido en novela en el 1991 ( "Dead poets society". N.H.Kleinbaum) y algo más lejana, pero no menos actual, ya que al fin y al cabo consiste en los mismo: ganarse a los alumnos para poder cumplir su misión (y vocación) de enseñar: "Rebelión en las aulas" (1967) de Sidney Poitier.
 

lunes, 3 de diciembre de 2012

55.- "Ver la paja en ojo ajeno y no la viga en el propio"

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Esta sentencia, citada en relación con el dicho "Dijo la sartén al cazo: ¡Quítate allá , que me tiznas!"  proviene de los Evangelios, en donde se nos cuenta:
 
  En aquel tiempo dijo Jesús a sus discípulos: "No juzguéis y no os juzgarán. Porque os van a juzgar como juzguéis vosotros, y la medida que uséis, la usarán con vosotros. ¿Por qué te fijas en la paja que tiene tu hermano en el ojo y no reparas en la viga que llevas en el tuyo? ¿Cómo puedes decirle a tu hermano: "Déjame que te saque la paja del ojo", teniendo una viga en el tuyo? Hipócrita: sácate primero la viga del ojo; entonces verás claro y podrás sacar la paja del ojo de tu hermano".

 Utilizando, como era costumbre, símbolos habituales en la vida común, era fácil entender la diferencia entre una paja en el ojo, una brizna, una pequeña astilla, frente al tronco de árbol o listón grueso de madera que se usaba como vigas.

 Creo que el ejemplo es suficientemente claro para necesitar más explicación.

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 Y siguiendo con la Iglesia, tenemos muchos claros ejemplos de la hipocresía aquí censurada desde sus orígenes y ampliamente practicada en su seno por la lucha por el poder o por el rompimiento de los votos, o simplemente por la pérdida de la fe, en obras literarias como "El pájaro espino" de Colleen McCullough, "Tormento" de Benito Pérez Galdós o "La Regenta" de Leopoldo Alas "Clarín", a la que el mismo Galdós prologó. Las tres obras han sido llevadas a la pantalla.

lunes, 5 de noviembre de 2012

46.- "¿Dónde va Vicente? Donde va la gente"


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  mariannavarro.net.Refranes
   Relacionado sin duda con el que aconseja "Donde fueres haz lo que vieres",  este refrán en mi opinión esconde sin embargo una paradoja, porque se suele decir irónicamente cuando alguien carece de opinión propia, se deja llevar y por ese motivo acaba en algún lío. Es decir, se le tilda de tener poca personalidad y capacidad de decisión.

Por otra parte, no deja de ser un buen consejo si se toma en su sentido literal, ya que, por ejemplo, a la hora de elegir un restaurante, el que esté más concurrido que otro normalmente quiere decir que cumple las 3 B: "bueno, bonito y barato" :) o, lo que es lo mismo, no somos tan diferentes, y si algo gusta a muchos... por algo será.
 
No obstante, ese eslogan humorístico de "miles de moscas no pueden equivocarse" también tiene su parte de razón... Así, pues, ¿qué es mejor? ¿Seguir nuestro propio criterio?... ¿dejarse llevar por la mayoría?.
  
          Una vez más nos encontramos con un dilema: una doble interpretación para tomar la que corresponda según el momento o la situación.

 1.- Ante la duda, elige lo más solicitado por los demás, o
2.- Hay que mantener la propia opinión y no dejarse llevar.
 
Particularmente, es opinión de quien esto escribe que es mejor equivocarse y rectificar por una decisión personal que por haberse dejado llevar... Opiniones hay para todos los gustos. 
 
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Como en otras ocasiones, son muchas las referencias literarias .  En este caso, aquellas en las que los protagonistas se ven envueltos en algo que les sobrepasa, que apenas entienden, pero que les arrastra poderosa e irremisiblemente hacia un destino que nunca hubieran previsto ni deseado.
 
Suele suceder, sobre todo, en los movimientos de masas, en los que individualmente cada personaje jamás se hubiera involucrado, pero "el rebaño", la fuerza gregaria, los arrastra sin que aparentemente puedan evitarlo. De esto, y de otras características del ser humano enfrentado a algo superior trata "Dime quién soy" de Julia Navarro.

 

viernes, 19 de octubre de 2012

41.- "Siempre hay un roto para un descosido"


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mariannavarro.net. RefranesAunque muchas veces lo he oído en casa como sinónimo de que siempre hay algún remedio o apaño para las cosas, o de que cada quién tiene quien comparta su forma de ser, es decir, que siempre puede encontrar pareja; también podríamos hallarnos ante un refrán paralelo al de "al perro flaco todo se le vuelven pulgas...", porque del descosido al roto hay poco trecho y si antes estaba mal, luego puede estar peor.

En otra acepción del mismo, cambiando algunas palabras, dice: "Vale tanto para un roto como para un descosido". Es decir, es una persona que se lleva bien con todo el mundo o que le resulta fácil arreglar cosas.
 
En cualquiera de sus acepciones, habrá que entrar en el mundo de la costura, tomar aguja, hilo y dedal y entenderemos la diferencia entre zurcir un roto o reparar un descosido.

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Ya comentado en nuestro salón de lectura, recomendaría ( no sólo por la relación de su título con nuestro tema) "El tiempo entre costuras" de María Dueñas. Un buen libro para conocer cómo vivió la España "del otro lado" (la del continente africano) los tiempos de nuestra desdichada Guerra Civil.
 
©"De abuelos a nietos". Mª A. Navarro
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miércoles, 17 de octubre de 2012

Refranes comentados: "Estar para el arrastre"

Como ya hemos indicado en otras ocasiones, cada refrán nuevo permanece en el Blog original hasta que le llegue su turno de ser trasladado aquí.
Nueva incorporación: la expresión "estar para el arrastre".
Para los impacientes. http://blog.mariannavarro.net/
Gracias.

miércoles, 10 de octubre de 2012

40.- "Hombre apercibido, medio combatido" u "Hombre prevenido vale por dos"

"Hombre apercibido, medio combatido"
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mariannavarro.net.Refranes
  Desde que vi esta foto, supe que era la más adecuada para este refrán: Si el camello "pincha", ahí está la bicicleta... ¿O será viceversa? :)

El caso es que la mejor manera de combatir y solucionar un imprevisto es estar preparado para ello, y así nos lo dice esta sentencia, que tiene el mismo significado  que el más conocido para todos: "Hombre prevenido vale por dos".

 Apercibir(1) tiene así mismo el sentido de avisar, por lo que nuestro refrán de hoy también puede reflejar un hecho de sentido común: que un hombre al que le han avisado de lo que puede suceder, ya tiene medio camino recorrido. Sin embargo, me inclino a adoptar la interpretación del que previene (pre-venir= antes de que venga, anticiparse a lo que puede suceder)

En cualquiera de los dos casos, es decir, en el de un "hombre prevenido, avispado" o un "hombre avisado", la conclusión es evidente si le damos un sentido general: es mejor no arriegarse (y consejos sobre esto hemos visto y veremos en nuestro refranero), no "ir a tontas y a locas", sino mirar bien el terreno que se pisa y tomar precauciones ante lo que pueda pasar. De muchos atolladeros nos libraríamos, evitando enredarnos en ellos.

 Hay una frase en la que yo insisto siempre: todos tenemos dos manos si hay que trabajar con ellas, pero solo quien está preparado "para más" puede hacer lo de más y lo de menos... Creo firmemente que cuanto más preparada esté una persona, más fácilmente podrá hacer frente a los reveses que se puedan presentar en su vida. Y esa preparación está claramente ligada a su formación cultural: Un pueblo culto, es un pueblo preparado.
 
Por lo demás, quien tenga ojos y oídos que vea y oiga...

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(1).- (De percibir).

1. tr. Prevenir, disponer, preparar lo necesario para algo. U. t. c. prnl.

2. tr. Amonestar, advertir.

3. tr. Der. Hacer saber a la persona citada, emplazada o requerida, las consecuencias que se seguirán de determinados actos u omisiones suyas.

4. tr. Psicol. Percibir algo reconociéndolo o interpretándolo con referencia a lo ya conocido.

 

lunes, 8 de octubre de 2012

39.- "A dineros pagados, brazos quebrados"

    mariannavarro.net.Refranes
  Hay veces que nuestro refranero desanima porque a menudo destaca por su falta de creencia en el ser humano.

 Tal vez sea porque un consejo es casi siempre un aviso ante algo desagradable, pero estaréis conmigo en que así suele ser muchas veces.

 Y aquí de nuevo entran en danza los intereses económicos para recomendarnos que no hagamos pagos por adelantado o nos podemos encontrar con que recibiremos aquello que hayamos pagado, tarde y mal.

 Menos mal que, como suele ser habitual, siempre podemos darle varios sentidos y entonces podríamos aplicarle el de "Quien paga, descansa" (cuando terminas de pagar una deuda) al que a veces se añade: "...y el que cobra, más"; como bien sabe quien ha tenido que pagar un monto importante, por ejemplo, para la compra de su casa.

 En fin, para quien gana el pan "con el sudor de su frente" es bien difícil eludir compromisos económicos a largo plazo y, por desgracia, sabemos que a veces lleva casi toda una vida el poderlos saldar, pero "Quien gasta y no gana.. ¿de qué comerá mañana?".

 Así que me temo que lo de los brazos quebrados(1), a no ser en la primera acepción, dura poco.
 
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Prototipo de la persona que se acaba endeudando tarde o temprano sería el del jugador, por lo que os traigo esta lectura del mismo título: "El jugador", de Fedor Dostoievski

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 (1).- De quebrar: roto, debilitado.

 

 

miércoles, 3 de octubre de 2012

Leyendo el Quijote. 1ª parte. Cap. 42.

Capítulo cuadragésimo segundo:
Que trata de lo que más sucedió en la venta y de otras muchas cosas dignas de saberse

Acabó de contar su historia el cautivo y quedaron todos encantados con ella, ofreciéndoles su ayuda y la posibilidad de encontrar padrino de bautizo para Zoraida, mas el cautivo rechazó esos ofrecimientos por no molestarles, aun agradeciéndolos en lo que valían.

Llegaba la noche, y ya se preparaban para recogerse cuando llega un carruaje en el que viajaba un oidor (Especie de juez: Ministro togado que en las audiencias del reino oía y sentenciaba las causas y pleitos). La Venta estaba llena y así se lo hace saber la posadera, pero dada la importancia del personaje, deciden ceder su propia habitación.

Un inciso: lo curioso es que dice la ventera
-Señor, lo que en ello hay es que no tengo camas; si es que su merced del señor oidor la trae, que sí debe de traer, entre en buen hora; que yo y mi marido nos saldremos de nuestro aposento, por acomodar a su merced.
lo que parece indicar que, como excursionistas de hoy en día, era normal llevar consigo su propia cama para asegurarse el dormir con más comodidad cuando se ponían en viaje. Lo más lógico es suponer que no se trataría del mueble en sí, sino de alguna angarilla o catre facilmente desmontable.
 
El caso es que queda acordado el hacerlo de ese modo y el oidor desciende del carruaje acompañado de una bella joven (¿os dáis cuenta que ninguna mujer de alcurnia es descrita como fea?)
una doncella, al parecer de hasta diez y seis años, vestida de camino, tan bizarra, tan hermosa y tan gallarda, que a todos puso en admiración su vista; de suerte, que a no haber visto a Dorotea, y a Luscinda y Zoraida, que en la venta estaban, creyeran que otra tal hermosura como la desta doncella difícilmente pudiera hallarse.
 
¡Qué casualidad... cómo se enredan las cosas!  Resulta que el oidor es el hermano del cautivo, a quien no reconoce, y surge el problema del orgullo: ¿cómo presentarse, pobre y sin recursos,  ante quien parece gozar de una próspera fortuna y mejor situación? Consulta con su ya amigos y el cura se ofrece a ayudarle.
 
Mientras están cenando, el cura prepara el camino:
 
-Del mesmo nombre de vuestra merced, señor oidor, tuve yo una camarada en Constantinopla, donde estuve cautivo algunos años; la cual camarada era uno de los valientes soldados y capitanes que había en toda la infantería española; pero tanto cuanto tenía de esforzado y valeroso tenía de desdichado.
 
Esto sirve de introducción para contar la historia del cautivo y, como es normal, el hermano se compadece del hermano y tras diversos conciliábulos, todo concluye en el natural abrazo.
 
Una nueva anécdota (una melodiosa voz que oyen) servirá de preámbulo para captar nuestra atención hacia el siguiente capítulo.
 
¡Seguimos!

viernes, 28 de septiembre de 2012

Leyendo el Quijote. 1ª parte. Capítulo 41.


Capítulo 41:
 Donde todavía prosigue el cautivo su suceso
 
 
Este capítulo es la continuación de la "novelita" en la que Cervantes aprovecha para darnos a conocer cómo era la vida en Argel, la relación padre-hija, las complicaciones que suponía el cambio de religión... intercalado con las peripecias del viaje de huída hacia los reinos cristianos... Cómo son ayudados por un bajel corsario, cómo llegan a Vélez Málaga y cómo el afán de Zoraida de hacerse cristiana les llevó hasta la Venta.

No es una de las mejores historias que en nuestra obra se recogen, pero sí puede ser entretenida y fácil de leer...

¡Seguimos!



martes, 25 de septiembre de 2012

Leyendo el Quijote. 1ª parte. Cap. 40


Capítulo cuadragésimo:
Donde se prosigue la historia del cautivo

Como ya hemos indicado en anteriores ocasiones, no es la poesía el "fuerte" de nuestro sin par autor y aquí vuelve a demostrarlo con estos dos sonetos atribuídos al hermano de don Fernando. ¿Qué opináis del desastroso cambio del verbo para conseguir la rima? (almas dichosas... obrastes).

Se ve que la poesía era una "espinita" para Cervantes, eminente prosista pero menguado poeta. En fin, tras este lapsus metido con calzador en la narración que bien se le puede perdonar, prosigue nuestro autor con las venturas y desventuras del cautivo.



Como ya comenté, la experiencia de Cervantes como cautivo en Argel iba a servir de base a este capítulo, y así es: pronto nuestro cautivo es trasladado allí y, con las concesiones propias al género literario, ya que no es una biografía, Cervantes retrata las penurias que como cautivo debió sufrir él mismo.

De nuevo se mantiene la atención del lector al intercalar esa narración con las peripecias que llevaron al cautivo a conocer a la dama morisca que lo acompañaba, gracias a un manuscrito que...

Pero mejor lo leeis, ¿verdad? :)

No acaba aquí todavía la historia, así que solo queda esperar al próximo capítulo.

¡Seguimos!

lunes, 24 de septiembre de 2012

36.- "Dime de qué presumes y te diré de qué careces" 


"Dime de qué presumes y te diré de qué careces"
       
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mariannavarro.net.RefranesHay bastantes sentencias en el refranero, y algunas las hemos visto ya, que insisten en la importancia de la autoestima e incluso de la publicidad personal ("Alábate, Juan: que si no te alabas, no te alabarán) y, sin embargo, hemos visto también en él numerosas contradicciones...

   En este caso, parece que nos hallamos ante una de ellas. Porque en este caso, parece ir en contra del dicho anteriormente citado y a favor de la modestia.

    Y, además, como ya ha pasado tantas veces, podemos aplicarle varias interpretaciones:

   - Presumes de algo que no posees.

- Haces ostentación de algo para, destacando tus virtudes, disimular tus defectos, o

- Viendo de qué presumes, sabré qué es lo que te falta.

   Tenemos en nuestra literatura ejemplos de cada caso:

- El clérigo de "El Lazarillo de Tormes" que rociaba migas de pan en su vestimenta para indicar que había comido;

- el gigante de "El gato con botas", presumiendo de sus facultades metamórficas, lo que indica al gato su falta de inteligencia y picardía y le permite aprovecharse de ellas, o

-  los miles de amigos del joven protagonista del cuento del Conde Lucanor.

"La primera muestra de ignorancia es presumir de saber", por tanto,  como "El buen paño en el arca se vende" , de poco sirven buenas palabras si no la acompañan los hechos que las demuestren.

   En conclusión:  "Obras son amores, que no buenas razones".

viernes, 21 de septiembre de 2012

Leyendo el Quijote. 1ª parte. Capítulo 39




Capítulo trigésimo noveno:
Donde el cautivo cuenta su vida y sucesos
 
Comienza el cautivo por el principio, es decir, hablando de su lugar de origen (León) y de su familia.
 
Sucedió que el padre, dado que era rico pero derrochador, reunió a sus tres hijos para comunicarles que repartiría su herencia en vida con la condición de que cada uno siguiera sus consejos en cuanto a qué profesión elegir... y aquí Cervantes nos da una lección histórica sobre los oficios rentables en la época:
 
Hay un refrán en nuestra España, a mi parecer, muy verdadero, como todos lo son, por ser sentencias breves sacadas de la luenga y discreta experiencia; y el que yo digo dice: «Iglesia, o mar, o casa real», como si más claramente dijera: «Quien quisiere valer y ser rico, siga, o la Iglesia, o navegue, ejercitando el arte de la mercancía, o entre a servir a los reyes en sus casas»; porque dicen: «Más vale migaja de rey que merced de señor»
 
No hacen estas palabras sino constatar lo que la historia nos muestra a menudo: los hijos de los nobles (tuvieran vocación o no) iban ocupando cargos según el orden de nacimiento; y así, el primero heredaba el cargo paterno, el segundo ocupaba un cargo en la iglesia y el tercero, mercader. Los restantes ya iban siendo "colocados" según el prestigio e influencia de la familia.
 
Bien, parece ser que en este caso cada uno pudo elegir su opción, y nuestro actual protagonista decidió encaminarse a Génova para seguir la carrera de las armas. 
 
 
Va narrando distintas peripecias, muy interesantes para quien le guste saber de batallas navales en las que participó la armada española de aquel entonces y concluye con su prendimiento., convirtiéndose en cautivo de los turcos, dándose la coincidencia de que allí conoce al hermano de don Fernando, don Pedro de Aguilar. Con las nuevas de dicho alférez recordado por dos sonetos que escribió, y con la promesa de oirlos recitados, nos espera el siguiente capítulo.
 
¡Seguimos!

jueves, 20 de septiembre de 2012

Leyendo el Quijote. 1ª parte. Capítulo 38.

Capítulo trigésimoctavo:
Que trata del curioso discurso que hizo don Quijote de las armas y las letras

Como ya sabremos, Cervantes fue apodado como "el manco de Lepanto" por haber resultado herido y quedarle inutilizada la mano en esa batalla (7 de octubre de 1571). Se lee en las crónicas:

Cuando se reconosció el armada del Turco, en la dicha batalla naval, el dicho Miguel de Cervantes estaba malo y con calentura, y el dicho capitán... y otros muchos amigos suyos le dijeron que, pues estaba enfermo y con calentura, que estuviese quedo abajo en la cámara de la galera; y el dicho Miguel de Cervantes respondió que qué dirían de él, y que no hacía lo que debía, y que más quería morir peleando por Dios y por su rey, que no meterse so cubierta, y que con su salud... Y peleó como valiente soldado con los dichos turcos en la dicha batalla en el lugar del esquife, como su capitán lo mandó y le dio orden, con otros soldados. Y acabada la batalla, como el señor don Juan supo y entendió cuán bien lo había hecho y peleado el dicho Miguel de Cervantes, le acrescentó y le dio cuatro ducados más de su paga... De la dicha batalla naval salió herido de dos arcabuzazos en el pecho y en una mano, de que quedó estropeado de la dicha mano.

Y hago esta introducción, como quizás ya os figuraréis, para señalar que -como soldado y como escritor- tiene nuestro autor experiencia y saber suficientes para hablar de estos dos temas -las armas y las letras- con toda autoridad.

Tan bien lo hace que este discurso (1) por sí mismo ya ha merecido destacar en esta ya insigne obra como la joya literaria que es. Pues en él hace repaso a las características del soldado y el escritor con detalle y acierto.

Difícil es resumirlo, sabiendo el tema, por lo que os invito a leerlo con atención, sin que olvidemos que la figura del "soldado-escritor" también existe en personajes como nuestro sin par Garcilaso de la Vega.

En conclusión podríamos decir que no son incompatibles las armas y las letras a pesar de que las unas supongan crueldad y coraje mientras las otras rezuman sensibilidad y paciencia... Lo dicho: mejor lo leéis y así podréis sacar vuestras propias conclusiones.


Por destacar un párrafo de entre los demás, y como muestra, señalo éste:

Y es razón averiguada que aquello que más cuesta se estima y debe de estimar en más. Alcanzar alguno a ser eminente en letras le cuesta tiempo, vigilias, hambre, desnudez, vaguidos de cabeza, indigestiones de estómago, y otras cosas a éstas adherentes, que, en parte, ya las tengo referidas; mas llegar uno por sus términos a ser buen soldado le cuesta todo lo que al estudiante en tanto mayor grado, que no tiene comparación, porque a cada paso está a pique de perder la vida.

Terminado el discurso, toca al cautivo que llegó acompañado por la morisca, contar su historia... sin duda interesante porque algo tendrá de lo que el propio Cervantes pasó, habiendo sido él mismo cautivo en Argel.

¡Seguimos!

miércoles, 19 de septiembre de 2012

Leyendo el "Quijote". 1ª parte. Capítulo 37. Fernando y Luscinda

Capítulo trigesimoséptimo: 
Donde se prosigue la historia de la famosa infanta Micomicona, con otras graciosas aventuras

Como veíamos, llegan a la Venta personajes muy importantes para la continuación y desenlace de las dos aventuras con las que nuestros protagonistas se encontraron en Sierra Morena. Y es que los recién llegados son precisamente quienes motivaron que tanto Cardenio como Dorotea (capítulo 29) decidieran aislarse y "perderse" por dicha sierra.

Si repasamos los capítulos 24 y 28 podremos recordar lo que ellos mismos contaron.

El caso es que quienes llegaron eran Fernando y Luscinda, que con su escapada habían destrozado los corazones de quienes ahora ayudaban al barbero y al cura a conseguir el regreso a casa de Don Quijote.

Al parecer, y tras los sustos de rigor, todo sirvió para "volver las aguas a su cauce" y deciden mantener en el engaño a Don Quijote hasta verle recogido en su casa nuevamente.

Pero Sancho andaba "como alma que lleva el diablo" viendo que se iban al traste todas sus esperanzas de verse algún día como gobernador de la ínsula tan largo tiempo prometida. Así intenta hacérselo ver a su amo: nada de gigante con cabeza cortada... nada de princesa Micomicona...

Al pobre hombre los desengaños le tenían apesadumbrado y mohíno y aún era peor por el hecho de que cuanto más se empeñaba él en hacerle ver la verdad a su amo, más se preocupaban los demás en mantenerle en el engaño hasta el punto de llegar a tildarle de mentiroso y causar así la ira de su señor.



El caso es que a todos los efectos Dorotea siguió siendo la princesa Micomicona y el engaño siguió adelante, ahora con la colaboración de los recién llegados.

Pero esta complicación no parece suficiente a nuestro autor, ya que lo complica aún más con la llegada de dos nuevos personajes:

pero a todo puso silencio un pasajero que en aquella sazón entró en la venta, el cual en su traje mostraba ser cristiano recién venido de tierra de moros, porque venia vestido con una casaca de paño azul, corta de faldas, con medias mangas y sin cuello; los calzones eran asimismo de lienzo azul, con bonete de la misma color; traía unos borceguíes datilados y un alfanje morisco, puesto en un tahelí que le atravesaba el pecho. Entró luego tras él, encima de un jumento, una mujer a la morisca vestida, cubierto el rostro, con una toca en la cabeza; traía un bonetillo de brocado, y vestida una almalafa, que desde los hombros a los pies la cubría.

Y nos encontramos con un nuevo ingrediente que da todavía más interés a nuestra historia. Sin embargo, no es lo más importante en este capítulo, ya que todo queda aplazado debido al impresionante discurso que "sobre las armas y las letras" hace Don Quijote. Tan importante, que merece un nuevo capítulo.

¡Seguimos!



jueves, 13 de septiembre de 2012

Leyendo el Quijote. 1ª parte. Capítulo 36.

 Como decíamos, ya con los ánimos apaciguados, el ventero se asoma a la puerta de la posada y anuncia la llegada de gente:

-Cuatro hombres -respondió el ventero- vienen a caballo, a la jineta, con lanzas y adargas, y todos con antifaces negros; y junto con ellos viene una mujer vestida de blanco, en un sillón, ansimesmo cubierto el rostro, y otros dos mozos de a pie.

Quedaron intrigados unos a la espera de conocer nuevas de esas personas que parecían de tan noble linaje, y contento el posadero por la llegada de nuevos huéspedes.

Como siempre, no desaprovecha Cervantes el fin de una historia para pasar a la siguiente, y esta vez no iba a ser menos. Pero la historia que ahora se nos ofrece enlaza con la de dos de los personajes que ya conocemos: Dorotea y Cardenio, puesto que los recién llegados son los causantes de las desgracias que ya nos relataron. A pesar de hallarse todos embozados (tapados) para no ser reconocidos...

(...) había conocido en el suspiro a Cardenio, y él la había conocido a ella. Oyó asimesmo Cardenio el ¡ay! que dio Dorotea cuando se cayó desmayada, y, creyendo que era su Luscinda, salió del aposento despavorido, y lo primero que vio fue a don Fernando, que tenía abrazado a Luscinda. También don Fernando conoció luego a Cardenio; y todos tres, Luscinda, Cardenio y Dorotea, quedaron mudos y suspensos, casi sin saber lo que les había acontecido.



En fin, la cosa se complica, y para aquellos de vosotros que os enganchen estas historias de enredo, sin duda será una agradable lectura que, naturalmente, no pienso "destripar" :)

Hay muchas explicaciones que darse entre ellos, por lo que un capítulo no es suficiente. Con estas palabras, el autor nos promete nuevas e interesantes razones...

Dijo que así como Luscinda se vio en su poder, perdió todos los sentidos; y que después de vuelta en si, no había hecho otra cosa sino llorar y suspirar, sin hablar palabra alguna; y que así, acompañados de silencio y de lágrimas, habían llegado a aquella venta, que para él era haber llegado al cielo, donde se rematan y tienen fin todas las desventuras de la tierra.

¡Seguimos!