Se refiere este dicho a aquéllos que se limitan a pedir que las cosas cambien sin hacer nada ellos por arreglarlo.
Por mucho que se confíe y se tenga fe en el "más allá" nunca se arreglará un problema si no hace uno mismo por poner los medios para solucionarlo (dando con el mazo, es decir, actuando). Luego, al conseguirlo, llámalo azar, suerte, destino o ayuda divina.
*.*.*.*.*.*.*.*.*.
Esto me recuerda un chiste en el que un pobre hombre pedía y pedía ante el altar:
-“Por favor, Señor, que me toque la lotería”-.
Y así un día y otro hasta que el cura, tras la imagen, probablemente cansado de oír siempre lo mismo, responde:
- “Hijo, por lo menos compra un décimo”.
.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.
Seguro que hay múltiples anécdotas, literarias o no, que comentar sobre ello.
*.*.*.*.*.*.*.*.*.
Recopilado en: "Más vale refrán en mano... (De abuelos a nietos)" http://educacion-ne.es/refranes.htm