Mi elección de los títulos a leer es aleatoria, por eso es coincidencia que las dos novelas con las que empiezo esta sección tengan el denominador común de la Guerra Civil española.
Se ve que la inspiración tiene también sus ciclos y la tan traida y llevada "memoria histórica" resucita voces que callaron durante mucho tiempo y, claro está, esas voces "dormidas" tienen el color de la sangre, rojo, no colorado, que son las que callaron por más tiempo.
Estas heridas duelen, están aún muy recientes porque hay gentes vivas que lo sufrieron en sus propias carnes y aún pueden hablar, a veces manteniendo el temor, porque ése parece el denominador común de estas historias: el miedo.
Una guerra es una guerra. Hay dos bandos y ambos cometen atrocidades porque en eso consiste una guerra. Luego, uno gana y el otro se convierte en el "malo" al que hay que, no ya masacrar, que también, sino sobre todo hacerle callar por temor a las represalias.
Pero aquí se habla de valentía y decisión en su momento, heroicidades como el de esas mujeres que en la cárcel perseveran en sus convicciones, las mismas que las llevaron allí y que mantienen en jaque a sus familiares, pendientes de las horas de visita a la cárcel y de esa llamada a sus puertas que las llevarán a un interrogatorio, la tortura y a engrosar la población de esas cárceles donde se hacinan miles de mujeres en espacios pensados para no más de 500.
Lo bueno, si breve, dos veces bueno. Y esta historia lo es.
Se ve que la inspiración tiene también sus ciclos y la tan traida y llevada "memoria histórica" resucita voces que callaron durante mucho tiempo y, claro está, esas voces "dormidas" tienen el color de la sangre, rojo, no colorado, que son las que callaron por más tiempo.
Estas heridas duelen, están aún muy recientes porque hay gentes vivas que lo sufrieron en sus propias carnes y aún pueden hablar, a veces manteniendo el temor, porque ése parece el denominador común de estas historias: el miedo.
Una guerra es una guerra. Hay dos bandos y ambos cometen atrocidades porque en eso consiste una guerra. Luego, uno gana y el otro se convierte en el "malo" al que hay que, no ya masacrar, que también, sino sobre todo hacerle callar por temor a las represalias.
Pero aquí se habla de valentía y decisión en su momento, heroicidades como el de esas mujeres que en la cárcel perseveran en sus convicciones, las mismas que las llevaron allí y que mantienen en jaque a sus familiares, pendientes de las horas de visita a la cárcel y de esa llamada a sus puertas que las llevarán a un interrogatorio, la tortura y a engrosar la población de esas cárceles donde se hacinan miles de mujeres en espacios pensados para no más de 500.
Lo bueno, si breve, dos veces bueno. Y esta historia lo es.