"Take the serene whistle"
. *. *. *. *. *. *. *. *. *. *.Dressed
in gray coat and hat and then uniformed military aspect, the serene
figure appeared back in 1765 in Madrid as a lamplighter responsible for
maintaining street lighting at night. It is toward 1797 when he was charged with public safety and functions differ lamplighter and serene.
Arming
the pike (1), flashlight and key ring of the portals of the streets in
their custody, the law enforcement officer disappeared veiled by the
tranquility of the neighborhood at night, knew and was known by all the
neighbors, that
first helped not only in case of forgotten or misplaced keys, but as
confident and alert in case of trouble (fire, theft or emergency).
The
serene owes its name to the fact that he was singing the hour (o'clock,
half and quarter) and the time was: "The 5 and raining" ... "6 and serene" ... This
being the most frequent chant, (little desire to sing and move around
those streets would be if the weather was inclement) came to become the
name of their profession. (Learn more about the craft)
Well,
the night watchman was called and he responded by slapping alerted of
an emergency or a loud whistle blows as a referee on the field. But there was so much liked to whistle in the end failed to signify danger and were not heeded.
Hence, this ruling now means neglected, undervalued, ignored something or someone.
. -. -. -. -. -. -. -. -. -. -. -. -. -. -. -. -. -.(1). - Pike: 1. m. Palo armed with an iron spike, used for defense and offense.-. -. -. -. -. -. -. -. -. -. -. -. -. -. -. -. -. -.
Many
samples of these characters in all those sketches, operettas or novels
that recreate the old Madrid (Carlos Galdos or Arniches). Advising latest book: "In the evening on the back" of Manuel Ferrand. Planet Award 1968.
A guard and a serene, forced to stay awake at night, share experiences in those long hours.
lunes, 20 de agosto de 2012
Refranes comentados, traducción al inglés: "Take the serene whistle"
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22.- "Tomar por el pito del sereno"
"Tomar
por el pito del sereno"
.*.*.*.*.*.*.*.*.*.*.
Ataviado
con gorra y guardapolvo gris y luego uniformado con aspecto más militar,
la figura del sereno apareció allá por el 1765 en Madrid como farolero
encargado de mantener la iluminación nocturna en las calles. Es hacia el
1797 cuando se le encarga de la seguridad pública y se diferencian las
funciones de farolero y sereno.
Armado del chuzo (1), linterna y el manojo
de llaves de los portales de las calles bajo su custodia, este
desaparecido agente de la autoridad velaba por la tranquilidad del
barrio durante la noche; conocía y era conocido de todos los vecinos, a
los que auxiliaba no sólo en caso de olvido o extravío de las llaves,
sino como confidente y alarma en casos de apuro (incendios, robos o
urgencias) .
El sereno debe su nombre al hecho de que iba cantando la hora, (en
punto, las medias y los cuartos) y el tiempo que hacía: "Las 5 y
lloviendo"... "las 6 y sereno"... Al
ser éste el canto más frecuente, (pocas ganas de cantar y de moverse por
esas calles tendría si el tiempo era inclemente) vino a convertirse en
el nombre de los de su profesión. (Ver
más sobre el oficio)
Pues bien, al sereno se le llamaba con palmadas y éste respondía o
alertaba de alguna emergencia a golpes sonoros de pito, como un árbitro
en el campo deportivo. Pero los había que tanto les gustaba pitar que al
final dejó de significar peligro y no se les hacía caso.
De ahí que ahora esta sentencia signifique despreciar, infravalorar,
hacer caso omiso de algo o alguien.
.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.
(1).- chuzo:
1.
m.
Palo armado con un pincho de hierro, que se usa para defenderse y
ofender.
-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.
Son muchas las muestras de estos personajes en todos
aquellos sainetes, zarzuelas o novelas que recreen el Madrid castizo (Galdós
o Carlos Arniches). Aconsejando un libro más actual: "Con la noche a
cuestas" de Manuel Ferrand. Premio Planeta 1968.
Un guarda y un sereno, obligados
a mantenerse despiertos en la noche, comparten vivencias en esas largas
horas.
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viernes, 17 de agosto de 2012
21- "Quien siembra vientos, recoge tempestades"
.*.*.*.*.*.*.*.*.*.*.
Relacionado
con el ya visto en "De abuelos a nietos" :
"De
aquellos polvos vienen estos lodos" , este refrán nos invita, como muchos otros, a reflexionar sobre la consecuencia de nuestros actos.
"El tiempo da y quita razones y pone a cada uno en su lugar" y "al que
al cielo escupe, en la cara le cae". Son todas estas máximas acerca del comportamiento del ser humano y valiosos consejos a la hora de pensar antes de actuar, pues todo lo que hacemos tiene consecuencias en nuestra propia vida y nuestro entorno.
Vaya esta sentencia dirigida a nuestros políticos y en particular al
derroche del que hacen y han hecho gala en sus sueldos, pensiones y gastos generales... Cuando escribí este comentario, fue
ante la desfachatez de la inclusión de traductores de lenguas autónomas
en nuestro Senado, conociendo todos que el castellano es la lengua oficial.
Decía entonces: Congratulándome por los nuevos puestos de trabajo, no puedo por menos
que lamentarme de semejante insulto a todos los que estamos sufriendo
las consecuencias de la crisis económica. Y concluía:
"Nos toman por
el pito del sereno"
Ya puestos, explicaremos también más adelante el sentido de este dicho que sirve de conclusión; pero el hecho destacable es que tema ha cobrado, por desgracia, una tremenda actualidad.
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Leyendo el "Quijote". 1ª parte. Capítulo 21.
Capítulo vigésimoprimero
Que trata de la alta aventura y rica ganancia del yelmo de Mambrino, con otras cosas sucedidas a nuestro invencible caballero
Estaba "mosqueado" nuestro caballero con el susto de los batanes, y ni siquiera los quiso usar para protegerse de la lluvia, así que siguieron su camino.
De repente ven a lo lejos a un jinete que portaba algo que relucía como el oro y poco necesitó nuestro caballero para comentar:
Sancho ya no sabía qué hacer o decir... intentó convencer a su amo de que no se metiera en más líos y que bien pudiera ser que no fuera lo que creía.
¿Creéis que iba a conseguir esta vez que le hiciese caso? ¡Pues claro que no!
El pobre barbero -que eso era el caminante- se había puesto en la cabeza su bacía (vasija plana para remojar las barbas), que debía ser nueva, para protegerse de la lluvia. En cuanto vio llegar a Don Quijote lanza en ristre se apresuró a obedecerle, dejar el recipiente en el suelo y comenzó a correr por aquel llano, que no le alcanzara el viento.
Sancho no pudo por menos que reírse cuando vio los esfuerzos de nuestro caballero para colocarse el supuesto yelmo... sin duda la cabeza de su dueño debía ser muy grande y además le faltaba casi la mitad (el hueco de la bacía para el cuello). Inventó Don Quijote el motivo con la imaginación que le suele caracterizar, y creyó que habían fundido esa parte porque, al ser de oro, habría buscado con ella buenas ganancias.
A pesar de todo, y raro para lo que llevamos visto, quedó contento el caballero y quedó contento su escudero, pues pudo cambiar por los suyos los accesorios de la montura que el barbero dejara abandonada..., y siguieron su camino.
Sancho andaba queriendo conversar, pues no lo hacia desde que le impusiera su amo la ley del silencio... Se lo permitió Don Quijote y poco hizo falta para que volviera a su tema favorito: las ganancias que podrían sacar de todo aquello. Entonces reflexionó en voz alta, aconsejando que nos fuésemos a servir a algún emperador, o a otro príncipe grande que tenga alguna guerra, en cuyo servicio vuestra merced muestre el valor de su persona, sus grandes fuerzas y mayor entendimiento; que visto esto del señor a quien serviremos, por fuerza nos ha de remunerar a cada cual según sus méritos; y allí no faltara quien ponga en escrito las hazañas de vuestra merced para perpetua memoria
No era algo tan fácil, explicó Don Quijote, pues primero era necesario hacer las hazañas y llegar a alguna tan grande que alguien le diera la fama y fueran los propios nobles y grandes caballeros los que le abriesen las puertas de sus castillos. Y empezó a contar detalladamente, tal y como lo veía en sus sueños, lo que pasaría, cómo les recibirían y serían atendidos...
Le costaba poco a Sancho soñar cuando de su tema favorito se trataba, por lo que también se explayó al respecto de lo que su amo le contaba que habría de pasar... En fin, una divertida lectura en la que Don Quijote se ve ya rey y Sancho noble, repartiéndose los honores:
Terminando el capítulo con una certera reflexión:
¡Seguimos!
Que trata de la alta aventura y rica ganancia del yelmo de Mambrino, con otras cosas sucedidas a nuestro invencible caballero
Estaba "mosqueado" nuestro caballero con el susto de los batanes, y ni siquiera los quiso usar para protegerse de la lluvia, así que siguieron su camino.
De repente ven a lo lejos a un jinete que portaba algo que relucía como el oro y poco necesitó nuestro caballero para comentar:
Paréceme,
Sancho, que no hay refrán que no sea verdadero, porque todos son
sentencias sacadas de la misma experiencia, madre de las ciencias todas,
especialmente aquel que dice: donde una puerta se cierra otra se abre:
dígolo, porque si anoche nos cerró la ventura la puerta de la que
buscábamos, engañándonos con los batanes, ahora nos abre de par en par
otra para otra mejor y más cierta aventura, (...) digo esto,
porque si no me engaño, hacia nosotros viene uno que trae en su cabeza
puesto el yelmo de Mambrino, sobre que yo hice el juramento que sabes.
Sancho ya no sabía qué hacer o decir... intentó convencer a su amo de que no se metiera en más líos y que bien pudiera ser que no fuera lo que creía.
¿Creéis que iba a conseguir esta vez que le hiciese caso? ¡Pues claro que no!
El pobre barbero -que eso era el caminante- se había puesto en la cabeza su bacía (vasija plana para remojar las barbas), que debía ser nueva, para protegerse de la lluvia. En cuanto vio llegar a Don Quijote lanza en ristre se apresuró a obedecerle, dejar el recipiente en el suelo y comenzó a correr por aquel llano, que no le alcanzara el viento.
Sancho no pudo por menos que reírse cuando vio los esfuerzos de nuestro caballero para colocarse el supuesto yelmo... sin duda la cabeza de su dueño debía ser muy grande y además le faltaba casi la mitad (el hueco de la bacía para el cuello). Inventó Don Quijote el motivo con la imaginación que le suele caracterizar, y creyó que habían fundido esa parte porque, al ser de oro, habría buscado con ella buenas ganancias.
A pesar de todo, y raro para lo que llevamos visto, quedó contento el caballero y quedó contento su escudero, pues pudo cambiar por los suyos los accesorios de la montura que el barbero dejara abandonada..., y siguieron su camino.
Sancho andaba queriendo conversar, pues no lo hacia desde que le impusiera su amo la ley del silencio... Se lo permitió Don Quijote y poco hizo falta para que volviera a su tema favorito: las ganancias que podrían sacar de todo aquello. Entonces reflexionó en voz alta, aconsejando que nos fuésemos a servir a algún emperador, o a otro príncipe grande que tenga alguna guerra, en cuyo servicio vuestra merced muestre el valor de su persona, sus grandes fuerzas y mayor entendimiento; que visto esto del señor a quien serviremos, por fuerza nos ha de remunerar a cada cual según sus méritos; y allí no faltara quien ponga en escrito las hazañas de vuestra merced para perpetua memoria
No era algo tan fácil, explicó Don Quijote, pues primero era necesario hacer las hazañas y llegar a alguna tan grande que alguien le diera la fama y fueran los propios nobles y grandes caballeros los que le abriesen las puertas de sus castillos. Y empezó a contar detalladamente, tal y como lo veía en sus sueños, lo que pasaría, cómo les recibirían y serían atendidos...
Le costaba poco a Sancho soñar cuando de su tema favorito se trataba, por lo que también se explayó al respecto de lo que su amo le contaba que habría de pasar... En fin, una divertida lectura en la que Don Quijote se ve ya rey y Sancho noble, repartiéndose los honores:
Y aún
te sobra, dijo Don Quijote, y cuando no lo fueras, no hacía nada al
caso, porque siendo yo el rey, bien te puedo dar nobleza sin que la
compres ni me sirvas con nada, poruqe en haciéndote conde, cátate ahí
caballero, y digan lo que dijeren, que a buena fe que te han de llamar
señoría, mal que les pese.
Terminando el capítulo con una certera reflexión:
Quédese
eso del barbero a mi cargo, dijo Sancho, y al de vuestra merced se
quede el procurar venir a ser rey y el hacerme conde. Así será,
respondió Don Quijote.
¡Seguimos!
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