Ya vimos en "cada moneda tiene dos caras" un sentido de "bueno y malo", "la cara y la cruz" que presenta tantas veces la vida.
Pero, aunque parecido, no tiene el mismo sentido aquí, ya que un hombre de dos caras es un hipócrita, alguien que muestra una expresión agradable cuando por detrás piensa otra cosa o tal vez hasta esté haciendo daño.
Por otro lado, la expresión ¡mal rayo le parta!, muestra de indignación (bastante generalizada, por ejemplo en Andalucía) por la que se le desea a una persona lo peor después de haberse portado mal con quien lo dice.
Y es que en periodo de tormenta y cuando los rayos y truenos pueblan la atmósfera, era bastante habitual para quien le pillara en despoblado, el morir "partido por un rayo", dado que la electricidad atraviesa el cuerpo, como partiéndolo en dos.
Normalmente estas expresiones, así como "maldita sea su estampa", "mala puñalá le den", etc., no contienen verdaderamente el deseo de que se produzca lo que en ellas se dice, sino que tienen la misma categoría de insulto o desahogo que puedan tener en la época, por ejemplo: "¡ lleven los diablos!", "Pardiez", "hi de puta", mientras que ahora utilizamos a veces expresiones tan malsonantes que prefiero no reflejar aquí, aun cuando de tanto usarse hayan perdido su sentido original junto a otras más suaves como "degraciado", "mala persona", etc.
Tenemos un ejemplo de esta expresión en el inmortal "Don Juan Tenorio" de Zorrilla, cuando conocemos al protagonista y en el inicio, cansado del jaleo que hay en la posada donde se ha puesto a escribir, dice:
¡Cuán gritan esos malditos!
Pero, ¡mal rayo me parta
si en concluyendo la carta
no pagan caros sus gritos!