Falleció el 17 de marzo del 2017.
Recuerdo las ciudades que nunca he visto
exactamente. Venecia con sus venas de plata, Leningrado
con sus minaretes de toffee retorcido. París. Pronto
los impresionistas obtendrán sol de las sombras.
¡Oh! y las callejas de Hyderabad como una cobra desenroscándose.
Haber amado un horizonte es insularidad;
ciega la visión, limita la experiencia.
El espíritu es voluntarioso, pero la mente es sucia.
La carne se consume a sí misma bajo sábanas espolvoreadas de migas,
ampliando el Weltanschauung con revistas.
Hay un mundo al otro lado de la puerta, pero qué inquietante resulta
encontrarse junto al propio equipaje en un escalón frío cuando el alba
tiñe de rosa los ladrillos, y antes de tener ocasión de lamentarlo,
llega el taxi haciendo sonar una vez la bocina,
deslizándose hasta la acera como un coche fúnebre —y subimos. ('Mañana, mañana' y otros poemas)
Paralelamente, desde 1990 hasta el 2005, produjo la serie de dibujos animados Las Tres Mellizas.
En febrero de 2010 se le otorgó la Medalla de Oro al mérito en las Bellas Artes por el Consejo de Ministros de España y fue condecorada con la Medalla de Honor del Parlamento de Cataluña.
Estoy perpleja. Yo diría que tanto como los jóvenes españoles, aunque los de mi quinta padezcamos nuestra particular perplejidad generacional. Imagino ahora mismo, por ejemplo, los escaños del Congreso y visualizo a una derecha que saca pecho al advertir que sus imperdonables errores se premian con más votos; observo a un partido socialista carente de liderazgo, al que no sabría por qué habría hoy de prestarle mi voto, y me fijo, más a la izquierda, en los políticos de Podemos, donde confluye IU, que desde hace poco declaran no querer apelar más a la clase media ya que, decididamente, aspiran a convertirse en el partido de la clase obrera.
Soy clase media, lo confieso, y no sé si debo atizarme 30 latigazos por encontrarme en tan vergonzosa posición. Recurriría a los versos de Machado: “Y al cabo, nada os debo; debéisme cuanto he escrito./ A mi trabajo acudo, con mi dinero pago/ el traje que me cubre y la mansión que habito,/ el pan que me alimenta y el lecho en donde yago”, pero no definirían en su complejidad la verdadera situación en la que algunos padres, madres e hijos de clase media nos encontramos. Con nuestro dinero, completamos la modesta pensión de nuestros padres y con nuestro dinero propiciamos la independencia de nuestros hijos. Cierto es que no todos tienen la suerte de contar con un dinero que les permita corregir las carencias del sistema, pero estoy segura de que son muchos los progenitores que, entendiendo que sus hijos necesitan ser plenamente adultos, hacen lo que está en sus manos para no prolongar una indeseada juventud. Dicho esto, ¿qué pecado cometimos o cometemos para que hayamos acabado arrojados a este desamparo ideológico? (Inicio de 'Y al cabo, nada os debo', artículo en El País, 3-XII-2016)
cuando pasa en un largo suspiro hacia las nubes;
Ámame sólo como amarías al viento
que nada sabe del alma de las rosas,
ni de los seres inmóviles del mundo,
como al viento que pasa entre el cielo y la tierra
hablando de su vida con rumor fugitivo;
ámame como al viento ajeno a la existencia
quieta que se abre en flores,
ajeno a la terrestre
fidelidad de las cosas inmóviles,
como al viento cuya esencia es, ir sin rumbo,
como al viento en quien pena y goce se confunden,
ámame como al viento tembloroso y errante. ('Ámame sólo como amarías al viento' y otros poemas)
He callado sintiendo el horror del combate,
el cañón que derrumba, la metralla que abate,
las espadas sangrantes en la siega feroz;
he callado sintiendo el temblor del espanto,
la tragedia del grito, el quejido del llanto…
porque todo se hacía en el nombre de Dios.
He mirado ciudades convertidas en llamas;
y entre escombros humeantes, muertos niños y ancianos,
en un bárbaro ataque sanguinario y atroz;
he mirado las cunas hechas pastos del fuego,
y he callado ante el loco, he callado ante el ciego…
porque todo se hacía en el nombre de Dios.
He sabido que el hambre hacía estragos tremendos,
que se han dado suplicios y castigos horrendos,
con el odio en el alma y el rugido en la voz;
y ante tanto hecho bárbaro, ante tanto delito,
he llorado de rabia, con dolor infinito,
¡porque todo se ha hecho en el nombre de Dios! ("Habla una voz")
La ciudad muerta refleja el frío de mi piel.
Su puerta, de verde bilis pintada,
es cadáver insepulto en tierra feroz de sonrisas.
Voy entre los grandes vientos de Marte
hacia la ciudad muerta de Korad.
La soledad del aire no responde a mi soliloquio.
Sabor de serrín y lengua hinchada.
Paso por el abismo de sus calles
con mi boca seca y mi inútil oficio de árbol grande.
Ellos quieren podarle su corona
a la hora en que sube la marea en los canales;
ahora y en la hora en que mi voz justa
te busca en esa torre
donde mi eco te nombra, Dejah Thoris.
Sirena de crepúsculos y de noches,
yo quiero engendrar en tu belleza
el fruto largo tiempo retenido;
y en la tibia medianoche de un estío
derretir el frío que siempre te devora.
Voy hacia ti, trenzando mis dedos en tu cabellera.
La mano se detiene suave en su seda;
pues más suave que el agua es tu cabello.(Fragmento de 'La ciudad muerta de Korad').
- de 2011, Aureliano TAPIA MÉNDEZ, sacerdote, escritor e historiador mexicano nacido un 3 de mayo de 1931. Conocido popularmente como «monseñor Tapia», fue cronista de la Archidiócesis de Monterrey, miembro de la Sociedad Nuevoleonesa de Historia, Geografía y Estadística, de la Sociedad Numismática de Monterrey, de la Asociación Estatal de Cronistas (Nuevo León), del Seminario de Cultura Mexicana y de la Asociación de Escritores de México.
No soy Ginsberg expulsado de Cuba
No soy un marica disfrazado de poeta
No necesito disfraz
Aquí está mi cara
Hablo por mi diferencia
Defiendo lo que soy
Y no soy tan raro
Me apesta la injusticia
Y sospecho de esta cueca democrática
Pero no me hable del proletariado
Porque ser pobre y maricón es peor
Hay que ser ácido para soportarlo
Es darle un rodeo a los machitos de la esquina
Es un padre que te odia
Porque al hijo se le dobla la patita
Es tener una madre de manos tajeadas por el cloro
Envejecidas de limpieza
Acunándote de enfermo
Por malas costumbres
Por mala suerte
Como la dictadura
Peor que la dictadura
Porque la dictadura pasa
Y viene la democracia
Y da tránsito el socialismo
¿Y entonces?
¿Qué harán con nosotros compañero?
¿Nos amarrarán de las trenzas en fardos
con destino a un sidario cubano?(Fragmento inicial de 'Manifiesto-Hablo por mi diferencia')