-de 1935, nace Narciso IBÁÑEZ SERRADOR, director teatral español, fallecido el 7 de junio de 2019.
Casualmente, tanto JOHN ADAMS como THOMAS JEFFERSON, los únicos firmantes de la Declaración de Independencia que luego serían Presidentes de los Estados Unidos, murieron el mismo día: 04 de julio de 1826, en el 50 aniversario de la Declaración. Otro Padre de la Patria que se convirtió en presidente, JAMES MONROE, murió el 4 de julio de 1831, convirtiéndose así en el tercer presidente consecutivo que murió en la fiesta. Por otra parte, CALVIN COOLIDGE, el 30mo. Presidente, nació el 4 de julio de 1872, y es, hasta el momento, el único presidente de Estados Unidos nacido en el Día de la Independencia.
Dada la trayectoria posterior del país, se cumple sobradamente el dicho: "No sirvas a quien sirvió, ni pidas a quien pidió".
Autores del s.XX y XXI en las lenguas españolas (y premios Nobel de Literatura) nacidos en esta fecha
Cursó estudios superiores de música en el Real Conservatorio Superior de Música de Madrid, actividad que compatibilizó con la Licenciatura en Derecho por la Universidad Complutense de Madrid. En su juventud fue miembro del grupo de rock 'Micky y Los Tonys', el cual abandonó en 1965.
Además de su faceta como conferenciante y escritor, destacó su labor de difusión de la música clásica entre los niños, realizando numerosos conciertos anualmente.
Le fue concedida la Medalla de Oro al Mérito en las Bellas Artes y fue miembro habitual del jurado de los Premios Príncipe de Asturias de las Artes, premio al que fue candidato.
Tiene publicados varios libros de temática musical como Clásicos Populares: La Música Clásica a Través de Sus Genios (1997), El Conciertazo: las aventuras de los grandes músicos cuando eran pequeños (2007), Los clasicos tambien pecan: la vida íntima de los grandes músicos (2010) o la serie "Siente la Música" (desde 2011) para alumnos de la asignatura en Educ. Primaria.
Aquí donde lo veis, Vivaldi era un cachondo. Sus padres le hicieron cura, pero su vocación fue más músico-sexual. Su ciudad natal, la Venecia barroca, celebraba los carnavales durante 6 meses; los 6 meses restantes lo preparaban. En torno a tal ambiente festivo, en Venecia había más de 15.000 prostitutas (muchas de ellas presuntas monjas). El Cura Pelirrojo (así lo llamaban) no lo desaprovechó, cuál Rooney.
Durante casi 40 años dio clases de música en el “Hospicio de la Piedad”, una presunto orfanato lleno de chicas y dirigido por una prostituta a la que llamaban “La Gallinera”. Allí vivían 6000 hijas abandonadas por prostitutas.
No empezó una relación seria hasta los cuarenta y pico, con una cantante alumna suya de 20 años llamada Anna Girò. La llevaba de viaje allí donde iba. Pero Vivaldi creía que donde caben dos caben tres, así que también invitaba a Paolina Girò, la hermana pareja, para que hiciera una cuádruple: secretaria, criada, enfermera y amante. Obviamente la Iglesia vio con malos ojos que un cura llevara una vida tan libertina, por lo que lo empezaron a espiar, criticar y censurar. Eso le complicó mucho su situación económica, por lo que tuvo que pedir trabajo al emperador austríaco… pero el emperador murió. Al cabo de unos meses, arruinado, en un hostal de Viena Vivaldi murió. En su funeral para indigentes, uno de los niños del coro que cantó fue Joseph Haydn.
Su música fue la base de lo que conocemos por “concierto” y su obra más popular es la serie de conciertos llamada “Las cuatro estaciones“. ['Los clásicos también pecan. Antonio Vivaldi (1678-1741)']
Fallecieron en esta fecha
En Málaga, trabó gran amistad con algunos escritores, destacando Manuel Altolaguirre, León Felipe y Pedro Garfias, entre otros. Colaboró en diferentes revistas como Litoral, El Estudiante, Postguerra, La Gaceta Literaria y Nueva España. Se le considera, pues, perteneciente a la generación del 27
Durante la guerra civil española siguió ejerciendo el periodismo en la zona republicana. En 1939 se exilia primero en Francia -por breve tiempo- y marcha después a México. En Ciudad de México dirigió la célebre sección cultural del diario El Nacional, donde promovió a un grupo de jóvenes que serían una de las generaciones más brillantes de escritores y periodistas culturales en México.
Van cuatro jinetes
por la lejanía.
Largas capas negras,
negras sombras íntimas.
(Si yo me alejara,
¿tú me olvidarías?)
Se oscurece el campo
bajo la llovizna.
Altas sierras negras,
negras las encinas.
(Si estuviera ausente,
¿tú me olvidarías?)
Tañe la campana
de una vieja ermita.
Campanadas negras,
negra despedida.
(Si yo me muriera,
¿tú me olvidarías?)
… Los cuatro jinetes
por el campo oscuro
bajo la llovizna. ("Canción segunda")
En el período 1936-1938, Manuel Altolaguirre le publica sus primeros libros poéticos, bastante tardíos; el primero apareció en 1936 con el título Misteriosa presencia, colección de sonetos de tema amoroso.
Participa en la organización del II Congreso Internacional de Escritores Antifascistas, así como en la redacción de la famosa Ponencia Colectiva.
En Memorabilia (1975) ha evocado Gil-Albert sus encuentros de aquellos días con Louis Aragón, Octavio Paz, junto al recuerdo de otros nombres, como Antonio Machado, Alberti, Miguel Hernández, José Bergamín....
Acabada la guerra va a parar a un campo de refugiados en Francia, se exilia a México y Argentina, regresa a Valencia en 1947 y su falta de contacto con los medios sociales y culturales del franquismo es absoluta.
En 1972 la colección "Ocnos" publica Fuentes de la constancia, antología poética que le rescata para la crítica y en 1974 Crónica general, que le populariza entre el gran público. Seguirán Meta-Física (1974), Mesa revuelta, (1974), una reedición de Las ilusiones (1974).
En Heraklés: sobre una manera de ser (1975), aborda el tema de la homosexualidad inspirándose en el Coridón de André Gide. Siguen Memorabilia (1975), Homenajes e impromptus (1976), A los presocráticos (1976), El ocioso y las profesiones (1979), Breviarium vitae (reeditado en 1979), etcétera. Su Obra completa en prosa fue editada en 1985.
Las piedras colocadas sobre piedras
y encima de ese muro primitivo
algún olivo blanco.
No sé por qué será que ciertas cosas
que apenas dicen nada,
que bien analizadas no son cosas
dignas de nada,
causan sobre mi ánimo un influjo
de inextinguible paz.
Se diría que siento mis raíces
dentro de esos contornos depurados
que no son nada,
dentro de esa vejez
de una humildad tan firme
cual si una incitación muy familiar
me retuviera allí.
Algo como una voz que me dijera
de dentro de mí mismo :
esta fe encantadora
es la pobreza. ("Refinamiento del campo")
Fue parte del grupo que fundó la Asociación Internacional de Escritores Policíacos en La Habana en 1986.
A pesar de que la mayoría de su obra fue en cuento, su única novela "Otras caras del Paraíso" anticipó la literatura de Feminicidio (muerte por violencia de género) en el norte de México.
Sus últimos libros fueron una colección de tres historias de amor titulado "Tres Amores", perteneciente a la segunda edición de Escritores Coahuilenses de la Colección Siglo XXI.
Colaborador en El Siglo de Torreón con una columna dominical titulada "Los Días, los Hombres, las Ideas", recopiló esos artículos en el libro Esquinas a la vuelta del domingo (2004). Asimismo, realizó un compendio de historia mundial del siglo XX.
No recuerdo qué estaba leyendo. Probablemente era alguna novela americana contemporánea, ya que por lo general éstas me provocan niveles más bien neuróticos de concentración, lo que no ocurre con otro tipo de lectura.
Malinchismo neuronal o simple pereza engendrada por la lengua materna —lo que se oye muy edípico—, al estar leyendo algo en español basta el estornudo de una mosca para distraerme. Y además, con frecuencia me lanzo a perseguir dicho insecto hasta abatirlo con el libro en cuestión, el que, vengativo, muchas veces se deshoja. Pero en esto soy inflexible: mi lugar de lectura es una no-flyzone definitiva. Lo que quiero decir es que, pese a que me precio de ser un buen lector —aunque Carlitos Park, mi compañero que le hace a las letras, no está muy de acuerdo— abandono tan insigne forma de comunicación con suma facilidad. Por ello supongo que esa tarde estaba leyendo alguna novela americana contemporánea en inglés. Prácticamente no oí ruido alguno, ni chirriar de puerta ni tacones agoreros; de pronto, levanté apenas los ojos y encontré que mi campo de visión se componía de la desordenada superficie de mi escritorio y, más allá, un par de piernas estupendas. La perspectiva terminaba, en su parte superior, con un trozo de minifalda café.
Pero, antes de completar el cuadro, permítaseme presentarme. Y aclarar por qué no me apresuré a llenarme los ojos con lo que faltaba ver. (Así comienza "Otras caras del paraíso")