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viernes, 29 de julio de 2011

Salón de lectura: Almudena Grandes. "Estaciones de paso"


Antes de presentaros las impresiones sobre esta obra vemos la necesidad de precisar ¿Qué es un cuento? Entendemos que al igual que no es poesía deslizar frases divididas asimétricamente en renglones, no es cuento todo lo que aparece como tal.
Investigamos, pues, y hallamos en ciudadseva.com (paraíso de cuentos y relatos cortos) una coherente distinción entre cuento, relato y novela corta, de autor anónimo, titulado Estructura, desarrollo y panorama histórico del cuento. Un fragmento:(...) Narración breve, oral o escrita, de un suceso imaginario. Aparecen en él un reducido número de personajes que participan en una sola acción con un sólo foco temático. Su finalidad es provocar en el lector una única respuesta emocional. La novela, por el contrario, presenta un mayor número de personajes, más desarrollados a través de distintas historias interrelacionadas, y evoca múltiples reacciones emocionales.

Etimológicamente, cuento deriva de la palabra latina computum, que significa cálculo, cómputo, enumeración, clasificación,. De cálculo y enumeración pasó a significar la enumeración de hechos, y, por extensión, "cuento" significa recuento de acciones o sucesos reales o ficticios.

Es más difícil decir con exactitud cuándo se originó el cuento, y ello se debe en gran parte a los equívocos que conlleva su mismo nombre. Cabría, por lo tanto, distinguir en el concepto cuento, dos aspectos distintos: el relato fantástico y la narración literaria de corta extensión, oponiéndose así a la idea de novela, estos dos aspectos no son excluyentes, a menudo se dan en la misma obra, y tienen como base común el hecho de tratarse de relatos breves, generalmente en prosa; pero suelen representar dos vertientes claramente diferenciadas del mismo genero literario. (Ver más)

Necesitábamos este inciso para aclarar al lector qué podemos esperar cuando nos hallamos ante una colección de cuentos, porque podemos encontrar "de todo": Desde apuntes o bocetos garabateados improvisadamente para ser desarrollados posteriormente en una novela, hasta lo que se entiende verdaderamente por "cuento" en su más estricta significación a partir de nuestras lecturas infantiles (un universo corto de fantasía repleto de sugerencias y moralejas).

No se le permite lo mismo (que haya "de todo") al osado escritor novel que pretende integrarse en el universo de los escritores a través de su participación en un concurso, porque se enfrenta al gran dilema: ¿qué se le pide en un concurso de cuentos? ¿qué diferencia existe con uno de relatos cortos?
- El mío es precioso, resultado del trabajo de uno o dos meses -piensa-, y, sin embargo... ni mención. Yo diría que es mejor que el que ha ganado, claro que el mío...
Y ahí tenemos al pobre y bisoño autor sumido en un complejo entramado de sutiles extrañezas y elucubraciones acerca de cómo clasificar su escrito y,  por tanto, de dónde presentarlo.

Dicho esto, por ser ella quien es y escribir como escribe, se le permite a Almudena Grandes calificar como "cuentos" a algunos que en los concursos a los que nos hemos referido no pasarían ni la primera selección.
 En "Estaciones de paso", 2005, vamos desde el pasotismo verbal barriobajero de "Demostración de la existencia de Dios", a la defensa del arte taurino en "Tabaco y negro" (porque la crueldad existe, y no es sólo con los animales), magnífico relato, que no cuento, por cierto; pasando por "El capitán de la fila india" que no se sabe a ciencia cierta si trata sobre la degradación del concepto de familia en general (matrimonio y parientes) o de una venganza tras unos ideales rotos.
 Un "¡chapeau!" a "Receta de verano" (la vida sigue y pide paso a pesar de todo y contra todo- y éste sí es un cuento, o lo que entendemos como tal-), y terminando con un aceptable "Mozart y Brahms y Corelli" que, en mi opinión, se queda en el intento, aunque eso sí, en no se sabe qué intento.
¿Qué tienen en común? Todos sus protagonistas son adolescentes o rememoran hechos de ese periodo  vital.
En fin, tendréis que leerlo para saber si vosotros, los que habéis tenido a bien llegar hasta aquí, sois de mi misma opinión.
Espero vuestros comentarios :).

lunes, 11 de julio de 2011

Salón de lectura: Rosa Ribas."En caída libre"

La comisaria Cornelia Weber-Tejedor debe abandonar su papel de policía e infiltrarse en el grupo de limpiadoras del aeropuerto para resolver una nueva investigación.

La necesidad de recubrirse de una nueva piel, la de Cornelia Lenz, y simular otra vida, siempre con la amenaza de ser descubierta, nos muestra a una mujer asustada, avergonzada por las circunstancias que llevan a algunas de sus compañeras a hacer lo que hacen, obligada a caer en el delito, la hipocresía y la falsedad por el cumplimiento de su deber, que desaconseja pero no impide tomar afecto a esas nuevas amistades que la llevarán a replantearse muchas cosas y a una caída en picado hasta la resolución del caso.

Hemos visto a la autora crecer en estilo y calidad literaria, en argumentación y desarrollo; y a su personaje, envolvernos y hacernos cómplices de sus pensamientos y actitudes, de sus recelos y de su cambio de piel, su metamorfosis.

¿Puede una policía olvidar su objetividad, su cumplimiento del deber, cuando entra en los porqués de quienes delinquen, enredados en una tela de araña sin escapatoria?

domingo, 3 de julio de 2011

Salón de lectura: Rosa Ribas. "Con anuncio"

De nuevo hallamos a nuestra comisaria hispano alemana, Cornelia Weber-Tejedor, enriquecida con múltiples facetas apenas esbozadas en la novela anterior también comentada aquí: "Entre dos aguas".

Esta vez el caso se presenta en una agencia de publicidad conmocionada por los preparativos de una campaña sobre la ciudad de Fráncfort con la que pretenden vencer a sus competidoras más inmediatas y afectada por la llegada de unos preocupantes  anónimos, acompañados de atentados a la propiedad e insultos a los trabajadores que evidencian que quien los hace conoce bien a los miembros de la agencia.

Uno por uno vamos conociendo a los empleados de la misma y escudriñando en sus vidas y en los probables porqués de dichos panfletos, cuando llega el primer asesinato...

Al mismo tiempo que la trama va acertadamente reflejando las peripecias de la investigación, que capta ampliamente nuestro interés  hasta llegar a su desenlace, se nos presenta más detalladamente la figura de la protagonista, sus anhelos, sus deseos, sus problemas familiares, su lucha contra algunos miembros de la Comisaría con los que entra en rivalidad no sólo por ser mujer, que también, sino por opiniones y actitudes, la afinidad con sus compañeros más cercanos...

En resumen, una obra mucho más completa y acertada que la primera, que es, en mi opinión, como un acertado boceto que promete la belleza del dibujo posterior, que sería la novela que aquí comentamos.

He iniciado, pues, con interés y espectación la lectura de la tercera novela que, por ahora, cierra la serie.

Por supuesto, os comentaré mis impresiones. Un saludo.

Leyendo "Don Quijote". 1ª parte. Cap.11

Capítulo undécimo
De lo que sucedió a Don Quijote con unos cabreros

Dispuestos a pasar la noche junto a los cabreros, no pudo pasar desapercibido a Don Quijote el buen olor que despedía un guiso que estaban haciendo para cenar, y aceptaron gustosos la invitación que les hicieron de compartirlo con ellos.

Frente a los delirios de grandeza de nuestro caballero, aprovecha Cervantes la ocasión para acercarnos algo más al carácter y naturaleza sencilla de Sancho, pues queriendo Don Quijote mostrarse benévolo y espléndido, permitiendo a Sancho, que estaba de pie, sentarse con ellos, desdeña el supuesto honor que su amo quería hacerle, pues prefiere la comodidad a tener que guardar etiquetas: ¡Gran merced! dijo Sancho; pero sé decir a vuestra merced, que como yo tuviese bien de comer, tan bien y mejor me lo comería en pie y a mis solas, como sentado a par de un emperador. Y aún si va a decir verdad, mucho mejor me sabe lo que como en mi rincón sin melindres sin respetos, aunque sea pan y cebolla, que los gallipavos de otras mesas, donde me sea forzoso mascar (...)
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viernes, 24 de junio de 2011

Leyendo "Don Quijote".1ª parte. Capítulo 9. Manuscrito de Benengeli.

Capítulo noveno
Donde se concluye y da fin a la estupenda batalla que el gallardo vizcaíno y el valiente manchego tuvieron

Hasta aquí decide Cervantes que llegaba el supuesto pergamino en el que se relataba el inicio de las aventuras de nuestro hidalgo (hijo de algo= caballero) y a partir de aquí, tras pensar en que era imposible que semejante caballero no hubiera tenido quien siguiera contando sus hazañas, nos relata: "está, como he dicho, aquí en el margen escrito esto: esta Dulcinea del Toboso, tantas veces, en esta historia referida, dicen que tuvo la mejor mano para salar puercos que otra mujer de toda la Mancha. Cuando yo oí decir Dulcinea del Toboso, quedé atónito y suspenso, porque luego se me representó que aquellos cartapacios contenían la historia de Don Quijote. Con esta imaginación le di priesa que leyese el principio; y haciéndolo así, volviendo de improviso el arábigo en castellano, dijo que decía: Historia de Don Quijote de la Mancha, escrita por Cide Hamete Benengeli, historiador arábigo."

Llevado por el interés que tenía nuestro autor en saber la continuación de sus peripecias "Apartéme luego con el morisco por el claustro de la iglesia mayor, y roguéle me volviese aquellos cartapacios, todos los que trataban de Don Quijote, en lengua castellana, sin quitarles ni añadirles nada, ofreciéndole la paga que él quisiese".

Y así tenemos la primera descripción general de los protagonistas:
"Estaba en el primer cartapacio pintada muy al natural la batalla de Don Quijote con el vizcaíno, puestos en la misma postura que la historia cuenta, levantadas las espadas, el uno cubierto de su rodela, el otro de la almohada, y la mula del vizcaíno tan al vivo, que estaba mostrando ser de alquiler a tiro de ballesta. Tenía a los pies el vizcaíno un título que decía: Don Sancho de Azpeitia que sin duda debía de ser su nombre, y a los pies de Rocinante estaba otro, que decía: Don Quijote; estaba Rocinante maravillosamente pintado, tan largo y tendido, tan atenuado y flaco, con tanto espinazo, tan hético confirmado, que mostraba bien al descubierto con cuánta advertencia y propiedad se le había puesto el nombre de Rocinante. Junto a él estaba Sancho Panza, que tenía del cabestro a su asno, a los pies del cual estaba otro rótulo, que decía: Sancho Zancas; y debía de ser que tenía, a lo que mostraba la pintura, la barriga grande, el talle corto, y las zancas largas, y por esto se le debió de poner nombre de Panza y Zancas, que con estos dos sobrenombres se le llama algunas veces en la historia."

De este modo, entregada la traducción, se llega a la continuación de la lucha donde la habíamos dejado : "el primero que fue a descargar el golpe fue el colérico vizcaíno, el cual fue dado con tanta fuerza y tanta furia, que a no volvérsele la espada en el camino, aquel solo golpe fuera bastante para dar fin a su rigurosa contienda, y a todas las aventuras de nuestro caballero; mas la buena suerte, que para mayores cosas le tenía guardado, torció la espada de su contrario, de modo que aunque le acertó en el hombro izquierdo, no le hizo otro daño qeu desarmarle todo aquel lado, llevándole de camino gran parte de la celada con la mitad de la oreja, que todo ello con espantosa ruina vino al suelo, dejándole muy maltrecho."

Imagen

Don Quijote, furioso, contraatacó y "Estaba el vizcaíno tan turbado que no podía responder palabra, y él lo pasara mal, según estaba ciego Don Quijote, si las señoras del coche, que hasta entonces con gran desmayo habían mirado la pendencia, no fueran adonde estaba y le pidieran con mucho encarecimiento les hiciera tan grande merced y favor de perdonar la vida a aquel su escudero; a lo cual Don Quijote respondió con mucho entono y gravedad: por cierto, fermosas señoras, yo soy muy contento de hacer lo que me pedís; mas ha de ser con una condición y concerto, y es que este caballero ma ha de prometer de ir al lugar del Toboso, y presentarse de mi parte ante la sin par doña Dulcinea, para que ella haga de él lo que más fuere de su voluntad. Las temerosas y desconsoladas señoras, sin entrar en cuenta de lo que Don Quijote pedía, y sin preguntar quién Dulcinea fuese, le prometieron que el escudero haría todo aquello que de su parte le fuese mandado: pues en fe de esa palabra, yo no le haré más daño, puesto que me lo tenía bien merecido"

¡Seguimos!