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martes, 21 de agosto de 2012

Leyendo el "Quijote". Capítulo 23.- Una de cal y otra de arena

Capítulo vigésimotercero
De lo que sucedió al famoso Don Quijote en Sierra Morena, que fue una de las más famosas aventuras que en esta verdadera historia se cuentan

Mal les fue a nuestros protagonistas en su aventura con los galeotes y les dejamos (una vez más) malparados y tristes ante el mal pago recibido a cambio de su generosa intención de ayudar.

Por una vez -milagro parece- nuestro caballero está dispuesto a seguir los consejos de Sancho por miedo a que la Santa Hermandad le persiga por la liberación de presos, aclarando que jamás en vida ni en muerte has de decir a nadie que yo me retiré y aparté deste peligro de miedo, sino por complacer a tus ruegos; que si otra cosa dijeres, mentirás en ello

Nada le importan al escudero esas justificaciones, y contento con la decisión de su amo, se internan en Sierra Morena, dando la triste casualidad de que en aquellos parajes había buscado también escondite el ya conocido Ginés de Pasamonte, que, viéndoles dormidos, decide robar a Sancho su asno.

Inútil es decir la impresión que Sancho se llevó al ver que faltaba su asno: ¡Oh hijo de mis entrañas, nacido en mi misma casa, brinco de mis hijos, regalo de mi mujer, envidia de mis vecinos, alivio de mis cargas, y finalmente, sustentador de la mitad de mi persona, porque con ventiséis maravedís que ganaba cada día mediaba yo mi despensa! . Tristes quejas que despertaron a Don Quijote, el cual intentó consolar a su escudero como mejor supo le rogó que tuviese paciencia, prometiéndole de darle una cédula de cambio para que le diesen tres en su casa, de cinco que había dejado en ella.

Fue suficiente para calmar a Sancho, que se preocupó luego de llenar su estómago con lo que llevaba en la alforjas del pollino, que ahora transportaba él.

 En eso estaba cuando vio que su amo quería levantar con la lanza algo tirado en el suelo y que resultó ser un cojin y una maleta podridos por el tiempo. Ayudó a su amo y abrieron la misma para verificar su contenido que eran cuatro camisas de delgada holanda, y otras cosas de lienzo no menos curiosas que limpias, y en un pañizuelo halló un buen montoncillo de escudos de oro, y así como los vio dijo: Bendito sea todo el cielo que nos ha deparado una aventura que sea de provecho. Y buscando más, halló un librillo de memoria ricamente guarnecido. que leyeron detenidamente, pero sólo pudieron saber que eran escritos de algún amante despechado.

Contento estaba Sancho con el dinero hallado y Don Quijote intrigado sobre quién podía ser el dueño de lo que encontraron, pero como nada se podía hacer, siguieron su camino.

No tardó mucho en surgir una aparición: iba saltando un hombre de risco en risco y de mata en mata con extraña ligereza: figurósele que iba desnudo, la barba negra y espesa, los cabellos muchos y rebultados, los pies descalzos y las piernas sin cosa ninguna; los muslos cubrían unos calzones, al parecer de terciopelo leonado; mas tan hechos pedazos que por muchas partes se le descubrían las carnes. y aunque no le pudieron seguir, en ningún momento le cupo duda a nuestro caballero de que ese personaje debía ser quien tan tristes palabras había escrito, por lo que se propuso buscarle, aconsejando a Sancho que fueran por distintos caminos, a lo que, naturalmente, el escudero se negó, confesando su miedo sin ningún apuro, así como la poca necesidad de encontrarle, ya que si efectivamente era el dueño del dinero, deberían devolvérselo.

Era más la rectitud de nuestro protagonista que la de su criado, por lo que no tuvo más remedio que seguir a su amo, hallando no muy lejos los restos de una cabalgadura y a un pastor que cuidaba sus cabras.

Indagando sobre si conocía a quien buscaban, le contó la historia de un joven que voluntariamente se había condenado a vivir solo por aquellos riscos, sin que hubieran llegado a saber claramente el motivo de tal penitencia que se había impuesto. Habían llegado a hablar con él y ...Por esto conjeturamos que la locura le venía a tiempos, y que alguno que se llamaba Fernando le debía de haber hecho una mala obra tan pesada, cuanto lo mostraba el término a que le había conducido. Todo lo cual se ha confirmado después acá con las veces, que han sido muchas, que él a salido al camino, unas a pedir a los pastores le den de lo que llevan para comer, y otras a quitárselo por fuerza, porque cuando está con el accidente de la locura, aunque los pastores se lo ofrezcan de buen grado no lo admite, sino que lo toma a puñadas, y cuando está en su seso lo pide por amor de Dios, cortés y comedidamente; y rinde por ello muchas gracias, y no con falta de lágrimas: y en verdad os digo, señores, prosiguió el cabrero, que ayer determinamos yo y otros cuatros zagales, los dos criados y los dos amigos míos, de buscalle hasta tanto que le hallemos, y después de hallado, ya por fuerza, ya por grado, le hemos de llevar a la villa de Almodóvar, que está de aquí a ocho leguas, y le curaremos, si es que su mal tiene cura, o sabremos quién es, cuando esté en su seso, y si tiene parientes a quien dar noticia de su desgracia.

Hubo suerte, y fue a su encuentro el intrigante personaje, a quien Don Quijote abrazó como a alguien conocido y con el que se pusieron a dialogar...

Pero esto lo conoceremos en el capítulo siguiente.
¡Seguimos!

lunes, 20 de agosto de 2012

Leyendo el "Quijote". 1ª parte. Capítulo 22. Los galeotes.

Capítulo vigésimosegundo
De la libertad que dio Don Quijote a muchos desdichados que mal de su grado los llevaban donde no quisieran ir
De nuevo Cervantes, como para "curarse en salud", nos recuerda que estamos leyendo una gravísima, altisonante, mínima, dulce e imaginada historia producto de la creatividad de Cide Hamete Ben-Engeli.

Cuenta esta vez que nuestros dos protagonistas, después de haber departido ampliamente sobre lo que pensaban conseguir en el futuro, van al encuentro de (o sería mejor decir "les viene") una nueva aventura al observar la comitiva formada por hasta doce hombres a pie ensartados como cuentas en una gran cadena de hierro por los cuellos, y todos con esposas a las manos. Venían asimismo con ellos dos hombres de a caballo y dos de a pie;.

Se le ocurre a Sancho comentar que serían sin duda galeotes, "gente que por sus delitos va condenada a servir al rey en las galeras de por fuerza", como él mismo explica.

Es oír la palabra "de por fuerza" y despertarse en Don Quijote el ardor caballeresco por el que debía ayudarles a pesar de que su escudero le recuerda que es la misma justicia del rey la que les condena por sus malas acciones.

No es eso obstáculo para Don Quijote: se trata de gente maltratada y él tiene que defenderles, así que se acerca a la comitiva y comienza a hablar con los guardianes, que le permiten preguntar a los condenados el motivo por el que se ven así.

Van respondiendo metafóricamente que han llegado a esa situación uno por enamorado, otro por cantor, el de más allá por pobre, el cuarto por alcahuete... repasando estas historias estaba cuando llega a uno que está mucho más aherrojado porque traía una cadena al pie tan grande que se la liaba por todo el cuerpo, y dos argollas a la garganta, la una en la cadena, y la otra de las que llaman guarda amigo, o pie de amigo, de la cual descendían dos hierros que llegaban a la cintura, en los cuales se asían dos esposas, donde llevaba las manos cerradas con un grueso candado, de manera que ni con las manos podía llegar a la boca, ni podía bajar la cabeza a llegar a las manos.. Interrogado por el motivo, dice llamarse Ginés de Pasamonte, y ser el autor del libro de su vida que espera poder continuar escribiendo mientras esté preso (recordemos que asi fue como escribió Cervantes este libro). En fin, resumiendo puesto que lo podéis leer tranquilamente, ya llevaba Don Quijote el "ardor guerrero" y las ganas de socorrerles, por lo que bastó el oir lo que escuchó para pedir a sus guardianes que los liberasen.



Se armó una terrible batahola y lograron liberarse los galeotes, a los que Don Quijote pidió, como solía hacer, que visitaran a Dulcinea y le contasen su hazaña. No podían ellos hacer eso y con paciencia al principio se lo intentaron explicar, pero no es nuestro caballero, como sabemos, muy dado a que le contradigan, así que vuelve a armarse pendencia, de la que resulta una lluvia de piedras contra caballero y escudero. No se pudo escudar tan bien Don Quijote, que no le acertasen no sé cuantos guijarros en el cuerpo con tanta fuerza, que dieron con él en el suelo; y apenas hubo caído cuando fue sobre él el estudiante, y le quitó la bacía de la cabeza, y dióle con ella tres o cuatro golpes en las espaldas, y otros tantos en la tierra, con que la hizo casi pedazos. Quitáronle una ropilla que traía sobre las armas, y las medias calzas le querían quitar si las grevas no lo estorbaran. A Sancho le quitaron el gabán, dejándole en pelota, repartiendo entre sí los demás despojos de la batalla, se fueron cada uno por su parte con más cuidado de escaparse de la Hermandad que temían, que de cargarse de la cadena e ir a presentarse ante la señora Dulcinea del Toboso.

Y así dejamos una vez más a nuestros protagonistas descompuestos y mohínos, recibiendo mal por bien de aquellos a quienes tan generosamente habían querido ayudar.

¡Seguimos!

Refranes comentados, en portugués: "Tomar por el pito del sereno"




"Tome o apito sereno"
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Vestida com casaco cinza e chapéu e uniforme aspecto militar, a figura serena apareceu para trás em 1765, em Madrid como um acendedor responsável pela manutenção de iluminação pública à noite. É para 1797, quando ele foi acusado de segurança pública e funções diferentes acendedor e sereno.
Armar o pique (1), lanterna e porta-chaves dos portais das ruas sob sua custódia, o policial desapareceu velada pela tranquilidade do bairro à noite, sabia e era conhecido por todos os vizinhos, que primeiro ajudou não só em caso de chaves esquecidas ou extraviado, mas tão confiante e alerta em caso de problemas (roubo, incêndio ou emergência).
O sereno deve seu nome ao fato de que ele estava cantando a hora (horas meia, e trimestre) eo tempo era: "O 5 e chovendo" ... "6 e sereno" ... Este é o canto mais freqüente, (pouco desejo de cantar e se mover em torno dessas ruas seria se o tempo foi inclemente) veio a tornar-se o nome de sua profissão. (Saiba mais sobre o ofício)
Bem, o vigia da noite foi chamado e ele respondeu batendo alertado de uma emergência ou um apito alto quanto um árbitro em campo. Mas havia muito gostava de assobiar no final não significam perigo e não foram atendidos.
Assim, esta decisão significa agora negligenciado, subvalorizado, ignorado algo ou alguém.
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(1) - Pike:. 1. m. Palo armado com uma espiga de ferro, usado para defesa e ataque.
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Muitas amostras desses personagens em todos esses esboços, operetas ou romances que recriam a antiga Madri (Galdos Carlos ou Arniches). Assessoria último livro: "À noite, nas costas" de Manuel Ferrand. Prêmio Planeta 1968.
Um guarda e um sereno, forçado a ficar acordado à noite, compartilhar experiências nessas longas horas.
Autorizada la copia total o parcial citando © www.mariannavarro.net 

Refranes comentados, traducción al inglés: "Take the serene whistle"

"Take the serene whistle"

 
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Dressed in gray coat and hat and then uniformed military aspect, the serene figure appeared back in 1765 in Madrid as a lamplighter responsible for maintaining street lighting at night. It is toward 1797 when he was charged with public safety and functions differ lamplighter and serene.

 A
rming the pike (1), flashlight and key ring of the portals of the streets in their custody, the law enforcement officer disappeared veiled by the tranquility of the neighborhood at night, knew and was known by all the neighbors, that first helped not only in case of forgotten or misplaced keys, but as confident and alert in case of trouble (fire, theft or emergency).

 
The serene owes its name to the fact that he was singing the hour (o'clock, half and quarter) and the time was: "The 5 and raining" ... "6 and serene" ... This being the most frequent chant, (little desire to sing and move around those streets would be if the weather was inclement) came to become the name of their profession. (Learn more about the craft)

 
Well, the night watchman was called and he responded by slapping alerted of an emergency or a loud whistle blows as a referee on the field. But there was so much liked to whistle in the end failed to signify danger and were not heeded.

 
Hence, this ruling now means neglected, undervalued, ignored something or someone.

 
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Many samples of these characters in all those sketches, operettas or novels that recreate the old Madrid (Carlos Galdos or Arniches). Advising latest book: "In the evening on the back" of Manuel Ferrand. Planet Award 1968.

 
A guard and a serene, forced to stay awake at night, share experiences in those long hours.

22.- "Tomar por el pito del sereno"


"Tomar por el pito del sereno"

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Ataviado con gorra y guardapolvo gris y luego uniformado con aspecto más militar, la figura del sereno apareció allá por el 1765 en Madrid como farolero encargado de mantener la iluminación nocturna en las calles. Es hacia el 1797 cuando se le encarga de la seguridad pública y se diferencian las funciones de farolero y sereno.
Armado del chuzo (1), linterna y el manojo de llaves de los portales de las calles bajo su custodia, este desaparecido agente de la autoridad velaba por la tranquilidad del barrio durante la noche; conocía y era conocido de todos los vecinos, a los que auxiliaba no sólo en caso de olvido o extravío de las llaves, sino como confidente y alarma en casos de apuro (incendios, robos o urgencias) .
El sereno debe su nombre al hecho de que iba cantando la hora, (en punto, las medias y los cuartos) y el tiempo que hacía: "Las 5 y lloviendo"... "las 6 y sereno"... Al ser éste el canto más frecuente, (pocas ganas de cantar y de moverse por esas calles tendría si el tiempo era inclemente) vino a convertirse en el nombre de los de su profesión. (Ver más sobre el oficio)
Pues bien, al sereno se le llamaba con palmadas y éste respondía o alertaba de alguna emergencia a golpes sonoros de pito, como un árbitro en el campo deportivo. Pero los había que tanto les gustaba pitar que al final dejó de significar peligro y no se les hacía caso.
De ahí que ahora esta sentencia signifique despreciar, infravalorar, hacer caso omiso de algo o alguien.
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(1).- chuzo: 1. m. Palo armado con un pincho de hierro, que se usa para defenderse y ofender.
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Son muchas las muestras de estos personajes en todos aquellos sainetes, zarzuelas o novelas que recreen el Madrid castizo (Galdós o Carlos Arniches). Aconsejando un libro más actual: "Con la noche a cuestas" de Manuel Ferrand. Premio Planeta 1968.
Un guarda y un sereno, obligados a mantenerse despiertos en la noche, comparten vivencias en esas largas horas.
Autorizada la copia total o parcial citando © www.mariannavarro.net