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domingo, 6 de septiembre de 2015

jueves, 3 de septiembre de 2015

Salón de lectura.- "Instrucciones para salvar el mundo". Rosa Montero

"La vida es bella, disparatada y dolorosa. Esta fábula para adultos intenta disfrutar de la belleza, colocar el dolor y reírse de ese disparate formidable". Rosa Montero.
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Así presenta su autora este auténtico retrato de la soledad, del conformismo, del fracaso asumido y aceptado, de la renuncia a disfrutar de lo poco que la vida nos da o nos puede dar si sabemos captarlo, apreciarlo cuando llega.
No sé dónde leí que la felicidad es una mariposa que se posa en tu hombro un instante y echa el vuelo para no volver... y creo que de esto trata esta novela.
Rosa Montero, una vez más, capta nuestra atención sobre unos personajes absolutamente cotidianos, anónimos, que rescata de su patina camufladora para dotarlos de la importancia que adquiere un ser vivo cuando lo está, cuando se hace presente con sus grandezas y defectos, mínimos por su  cotidianeidad, intrascendentes casi en el fluir de acontecimientos sociales que envuelven nuestro día a día, pero fuertes, transcendentes y con la fuerza de un terremoto para remover hasta el fondo los cimientos y convicciones de un taxista enamorado que no acepta la vida sin su mujer, un médico que, al contrario, no sabe porqué sigue con su compañera cuando hace tanto que caminan por separado, y sus contrarias, sus opuestas, una emigrante prostituta que se aferra a lo que la vida le da porque ha conocido lo más bajo de ella, y una anciana que en el final del camino descubre lo importante de seguir viviendo.
Los personajes secundarios y avatares de la acción, prenden nuestro interés y nos enredan en ese remolino que poco a poco reúne a los protagonistas en un lugar común: un bar "de madrugada", noctámbulo, cercano a un club de alterne.
No sé qué varita mágica hace a Rosa Montero convertir en humanidad cualquier tema que toca. El dolor de la vida, la muerte, el desengaño, la apatía de vivir, están siempre presentes, pero junto a ellas la esperanza, la fe en que es posible algo mejor y la confianza en el ser humano, en la fraternidad, en esa preciosa teoría del compartir átomos que entenderemos solo con su lectura, porque es una obra para ser leída más que para ser contada.
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Este libro ha llegado a mis manos como regalo de cumpleaños de una manera maravillosa, una mariposa posándose en mi hombro en el momento adecuado. Gracias.

martes, 25 de agosto de 2015

La complicada mitología griega

Complicada pero interesante, porque fue la primera explicación sobre el origen del mundo, del Universo y de los hombres.
Lo primero, debemos saber que personificaron muchas de las fuerzas y creencias de la naturaleza, por lo que podemos ver que el CAOS, primer "rey" o ente que gobernó el espacio, se dividió (por lo que no son sus hijos, sino PARTES que se separaron del caos por tener ya su propia identidad) en las fuerzas naturales:

El TÁRTARO era el interior de la tierra, lo más profundo, también el infierno.
GAIA o GEA, la Tierra, la madre de la Naturaleza y sus criaturas.
EROS, la sexualidad, la atracción que favorece la continuación de la vida. También, la fertilidad.
NIX, la noche.
ÉREBO, la oscuridad.

de TÁRTARO y GAIA nació TIFÓN. Representa a los huracanes, los terremotos, las fuerzas naturales más destructoras.

de CAOS y GAIA  (otros dicen que lo creó ella sola) nació URANO. Es el cielo, el firmamento.
 De la sangre de URANO que cayó sobre GAIA nacieron los GIGANTES, que desaparecieron pronto.


Asimismo,  provienen de GAIA los OUREA, dioses primordiales o demonios rústicos de las montañas. Eran, por tanto, "hermanos" de Urano y de PONTO, que representaba a las estensas y desconocidas tierras del este (Turquía) y Asia menor.
 
De GAIA también vinieron después los CÍCLOPES, gigantes de un solo ojo, grandes artesanos y los TITANES, doce, que fueron encerrados en el Tártaro. Son los precursores de los doce dioses del Olimpo:
Caída de los Titanes. Rubens.

1. La titánide (femenino de titán) RHEA o REA representaba la fuerza femenina relacionada con la procreación y el parto (ciclos, menstruación, embarazo, lactancia...).
2. El titan CRONOS, representa el paso del tiempo. Derrocó a su padre URANO hasta que fue destronado a su vez por sus hijos.
3. El titán COEUS o CEO que apenas se nombra en la mitología romana (Polus). Era la creatividad, la poesía y también el eje alrededor del cual giraban los astros.
4. La titánide FEBE, representante del brillo y de la luna, controló el oráculo de Delfos y tuvo con CEO a LETO y a ASTERIA.
5. El titán HIPERIÓN representa el amanecer (" el que viene antes que el sol"), considerado a menudo el dios de la observación. Se casó con
6. La titánide TEA (llamada Eurifaesa en el Himno homérico a Helios, era la titánide de la vista y la que daba al oro, la plata y las piedras preciosas su brillo y valor), con la que tuvo tres hijos: HELIOS (el Sol), SELENE (la Luna) y EOS (la Aurora):
7. Los HECATONCHIRES, o "centimanos", titanes gigantescos con 100 brazos y 50 cabezas.
8. El titán JÁPETO, padre de Atlas, Prometeo (a través de quien sería ancestro de la raza humana), Epimeteo y Menecio
9. El titán OCEANUS, con cola de pez, representaba a todas las aguas saladas mayores y menores (mares y océanos).
10. La titánide TETIS, diosa del mar, hermana y esposa de Oceanus, con quien tuvo a los principales ríos como el Nilo, el Alfeo o el Meandro, y unas tres mil hijas llamadas las oceánides.
11. La titánide EQUIDNA o ECHIDNA, madre, con TIFÓN, de todos los monstruos importantes de los mitos griegos (como Calírroe y Medusa). Tenía el cuerpo superior de una bella mujer de temibles ojos oscuros pero el cuerpo inferior de serpiente.
12.  Las ERINIAS o ERINYES, son personificaciones femeninas de la venganza que perseguían a los culpables de ciertos crímenes. También se las llamaba Euménides. En latín fueron "Las Furias".

Volvemos a los dos hijos de CAOS que quedan: NYX, la Noche, que al unirse con su hermano ÉREBO (Oscuridad),  tuvieron a AETHER (Éter. Puro brillo, luminosidad) y a HEMERA (Día).

Más tarde, por sí misma y sin intervención masculina, NYX engendró a Moros (Destino), Ker (Perdición), Tánatos (Muerte), Hipnos (Sueño), Geras (Vejez), Ezis (Dolor), Apate (Engaño), Némesis (Castigo merecido), Eris (Discordia), Filotes (Amistad, Ternura), Momo (Burla), las Hespérides (Hijas de la Tarde), los Oniros (los Sueños), las Keres (Espíritus de la destrucción y muerte) y las Moiras (Hados), correspondiéndose estas dos últimas con Ker y Moros respectivamente.

Y vamos llegando a los que conocemos como los doce dioses olímpicos (del Olimpo):

CRONOS (Saturno), aunque fue padre con REA de los dioses Deméter, Hera, Hades, Hestia y Poseidón, por miedo a que hicieran con él lo que hizo con su padre, se los tragaba tan pronto como nacían. Cuando iba a nacer su sexto hijo, ZEUS, Rea pidió a Gea que pensara un plan para salvarlos y que así finalmente Crono tuviese el justo castigo a sus actos contra su padre y sus propios hijos. Rea dio a luz en secreto a Zeus en la isla de Creta y entregó a Crono una piedra envuelta en pañales, también conocida como Ónfalos, que éste tragó enseguida sin desconfiar, creyendo que era su hijo.

 Hay diversas versiones (entre ellas, la de la cabra Amaltea) de cómo pudo crecer Zeus a espaldas de su padre, el caso es que cuando hubo crecido, Zeus usó un veneno que le dio Gea para obligar a Crono a regurgitar el contenido de su estómago en orden inverso: primero la piedra, que se la dejó a Pitón bajo las cañadas del Parnaso como señal a los hombres mortales, y después, devolvió al resto de sus hermanos.
Tras liberarlos, Zeus liberó del Tártaro a los Hecatónquiros y los Cíclopes, quienes forjaron para él sus rayos, el tridente para Poseidón y el casco de oscuridad para Hades.
En una gran guerra llamada la Titanomaquia, Zeus y sus hermanos y hermanas derrocaron, con la ayuda de los Hecatónquiros y los Cíclopes, a Crono y a los otros Titanes.

Y de este modo, llegamos a los dioses olímpicos: Afrodita (Venus), Apolo (Febo), Ares (Marte), Artemisa (Diana), Atenea (Minerva), Dionisio (Baco), Hades (Plutón), Hefesto (Vulcano), Hera (Juno), Hermes (Mercurio), Poseidón (Neptuno), y Zeus (Júpiter).














sábado, 15 de agosto de 2015

Leyendo "Don Quijote". 1ª parte. Capítulo 3. Nombrado caballero. (Video)



ImagenCapítulo tercero
Donde se cuenta la graciosa manera que tuvo D. Quijote en armarse caballero.

Bien, habíamos dejado a nuestro caballero con su obsesión y ya vamos sabiendo que pocos pueden ganarle a terco; por tanto, no nos sorprenderá que llegado el momento de retirarse pidiera al ventero (según él, el castellano, es decir, el dueño del supuesto castillo) que le acompañara a las caballerizas y una vez allí, se arrodillara ante él y le amenazara con no levantarse hasta que el buen hombre le concediera lo que le quería pedir.

Después de tantas horas atendiendo la venta, imaginamos que lo que más querría sería quitarse de en medio al loco que la suerte había hecho llegar a su casa, por lo que le prometió cumplir lo que quisiera. Entonces fue cuando Don Quijote le contó: "os digo que el don que os he pedido, y de vuestra liberalidad me ha sido otorgado, es que mañana, en aquel día, me habéis de armar caballero, y esta noche en la capilla de este vuestro castillo velaré las armas; y mañana, como tengo dicho, se cumplirá lo que tanto deseo, para poder, como se debe, ir por todas las cuatro partes del mundo buscando las aventuras en pro de los menesterosos, como está a cargo de la caballería y de los caballeros andantes, como yo soy"

Ya iba el ventero dándose cuenta de la locura de Don Quijote, por lo que, tomándoselo a broma, pensó que iba a ser una buena ocasión para reírse un rato. Siguiéndole la corriente y bromeando sobre que él también había hecho y deshecho en su juventud, le advirtió, sin embargo, que como en su castillo no había capilla disponible porque había sido destruida, él sabía que podían ser veladas en el patio de armas del castillo. Le preguntó si tenía dinero, a lo que Don Quijote contestó que nunca había leído que los caballeros los necesitasen. Fiel a su plan, el ventero le contó que no solo dinero, sino camisas limpias sabía él que eran necesarios para un buen caballero, así como ungüentos para curar sus heridas, siendo tan obvio que no habían considerado necesario decirlo en sus crónicas. Tal vez porque no era bien visto que ellos llevasen alforjas y solían ser sus escuderos los que de eso se encargaban.

"Prometióle don Quijote de hacer lo que se le aconsejaba con toda puntualidad; y así se dió luego orden como velase las armas en un corral grande, que a un lado de la venta estaba, y recogiéndolas Don Quijote todas, las puso sobre una pila que junto a un pozo estaba, y embrazando su adarga, asió de su lanza, y con gentil continente se comenzó a pasear delante de la pila; y cuando comenzó el paseo, comenzaba a cerrar la noche."

Contó el ventero el episodio a todos los que en la venta estaban, de manera que se dispusieron a disfrutar del raro espectáculo.

Enfrascado Don Quijote en su vela, se acercó al pozo un arriero que quería dar de beber a su recua, por lo que se dispuso a apartar las armas. La indignación de Don Quijote no se hizo esperar: "¡Oh tú, quienquiera que seas, atrevido caballero, que llegas a tocar las armas del más valeroso andante que jamás se ciñó espada, mira lo que haces, y no las toques, si no quieres dejar la vida en pago de tu atrevimiento!". No estaba el arriero al tanto de lo que allí pasaba, y seguramente pocas ganas tendría de aguantar manías, así que, haciendo caso omiso, siguió apartándolas para dejar libre el pozo. ¡ No sabía lo que le esperaba!. Don Quijote, encomendándose a su amada Dulcinea en esa su primera prueba, cogió la lanza con las dos manos "y dió con ella tan gran golpe al arriero en la cabeza, que le derribó en el suelo tan maltrecho, que, si secundara con otro, no tuviera necesidad de maestro que le curara.".

Tuvo suerte de que Don Quijote se conformó con eso y siguió tranquilamente sus paseos, pensando que con un solo golpe sería suficiente. Pero quiso la suerte que otro arriero ocupara el lugar del primero, y a éste, sin avisar, le arreó nuestro caballero tres golpes que le abrieron la cabeza. Viendo esto otros compañeros del oficio, comenzaron a lanzarle piedras e insultarle, mezclándose sus insultos y gritos con las voces del ventero queriendo aclarar que se trataba de un loco y las del mismo Don Quijote: "tirad, llegad, venid y ofendedme en cuanto pudiéredes, que vosotros veréis el pago que lleváis de vuestra sandez y demasía. ".

Ya fuera por las amenzas o por las explicaciones del ventero, el caso es que los arrieros le dejaron en paz y así pudo él continuar la vela de sus armas sin otro contratiempo. Pero no quería el ventero más jaleos, así que acercándose a nuestro protagonista "Díjole, como ya le había dicho, que en aquel castillo no había capilla, y para lo que restaba de hacer tampoco era necesaria; que todo el toque de quedar armado caballero consistía en la pescozada y en el espaldarazo, según él tenía noticia del ceremonial de la orden, y que aquello en mitad de un campo se podía hacer; y que ya había cumplido con lo que tocaba al velar de las armas, que con solas dos horas de vela se cumplía, cuanto más que él había estado más de cuatro.".

Don Quijote ya confiaba en él, por lo que accedió y creyó todo lo dicho. Entonces, " el castellano, trajo luego un libro donde asentaba la paja y cebada que daba a los arrieros, y con un cabo de vela que le traía un muchacho, y con las dos ya dichas doncellas, se vino a donde Don Quijote estaba, al cual mandó hincar de rodillas, y leyendo en su manual como que decía alguna devota oración, en mitad de la leyenda alzó la mano, y dióle sobre el cuello un buen golpe, y tras él con su misma espada un gentil espaldarazo, siempre murmurando entre dientes como que rezaba."

Fueron las dos "doncellas" las encargadas de ceñirle la espada y calzarle las espuelas, a las que, agradecido, pidió sus nombres y las bautizó en adelante como doña Tolosa y doña Molinera.

"Hechas, pues, de galope y aprisa las hasta allí nunca vistas ceremonias, no vió la hora Don Quijote de verse a caballo y salir buscando las aventuras; y ensillando luego a Rocinante, subió en él, y abrazando a su huésped, le dijo cosas tan extrañas, agradeciéndole la merced de haberle armado caballero, que no es posible acertar a referirlas. El ventero, por verle ya fuera de la venta, con no menos retóricas, aunque con más breves palabras, respondió a las suyas, y sin pedirle la costa de la posada, le dejó ir a la buena hora."

Y así fue cómo nuestro recién armado caballero, se dispuso a continuar su viaje y a iniciarse como tal.

¡Seguimos!

jueves, 30 de julio de 2015

Salón de lectura.- "El peso del corazón", de Rosa Montero. El regreso de @BrunaHusky

Creo que de todos es sabido aquí mi admiración por esta gran escritora y mejor persona, Rosa Montero.
En este blog queda constancia de mis comentarios (por orden de publicación de la opinión) sobre algunas de sus obras:
 
 "El corazón del tártaro".- http://educacion-ne.blogspot.com/2013/09/salon-de-lectura-rosa-montero-el.html

Tengo que hacer los deberes y seguir comentando más obras, pero por cercanía en la publicación y por el impacto que me dejara Bruna Husky en su primera aparición, tenía muchas ganas de leer esta segunda: "El peso del corazón". 

Ha sido un regalo de cumpleaños (gracias, Jose) este 12 de julio, y de la facilidad de su lectura y de su interés dan fe el hecho de poderlo comentar ya. Lo digo porque solo leo de noche, en la cama, antes de que el cansancio me pueda y me traiga el anestesiante y reparador sueño; leo para sumergirme en otro mundo, relajarme, olvidando los problemas cotidianos, y conocer una nueva perspectiva.

Reconozco que tenía ganas de leerlo en cuanto supe de su publicación, y esto tiene un peligro, porque si te gustó mucho el primero, la saga puede no responder a las espectativas, decepcionarte (por algo dicen que segundas partes nunca fueron buenas)... No es el caso, en absoluto.

Para los que no han conocido antes a "nuestra" rep, uso las palabras que incluí para presentarla en el comentario a "Lágrimas en la lluvia":

Año 2109, Madrid, Estados Unidos de la Tierra, una replicante (rep), un ser artificial más humano que muchos humanos. Una obsesión: saber que sus días están contados y conocer, además, la terrible muerte que le espera, el TTT. Un destino: ser rep de combate. Una naturaleza: conocer que sus recuerdos, su memoria, son ajenos, implantados para darle una personalidad, una razón de ser, que sabe positivamente falsos, y una realidad: su combate no es contra otros, sino contra ella misma, contra su condición, su destino y sobre todo, con la levedad del ser que marca su tiempo, su trayectoria vital inevitable, inexorablemente, sin que pueda hacer nada por cambiarlo.
Entre tanto, una sociedad, unos amigos, unas circunstancias y una lucha: la vida. Cómo, a pesar de saber que nuestros días están contados, la despilfarramos agobiándonos, aferrándonos a unos recuerdos falsos, a unas certezas dudosas y a un dolor: la soledad, la ausencia. Y ante todo y sobre todo, la esperanza, que hace que valga la pena vivir, investigar, pelearse para desentrañar injusticias, rencores, prejuicios y fobias.

 
Como el ambiente y la protagonista son los mismos, esto vale. Pero la novedad es el paso a más que da la autora para entrar en la complejidad de un futuro no tan lejano, para tratar el peligro de la energía nuclear y ahondar en la problemática de los residuos nucleares (tan actual por otra parte, que los noticiarios nos hablan estos días de uno de esos 'cementerios radiactivos' en Villar de Cañas (Castilla-La Mancha).

Bien, nos han puesto muy fácil destacar la importancia de la temática que es el telón de fondo de la trama de "El peso del corazón", que Rosa desmenuza con la seriedad que pone en cada investigación.
Pero lo que no es tan fácil es desentrañar de nuevo la lucha de esta ¿ingenua? replicante hecha para combatir y que, sin embargo, está más dotada para el verbo AMAR en todas sus acepciones por la tremenda carga de humanidad que hay en ella, y que achaca a las memorias 'reales, aunque no propias' que conforman sus recuerdos y vivencias.

Sea como fuera, el amor a la niña, la capacidad de fantasear para disfrazar un mundo cruel, para embellecerlo, el amor sexual, el amor al amigo... ocupan un primer plano  que interesa tanto o más que la investigación para la que contratan a la protagonista, ya de por sí interesante y bien llevada.

De nuevo, pues, los afectos, la lucha por la vida, el 'carpe diem' frente a la dictatorial sabiduría de conocer no sólo que hemos de morir, sino la fecha concreta, el cuándo y el cómo sucederá. También la vejez, la amistad, la injusticia con la infancia y con nosotros mismos, la dictadura de la religión fanática, la enfermedad y la muerte...

En fin, "El ininterrumpido ir y venir del tigre ante los barrotes de su jaula para que no se le escape el único y brevísmo instante de la salvación" (Elías Canetti, sic. Rosa Montero).

Para terminar, me permito hacer mías las maravillosas palabras que terminan el libro:
"A veces pienso (...) que formamos un todo capaz de moverse al unísono a través del éter, como un cardumen de peces en el mar del tiempo. Qué pena que, pese a esa profunda y delicada sintonía, no consigamos dejar de matarnos los unos a los otros".

De nuevo, y una vez más, gracias, Rosa.