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martes, 9 de mayo de 2017

Ortografía- Usos de las comas en la enumeración y del "NI"


Según aconseja la RAE, cuando la enumeración es completa o exhaustiva, el último elemento va introducido por una conjunción (y, e, o, u, ni), delante de la cual no debe escribirse coma:

Es un chico muy reservado, estudioso y de buena familia.
No le gustan las manzanas, las peras ni los plátanos.
¿Quieres té, café o manzanilla?


Si la enumeración es incompleta y se escogen solo algunos elementos representativos, no se escribe conjunción alguna ante el último término, sino coma. La enumeración puede cerrarse con etcétera (o su abreviatura etc.), con puntos suspensivos o, en usos expresivos, simplemente con punto:

Acudió toda la familia: abuelos, padres, hijos, cuñados, etc.
Estamos amueblando el salón; hemos comprado el sofá, las alfombras, la lámpara...
Todo en el valle transmite paz: los pájaros, el clima, el silencio.

Se separan mediante comas los miembros gramaticalmente equivalentes dentro de un mismo enunciado. Al igual que en el caso anterior, si el último de los miembros va introducido por una conjunción (y, e, o, u, ni), no se escribe coma delante de ésta:

Llegué, vi, vencí.
Estaba preocupado por su familia, por su trabajo, por su salud.
No te vayas sin correr las cortinas, cerrar las ventanas, apagar la luz ni echar la llave.

Valga esta introducción referente al uso de las comas en la enumeración para dar constancia de uno de los casos más comunes en el...

Uso de la conjunción "NI".

Dicha conjunción se usa como sinónimo de 'y+no ' o 'tampoco ' y siempre al final de la enumeración tras una o varias negaciones:

No olvides el jabón, la toalla, el peine ni el champú.
Salió bastante mal del accidente: no habla ni conoce.

Es usado también en expresiones coloquiales expresivas como: ¡Ni lo sueñes!, ¡Ni se me ocurriría pensar eso!; Ni siente, ni padece; etc.

Evitar la reiteración es aconsejable en todos los campos del lenguaje, sin embargo, es obligatoria si los segmentos conectados preceden al verbo:
Ni las prohibiciones, ni los halagos, ni las explicaciones hacen que modifique su conducta.

No debe ser usado en construcciones en las que el primer término es afirmativo y el segundo negativo: en ese caso se utiliza y no en lugar de ni.

Están descontentos, protestando por ello y no les falta razón.

En conclusión, vemos que su uso es como conjunción o adverbio, siempre negativo; y que su uso repetitivo en una misma cláusula, implica el destacar dicho aspecto negativo.


Ejemplos de usos del "NI".-

1. Entre comas:

Podría alegarse retrospectivamente que Stalin no era, ni mucho menos, el primer candidato en el que se habría pensado para este papel. (Amis 2004: 119).

No había ira en su voz, ni apenas reproche, sólo cansancio (R. Zafón 2003: 93).

Son todas estas —y otras— preguntas a las que no se ha podido, ni tal vez se podrá nunca, dar una respuesta teóricamente aceptable (Porto Dapena 2002: 135).
 

2. Rayas (guiones)

La recuperación de la España plurilingüe, o mejor, del concepto de lenguas “propias”, “nacionales”, definitorias de una comunidad (catalana, vasca, gallega, valenciana…), no es sólo ni siquiera principalmente— obra de la lucha contra el régimen de grupos liberales, progresistas o de izquierdas (anecdóticos durante la dictadura en unos casos, duramente reprimidos en otros), ámbitos donde, antes de 1939, no hubo defensores de las lenguas como símbolos nacionales […] (Lodares 2002: 36-37).  
La mayoría de los métodos [de lectura] utilizados en las escuelas no han tenido en cuentani lo tienen todavía— este aspecto tan básico (Correig 2000: 132) 

Quien investiga no debe ignorar —ni borrar ante los demás— sus puntos de vista previos, los criterios teóricos y metodológicos de los que parte, su manera de entender los problemas que aborda, así como los sentimientos y los cambios que la propia investigación le hace experimentar (Calsamiglia y Tusón 2002: 355).

En los ejercicios de tiro que hicimos en Montjuïc, no acerté ninguna diana —ni por casualidad— (Pla 1999: 475).

No es mi intención presentar ahorani nunca— un Balmes vulgar, comerciante y adocenado, sino la de presentar a un Balmes completo (Pla 1999: 217).

La frase se hizo en seguida célebre y le abrió una serie de puertas que no se le han cerrado ni es posible que se le cierren— nunca más (Pla 1999: 216).
  
3. Paréntesis

 No le recomiendas (ni le deseas) a nadie el hecho de ser autodidacta (Monterroso 1990: 93).  

En el proceso los científicos no descubrirían ni inventarían nada (ni siquiera los mismos instrumentos) (Bunge 2000: 289).  

Ya no hubo más soplones acercándose al buzón del campo con denuncias, nadie dio más nombres a los guardianes (ni siquiera bajo coacción violenta) (Amis 2004: 276).  

Y aunque me descubro ante la fuerza y limpieza de los relatos y novelas de Dashiell Hammett (sobre todo, La llave de cristal), y no desdeño la obra de Cornell Woolrish ni la de Ross MacDonald (ni siquiera desdeño la de Jim Thomson, Hadley Chase o Chester Himes, entre quienes me vienen ahora a la memoria), y aunque admiro las novelas de Patricia Highsmith y la habilidad de P. D. James, el autor que me rindió fue Raymond Chandler (Puértolas 194).  


4. Con punto y coma y con punto  
Hoy, ni a nadie se le ocurriría pronunciar esta clase de discursos, ni parece probable que, de pronunciarlo, lograse hacer surgir un solo voluntario. Ni aquí ni en ningún país occidental (Goytisolo 2002: 142)


Pero saber estas tres cosas no me ha valido de nada. Ni me vale (Chabás 1998: 190).

Me dijo que volvería , pero no le he vuelto a ver por aquí. Ni ganas (R. Zafón 2003: 141).

sábado, 6 de mayo de 2017

Ortografía de palabras y expresiones homófonas.


No es lo mismo escribirlo junto que separado ¿Verdad?

Sinnúmero= no se puede contar; sin número= No está numerado.

Sino = destino, adversativo; si no= Condición negativa.

Sinsabor= disgusto; sin sabor= insípido.

Sinrazón= locura; sin razón= sin motivo.

Sinvergüenza= desalmado, asocial; sin vergüenza= sin apuro.

Sinvivir= preocupación; sin vivir= no vive.

Sobretodo= bata, gabardina; sobre todo= Por encima.

También= de este modo, así mismo; tan bien= comparativo de modo.

Tampoco= eso no; tan poco= comparativo de cantidad.


jueves, 20 de abril de 2017

Cuentos para pensar- 47 trocitos, de Cristina Sánchez-Andrade

Un precioso relato para conocer mejor el Síndrome de Down. Aquí os acercamos algunos fragmentos para recomendar su lectura a padres y profesores de primaria, especialmente.

Veo, veo VERDURAS

Como complemento (o trabajo independiente, como queráis) del vídeo del mismo nombre en mi canal Educación, nuestro empeño.
https://youtu.be/86DbGzxC9Og
Tenemos hasta 40 verduras distintas, que si bien no están todas las que son, sí son todas las que están. La lista es:
Puerro, acelga, mandioca o yuca, ajo, ñame, judías verdes, judías secas, alcachofa, habas verdes, habas secas, cebolla, batata o boniato, patata, nabo, berenjena, col o repollo, salsifí, rábano, cacahuetes, tagarninas, calabacín, maíz, pepino, calabaza, caña de azúcar, tomate, remolacha, cebolleta, pimientos, ruibarbo, ají, cayena o chile, zanahoria, coliflor, lombarda, endivia, escarola, espárrago, espinaca, guisantes, frijol, lechuga.
Y ahora nos toca ponerlas por orden alfabético.
Con la A: Acelga, ajo, alcachofa, ají.
Ordenadas: Alcachofa, acelga, ají, ajo.
Con la B: Batata o boniato, berenjena.
Ordenadas: Batata, berenjena, boniato.
Con la C: Cebolla, col o repollo, cacahuetes, calabacín, calabaza, caña de azúcar, cebolleta, cayena o chile, coliflor.
Ordenadas: Cacahuetes, calabacín, calabaza, caña de azúcar, cayena, cebolla, cebolleta, chile, col, coliflor.
Con la E: Endivia, escarola, espárrago, espinaca.
Ordenadas: tal y como están.
Con la F: Frijol.
Con la G: Guisantes.
Con la H: Habas verdes, habas secas.
Ordenadas: Habas secas, habas verdes.
Con la J: Judías verdes, judías secas.
Ordenadas: Judías secas, judías verdes.
Con la M: Mandioca o yuca, maíz.
Ordenadas: Maíz, mandioca.
Con la N: Nabo.
Con la Ñ: Ñame.
Con la P:  Puerro, patata, pepino, pimientos.
Ordenadas: Patata, pepino, pimientos, puerro.
Con la R:  Repollo, rábano, remolacha, ruibarbo.
Ordenadas: Rábano, remolacha, repollo, ruibarbo.
Con la S:  Salsifí.
Con la T: Tagarninas, tomate.
Ordenadas: tal y como están.
Con la Y: Yucas
Con la Z: Zanahorias

martes, 18 de abril de 2017

Leyendo "Don Quijote". 1ª parte. Cap.8. Los molinos de viento. (Vídeo)

Capítulo octavo
Del buen suceso que el valeroso Don Quijote tuvo en la espantable y jamás imaginada aventura de los molinos de viento, con otros sucesos dignos de felice recordación



Seguían nuestro protagonista y su recién estrenado compañero vagando sin rumbo fijo por la meseta castellana, cuando Don Quijote llama la atención de Sancho hacia unos gigantes contra los que iba a librar batalla y vencerles para mayor gloria de su nombre, quitar la mala simiente sobre la tierra y ¿por qué no? el interés material: con cuyos despojos comenzaremos a enriquecer.

No sabía aún el pobre Sancho en qué lío se había metido accediendo a acompañar a su nuevo amo, y, como es natural, pregunta extrañado porque lo que él ve "no son gigantes, sino molinos de viento, y lo que en ellos parecen brazos son las aspas, que volteadas del viento hacen andar la piedra del molino".


Como veis, no es de ahora el descubrimiento de la energía eólica, y aunque el paisaje haya sido sustituido por nuevos molinos, ha sido y es elemento habitual en el paisaje castellano. Antes para moler la harina, ahora para el aprovechamiento de la energía. 

Pues bien, quiso el viento soplar en ese momento y  hacer que se movieran las aspas, por lo que Don Quijote se aseguró de la fiereza de dichos gigantes "y encomendándose de todo corazón a su señora Dulcinea, pidiéndole que en tal trance le socorriese, bien cubierto de su rodela, con la lanza en ristre, arremetió a todo el galope de Rocinante, y embistió con el primer molino que estaba delante; y dándole una lanzada en el aspa, la volvió el viento con tanta furia, que hizo la lanza pedazos, llevándose tras sí al caballo y al caballero, que fue rodando muy maltrecho por el campo."


El buen Sancho no daba crédito a lo que veía, y menos a la ceguera de su señor, que aún después de probar los efectos de su locura exclamaba al querérsela hacer ver: "Calla, amigo Sancho, respondió Don Quijote, que las cosas de la guerra, más que otras, están sujetas a continua mudanza, cuanto más que yo pienso, y es así verdad, que aquel sabio Frestón (inventado, ya que no todos los personajes citados los saca de los libros), que me robó el aposento y los libros, ha vuelto estos gigantes en molinos por quitarme la gloria de su vencimiento: tal es la enemistad que me tiene; mas al cabo al cabo han de poder poco sus malas artes contra la voluntad de mi espada"

Le ayudó como pudo a montar de nuevo en el también molido Rocinante y continuaron su camino hacia Puerto Lápice, (municipio de la provincia de Ciudad Real) "porque allí decía Don Quijote que no era posible dejar de hallarse muchas y diversas aventuras, por ser lugar muy pasajero (de mucho tránsito de viajeros), en donde esperaba hallar muchas y nuevas aventuras" .

Pero iba entristecido Don Quijote por haber perdido su lanza en el singular combate, por lo que, rebuscando en su memoria, encontró la solución al recordar que un caballero español, llamado Diego Pérez de Vargas, había hecho grandes hazañas fabricándose él mismo un arma de madera. Así que decidió: "de la primera encina o roble que se me depare, pienso desgajar otro tronco tal y bueno como aquel, que me imagino y pienso hacer con él tales hazañas, que tú te tengas por bien afortunado de haber merecido venir a verlas, y aser testigo de cosas que apenas podrán ser creídas."

El bueno de Sancho le aseguró que creería todo lo que él le dijera, pero se preocupó de su lamentable manera de cabalgar "de medio lado", lo que indicaba hasta qué punto estaba mal; pero al explicarle Don Quijote que no era propio de caballeros el quejarse, le advirtió: "De mí sé decir, que me he de quejar del más pequeño dolor que tenga, si ya no se entiende también con los escuderos de los caballeros andantes eso del no quejarse."

Atento a sus necesidades, recordó a su amo que deberían comer, y aunque Don Quijote ni hambre tenía, permitió a su escudero hacerlo, por lo que, aun montado sobre su asno, "iba caminando y comiendo detrás de su amo muy despacio, y de cuando en cuando empinaba la bota con tanto gusto, que le pudiera envidiar el más regalado bodegonero de Málaga"

Pararon en un bosque al llegar la noche, y mientras Sancho durmió "a pierna suelta", Don Quijote la pasó en vela fabricándose una nueva lanza y "por acomodarse a lo que había leído en sus libros, cuando los caballeros pasaban sin dormir muchas noches en las florestas y despoblados, entretenidos en las memorias de sus señoras".

Hubiera seguido durmiendo Sancho de buena gana cuando su amo le despertó y enseguida pensó en su desayuno y en cómo repondrían lo que iban consumiendo, mientras Don Quijote tampoco esta vez quiso tomar nada.

Siguiendo su camino, y llegando ya a Puerto Lápice, Don Quijote advirtió a Sancho que pasara lo que pasara jamás pretendiera ayudarle cuando estuviera en lucha con caballeros, pues solo podría luchar con gente de su condición, a lo que Sancho replicó que no tendrían ningún problema con eso, ya que "soy pacífico y enemigo de meterme en ruidos y pendencias; bien es verdad que en lo que tocare a defender mi persona no tendré mucha cuenta con esas leyes, pues las divinas y humanas permiten que cada uno se defienda de quien quisiere agraviarle."

En esto aparecieron dos frailes sobre sus mulas, seguidos de un carruaje que no viajaba con ellos pero sí llevaban juntos el mismo camino. No tardó Don Quijote en inventar una nueva aventura: "o yo me engaño, o esta ha de ser la más famosa aventura que se haya visto, porque aquellos bultos negros que allí parecen, deben ser, y son sin duda, algunos encantadores que llevan hurtada alguna princesa en aquel coche, y es menester deshacer este tuerto a todo mi poderío."

Ya pensó Sancho que esto iba a ser aún peor que lo de los molinos, y aunque quiso avisar a su señor, pronto comprendió que de poco le servían sus advertencias porque "en llegando tan cerca que a él le pareció que le podían oír lo que dijese, en alta voz dijo: gente endiablada y descomunal, dejad luego al punto las altas princesas que en ese coche lleváis forzadas, si no, aparejáos a recibir presta muerte por justo castigo de vuestras malas obras."


No tenía problemas Sancho en ver la realidad de la situación, pero no por eso iba a intentar dejar de aprovecharse, por lo que al fin, tras algunas peripecias "arremetieron con Sancho, y dieron con él en el suelo; y sin dejarle pelo en las barbas le molieron a coces y le dejaron tendido en el suelo sin aliento ni sentido" mientras Don Quijote hablaba con la señora que en el carruaje viajaba, rogándole que, en premio a haberla librado de sus supuestos raptores, volviera atrás, hacia El Toboso, para contar a su amada Dulcinea lo que había hecho.

Pero no estaba muy dispuesto uno de los escuderos -vizcaíno, por más señas (los vizcainos . de Vizcaya- debían ser considerados gente muy belicosa, amigos de las peleas)- a volver atrás, por lo que se enfrentó a nuestro caballero y "dio el vizcaíno una gran cuchillada a Don Quijote encima de un hombro por encima de la rodela, que a dársela sin defensa, le abriera hasta la cintura.".
Y, al modo que mantiene el interés una serie o telenovela con el "continuará", así Cervantes nos promete desvelar la intriga en el capítulo siguiente.

¡Seguimos!