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miércoles, 14 de febrero de 2018

Garabateando.- El grado cero de la escritura, de Roland Barthes

 "El grado cero de la escritura" (1953, completa en pdf) es el primer ensayo importante del teórico y crítico literario francés Roland Barthes en el que estudia los orígenes y las transformaciones del concepto de escritura literaria misma y su relación con distintos periodos históricos de Francia. 

En este artículo (fragmento de la obra), que pueden leer completo en el enlace, el autor reflexiona más que enseña sobre la relación entre escritura e historia y expone dos características que parecen esenciales de una narración:

El pretérito perfecto simple (el indefinido) y el uso de la tercera persona.

Un artículo, un poco 'espeso' para el gusto actual, habla mucho y puede que diga poco al escritor del siglo XXI, pero al igual que quien no conoce su historia está condenado a repetirla, debemos llevarlo al terreno de la Literatura si queremos hacer algo 'nuestro', con sello de autor.

Por tanto, recomiendo su lectura atenta, entresacando reflexiones sin precio como:

Lo que es propiamente el mecanismo del mito, y la Novela —y en la Novela el pretérito perfecto simple— son objetos mitológicos que superponen a su intención inmediata una apelación segunda a una dogmática o, mejor aún, a una pedagogía, ya que se trata de ofrecer una esencia bajo la forma de un artificio.
(...) la escritura novelística. Tiene por misión colocar la máscara y, al mismo tiempo, designarla.
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La tercera persona, del mismo modo que el pretérito perfecto simple, cumple esa función y da al consumidor la seguridad de una fabulación creíble, y, sin embargo, manifestada incesantemente como falsa.
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En muchos novelistas modernos, la historia del hombre se confunde con el trayecto de la conjugación: a partir de un «yo» que es todavía la forma más fiel del anonimato, el hombreautor conquista poco a poco el derecho a la tercera persona a medida que la existencia se hace destino y el soliloquio, novela. 
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Y termina:

Toda la literatura puede decir: «Larvatus Prodeo»(1), me adelanto señalando mi máscara con la mano. Ya se trate de la experiencia inhumana del poeta, que asume la más grave de las rupturas, ya la mentira creíble del novelista, la sinceridad necesita aquí signos falsos, y evidentemente falsos, para durar y ser consumida. El producto, y finalmente la fuente de esta ambigüedad, es la escritura. Ese lenguaje especial, cuyo uso da al escritor una función gloriosa pero vigilada, manifiesta una especie de servilismo invisible en los primeros pasos, que es propio de toda responsabilidad: la escritura, libre en sus comienzos, es finalmente el lazo que encadena al escritor con una Historia también encadenada: la sociedad lo marca con los signos claros del arte, con el objeto de arrastrarlo con más seguridad en su propia alienación.

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(1) Frase de Descartes que puede traducirse de forma literal como "avanzo ocultándome" (ver más).
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martes, 13 de febrero de 2018

Palabras al día.- "Portavoza"

NOTA: Ya sé, ya sé que se ha hablado de esto al derecho y al revés y aunque queramos presentar en esta crítica un aspecto didáctico y diferente, quisiéramos hacer constar que estos articulillos los vamos preparando para cada sección semanal, que no suelen ser fruto de la improvisación y se preparan con algo de tiempo. 
Así pues, nuestras disculpas a quien le pueda parecer reiterativo...
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Vamos a ver, vamos a ver... que esto se nos va de las manos.
Que el diccionario es machista no lo vamos a negar a estas alturas -está ampliamente demostrado (mostraremos algunas rectificaciones del Diccionario en otro artículo)- y no es raro, dado que la palabra es a la lengua lo que el hablante es a la cultura que representa.
Pero no es el caso.
Lo que sucede es que me rechinaron los oídos -como camión a toda velocidad intentando hacer uso de los frenos- cuando una de nuestras representantes en el Senado esgrime el término "portavoza" para feminizar una palabra que ya de por sí es femenina: "Voz", la voz.
Tan ridículo fue que se perdió todo el mensaje subliminal -o no- que vino después.
A ver, señorita mía, el término "porta-voz" sirve para denominar a quien hace uso de la palabra en representación de un grupo y lleva (porta) su ideología u opinión (voz).
El portavoz, la portavoz.
Aunque no sean sus estudios de Lengua Española los que la hayan encumbrado a la representación de sus múltiples votantes, su condición de parlamentaria (persona que 'parla'=habla) la obliga a conocer su idioma y a pensar detenidamente en el qué y el cómo de lo que dice, que para demagogia * (demagogos y demagogas) ya tenemos bastante con la que cae, ¿no cree?
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demagogia
Del gr. δημαγωγία dēmagōgía.
1. f. Práctica política consistente en ganarse con halagos el favor popular.
2. f. Degeneración de la democracia, consistente en que los políticos, mediante concesiones y halagos a los sentimientos elementales de los ciudadanos, tratan de conseguir o mantener el poder.

lunes, 12 de febrero de 2018

Salón de lectura.- El fenómeno Camilla Läckberg

Supe de esta escritora sueca por las críticas y comentarios en Internet, y luego por amigos que la habían leído. Dado mi gusto por la novela policiaca, entretenida, intrascendente, perfecta para relajarse en mi lugar predilecto para este tipo de lectura, la cama, me propuse conocerla.

Aclaro que la lectura llamémosla intrascendente me ayuda a dormirme ajena a cualquier otro tipo de preocupación, ya que durante el día mis libros y documentos suelen ser profesionales.


Bien, pues debo empezar recomendando algo que yo no he hecho: leer la serie 'Los crímenes de Fjällbacka'   por orden de publicación, puesto que los protagonistas son los mismos (la pareja formada por Patrik, policía, y Erika, escritora; más los compañeros en la comisaría y personajes de su entorno familiar cercano) y el lugar, Fjällbacka, un idílico pueblecito sueco que cobra vida solo en época veraniega, que sin embargo es ideal para toda clase de sucesos macabros en cuya investigación participan por igual todos los personajes principales.

Aunque las historias que se desarrollan en la trama policíaca sean independientes, el orden de publicación y de lectura recomendados es:



  • 2003 - La princesa de hielo
  • 2004 - Los gritos del pasado
  • 2005 - Las hijas del frío
  • 2006 - Crimen en directo
  • 2007 - Las huellas imborrables
  • 2008 - La sombra de la sirena
  • 2009 - Los vigilantes del faro
  • 2011 - La mirada de los ángeles
  • 2014 - El domador de leones
  • 2018 - La Bruja


  • ¿El porqué de esta recomendación? Muy sencillo:

    Resulta casi estridente conocer a la pareja con Patrik en baja maternal y Erika queriendo volver a escribir, que vuelve a quedarse embarazada, esta vez de gemelos, y en la siguiente lectura una Erika embarazada por primera vez, y en otra con un avanzado e incómodo embarazo gemelar...

    Supongo que habrá muchos retazos biográficos de la escritora en el personaje de Erika, sufridora mujer llena de achaques, con embarazos pesadísimos y una queja constante en lo que supone la crianza de un niño para una mujer que quiere realizarse profesionalmente, y su compañero, Patrik, sujeto siempre a remordimientos y a la lucha entre el querer cumplir por igual en la faceta profesional y familiar en un mundo en que es muy difícil dicha conciliación.

    Entre queja y queja, el desarrollo de la trama, el descubrimiento de nuevos personajes y la evolución lógica de los protagonistas. No sé con qué quedarme, si con la novela policiaca o con la descripción de seres humanos cuyo descubrimiento y análisis a lo largo de la investigación son la que dotan a ésta de interés.

    El caso es que la escritora obliga a leer en orden si quieres enterarte bien por esto que os comento: es tanto o más importante la trayectoria vital de los protagonistas que el asesinato en sí, ya que una y otra vez vuelve a referencias anteriores.

    En fin, no hay mucho más que intentos medianos de entrar en temas como la discriminación de la mujer, la violencia de género, la pornografía infantil y hasta el autismo... pero, sí, son novelas entretenidas para antes de que Morfeo te envuelva en sus brazos :)

    jueves, 8 de febrero de 2018

    ¿Es poesía una canción?.- "Si hay Dios", de Alejandro Sanz

     

    ¡Eh!, si hay Dios, seguramente entiende de emoción... si hay Dios.

    Podrás llevarte a aquellos que me importan,
    despojarme de mis ropas, desviarme de la luz...
    Podrás llenar de oscuridad mis sueños,
    podrás... porque eres tú.
    Podrás romper de nuevo el juramento
    deshaciendo las cadenas que te ataron una vez,
    pero dame tú el valor, que tengo miedo.
    O puedes darme una esperanza
    o arrancarme, al fin, las ganas de seguir por ti
    buscando entre mi almohada, que es una dama blanca.

    ¡Eh!, si hay Dios, seguramente entiende de emoción... si hay Dios.

    Podría haberte dicho que me importas,
    eso... y un millón de cosas. Pude hacerlo
    y no lo hice y no sé por qué.
    Será porque es más fácil escribirlo, o demostrarlo,
    que montar un numerito de esos de fatalidad
    según lo que establece el reglamento del aparentar.
    Podría haber llorado un mar de lágrimas saladas,
    arrojarme a los abismos y partirme en dos el alma,
    desatar la tempestad y el huracán de mi garganta
    y confesar, desesperado, que no puedo con mi rabia.

    Aunque en mi actitud no soy tan evidente,
    no puedo sufrir más;
    que el dolor, cuando es por dentro, es más fuerte.
    No se alivia con decírselo a la gente.
    Lloraré, si sé llorar,
    como el tímido rocío del clavel, en soledad.
    Estaré -todos se irán, ya lo sé- a tu lado en cada golpe,
    como lo hacen las orillas y la mar,
    como lo hace el campo y el agua que lloverá.

    Podría ser más educado,
    pero el alma sólo entiende de emoción...
    y, si hay Dios, seguro entiende de emoción.
    ¡Eh!, si hay Dios, seguramente entiende de emoción... si hay Dios.

    Podría haber llorado un mar de lágrimas saladas,
    arrojarme a los abismos y partirme en dos el alma,
    desatar la tempestad y el huracán de mi garganta
    y confesar, desesperado, que no puedo con mi rabia.

    Aunque en mi actitud no soy tan evidente,
    no puedo sufrir más;
    que el dolor, cuando es por dentro, es más fuerte.

    Lloraré, como el tímido rocío del clavel, en soledad.
    Estaré -todos se irán, ya lo sé- a tu lado en cada golpe
    como lo hacen las orillas y la mar,
    como lo hace el campo y el agua que lloverá.

    Podría ser más educado,
    pero el alma sólo entiende de emoción
    Y, si hay Dios, seguro entiende de emoción.

    ¡Eh!, si hay Dios, seguramente entiende de emoción... si hay Dios
    ¡Eh!, si hay Dios, seguramente entiende de emoción... si hay Dios
    ¡Eh!, si hay Dios. sea como sea es simplemente amor, ¡ay Dios!
    ¡Eh!, si hay Dios, seguramente entiende de emoción...
    si hay Dios.

    miércoles, 7 de febrero de 2018

    Garabateando.- "El arte del cuento", por Flannery O'Connor

    Lo prometido es deuda y el miércoles anterior desgranamos los títulos de una serie de artículos sobre la escritura o cómo escribir que nos parecieron interesantes como para comentarlos aquí con vosotros.
    El que traemos hoy es "El arte del cuento", de Flannery O'Connor, que podéis leer completo en este enlace.
    Flannery O'Connor (Savannah, Georgia, 25 de marzo de 1925-3 de agosto de 1964) fue una escritora estadounidense del siglo XX.
    Autora de dos novelas -Sangre sabia (Wise Blood, 1952) y Los violentos lo arrebatan (The Violent Bear It Away, 1960)- y 32 relatos recogidos en dos libros: Un hombre bueno no es fácil de encontrar (A Good Man Is Hard To Find, 1955) y Todo lo que asciende tiene que converger (Everything That Rises Must Converge, póstumo 1965), publicó también ensayos y reseñas.
    Su obra, considerada una de las más importantes de la literatura estadounidense del siglo XX, fue ampliamente estudiada en el contexto de la literatura del Sur de Estados Unidos pues sus personajes y el ambiente que describe son sureños, aunque se distingue de la mayoría de los escritores de la zona por su perspectiva católica de fondo.

    Pues bien, en "El arte del cuento" vamos a destacar aquellas líneas que llaman nuestra atención. Las extractamos sin enjuiciar, cada quién extraiga sus propias conclusiones, pero naturalmente, estais invitados a comentarlo para compartirlas. Sería maravilloso.

    No cabe duda de que la capacidad de crear vida por medio de las palabras es esencialmente un don. Si uno lo posee desde el vamos, podrá desarrollarlo; pero si uno carece de él, mejor será que se dedique a otra cosa. 

    Desde mi punto de vista, hablar de la escritura de un cuento en términos de trama, personaje y tema es como tratar de describir la expresión de un rostro limitándose a decir dónde están los ojos, la boca y la nariz.  

    Para el escritor de ficciones, en el ojo se encuentra la vara con que ha de medirse cada cosa; y el ojo es un órgano que además de abarcar cuanto se puede ver del mundo, compromete con frecuencia nuestra personalidad entera. 

    Ningún lector creerá nada de la historia que el autor debe limitarse a narrar, a menos que se le permita experimentar situaciones y sentimientos concretos. La primera y más obvia característica de la ficción es que transmite de la realidad lo que puede ser visto, oído, olido, gustado y tocado.

      En la escritura de ficción, salvo en muy contadas ocasiones, el trabajo no consiste en decir cosas, sino en mostrarlas.

    Que un cuento sea breve no significa que deba ser superficial. Un cuento breve debe ser extenso en profundidad, y debe darnos la experiencia de un significado.  

    El arte debe cultivarse como cualquier otro hábito, durante un largo período de tiempo, por la experiencia; y enseñar cualquier tipo de escritura es, primordialmente, ayudar al aprendiz a desarrollar el hábito del arte. Creo que el arte es mucho más que una disciplina, aunque de hecho también lo sea; creo que es un modo de mirar al mundo creado, y de usar los sentidos de modo que éstos puedan encontrar en las cosas tantos significados como sea posible.

    No se puede decir nada significativo acerca del misterio de una personalidad a menos que se la inserte en un contexto social creíble y significativo. Y la mejor forma de hacerlo es por medio del propio lenguaje de ese personaje.

    En la mayoría de los buenos cuentos es la personalidad del personaje lo que crea la acción de la historia.  (...)
    Si se parte de una personalidad real, un personaje real, estamos en camino de que algo pase; antes de empezar a escribir, no se necesita saber qué. En verdad, puede ser mejor que uno ignore qué sucederá. Ustedes deberían ser capaces de descubrir algo en los cuentos que escriban.