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jueves, 11 de marzo de 2021

¿Comentamos el monólogo 1 de Segismundo en "La vida es sueño" ?


Disponéis del vídeo en nuestro canal en la dirección cuyo enlace aparece a continuación.

Dedicamos este espacio para quien quiera que lo comentemos juntos. ¡Todo vuestro!

Monólogo de Segismundo en YouTube

Fijaos en que al final del vídeo (aunque lo tenéis en subtítulos), se lee el poema y hay unas palabras subrayadas: son recursos literarios que se os propone comentar... Naturalmente, podemos hacerlo con el poema entero. De vosotros depende.

Gracias por compartir y participar. 

 

miércoles, 24 de febrero de 2021

Leyendo el Don Quijote. Audiolibro. Capítulo 11.

 Capítulo XI 

De lo que le sucedió a don Quijote con unos cabreros

 

Fue recogido de los cabreros con buen ánimo, y, habiendo Sancho lo mejor que pudo acomodado a Rocinante y a su jumento, se fue tras el olor que despedían de sí ciertos tasajos de cabra que hirviendo al fuego en un caldero estaban; y aunque él quisiera en aquel mesmo punto ver si estaban en sazón de trasladarlos del caldero al estómago, lo dejó de hacer, porque los cabreros los quitaron del fuego y, tendiendo por el suelo unas pieles de ovejas, aderezaron con mucha priesa su rústica mesa y convidaron a los dos, con muestras de muy buena voluntad, con lo que tenían. Sentáronse a la redonda de las pieles seis dellos, que eran los que en la majada había, habiendo primero con groseras ceremonias rogado a don Quijote que se sentase sobre un dornajo que vuelto del revés le pusieron. Sentóse don Quijote, y quedábase Sancho en pie para servirle la copa, que era hecha de cuerno. Viéndole en pie su amo, le dijo:


—Porque veas, Sancho, el bien que en sí encierra la andante caballería y cuán a pique están los que en cualquiera ministerio della se ejercitan de venir brevemente a ser honrados y estimados del mundo, quiero que aquí a mi lado y en compañía desta buena gente te sientes, y que seas una mesma cosa conmigo, que soy tu amo y natural señor; que comas en mi plato y bebas por donde yo bebiere, porque de la caballería andante se puede decir lo mesmo que del amor se dice: que todas las cosas iguala.

—¡Gran merced! —dijo Sancho—; pero sé decir a vuestra merced que como yo tuviese bien de comer, tan bien y mejor me lo comería en pie y a mis solas como sentado a par de un emperador. Y aun, si va a decir verdad, mucho mejor me sabe lo que como en mi rincón sin melindres ni respetos, aunque sea pan y cebolla, que los gallipavos de otras mesas donde me sea forzoso mascar despacio, beber poco, limpiarme a menudo, no estornudar ni toser si me viene gana, ni hacer otras cosas que la soledad y la libertad traen consigo. Ansí que, señor mío, estas honras que vuestra merced quiere darme por ser ministro y adherente de la caballería andante, como lo soy siendo escudero de vuestra merced, conviértalas en otras cosas que me sean de más cómodo y provecho; que estas, aunque las doy por bien recebidas, las renuncio para desde aquí al fin del mundo.

—Con todo eso, te has de sentar, porque a quien se humilla, Dios le ensalza.

Y asiéndole por el brazo, le forzó a que junto dél se sentase.

No entendían los cabreros aquella jerigonza de escuderos y de caballeros andantes, y no hacían otra cosa que comer y callar y mirar a sus huéspedes, que con mucho donaire y gana embaulaban tasajo como el puño. Acabado el servicio de carne, tendieron sobre las zaleas gran cantidad de bellotas avellanadas, y juntamente pusieron un medio queso, más duro que si fuera hecho de argamasa. No estaba, en esto, ocioso el cuerno, porque andaba a la redonda tan a menudo, ya lleno, ya vacío, como arcaduz de noria, que con facilidad vació un zaque de dos que estaban de manifiesto. Después que don Quijote hubo bien satisfecho su estómago, tomó un puño de bellotas en la mano y, mirándolas atentamente, soltó la voz a semejantes razones:

—Dichosa edad y siglos dichosos aquellos a quien los antiguos pusieron nombre de dorados, y no porque en ellos el oro, que en esta nuestra edad de hierro tanto se estima, se alcanzase en aquella venturosa sin fatiga alguna, sino porque entonces los que en ella vivían ignoraban estas dos palabras de tuyo y mío. Eran en aquella santa edad todas las cosas comunes: a nadie le era necesario para alcanzar su ordinario sustento tomar otro trabajo que alzar la mano y alcanzarle de las robustas encinas, que liberalmente les estaban convidando con su dulce y sazonado fruto. Las claras fuentes y corrientes ríos, en magnífica abundancia, sabrosas y transparentes aguas les ofrecían. En las quiebras de las peñas y en lo hueco de los árboles formaban su república las solícitas y discretas abejas, ofreciendo a cualquiera mano, sin interés alguno, la fértil cosecha de su dulcísimo trabajo. Los valientes alcornoques despedían de sí, sin otro artificio que el de su cortesía, sus anchas y livianas cortezas, con que se comenzaron a cubrir las casas, sobre rústicas estacas sustentadas, no más que para defensa de las inclemencias del cielo. Todo era paz entonces, todo amistad, todo concordia: aún no se había atrevido la pesada reja del corvo arado a abrir ni visitar las entrañas piadosas de nuestra primera madre; que ella sin ser forzada ofrecía, por todas las partes de su fértil y espacioso seno, lo que pudiese hartar, sustentar y deleitar a los hijos que entonces la poseían. Entonces sí que andaban las simples y hermosas zagalejas de valle en valle y de otero en otero, en trenza y en cabello, sin más vestidos de aquellos que eran menester para cubrir honestamente lo que la honestidad quiere y ha querido siempre que se cubra, y no eran sus adornos de los que ahora se usan, a quien la púrpura de Tiro y la por tantos modos martirizada seda encarecen, sino de algunas hojas verdes de lampazos y yedra entretejidas, con lo que quizá iban tan pomposas y compuestas como van agora nuestras cortesanas con las raras y peregrinas invenciones que la curiosidad ociosa les ha mostrado. Entonces se decoraban los concetos amorosos del alma simple y sencillamente, del mesmo modo y manera que ella los concebía, sin buscar artificioso rodeo de palabras para encarecerlos. No había la fraude, el engaño ni la malicia mezcládose con la verdad y llaneza. La justicia se estaba en sus proprios términos, sin que la osasen turbar ni ofender los del favor y los del interese, que tanto ahora la menoscaban, turban y persiguen. La ley del encaje aún no se había sentado en el entendimiento del juez, porque entonces no había qué juzgar ni quién fuese juzgado. Las doncellas y la honestidad andaban, como tengo dicho, por dondequiera, sola y señera, sin temor que la ajena desenvoltura y lascivo intento le menoscabasen, y su perdición nacía de su gusto y propria voluntad. Y agora, en estos nuestros detestables siglos, no está segura ninguna, aunque la oculte y cierre otro nuevo laberinto como el de Creta43; porque allí, por los resquicios o por el aire, con el celo de la maldita solicitud, se les entra la amorosa pestilencia y les hace dar con todo su recogimiento al traste. Para cuya seguridad, andando más los tiempos y creciendo más la malicia, se instituyó la orden de los caballeros andantes, para defender las doncellas, amparar las viudas y socorrer a los huérfanos y a los menesterosos. Desta orden soy yo, hermanos cabreros, a quien agradezco el gasaje y buen acogimiento que hacéis a mí y a mi escudero. Que aunque por ley natural están todos los que viven obligados a favorecer a los caballeros andantes, todavía, por saber que sin saber vosotros esta obligación me acogistes y regalastes, es razón que, con la voluntad a mí posible, os agradezca la vuestra.

Toda esta larga arenga (que se pudiera muy bien escusar) dijo nuestro caballero, porque las bellotas que le dieron le trujeron a la memoria la edad dorada, y antojósele hacer aquel inútil razonamiento a los cabreros, que, sin respondelle palabra, embobados y suspensos, le estuvieron escuchando. Sancho asimesmo callaba y comía bellotas, y visitaba muy a menudo el segundo zaque, que, porque se enfriase el vino, le tenían colgado de un alcornoque.

Más tardó en hablar don Quijote que en acabarse la cena, al fin de la cual uno de los cabreros dijo:

—Para que con más veras pueda vuestra merced decir, señor caballero andante, que le agasajamos con prompta y buena voluntad, queremos darle solaz y contento con hacer que cante un compañero nuestro que no tardará mucho en estar aquí; el cual es un zagal muy entendido y muy enamorado, y que, sobre todo, sabe leer y escrebir y es músico de un rabel, que no hay más que desear.

Apenas había el cabrero acabado de decir esto, cuando llegó a sus oídos el son del rabel, y de allí a poco llegó el que le tañía, que era un mozo de hasta veinte y dos años, de muy buena gracia. Preguntáronle sus compañeros si había cenado, y, respondiendo que sí, el que había hecho los ofrecimientos le dijo:

—De esa manera, Antonio, bien podrás hacernos placer de cantar un poco, porque vea este señor huésped que tenemos que también por los montes y selvas hay quien sepa de música. Hémosle dicho tus buenas habilidades y deseamos que las muestres y nos saques verdaderos; y, así, te ruego por tu vida que te sientes y cantes el romance de tus amores, que te compuso el beneficiado tu tío, que en el pueblo ha parecido muy bien.

—Que me place —respondió el mozo.

Y sin hacerse más de rogar se sentó en el tronco de una desmochada encina, y, templando su rabel, de allí a poco, con muy buena gracia, comenzó a cantar, diciendo desta manera:

                  ANTONIO

   —Yo sé, Olalla, que me adoras,
puesto que no me lo has dicho
ni aun con los ojos siquiera,
mudas lenguas de amoríos.
   Porque sé que eres sabida,
en que me quieres me afirmo,
que nunca fue desdichado
amor que fue conocido.
   Bien es verdad que tal vez,
Olalla, me has dado indicio
que tienes de bronce el alma
y el blanco pecho de risco.
   Mas allá entre tus reproches
y honestísimos desvíos,
tal vez la esperanza muestra
la orilla de su vestido.
   Abalánzase al señuelo
mi fe, que nunca ha podido
ni menguar por no llamado
ni crecer por escogido.
   Si el amor es cortesía,
de la que tienes colijo
que el fin de mis esperanzas
ha de ser cual imagino.
   Y si son servicios parte
de hacer un pecho benigno,
algunos de los que he hecho
fortalecen mi partido.
   Porque si has mirado en ello,
más de una vez habrás visto
que me he vestido en los lunes
lo que me honraba el domingo.
   Como el amor y la gala
andan un mesmo camino,
en todo tiempo a tus ojos
quise mostrarme polido.
   Dejo el bailar por tu causa,
ni las músicas te pinto
que has escuchado a deshoras
y al canto del gallo primo.
   No cuento las alabanzas
que de tu belleza he dicho,
que, aunque verdaderas, hacen
ser yo de algunas malquisto.
   Teresa del Berrocal,
yo alabándote, me dijo:
«Tal piensa que adora a un ángel
y viene a adorar a un jimio,
   merced a los muchos dijes
y a los cabellos postizos,
y a hipócritas hermosuras,
que engañan al Amor mismo».
   Desmentíla y enojóse;
volvió por ella su primo,
desafióme, y ya sabes
lo que yo hice y él hizo.
   No te quiero yo a montón,
ni te pretendo y te sirvo
por lo de barraganía
que más bueno es mi designio.
   Coyundas tiene la Iglesia
que son lazadas de sirgo;
pon tú el cuello en la gamella:
verás como pongo el mío.
   Donde no, desde aquí juro
por el santo más bendito
de no salir destas sierras
sino para capuchino.

Con esto dio el cabrero fin a su canto; y aunque don Quijote le rogó que algo más cantase, no lo consintió Sancho Panza, porque estaba más para dormir que para oír canciones, y, ansí, dijo a su amo:

—Bien puede vuestra merced acomodarse desde luego adonde ha de posar esta noche, que el trabajo que estos buenos hombres tienen todo el día no permite que pasen las noches cantando.

—Ya te entiendo, Sancho —le respondió don Quijote—, que bien se me trasluce que las visitas del zaque piden más recompensa de sueño que de música.

—A todos nos sabe bien, bendito sea Dios —respondió Sancho.

—No lo niego —replicó don Quijote—, pero acomódate tú donde quisieres, que los de mi profesión mejor parecen velando que durmiendo. Pero, con todo esto, sería bien, Sancho, que me vuelvas a curar esta oreja, que me va doliendo más de lo que es menester.

Hizo Sancho lo que se le mandaba, y, viendo uno de los cabreros la herida, le dijo que no tuviese pena, que él pondría remedio con que fácilmente se sanase. Y tomando algunas hojas de romero, de mucho que por allí había, las mascó y las mezcló con un poco de sal, y, aplicándoselas a la oreja, se la vendó muy bien, asegurándole que no había menester otra medicina, y así fue la verdad.

Nota

¿Qué os parece el poema?

Podéis ver las expresiones y palabras comentadas en la página del Instituto Cervantes :

https://cvc.cervantes.es/literatura/clasicos/quijote/edicion/parte1/cap11/default.htm


lunes, 1 de febrero de 2021

sábado, 30 de enero de 2021

Un 30 de enero

  En esta fecha (en realidad, siempre en el último domingo de enero de cada año) se conmemora el día mundial contra la LEPRA Tras visitar por motivos laborales la leprosería de Costa de Marfil, las movilizaciones y manifestaciones promovidas por Raoul Follereau (periodista francés) en favor de los enfermos de lepra, lograron que el 31 de enero 1954 se celebrara oficialmente el primer “Día Mundial contra la Lepra”. Su objetivo era sensibilizar sobre la existencia de esta enfermedad y alejar la imagen negativa que se tenía de los afectados.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) recuerda que el diagnóstico precoz y el inicio temprano del tratamiento mediante poliquimioterapia es la mejor estrategia para eliminar la enfermedad como problema de salud.
 
Es también el Día Internacional del TÉCNICO ELECTRÓNICO.

Como sucede en tantas profesiones técnicas, un profesional preparado para inventar, perfeccionar y crear nuevos componentes y equipos electrónicos, suele quedar relegado a la función de mantenimiento y reparación de equipos. Eso, aun degradándolos, sería estupendo si no fuera por tanta gente contratada como "servicio técnico" que solo saben de asistencia telefónica  y los cuatro errores más comunes  que suele encontrarse un usuario.
Los sacas de ahí, y resulta complicado, diría que misión imposible, por ejemplo, el que puedas recuperar unos datos perdidos al cerrarse súbitamente un programa.

y el Día Escolar de la NO VIOLENCIA y la PAZ (DENIP), en el aniversario de la muerte de Mahatma Gandhi
 
Es también el Día Escolar de la No Violencia y la Paz —también conocido como DENIP (acrónimo, del catalán) o como DENYP (acrónimo del castellano) es una jornada educativa no gubernamental fundada en España en 1964 por el poeta y pacifista mallorquín Llorenç Vidal como punto de partida y de apoyo para una educación no-violenta y pacificadora de carácter permanente y que se practica el 30 de enero de cada año, en el aniversario de la muerte del Mahatma Gandhi.
 En los países con calendarios escolares propios del hemisferio sur se practica el 30 de marzo o alguno de los días próximos.
Cuando en 1998 la ONU proclamó el Decenio Internacional para una Cultura de la Paz (2001-2010) el DENIP llevaba ya 36 años practicándose en centros educativos de los distintos niveles de todo el mundo.
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 Autores del s.XX en las lenguas españolas (y premios Nobel de Literatura) nacidos en esta fecha


 - de 1928, Carmen NARANJO, escritora costarricense fallecida un 4 de enero del 2012.
Fue embajadora de Costa Rica en Israel, Ministra de Cultura, Juventud y Deportes, Vicepresidenta de la Asociación Mundial de Escritores y Periodistas, Directora del museo de Arte Costarricense y directora de la Editorial universitaria EDUCA.
Entre los numerosos premios que le han sido reconocidos, destaca la Orden de Alfonso X el Sabio concedido por España en 1977 y la Orden al Mérito Docente y Cultural Gabriela Mistral concedida por el Gobierno de Chile en 1996. También, obtuvo el Premio Nacional de Cultura Magón en 1986, considerado el más alto honor concedido al artista costarricense.
Fue miembro de la Academia Costarricense de la Lengua desde 1988.
Entre sus obras: Hoy es un largo día (1973), Más allá del Parismina (2001), En esta tierra redonda y plana (2001), Marina Jiménez de Bolandi: recordándola (2002).

Decime
si la prisa es grito
que mata pájaros
con péndulos
Decime
si la angustia es agobio
que acerca muertes
con taladros
Decime
si el miedo es oruga
que envuelve músculos
con tornillos
Decime
si el amor es amargo
por el rato que retiene
y la vida que se lleva
Decime
si podés decirme
dónde crece la luz
que sólo noche noche
me amanece en el alma
('Decíme si...' y otros poemas)
.
- de 1934, Claudio RODRÍGUEZ, poeta español citado un 22 de julio, fecha de su fallecimiento. En 1951 se traslada a Madrid para estudiar Filología Románica con una beca.
 A los 18 años gana el premio Adonais por Don de la ebriedad, libro que impresiona a Vicente Aleixandre con el que mantendrá una amistad profunda, casi filial, y a quien dedicará su libro Conjuros.
Licenciado en Filología Románica en 1957 con una tesis sobre El elemento mágico en las canciones infantiles de corro castellanas, bajo la dirección de Rafael de Balbín, en 1958, publica Conjuros y, con la ayuda de Dámaso Alonso y Vicente Aleixandre, viaja a Inglaterra, donde trabaja como lector de español en Nottingham (1958-1960). En Inglaterra escribe Alianza y condena, Premio de la Crítica 1965.
Los años setenta significan la consagración definitiva del poeta.
En 1976, publica su cuarto poemario El vuelo de la celebración.
 En 1983, Premio Nacional de Poesía por Desde mis poemas, recopilación de sus cuatro primeros libros; en 1986 es Premio de las letras de Castilla y León. El 17 de diciembre de 1987 es elegido miembro de número de la Real Academia Española, en el sillón dejado vacante por Gerardo Diego. En 1993 publica Casi una leyenda, el que será su último libro de poemas. El 28 de marzo de 1993 recibe el Premio Príncipe de Asturias de las Letras y 5 días después el II Premio Reina Sofía de Poesía Iberoamericana de la Universidad de Salamanca.

Dichoso el que un buen día sale humilde
y se va por la calle, como tantos
días más de su vida, y no lo espera
y, de pronto, ¿qué es esto?, mira a lo alto
y ve, pone el oído al mundo y oye,
anda, y siente subirle entre los pasos
el amor de la tierra, y sigue, y abre
su taller verdadero, y en sus manos
brilla limpio su oficio, y nos lo entrega
de corazón porque ama, y va al trabajo
temblando como un niño que comulga
mas sin caber en el pellejo, y cuando
se ha dado cuenta al fin de lo sencillo
que ha sido todo, ya el jornal ganado.
vuelve a su casa alegre y siente que alguien
empuña su aldabón, y no es en vano.

(Alto jornal, de 'Conjuros', 1958)
.
- de 1968, Dolan MOR, poeta cubano que desde 1999 reside en Aragón, España.
En el año 2011 la revista norteamericana Review, Literature and Arts of Americas lo señaló como una de las voces más representativas de la actual poesía cubana.
Sus obras más notables: Poemas míos escritos por otros (2012) y Después de Spicer (2013).
Obras galardonadas hasta la fecha: Nabokov's Butterflies (Premio de Poesía Delegación del Gobierno en Aragón, 2007). Los poemas clonados de Anny Bould (Premio Internacional de Poesía Miguel Labordeta, 2008). El libro bipolar. (Premio Santa Isabel de Portugal, 2009). La novia de Wittgenstein (Premio Internacional Barcarola de Poesía, 2010).
Últimas obras:  Dolan y yo. 2014 y Antología de Spoon Raven. 2019.

Subes una escalera de mármol
que flota sobre un lago en China
y a medida que te elevas sobre el agua
piensas en el mecanismo del poema.
Cada peldaño que ascienden tus pasos
es igual al misterio que opera
en el verso que construye tu mano.
Cada instante de duda sobre las losas
de piedra, equivale a pisar en el idioma
un artículo, un verbo, un sustantivo.
No te debes fiar de las barandas,
ni de los pasamanos, ni de los adjetivos.
Nunca debes mirar a tus zapatos
ni posar tus dos ojos como pájaros
en el punto de inicio hacia "el arriba".
(Apréndelo de Lot o de Bataille.)
Una vez que comienzas no hay sentido
que no lleve a escribir el vano oficio.
O llegas a la meta y te deslizas
como un niño con alas sobre
un nuevo pasillo, o te dejan caer
con las palabras regadas como vísceras,
envueltas en la sangre que nadie limpiará
en tu caída, rodando en llamas
hacia las oscuras aguas de la hoja.
('Pensando en Daedalus en un viaje a China', a mi amigo Brueghel) .

 Fallecidos en esta fecha
. ..
- de  1955, Salvador GONZÁLEZ ANAYA, poeta y novelista español nacido un 20 de agosto de 1879. Académico de número de la Real Academia Española de la Lengua (silla I, 1948) con el discurso titulado Los costumbristas malagueños.
González Anaya es un novelista regional en todo momento, que procuró situar la acción de sus novelas en los más diversos lugares andaluces, tras un exhaustivo estudio y conocimiento de ellos. La técnica del novelista malagueño, esencialmente regionalista y costumbrista, revela a un observador meticuloso en cuanto le rodea, lee o escucha.
 El tono de novela elegante, adornada en ocasiones de un fiel descriptivismo zolesco, contribuyó a aumentar su extenso público deseoso de conocer los problemas que se cernían sobre la sociedad de su tiempo.
 Entre sus obras: Las vestiduras recamadas (1932), sobre la quema de conventos de 1931 en Málaga; Los naranjos de la Mezquita (1933), Luna de plata (1942) y Luna de sangre (1944). Fue el historiador oficial de la ciudad de Málaga.
 Sus Obras Completas se publicaron en el 1948.  (Fuente)

Como adoro un sublime Ideal azulado,
y la Vida es muy roja y es muy negra la Vida;
de la Vida mi alma sollozante se olvida
y llorando se eleva al Ensueño dorado...
Los Amores terrenos en mi pecho han llorado,
han reído en mi pecho..., le han abierto una herida
que tan sólo su bálsamo hallaría en la egida
que a la Vida opusiera mi Ideal azulado...
Es muy negra la Vida, es la Vida muy roja...;
yo anhelara envolverla en la más blanca hoja,
en la hoja más pálida de una rosa de llanto...;
de una rosa de nieve del jardín de las Thules,
- donde viven las Vírgenes de las Almas azules-
reclamada de perlas de quimérico canto... ('Éxtasis' y otros poemas)

 - de 1991, José FERRATER MORA, filósofo y ensayista español nacido un 30 de octubre de 1912.
A partir de 1939 ejerció la docencia en diversas universidades de Francia, Cuba, Chile y los Estados Unidos de América, país donde se estableció en 1947 huyendo del régimen franquista y donde se relacionó con Pedro Salinas y muchos otros intelectuales del exilio. En los Estados Unidos, a partir de 1949 ejerció la docencia en el Bryn Mawr College de Pensilvania, llegando a ser director del Departamento de Filosofía.
Es autor de diversos libros sobre el pensamiento filosófico, también fue guionista de diversas películas de cine. Asimismo, a partir de 1979 destacó en sus obras de narrativa. 
En 1985 fue galardonado con el Premio Príncipe de Asturias de Comunicación y Humanidades.
Entre sus últimas obras:
 El juego de la verdad (1988), Joc de cartes. Epistolari 1948-1984 (en catalán, 1988), Regreso del infierno (1989), La señorita Goldie (1991), Mujeres al borde de la leyenda (1991), Mariposas y supercuerdas. Diccionario para nuestro tiempo (1994 publicado póstumamente gracias a Priscilla Cohn) y la también póstuma Razón y verdad y otros ensayos. (2007). 

A. La letra mayúscula Ά' es usada en textos filosóficos con varios significados.
1.Aristóteles la emplea muchas veces (por ejemplo en los Analytica Priora) para representar simbólicamente el predicado de una proposición en fórmulas tales como "A B', que se lee Ά es predicado de B'.
Al presentar los silogismos categóricos, la letra Ά' forma parte del condicional:
Si A es predicado de todo B, que constituye la premisa mayor del silogismo en modo Barbara (VÉASE) y que en la literatura lógica posterior se presenta bajo diversas formas, unas en las cuales se expresa la estructura condicional de tal premisa, como en: Si todo B es A y otras en las cuales (erróneamente) se omite, como en: Todo B es A.
2.Los escolásticos y todos los tratadistas lógicos posteriores han usado la letra Ά' (primera vocal del término affirmo) para simbolizar la proposición universal afirmativa (affimatio universalis), uno de cuyos ejemplos es el conocido enunciado: Todos los hombres son mortales.

('Diccionario de la Filosofía', primeras líneas).
.
- de 1997, Cayetano LUCA de TENA, director teatral español. Nacido en fecha indeterminada del 1917, del mismo nombre que el político, con el que no tuvo relación. Aunque no fuera escritor, merece mención especial por su labor como director teatral en el Teatro Español de Madrid especialmente.

- de 2014,   Félix GRANDE, escritor español.  Poeta, flamencólogo y crítico, considerado uno de los grandes renovadores de la poesía española de los años sesenta, nacido el 4 de febrero de 1937.
 En 1961 comenzó a trabajar como redactor en Cuadernos Hispanoamericanos, revista de la que llegará a ser director (1983-1996). Dirigió asimismo la revista de arte Galería (1989) y la colección El Puente Literario de la editorial Edhasa (1969-1971).
Comenzó su carrera literaria con la poesía y obtuvo su primer premio, el Adonáis en 1963, por Las piedras, "libro de talante existencial en el que explora el tema de la soledad". Dos años después, en 1965, ganaría su primer galardón de narrativa, el Premio Eugenio d'Ors por su novela corta Las calles. Desde entonces no cesó de escribir y de recibir distinciones de todo tipo.
Destaca también su obra Persecución, cantada por Juan Peña “El Lebrijano” en su álbum homónimo.
Logró el premio Nacional de Poesía en 1978 por Las rubáiyatas de Horacio Martín.
Como narrador, destacan sus obras Por ejemplo, doscientos (1968), Parábolas (1975), Lugar siniestro este mundo, caballeros (1980), Fábula (1991), Decepción (1994), El marido de Alicia (1995), Sobre el amor y la separación (1996) y La balada del abuelo palancas (2003).
Premio Nacional de la Letras Españolas en el 2004, cuenta también entre sus obras con: "Puedo escribir los versos más tristes esta noche" (parafraseando un poema de Neruda) y " Taranto. Homenaje a César Vallejo".

Amada, sólo un tema me queda hoy en la vida:
tú eres mi tema, tú eres mi asunto solitario;
en mi espalda te llevo igual que un dromedario
en el desierto lleva su gran agua escondida;
igual que el dromedario cruza los arenales
una vez y otra vez sin salir del desierto,
con su estéril nostalgia de valle, hasta que es muerto
sobre los arenales, sobre los arenales;
igual que el dromedario yo soporto las cargas
con mi paso cansino de soledad, las llevo
sobre mí por arenas persistentes y largas;
y, como el dromedario, avaricioso, traje
mi cántaro de agua, y te bebo y te bebo
sin otro dios que tú mientras dura el viaje.
('Amada' y otros poemas)