El titular y encabezamiento de la noticia en el Diario de Sevilla son suficientemente expresivos:
El Consejo Escolar apoya el decreto que regula la colocación de los interinos
Todos los sindicatos, con la excepción de UGT, se oponen a la orden que ha provocado dos huelgas en la enseñanza
Y se me ocurre que, después de toda una vida a vueltas con el tema de si "oposiciones, sí, oposiciones, no" (hablo, naturalmente, de mi propia experiencia personal y profesional) sigue absolutamente vigente lo de "nunca llueve a gusto de todos".
A ver si me explico:
Desde que terminé mi carrera he trabajado en la privada (entre otras cosas, nunca se me llamó para una interinidad) y en las varias ocasiones en que me presenté a oposiciones de Secundaria, (que aprobé con un 7,11 en el año 1994)cada año de ejercicio profesional se valoraba en 0,25p. para la privada frente al 0,50p. de la estatal. Esa puntuación (amén de las otorgadas por trabajos publicados, másters, etc.) hacía que algunos ya tuvieran la oposición resuelta aun antes del examen.
Por otro lado, a la puntuación por experiencia iba ligada una deficiente preparación del programa, debido a que difícilmente se podía estudiar los "tochos" de legislación, programación, etc., si querías seguir dando tus clases, así que nos encontramos con ese arma de dos filos:
¿Qué se pretende con las Oposiciones, en verdad?: ¿Calificar a los más adecuados para dar clase o a los que más citas bibliográficas pueden dar? (Muchas veces las academias de preparación de oposiciones se enteraban de quiénes serían miembros del tribunal para proveer a sus alumnos de largas citas de obras por ellos publicadas...).
Si se prima la experiencia, que se puntúe por igual, pero aún habría discriminación para los profesores noveles.
Si se premia la brillantez del examen... ¿en qué basar la puntuación? ¿En ser capaz de escribir más en menos tiempo o en demostrar que se puede dar una clase y que los alumnos lo entenderán?
Yo optaría por lo segundo, es decir, por exámenes orales. ¿Llevaría mucho tiempo? Probablemente no mucho más,si se tiene en cuenta el tiempo y las fases de una oposición que quedaría reducida a ese examen. Y, si me apuran, en un a modo de jurado, incluiría a los futuros alumnos como parte del tribunal ¿o es que no son dignos de ser tenidos en cuenta a la hora de seleccionar a sus futuros profesres?
Quizás de esa forma,"otro gallo nos cantara".
Un saludo.
miércoles, 16 de diciembre de 2009
miércoles, 9 de diciembre de 2009
Presentación de mi sitio
Por lo visto, cuesta creer que esto sea factible: tener al profesor en casa sin moverse de allí.
La mentalidad española está aún muy a la defensiva en estos casos, pero "MN.Academia en línea" lo hace, de manera que puede:
- Dar clases desde hace dos años, por ejemplo, a dos hermanos de 14 y 9 años, que viajan con sus padres estando en Londres, Singapur, Balí, Murcia, Madrid...
- Explicar cómo navegar y solucionar problemas de ordenador, mientras lo hacen, a un grupo de adultos, mayores de 50 años.
- Ayudar a redactar la memoria y la guía de unas excavaciones en un castro gallego.
- Clases de español a una alumna portuguesa.
- Mantener al día en sus materias a un policía que tuvo que cambiar de destino en mitad del curso, etc.
La mentalidad española está aún muy a la defensiva en estos casos, pero "MN.Academia en línea" lo hace, de manera que puede:
- Dar clases desde hace dos años, por ejemplo, a dos hermanos de 14 y 9 años, que viajan con sus padres estando en Londres, Singapur, Balí, Murcia, Madrid...
- Explicar cómo navegar y solucionar problemas de ordenador, mientras lo hacen, a un grupo de adultos, mayores de 50 años.
- Ayudar a redactar la memoria y la guía de unas excavaciones en un castro gallego.
- Clases de español a una alumna portuguesa.
- Mantener al día en sus materias a un policía que tuvo que cambiar de destino en mitad del curso, etc.
Ustedéeme, tío
Cuando he encontrado este titular, me he tenido que detener a leerlo varias veces, sin entender el "palabro" hasta que no he leído el artículo.
¿Y qué significa? Pues seguro que cuando lo diga quedará clarísimo: "Hábleme de Usted".
Como siempre, pondré el enlace al final, pero antes se me ocurre que no podemos a estas alturas pedir eso cuando tantas veces hemos usado eso de: "Tutéame, hombre (o mujer), que me haces mayor".
Una vez más incidimos en el tema de la educación, porque hemos considerado más de una vez que el respeto no va unido al tratamiento y que se hiere verbalmente con mucha más ironía al decir: "¡Usted es un ignorante, caballero! o como me dijo en una ocasión mi profesor en aquel entonces de Crítica Literaria en la Universidad Autónoma de Madrid, mirándome por encima de sus "medias gafas de cerca" (medias porque ocupaban la mitad del ojo, para así poder mirar fácilmente por encima de ellas): "¿Me va a dar lecciones a mí, señorita?", cuando fui a reclamarle una puntuación en un examen.
Ese aire de superioridad y ese apabullamiento fue lo que intentó evitarse para crear una camaradería entre profesor y alumno, sin que ello menoscabase en el respeto debido al profesor; respeto que, naturalmente, se ganaba por sus propios méritos.
Profesores que poseían el "don" por sí mismos sin necesidad de pronunciarlo, como mi profesor de Latín en el instituto Isabel la Católica, don Víctor, que jugando a las cartas (que contenían preguntas del temario a las que debíamos contestar, incluyendo comodines) y bromeando, me hizo aprender y adorar la asignatura "sine diem", es decir, para siempre.
"Mamaaaaaaaa trae (lo que sea) ! gritaban mis hijos. Y yo contestaba: "Por favor y cuando puedas....".
Creo que , una vez más, el respeto es algo que se gana uno mismo y va más allá de la actitud del hablante (es cuestión de no dejarse apabullar ¿no?).
La del «usted» para los profesores es una batalla perdida por no librada
FRANCISCO GARCÍA PÉREZ
A comienzos de los 70 del pasado siglo, durante un registro que dos policías de la Brigada Político Social llevaban a cabo en mi domicilio, en busca de «propaganda y efectos» de cierto partido clandestino, los funcionarios estuvieron a punto de detener a mi vecino de enfrente, que actuaba como testigo de aquel atropello legal a mi intimidad, por una cuestión protocolaria.
Al levantar el acta con la lista de libros que me robaban al amparo de la ley, los «sociales» anteponían a sus nombres el «don»; pero tanto el mío, por supuesto, como el de mi vecino los escribieron huérfanos de tratamiento alguno.
«Oigan una cosa, ¿por qué ustedes se tratan a sí mismos de "don Fulano" y "don Mengano" en el escrito y a mí, que soy doctor en Farmacia, me llaman "Juan" a secas?», preguntó aquel testigo, voluntario forzoso, al que yo apenas había saludado un par de veces en el rellano.
Todavía veo al poli bueno, sacudiendo la ceniza de su cigarrillo rubio, con el cerebro chisporroteando por tan inusitado atrevimiento, mientras el poli malo componía cara de queda usted detenido. Al cabo del subsiguiente silencio, el primero de los registradores sólo acertó a responder, con cara compungida, como pillado en falta: «Es que es la costumbre!.
¿Y qué significa? Pues seguro que cuando lo diga quedará clarísimo: "Hábleme de Usted".
Como siempre, pondré el enlace al final, pero antes se me ocurre que no podemos a estas alturas pedir eso cuando tantas veces hemos usado eso de: "Tutéame, hombre (o mujer), que me haces mayor".
Una vez más incidimos en el tema de la educación, porque hemos considerado más de una vez que el respeto no va unido al tratamiento y que se hiere verbalmente con mucha más ironía al decir: "¡Usted es un ignorante, caballero! o como me dijo en una ocasión mi profesor en aquel entonces de Crítica Literaria en la Universidad Autónoma de Madrid, mirándome por encima de sus "medias gafas de cerca" (medias porque ocupaban la mitad del ojo, para así poder mirar fácilmente por encima de ellas): "¿Me va a dar lecciones a mí, señorita?", cuando fui a reclamarle una puntuación en un examen.
Ese aire de superioridad y ese apabullamiento fue lo que intentó evitarse para crear una camaradería entre profesor y alumno, sin que ello menoscabase en el respeto debido al profesor; respeto que, naturalmente, se ganaba por sus propios méritos.
Profesores que poseían el "don" por sí mismos sin necesidad de pronunciarlo, como mi profesor de Latín en el instituto Isabel la Católica, don Víctor, que jugando a las cartas (que contenían preguntas del temario a las que debíamos contestar, incluyendo comodines) y bromeando, me hizo aprender y adorar la asignatura "sine diem", es decir, para siempre.
"Mamaaaaaaaa trae (lo que sea) ! gritaban mis hijos. Y yo contestaba: "Por favor y cuando puedas....".
Creo que , una vez más, el respeto es algo que se gana uno mismo y va más allá de la actitud del hablante (es cuestión de no dejarse apabullar ¿no?).
La del «usted» para los profesores es una batalla perdida por no librada
FRANCISCO GARCÍA PÉREZ
A comienzos de los 70 del pasado siglo, durante un registro que dos policías de la Brigada Político Social llevaban a cabo en mi domicilio, en busca de «propaganda y efectos» de cierto partido clandestino, los funcionarios estuvieron a punto de detener a mi vecino de enfrente, que actuaba como testigo de aquel atropello legal a mi intimidad, por una cuestión protocolaria.
Al levantar el acta con la lista de libros que me robaban al amparo de la ley, los «sociales» anteponían a sus nombres el «don»; pero tanto el mío, por supuesto, como el de mi vecino los escribieron huérfanos de tratamiento alguno.
«Oigan una cosa, ¿por qué ustedes se tratan a sí mismos de "don Fulano" y "don Mengano" en el escrito y a mí, que soy doctor en Farmacia, me llaman "Juan" a secas?», preguntó aquel testigo, voluntario forzoso, al que yo apenas había saludado un par de veces en el rellano.
Todavía veo al poli bueno, sacudiendo la ceniza de su cigarrillo rubio, con el cerebro chisporroteando por tan inusitado atrevimiento, mientras el poli malo componía cara de queda usted detenido. Al cabo del subsiguiente silencio, el primero de los registradores sólo acertó a responder, con cara compungida, como pillado en falta: «Es que es la costumbre!.
jueves, 3 de diciembre de 2009
Seguridad en Internet
Sabemos que Internet favorece el engaño por parte de desaprensivos que aprovechan el desconocimiento del medio y la posibilidad de ocultar el "trasfondo" de una web para conseguir lucrarse gracias a la ingenuidad de quienes no guardan unas mínimas precauciones.
Si queremos un Internet "limpio" sin que la existencia de fraudes alteren su imagen y la de la honestidad de la mayoría de las empresas que en él se mueven (nos movemos), somos los usuarios los primeros que debemos buscar soluciones para evitar que existan justificaciones que permitan, como ya está pasando, siquiera insinuar que vamos a ser "filtrados" en nuestras actividades (por ejemplo, con los intercambios P2P).
No es que tengamos una receta infalible, pero sí podríamos aconsejar ciertas medidas precautorias y sitios a donde dirigirse.
1.- Consultar en Google acerca del sitio: siempre aparecerán foros en los que se comente la experiencia positiva o negativa de algún usuario.
2.- Esto, que se debe hacer normalmente, en Internet es "imprescindible": Leer íntegramente el contrato antes de firmar nada y, por supuesto, negarse a pagar un servicio completo antes de haberlo recibido. Imprescindible también que aparezca una clausula que permita rescindir el contrato si no se cumplen las condiciones o no se recibe lo que se había ofrecido.
3.- Si el daño está hecho y se ha firmado:- Buscar en foros una vez más y denunciarlo con el fin de hallar personas en la misma situación y así poder incluso hacer un fondo común para que no sea tan caro conseguir la representación de un abogado.El sitio en cuestión puede amenazarle con una denuncia si no cumple, pero es muy extraño que un sitio fraudulento ejerza acción legal alguna ¿no os parece?
4.- Lugares donde puedes recibir asesoramiento y apoyo pueden ser:
la AUI Asociación Española de Usuarios de Internet
la OCU Organización de Consumidores y Usuarios
el INC Instituto Nacional de Consumo
5.- Recomendaciones de carácter general: Cómo evitar ser víctima de un fraude
Muy interesante:Guía para que padres e hijos naveguen de forma segura
Si queremos un Internet "limpio" sin que la existencia de fraudes alteren su imagen y la de la honestidad de la mayoría de las empresas que en él se mueven (nos movemos), somos los usuarios los primeros que debemos buscar soluciones para evitar que existan justificaciones que permitan, como ya está pasando, siquiera insinuar que vamos a ser "filtrados" en nuestras actividades (por ejemplo, con los intercambios P2P).
No es que tengamos una receta infalible, pero sí podríamos aconsejar ciertas medidas precautorias y sitios a donde dirigirse.
1.- Consultar en Google acerca del sitio: siempre aparecerán foros en los que se comente la experiencia positiva o negativa de algún usuario.
2.- Esto, que se debe hacer normalmente, en Internet es "imprescindible": Leer íntegramente el contrato antes de firmar nada y, por supuesto, negarse a pagar un servicio completo antes de haberlo recibido. Imprescindible también que aparezca una clausula que permita rescindir el contrato si no se cumplen las condiciones o no se recibe lo que se había ofrecido.
3.- Si el daño está hecho y se ha firmado:- Buscar en foros una vez más y denunciarlo con el fin de hallar personas en la misma situación y así poder incluso hacer un fondo común para que no sea tan caro conseguir la representación de un abogado.El sitio en cuestión puede amenazarle con una denuncia si no cumple, pero es muy extraño que un sitio fraudulento ejerza acción legal alguna ¿no os parece?
4.- Lugares donde puedes recibir asesoramiento y apoyo pueden ser:
la AUI Asociación Española de Usuarios de Internet
la OCU Organización de Consumidores y Usuarios
el INC Instituto Nacional de Consumo
5.- Recomendaciones de carácter general: Cómo evitar ser víctima de un fraude
Muy interesante:Guía para que padres e hijos naveguen de forma segura
El defensor del menor ¿contra Internet?
El Defensor del Menor de Madrid pide a los padres que fomenten la lectura de sus hijos y equilibren su tiempo de ocio
Entre el 8 y el 10 por ciento de los jóvenes sufre adicción a las nuevas tecnologías, especialmente a Internet
Esta noticia, que podemos leer en http://www.europapress.es/madrid/noticia-defensor-menor-madrid-pide-padres-fomenten-lectura-hijos-equilibren-tiempo-ocio-20091127135021.html me parecía absolutamente correcta en sus términos hasta que llegué al siguiente párrafo:
MUERTE EN EL MUNDO REAL
Asimismo, alertó de que entre un 8 y un 10 por ciento de los jóvenes hacen un uso abusivo de las nuevas tecnologías, especialmente de Internet, y tienen "características propias de alguien que padece un desorden de adicción". Precisamente, para ilustrar este hecho se presentó un 'spot' de televisión que muestra las consecuencias de jóvenes que solo centran su ocio en el uso de las nuevas tecnologías. Así, se refleja a menores, en diversas situaciones, que están "muertos en el mundo real, porque sólo viven en el mundo virtual".
"Hay que enseñar a los menores que hay un horizonte mucho mas amplio que la pantalla del ordenador y no deben quedar limitados al uso de las TIC", afirmó el presidente de la Fundación Santillana, Antonio Luis Alarcón.
Y entonces fue cuando me llevé las manos a la cabeza:
¿muertos en el mundo real?
¿No será que resulta más fácil gritar "¡Que viene el coco! que:
1.- Enseñarles que detrás de cada página, de cada línea que aparece en un chat hay una persona
2.- Que esa persona, como en el mundo en el que habitualmente se mueven, puede ser absolutamente honesta realizando un trabajo o manteniendo una relación, o...
3.- Que puede encontrarse falsedades absolutas (también en lo que llaman "el mundo real" sucede), verdades a medias y, también, -llevándolo al extremo- mafias como las redes de pornografía infantil?
Seamos serios y no cerremos puertas: Internet está cada vez (afortunadamente) más accesible para un buen uso del mismo. Enseñémosles a seleccionar y protegerse como lo hacemos, (insisto en el término que ellos utilizan) en "el mundo real", y comprendamos de una vez que Internet puede formar parte de ese mundo sin que el coco les coma.
Entre el 8 y el 10 por ciento de los jóvenes sufre adicción a las nuevas tecnologías, especialmente a Internet
Esta noticia, que podemos leer en http://www.europapress.es/madrid/noticia-defensor-menor-madrid-pide-padres-fomenten-lectura-hijos-equilibren-tiempo-ocio-20091127135021.html me parecía absolutamente correcta en sus términos hasta que llegué al siguiente párrafo:
MUERTE EN EL MUNDO REAL
Asimismo, alertó de que entre un 8 y un 10 por ciento de los jóvenes hacen un uso abusivo de las nuevas tecnologías, especialmente de Internet, y tienen "características propias de alguien que padece un desorden de adicción". Precisamente, para ilustrar este hecho se presentó un 'spot' de televisión que muestra las consecuencias de jóvenes que solo centran su ocio en el uso de las nuevas tecnologías. Así, se refleja a menores, en diversas situaciones, que están "muertos en el mundo real, porque sólo viven en el mundo virtual".
"Hay que enseñar a los menores que hay un horizonte mucho mas amplio que la pantalla del ordenador y no deben quedar limitados al uso de las TIC", afirmó el presidente de la Fundación Santillana, Antonio Luis Alarcón.
Y entonces fue cuando me llevé las manos a la cabeza:
¿muertos en el mundo real?
¿No será que resulta más fácil gritar "¡Que viene el coco! que:
1.- Enseñarles que detrás de cada página, de cada línea que aparece en un chat hay una persona
2.- Que esa persona, como en el mundo en el que habitualmente se mueven, puede ser absolutamente honesta realizando un trabajo o manteniendo una relación, o...
3.- Que puede encontrarse falsedades absolutas (también en lo que llaman "el mundo real" sucede), verdades a medias y, también, -llevándolo al extremo- mafias como las redes de pornografía infantil?
Seamos serios y no cerremos puertas: Internet está cada vez (afortunadamente) más accesible para un buen uso del mismo. Enseñémosles a seleccionar y protegerse como lo hacemos, (insisto en el término que ellos utilizan) en "el mundo real", y comprendamos de una vez que Internet puede formar parte de ese mundo sin que el coco les coma.
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