miércoles, 22 de diciembre de 2010
viernes, 10 de diciembre de 2010
Eliseo Bayo.- "Trabajos duros de la mujer"
Mientras el «poder femenino» lanza en todo el mundo sus ofensivas en pos de la igualdad de derechos que libere a la mujer de la supremacía del hombre, existen todavía importantes batallas por librar. España no es —ni mucho menos— una excepción.
De este problema, que abarca de Norte a Sur y de Este a Oeste de la «piel de toro», nos habla Elíseo Bayo, este viajero infatigable dedicado intensamente a poner de relieve una serie de anacronismos de nuestra sociedad.
En «Trabajos duros de la mujer» no se exponen al lector crueles situaciones sociales referidas a países muy distintos de nuestra geografía. Elíseo Bayo se olvida, a sabiendas, de los problemas del Congo, de Haití y de China comunista, para extenderse en dramáticos pasajes sobre la vida y el trabajo de la mujer española en Galicia y en Andalucía, en Asturias y Extremadura, en La Mancha y en la región valenciana.
A pocos kilómetros de nuestros hogares, la mujer española labora en duros quehaceres impropios de nuestros días. La figura arquetípica de la mujer de mitades del siglo XX queda arrinconada en las páginas de la más reciente obra de Elíseo Bayo para dar paso a figuras femeninas reales —y por desgracia muy numerosas— que claman con voz dolorosa su dura, penosa y, aún, dificilísima existencia laboral.
Este libro es un documento estremecedor que relata cómo es la jornada laboral de las vendimiadoras, de las mujeres que trabajan en determinados sectores de la industria conservera y de las infrahumanas condiciones en que vive la mujer española en otras muchas ocupaciones.
Si la obra —valga la verdad por delante— no es, desde el punto literario, un dechado de virtudes, sí posee un dramático contenido de alto interés social. Elíseo Bayo ha sacrificado la forma para entregarse apasionadamente al fondo. Acaso el autor ha olvidado deliberadamente la belleza literaria para destacar en lenguaje muy llano cuanto de monstruoso con relación a la mujer mantiene la sociedad española.
Crítica publicada en La Vanguardia del 2 de julio de 1970.
De este problema, que abarca de Norte a Sur y de Este a Oeste de la «piel de toro», nos habla Elíseo Bayo, este viajero infatigable dedicado intensamente a poner de relieve una serie de anacronismos de nuestra sociedad.
En «Trabajos duros de la mujer» no se exponen al lector crueles situaciones sociales referidas a países muy distintos de nuestra geografía. Elíseo Bayo se olvida, a sabiendas, de los problemas del Congo, de Haití y de China comunista, para extenderse en dramáticos pasajes sobre la vida y el trabajo de la mujer española en Galicia y en Andalucía, en Asturias y Extremadura, en La Mancha y en la región valenciana.
A pocos kilómetros de nuestros hogares, la mujer española labora en duros quehaceres impropios de nuestros días. La figura arquetípica de la mujer de mitades del siglo XX queda arrinconada en las páginas de la más reciente obra de Elíseo Bayo para dar paso a figuras femeninas reales —y por desgracia muy numerosas— que claman con voz dolorosa su dura, penosa y, aún, dificilísima existencia laboral.
Este libro es un documento estremecedor que relata cómo es la jornada laboral de las vendimiadoras, de las mujeres que trabajan en determinados sectores de la industria conservera y de las infrahumanas condiciones en que vive la mujer española en otras muchas ocupaciones.
Si la obra —valga la verdad por delante— no es, desde el punto literario, un dechado de virtudes, sí posee un dramático contenido de alto interés social. Elíseo Bayo ha sacrificado la forma para entregarse apasionadamente al fondo. Acaso el autor ha olvidado deliberadamente la belleza literaria para destacar en lenguaje muy llano cuanto de monstruoso con relación a la mujer mantiene la sociedad española.
Crítica publicada en La Vanguardia del 2 de julio de 1970.
Ángeles Caso - "Contra el viento"
Premio Planeta 2009. Primer libro que me llegó de esta autora, que sólo conocía por su trabajo en televisión y algún artículo periodístico.
Sin grandes alharacas y sin necesidad de estridencias; con un lenguaje ameno y estilo muy accesible, la autora nos lleva de la mano a través del camino que le toca vivir desde niña a una mujer emigrante, una luchadora, a la que conoce cuando entra en su casa a servir.
Y me ha traído a la memoria un libro-testimonio leído hace años titulado "Trabajos duros de la mujer" de Eliseo Bayo, (1970) (será mi reseña siguiente) que me dejó impresionada en su momento por su crudeza, su realismo y, sobre todo, su cercanía.
Y lo comento porque, aunque parece que nunca es suficiente cuando se trata de denuncia, me temo y lamento no tener que irse tan lejos cuando tenemos aún muchos trapos sucios que lavar en nuestra propia casa. Y lo comento, insisto, porque sólo hay que mirar atrás a los años de pre-, inter- y post- guerra ( las abuelas y madres de mi generación) para descubrir muchos ejemplos de esa lucha sorda, cotidiana, y muchas veces, casi siempre, injusta.
Por eso, y aunque ya es "vox populi" el amaño de los Premios Planeta, con fines claramente comerciales, destinado a buscar clientela más que a descubrir nuevos valores y convocado año tras año con el ganador previamente designado, no es menos meritoria la calidad de la escritora en cuestión (lo cortés no quita lo valiente).
Así que, una vez más, nos hallamos ante un libro de lectura recomendada y recomendable.
.*.*.*.*.*.*.*.*.
miércoles, 1 de diciembre de 2010
Ana Mª Matute.- "Olvidado rey Gudú"
Como premio a una fecunda e interesante labor literaria le ha sido concedido el Premio Miguel de Cervantes 2010, a sus 85 años.
Como -supongo- nos habrá pasado a muchos, la conocía solo por sus colaboraciones en prensa y quise acercarme a alguna de sus obras por lo que elegí la que da título al comentario. Estoy segura de que elegí mal. No puedo creer que haya tenido tan mala suerte, pero es así: no pude terminar de leerla.
Yo, que me he tragado verdaderos "bodrios" por aquello de terminar lo que empiezo, no he conseguido la paciencia de esperar a ver si aquello se ponía más interesante para mí. Pero no olviden que mi intención es expresar puntos de vista propios, no "sentar cátedra", por lo que mi opinión puede ser - de hecho lo es- absolutamente discutible.
Sin dejar de reconocer su acierto "formal" y la calidad y originalidad de su escritura, he debido rendirme a la evidencia de que no me quedaba ningún resquicio a la curiosidad por conocer las peripecias del medieval reino de Olar tras la llegada del hijo del Rey: ahí me "rendí".
Habiendo leído tantas críticas y comentarios acerca de que es su mejor obra y una de las favoritas de la propia autora, me comprometo a retomarla en otra ocasión (tal vez no haya sido mi mejor momento anímico para aventuras de este tipo).
Aunque mis aportaciones sean cada vez más un monólogo y encuentro conmigo misma, - ya se sabe que, si bien siempre ha habido "chupópteros" (= gente que aprovecha el trabajo de otros para su propio beneficio y entretenimiento sin siquiera dar las gracias)(1) está claro que ahora en Internet es mucho más fácil-, el día en que llegue al final lo contaré.
.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.
(1).- Empiezo entonando el "mea culpa", desde luego: muchas de las citas que hago no las podría hacer si no fuera por ese trabajo ajeno ( en mi disculpa diré que siempre cito dónde lo encontré) y aclaro que quito la opción de comentarios por dos cosas: para no esperarlos, y para que nadie se sienta ahora pesaroso por no haberlos hecho. Ante todo la libertad de la NO palabra... ¡faltaría más!
Como -supongo- nos habrá pasado a muchos, la conocía solo por sus colaboraciones en prensa y quise acercarme a alguna de sus obras por lo que elegí la que da título al comentario. Estoy segura de que elegí mal. No puedo creer que haya tenido tan mala suerte, pero es así: no pude terminar de leerla.
Yo, que me he tragado verdaderos "bodrios" por aquello de terminar lo que empiezo, no he conseguido la paciencia de esperar a ver si aquello se ponía más interesante para mí. Pero no olviden que mi intención es expresar puntos de vista propios, no "sentar cátedra", por lo que mi opinión puede ser - de hecho lo es- absolutamente discutible.
Sin dejar de reconocer su acierto "formal" y la calidad y originalidad de su escritura, he debido rendirme a la evidencia de que no me quedaba ningún resquicio a la curiosidad por conocer las peripecias del medieval reino de Olar tras la llegada del hijo del Rey: ahí me "rendí".
Habiendo leído tantas críticas y comentarios acerca de que es su mejor obra y una de las favoritas de la propia autora, me comprometo a retomarla en otra ocasión (tal vez no haya sido mi mejor momento anímico para aventuras de este tipo).
Aunque mis aportaciones sean cada vez más un monólogo y encuentro conmigo misma, - ya se sabe que, si bien siempre ha habido "chupópteros" (= gente que aprovecha el trabajo de otros para su propio beneficio y entretenimiento sin siquiera dar las gracias)(1) está claro que ahora en Internet es mucho más fácil-, el día en que llegue al final lo contaré.
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(1).- Empiezo entonando el "mea culpa", desde luego: muchas de las citas que hago no las podría hacer si no fuera por ese trabajo ajeno ( en mi disculpa diré que siempre cito dónde lo encontré) y aclaro que quito la opción de comentarios por dos cosas: para no esperarlos, y para que nadie se sienta ahora pesaroso por no haberlos hecho. Ante todo la libertad de la NO palabra... ¡faltaría más!
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