Se usa esta expresión cuando se quiere defender algo o a alguien con toda energía, con plena seguridad de llevar razón.
Viene esta expresión de nuestra Edad Media y -cómo no- de la Inquisición. Si alguien acusado quería demostrar su inocencia debía pasar "la prueba del fuego" sin quemarse, porque la Providencia le protegería.
Más tarde, Mucio Escévola (el manco) fue quien dio realmente origen a la frase, ya que para demostrar que no temía nada puso su mano en el fuego. Se quemó y perdió la mano, pero consiguió que los enemigos de su pueblo se retiraran temiendo el valor temerario de éste y los demás jóvenes romanos que, según él, irían contra ellos.
Esos jóvenes no existían... de ahí que la frase haya quedado como "No pongas la mano en el fuego por nadie: te acabarás quemando".
¿Cuántos casos tenemos hoy en día de personas en los que hemos puesto nuestra confianza, en los que creíamos, y nos han llevado a donde estamos?
Ver más: http://etimologias.dechile.net/Expresiones/?Poner-la-mano-en-el-fuego
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