Un oso pide opinión sobre cómo baila... y se lleva una sorpresa.
No importa tanto que te alaben como quién lo hace :)
Un oso, con que la vida
ganaba un piamontés*,
la no muy bien aprendida danza,
ensayaba en dos pies.
Queriendo hacer de persona,
dijo a una mona: "¿Qué tal?"
Era perita* la mona,
y respondiole: "Muy mal".
Yo creo, replicó el oso,
que me haces poco favor.
¡Pues qué! ¿Mi aire no es garboso?
¿No hago el paso con primor?
Estaba el cerdo presente,
y dijo: "¡Bravo! ¡Bien va!
Bailarín más excelente
no se ha visto ni verá."
Echó el oso, al oír esto,
sus cuentas allá entre sí,
y con ademán modesto
hubo de exclamar así:
"Cuando me desaprobaba
la mona, llegué a dudar:
mas ya que el cerdo me alaba,
muy mal debo de bailar."
Guarde para su regalo
esta sentencia un autor:
si el sabio no aprueba, malo;
si el necio aplaude, peor.
Nunca una obra se acredita tanto de mala,
como cuando la aplauden los necios.
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* Nacido en el Piamonte (Italia).
* Experta.
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