el Día Mundial de las ONGs (Organizaciones
No Gubernamentales), marcado internacionalmente y reconocido el 27 de
febrero de 2014 por Helen Clark, Administradora del Programa de las
Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) en Helsinki, Finlandia, para celebrar la solidaridad y dar visibilidad e importancia al trabajo que realizan las organizaciones sociales y comunitarias.
Cooperar, dar apoyo y solucionar problemas. Las ONGs se han convertido
en un eslabón fundamental del entramado social contemporáneo. Se
enclavan en el conocido como Tercer Sector, y brindan apoyo a miles de
personas en todo el mundo, también en España, con iniciativas que ayudan
a promover la cohesión social por medio de la educación y la
asistencia.
En este día de1996, en Tokio (Japón) Nintendo lanza al mercado los primeros juegos de POKÉMON, siguiendo así la edición Roja, Verde, Azul y un tiempo después, la Amarilla.
Empezaron con 151 personajes hasta llegar a la novena generación, presentada el 27 de febrero del 2022.
Estos videojuegos acabaron cosechando más de 47 millones de copias, siendo actualmente el sexto videojuego más vendido de la
historia.
Esta
serie de videojuegos, que ha dado lugar a juegos de cartas, de consola, de móvil, series de
animación, películas y juguetes, alberga numerosas anécdotas y
curiosidades. Muchas de ellas de corte científico.
Autores del s.XX en las lenguas españolas (y premios Nobel de Literatura) nacidos en esta fecha
- de 1963, Pablo De SANTIS, escritor argentino ganador del Premio Planeta-Casa de América 2007 por su novela El enigma de París y también del Premio de Novela de la Academia Argentina de Letras. Además, su novela La sexta lámpara
fue incluida en la lista de los 100 mejores libros de los últimos 25
años, confeccionada por diversos escritores y críticos en 2007.
Es autor de más de diez libros para adolescentes, por los que ganó en 2004 el Premio Konex de platino. Publicó su primera novela, El palacio de la noche, en 1987.
Es autor de más de diez libros para adolescentes, por los que ganó en 2004 el Premio Konex de platino. Publicó su primera novela, El palacio de la noche, en 1987.
Entre sus obras: Desde el ojo del pez (2008), El buscador de finales (2008), Los anticuarios (2010), Crímenes y Jardines (2013), Trasnoche (2014), la trilogía El inventor de juegos (2003, llevada a cine en el 2014), El juego del laberinto (2011) y El juego de la nieve (2016). Les siguen: Justicia Poetica (2016), La hija del criptógrafo (2017), Academia Belladonna (2021), El alumno nuevo (2021).
Me llamo Sigmundo Salvatrio. Mi padre llegó a Buenos Aires desde un pueblo que está al norte de Genova y sobrevivió gracias al oficio de zapatero. Cuando se casó con mi madre, ya tenía su propia zapatería, especializada en calzado de hombre: no se daba maña con los zapatos de mujer. Muchas veces lo ayudé en sus tareas, y si hoy en nuestra profesión se habla de mi método para clasificar las huellas halladas en la escena del crimen (el método Salvatrio), debo esa invención a las horas que pasé con las hormas y las suelas. Investigadores y zapateros ven el mundo desde abajo, y unos y otros se ocupan de los pasos humanos en el momento en que estos se desvían del camino. Mi padre no era afecto a los gastos excesivos: cada vez que mi madre reclamaba un dinero extra, Renzo Salvatrio anunciaba que íbamos a terminar por hervir las suelas de las botas, como según él habían hecho los soldados de Napoleón durante su campaña en Rusia. Pero a pesar de ese rasgo de su carácter o de su experiencia, hacía una vez por año un gasto extraordinario: en mi cumpleaños, me regalaba un rompecabezas. Comenzó con rompecabezas de cien piezas, pero luego fue aumentando la complejidad del juego hasta llegar a las 1500. Los rompecabezas, fabricados en Trieste, venían en cajas de madera, y cuando uno terminaba de armarlos descubría una acuarela del Domo de Milán, o del Partenón, o un antiguo plano con monstruos acechando los confines del mundo. (Primeras líneas de 'El enigma de París')
- de 1970, Roberto CABALLERO, periodista y ensayista argentino, (@RoberCaballero), exdirector de la revista Veintitrés y del diario Tiempo Argentino. Conduce la segunda mañana de Radio Nacional (Argentina).
Desde 1998 fue redactor especial de la sección Política de la revista Noticias. Investigó casos de corrupción política y affaires en organismos de seguridad e inteligencia. Por su artículo de periodismo de investigación «Así soborna Macri a la prensa con plata de todos» (que publicó en la revista Veintitrés), ganó un premio del IPYS (Instituto Prensa y Sociedad) y de TILAC (Transparency International Latinoamérica y el Caribe), con el auspicio del Open Society Institute.
Obras:
Galimberti: De Perón a Susana. De Montoneros a la CIA (2002, con Marcelo Larraquy). AMIA, la verdad imposible (2005, con Gustavo Cirelli). El nieto. La trágica y luminosa historia de Ignacio "Guido" Montoya Carlotto (2015, con María Seoane). Lo mejor del amor. Por qué funciona el kirchnerismo (2019).
Al día siguiente de la conferencia de prensa que conmovió al país entero, entró en el despacho que la presidenta Cristina Kirchner tiene en la Quinta de Olivos. Dice que se sorprendió porque ella lo abrazó apenas atravesó la puerta y se pusieron a lagrimear juntos. Los presidentes son personajes catódicos. Se los aprende a ver por televisión. No se los toca demasiado, en realidad, no se los toca nunca, porque cuando eso ocurre pueden temblar, como temblaba Cristina aquella tarde del abrazo. Completaban la escena Estela, su pareja Celeste y su banda de amigos de toda la vida: Esteban, Valentín, Ingrid y Paula. Después se sumaron Máximo Kirchner, líder de La Cámpora, el diputado Andrés Larroque y el secretario de Legal y Técnica, Carlos Zannini. En una hora y media, la Presidenta le relató la vida de sus padres, Puño y Laura, la historia de los Ardura, y la de los Montoya.
El Nieto volvió a ver a la Presidenta un día después del cumpleaños de Estela. Estaba haciendo un raid por radios y canales promocionando un recital de su orquesta en el teatro ND Ateneo, cuando sonó el teléfono. El llamado era de Olivos. Suspendió todo. Llegó a la Quinta con su abuela, su prima Sabrina, el marido y el hijo de ella. Cristina aprovechó para entregarle el legajo policial de Puño y el expediente de YPF de su abuelo. El secretario de Derechos Humanos, Martín Fresneda, le habló de reparación. Estela le preguntó a Cristina por qué no había ido al festejo de las Abuelas en el Teatro Argentino de La Plata. La Presidenta le respondió que ese lugar le recordaba mucho a Néstor y la entristecía. Que no lo tomara a mal, le pidió. Estela terminó consolándola. Para Ignacio, fue una postal de familia. De madre e hija. La Presidenta tiene un parecido a Laura. El pelo. La edad. La manera de hablar. En determinado momento, también la vio a Cristina, muy cansada, diciendo: “Ya está, yo hice todo lo que tenía que hacer. Dejé a mi marido en esto”. (Fragmento de 'El nieto...')
Fallecieron en esta fecha
Me llamo Sigmundo Salvatrio. Mi padre llegó a Buenos Aires desde un pueblo que está al norte de Genova y sobrevivió gracias al oficio de zapatero. Cuando se casó con mi madre, ya tenía su propia zapatería, especializada en calzado de hombre: no se daba maña con los zapatos de mujer. Muchas veces lo ayudé en sus tareas, y si hoy en nuestra profesión se habla de mi método para clasificar las huellas halladas en la escena del crimen (el método Salvatrio), debo esa invención a las horas que pasé con las hormas y las suelas. Investigadores y zapateros ven el mundo desde abajo, y unos y otros se ocupan de los pasos humanos en el momento en que estos se desvían del camino. Mi padre no era afecto a los gastos excesivos: cada vez que mi madre reclamaba un dinero extra, Renzo Salvatrio anunciaba que íbamos a terminar por hervir las suelas de las botas, como según él habían hecho los soldados de Napoleón durante su campaña en Rusia. Pero a pesar de ese rasgo de su carácter o de su experiencia, hacía una vez por año un gasto extraordinario: en mi cumpleaños, me regalaba un rompecabezas. Comenzó con rompecabezas de cien piezas, pero luego fue aumentando la complejidad del juego hasta llegar a las 1500. Los rompecabezas, fabricados en Trieste, venían en cajas de madera, y cuando uno terminaba de armarlos descubría una acuarela del Domo de Milán, o del Partenón, o un antiguo plano con monstruos acechando los confines del mundo. (Primeras líneas de 'El enigma de París')
- de 1970, Roberto CABALLERO, periodista y ensayista argentino, (@RoberCaballero), exdirector de la revista Veintitrés y del diario Tiempo Argentino. Conduce la segunda mañana de Radio Nacional (Argentina).
Desde 1998 fue redactor especial de la sección Política de la revista Noticias. Investigó casos de corrupción política y affaires en organismos de seguridad e inteligencia. Por su artículo de periodismo de investigación «Así soborna Macri a la prensa con plata de todos» (que publicó en la revista Veintitrés), ganó un premio del IPYS (Instituto Prensa y Sociedad) y de TILAC (Transparency International Latinoamérica y el Caribe), con el auspicio del Open Society Institute.
Obras:
Galimberti: De Perón a Susana. De Montoneros a la CIA (2002, con Marcelo Larraquy). AMIA, la verdad imposible (2005, con Gustavo Cirelli). El nieto. La trágica y luminosa historia de Ignacio "Guido" Montoya Carlotto (2015, con María Seoane). Lo mejor del amor. Por qué funciona el kirchnerismo (2019).
Al día siguiente de la conferencia de prensa que conmovió al país entero, entró en el despacho que la presidenta Cristina Kirchner tiene en la Quinta de Olivos. Dice que se sorprendió porque ella lo abrazó apenas atravesó la puerta y se pusieron a lagrimear juntos. Los presidentes son personajes catódicos. Se los aprende a ver por televisión. No se los toca demasiado, en realidad, no se los toca nunca, porque cuando eso ocurre pueden temblar, como temblaba Cristina aquella tarde del abrazo. Completaban la escena Estela, su pareja Celeste y su banda de amigos de toda la vida: Esteban, Valentín, Ingrid y Paula. Después se sumaron Máximo Kirchner, líder de La Cámpora, el diputado Andrés Larroque y el secretario de Legal y Técnica, Carlos Zannini. En una hora y media, la Presidenta le relató la vida de sus padres, Puño y Laura, la historia de los Ardura, y la de los Montoya.
El Nieto volvió a ver a la Presidenta un día después del cumpleaños de Estela. Estaba haciendo un raid por radios y canales promocionando un recital de su orquesta en el teatro ND Ateneo, cuando sonó el teléfono. El llamado era de Olivos. Suspendió todo. Llegó a la Quinta con su abuela, su prima Sabrina, el marido y el hijo de ella. Cristina aprovechó para entregarle el legajo policial de Puño y el expediente de YPF de su abuelo. El secretario de Derechos Humanos, Martín Fresneda, le habló de reparación. Estela le preguntó a Cristina por qué no había ido al festejo de las Abuelas en el Teatro Argentino de La Plata. La Presidenta le respondió que ese lugar le recordaba mucho a Néstor y la entristecía. Que no lo tomara a mal, le pidió. Estela terminó consolándola. Para Ignacio, fue una postal de familia. De madre e hija. La Presidenta tiene un parecido a Laura. El pelo. La edad. La manera de hablar. En determinado momento, también la vio a Cristina, muy cansada, diciendo: “Ya está, yo hice todo lo que tenía que hacer. Dejé a mi marido en esto”. (Fragmento de 'El nieto...')
Fallecieron en esta fecha
Nacido un 6 de julio de 1914, fue miembro, junto a Gabriel Celaya, Blas de Otero y José Hierro, de la
generación poética de la posguerra española.
En Madrid contactó en
1929 con el círculo literario del Café Gijón.
Desde entonces se dedicó a la literatura, especialmente a la poesía,
al teatro, a la adaptación de clásicos españoles, y al guion
cinematográfico.
Académico de la Real Academia Española en 1982, sillón "i", fue galardonado en numerosas ocasiones, entre ellas
en 1950 con el Premio Adonais por Dama de soledad, el Premio Fastenrath de la Real Academia Española por Geografía es amor en 1955, Premio Nacional de Literatura en dos ocasiones (1951 y 1957), Premio Mariano de Cavia
de periodismo en 1980 y Premio Cervantes
en 1996 por el conjunto de su obra.Tú eres el corazón con lo vivido,
en ti está lo que atrás vamos dejando,
lo que hemos ido con pasión amando,
definitivamente ya perdido,
en ti vemos las gracias que se han ido,
los paisajes y el cielo del ayer,
cuando las cosas que ahora sigues recordando
flotan sobre las aguas del olvido,
pero vives y estás, claro y pequeño,
miras aquellos prados, aquel sueño tan lejano,
las rosas de aquel día,
crees que puedes cambiar toda la suerte y,
aunque vamos derechos a la muerte,
vives de lo pasado todavía. (Al espejo retrovisor de un coche).
- de 2023, Juan MUÑOZ MARTÍN, escritor español que debe su fama a
su éxito como autor de literatura infantil. De su obra, destaca las
series protagonizadas por fray Perico (9 libros, por cuya primera obra, Fray Perico y su borrico, obtuvo en 1979 el II "Premio El Barco de Vapor"), y la protagonizada por El pirata Garrapata (16 libros), un incansable viajero por todo el mundo.
Entre los premios más importantes que ha conseguido destacan, además, el Premio Doncel de cuento infantil 1966 por Las tres piedras; el tercer Premio Gran Angular de novela juvenil 1984 por El hombre mecánico; el segundo accésit de cuento corto Nueva Acrópolis 1984 por Algún día seré y el Primer Premio Complutense Cervantes chico de Literatura Infantil y Juvenil 1992 como el escritor más leído por los niños.
Pues señor: esto eran veinte frailes que vivían en un convento muy antiguo, cerquita de Salamanca. Todos llevaban la cabeza pelada, todos llevaban una barba muy blanca, todos vestían un hábito remendado, todos iban en fila, uno detrás de otro, por los inmensos claustros.
Si uno se paraba, todos se paraban; si uno tropezaba, todos tropezaban; si uno cantaba, todos cantaban. Daba gusto oírles trabajar. Uno serraba la madera, otro pelaba patatas, otro cortaba con las tijeras, otro golpeaba con el martillo, otro escribía con la pluma, otro limpiaba la chimenea, otro pintaba cuadros, otro abría la puerta, otro la cerraba.
Kikirikí, cantaba el gallo: todos los frailes se levantaban, se estiraban un poquito y bajaban a rezar. Tan, tan, tocaba la campana fray Balandrán: los frailes corrían a comer o a cantar o a trabajar. Todos rezaban juntos, estudiaban juntos, abrían y cerraban la boca juntos.
Fray Nicanor, el superior, era un fraile alto, seco y amarillo; tenía una larga nariz y unos brazos muy largos. De cuatro zancadas recorría el monasterio. Era muy bueno y tenía fama de sabio, aunque había otro más sabio que él, pues tenía en la cabeza metidos todos los libros de la biblioteca. Un millón poco más o menos. Le preguntabas los ríos de Asia y lo sabía; le preguntabas cuántas son
ocho por siete y lo sabía. ¡Lo sabía todo!... (Inicio de 'Fray Perico y su borrico').
Pues señor: esto eran veinte frailes que vivían en un convento muy antiguo, cerquita de Salamanca. Todos llevaban la cabeza pelada, todos llevaban una barba muy blanca, todos vestían un hábito remendado, todos iban en fila, uno detrás de otro, por los inmensos claustros.
Si uno se paraba, todos se paraban; si uno tropezaba, todos tropezaban; si uno cantaba, todos cantaban. Daba gusto oírles trabajar. Uno serraba la madera, otro pelaba patatas, otro cortaba con las tijeras, otro golpeaba con el martillo, otro escribía con la pluma, otro limpiaba la chimenea, otro pintaba cuadros, otro abría la puerta, otro la cerraba.
Kikirikí, cantaba el gallo: todos los frailes se levantaban, se estiraban un poquito y bajaban a rezar. Tan, tan, tocaba la campana fray Balandrán: los frailes corrían a comer o a cantar o a trabajar. Todos rezaban juntos, estudiaban juntos, abrían y cerraban la boca juntos.
Fray Nicanor, el superior, era un fraile alto, seco y amarillo; tenía una larga nariz y unos brazos muy largos. De cuatro zancadas recorría el monasterio. Era muy bueno y tenía fama de sabio, aunque había otro más sabio que él, pues tenía en la cabeza metidos todos los libros de la biblioteca. Un millón poco más o menos. Le preguntabas los ríos de Asia y lo sabía; le preguntabas cuántas son
ocho por siete y lo sabía. ¡Lo sabía todo!... (Inicio de 'Fray Perico y su borrico').
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