- de 2015 hubo dos lunas llenas en el mismo mes, fenómeno que sucede aproximadamente cada dos o tres años. Se espera que sucederá el 19 de agosto del 2024. Según el calendario lunar no volverá a producirse hasta mayo de 2026.
Dado que el mes lunar dura aproximadamente 29,5 días-tiempo que tarda el satélite en dar la vuelta alrededor de la Tierra y durante el cual la vemos en todas sus fases, desde la nueva hasta la llena, cuando la Luna está entre la Tierra y el Sol- solo en algunos meses de 30 o 31 días tiene lugar esta coincidencia, y sobre todo, estando febrero en medio, en el que no hay luna llena debido a que el número de sus días en el calendario gregoriano es menor al ciclo lunar (29,5 días). A esta segunda luna se la denomina "luna azul".
El RMS (Buque de Correo Real) Titanic fue un transatlántico británico, el mayor barco del mundo en el momento de su terminación, que se hundió al chocar contra un iceberg en la noche del 14 al 15 de abril de 1912 durante su viaje inaugural desde Southampton a Nueva York.
En el hundimiento del Titanic murieron 1514 personas de las 2223 que iban a bordo, lo que convierte a esta tragedia en uno de los mayores naufragios de la historia ocurridos en tiempo de paz.
El pecio* del Titanic fue descubierto el 1 de septiembre de 1985 por el oceanógrafo estadounidense Robert Ballard en el fondo del Atlántico Norte a una profundidad de 3784 metros.
- de 1950, Roberto VIDAL BOLAÑO, escritor en gallego y castellano y actor de teatro español fallecido un 11 de septiembre de 2002.
Su obra está marcada por la estética de la derrota y la crítica de la modernidad.
Tal vez influido por Ramón Otero Pedrayo defendió una recuperación de lo popular. Cultivó igualmente, como Otero, el teatro histórico, alrededor de la figura de Rosalía de Castro con obras que constituyen ensayos sobre la vida y la obra de la poeta más conocida de Galicia.
Además, una de sus mayores influencias fue la del teatro de Valle-Inclán, a quien mencionó varias veces a lo largo de su obra.
Sus obras recogen y mezclan las corrientes estéticas del realismo, simbolismo, surrealismo y expresionismo. Son piezas en las que se destaca y cuida el diálogo con el público, como en Saxo Tenor (1993), As Actas Escuras (1994) o Rastros (1998).
Fragmento de "Rastros":
- de 1963, Felipe FERREIRO, político y escritor uruguayo nacido un 23 de agosto de 1892.
Historiador erudito, especializado en España e Hispanoamérica, sus estudios han dado numerosos aportes de importancia a la investigación histórica y han sido y son base e inspiración de muchos trabajos que circulan sobre el tema.
Entre otras dignidades, fue miembro correspondiente de la Real Academia de la Historia de España y de las Academias Nacionales de la Historia de Argentina, Chile, Colombia, Ecuador, Cuba, Bolivia y Venezuela; miembro fundador y primer Presidente del Instituto Cultural Uruguayo-Boliviano de Montevideo y miembro fundador y primer Vicepresidente del Instituto Uruguayo de Cultura Hispánica. Miembro Nacional del Uruguay como delegado permanente ante la Comisión de Historia del Instituto Panamericano de Geografía e Historia con sede en México, del que integrara el Comité Ejecutivo y la Vicepresidencia General en la reunión de Consulta de 1947.
Entre sus obras: Fuero Parlamentario y Libertad de Imprenta (1943), Plan Ferreiro para Enseñanza Primaria de 1960 y Estudios Históricos e Internacionales (1989).
I – LA IDEA DEL SEPARATISMO
Empezaremos a detenernos a considerar la primera parte del asunto, sin perjuicio de nuevas ampliaciones cuando pasemos a la exposición positiva de la tesis.
Al partir del preconcepto de que la revolución americana trae caracteres y propósitos de una franca y definitiva independencia de España, la historia clásica deja de preocuparse de hechos que precisamente demuestran que el ambiente independentista no estaba formado en América antes de 1810 y eso es algo que no se improvisa. Así por ejemplo España no tenía tropas de ocupación en sus colonias y por lo tanto si antes de 1810 los americanos hubieran sentido verdaderos deseos de independizarse, no tenían por qué esperar a que España se hallara debilitada por la invasión napoleónica para proceder a un alzamiento. Otro ejemplo: a principios del siglo XIX, los peninsulares avecindados en la parte española del continente no alcanzaban a 300.000 mientras la población total en esa zona era de 15 a 16 millones de hombres. De modo que los peninsulares podían ser aplastados literalmente cuando quisieran los americanos; y si eso no ocurrió es también porque unos con otros se llevaban perfectamente. Sin embargo se nos dirá que hay alzamientos parciales, y esto es cierto; pero también lo es que estos alzamientos tienen motivos propios, específicos, particulares, y son como revoluciones internas de un país, las cuales no por ser revoluciones se han de definir como separatistas. (Fragmento de La Disgregación del Reyno de Indias)
Usó también los seudónimos André Ronsac, Clara San Miguel, Alice Norton y Enid Colman entre 1948 y 1971.
Fue profesora de Geografía e Historia en el Instituto Ramiro de Maeztu de Madrid. Estuvo casada con el también profesor y escritor Rafael Gambra Ciudad.
Últimas obras: Rapsodia en miedo (1968), La mujer de Roque Bravo (1970), La paloma negra (1970) y El cuarto mandamiento (1971).
La casa de la Carrera de San Jerónimo en que Antón Mendoza había encontrado muerte violenta —«la casa del crimen», como habían de llamarla los madrileños durante varios meses— era un antiguo palacio dividido por sus actuales dueños para alquilarlo por pisos. El principal, naturalmente, era el ocupado por don Adolfo Mena, y bajo él, en el entresuelo, habitaba la viuda de Orozco. Envuelta en una capa de alto cuello, oculta la cara por el velo del ancho sombrero, Mariana Estévez se apeó de un simón no ante el portal, sino doscientos metros más allá. Aún había algunos papanatas contemplando boquiabiertos la fachada, pues la noticias del juicio y el veredicto habían reavivado el interés público. Pero Mariana no pensaba entrar por la puerta principal, y ni siquiera se acercó a ella. Dando un rodeo por un estrecho callejón, penetró en el patio. No miraba a derecha ni a izquierda, temerosa de atraer la atención, y fue un alivio para ella encontrarse en la penumbra de la escalera. Una vez en el entresuelo, tiró enérgicamente del cordón de la campanilla y esperó muy cerca de la puerta, pero sin llegar a empujarla. De este modo, cuando la puerta se abrió, le fue fácil seguir su movimiento y, sin violencia, encontrarse a medias dentro de la casa.(Fragmento de La mujer de Roque Bravo)
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- de 2008, Pedro Antonio URBINA, poeta y escritor español nacido el 26 de septiembre de 1936.
Se dedicó a la traducción y a la adaptación de libros, tarea que continuó hasta su fallecimiento; conferenciante y profesor tanto en cursos universitarios de verano como en diversos centros culturales. Colaboró como columnista y crítico literario en muchos y distintos periódicos y revistas, en la que realizó críticas de libros y de cine. Durante los últimos años de su vida era crítico de cine en "Fila Siete".
Publicó más de 30 libros, cultivando la novela (9 títulos; el último El misterioso caso del poderoso millonario), el teatro (El seductor), la poesía (11 obras; la última, Incesante clamor), los cuentos infantiles (4), la biografía (4), y el ensayo (2).
Sus novelas han sido galardonadas en varias ocasiones. Obtuvo el Premio Editora Nacional de 1973 por Una de las cosas. Fue finalista del Premio Planeta, con Cena Desnuda, en 1967; del Elisenda Montcada, con El carromato del circo, en 1968; y del Nadal de 1972 con Gorrión solitario en el tejado.
En la década de los años setenta obtuvo una beca del Ministerio de Cultura de Dinamarca, y fruto de su estancia en Copenhague publicó su pieza dramática, una obra teatral sobre Sören Kierkegaard, titulado El Seductor. En 1976 publica dirigido al público juvenil La otra gente, una serie de narraciones breves tratadas con pinceladas, pero que ocultan una intención trascendente. En 1979 la Fundación Juan March, le concedió una beca para escribir la novela Pisadas de gaviotas sobre la arena. En 1983 recibió una ayuda a la creación literaria del Ministerio de Cultura, con la que escribió la novela El trébol de tres hojas.
Aquella enorme tienda. Y había colores y música. La lona tensa. En curva cónica, llena de
postes rojos y cuerdas; y en el centro la pista, blanca.
Filas redondas de gente sentada. Sillas azules junto a la pista. Las más altas, de madera
desnuda. Todos nerviosos, y los niños con los ojos fijos encantadoramente azules o verdes o negros,
y la boca casi abierta o del todo abierta. Los niños.
De todo, entre todas las cosas, lo que más abría los ojos de los niños y abría la boca redonda
era el payaso. El payaso de los pies largos y guantes de dedos enormes; el payaso de nariz gorda y
roja; el payaso de un tirante y chaqueta con grandes cuadros de colores, larga. De todo, entre todas
las cosas: el payaso. Ese amigo de color, esa risa, ese tonto tan tonto, esos golpes que recibía en su
cabeza de pelo de maíz: entre todas las cosas, de todo: el payaso.
¡Qué risa! Y los niños no se reían. No se reían de tanta maravilla junta. ¿Cómo se podrían
reír? Las luces, la música, los trajes. ¡Tanta maravilla! Los ojos y la boca abierta: no se podían reír.
¡Qué risa, «peró»!
Y pensé —niño en la tercera fila de sillas azules— que el payaso era así, siempre era así.
Siempre reía así, y su vida no era más que ésa. ¿Su vida dónde? No importa. El payaso no es más
que payaso, ¿verdad? Estar con él, en su casa, llena de música y luces y trajes de colores, junto a las
fieras y los otros artistas y los monos y el elefante. ¡Qué fantástico el mundo del payaso, siempre
con la nariz roja! Siempre riendo, siempre tonto y feliz. Siempre querido por el payaso listo.(Fragmento de El payaso).
En su labor como poeta y escritor publicó sus colaboraciones y poemas bilingües en revistas del cancionero nativo como en la revista Tabaré, editada por la colectividad uruguaya residente en Australia y en Ko-eyú Latinoamericana que se edita en Venezuela. También lo hizo en los periódicos de la Provincia de Corrientes.
Entre sus obras: Mis cantares al Taragüí, Cuentas dispersas, Cuentos y no cuentos, Memorias de una Pasión, La Biblia en la selva guaraní y su "gran obra", El chamamé en Buenos Aires, su historia, mis memorias.
Registró más de 200 obras como autor y compositor, entre las que se encuentra el clásico Kilómetro 11 (1936, con música del mítico compositor Tránsito Cocomarola).
Nerendápe ayú yevi de nuevo a implorar tu amor
solo hay tristeza y dolor al hallarme mombiri
La culpa mante arekó de los tiempos que he sufrido
por eso es que ahora he venido jha kangui ete airó.
Ani ke nde resarai que un día a este cantor
les has dicho lleno de amor nderejhein nda vi si
Che ndaikua ai anghaite si existe en tus pensamientos
aquel puro sentimiento reirekóva che rejhe.
An nde pochi angha che ndive
desengaño ite mante arekó
Che aka tavi angha oikualá
nde rejhe kuñá che upeicha airó.
Nunca vayas a olvidar que un día a este cantor
le has dicho llena de amor sin ti no me podré vivir.
Culpable tan sólo soy de todo lo que he sufrido
por eso es que ahora he venido y triste muy triste estoy. (Kilómetro 11)
- de 2011, Eliseo ALBERTO, periodista, novelista, poeta y guionista cubano, recordado en su natalicio, un 10 de septiembre de 1951, que vivió en el exilio en México desde 1990 y cuya ciudadanía adoptó en el 2000.
«Estaba en el ejército, al frente de un pelotón, y me encontré con el director de la revista militar de las Fuerzas Armadas de Cuba, una revista que se llama Verde Olivo. Le dije una mentira: le conté que tenía escrita una novela y me propuso publicarla por capítulos, cada semana una parte. Me dijo que le mandara el primer capítulo, era un viernes. Ese día por la noche me senté a escribir, porque no tenía ninguna novela. Esa novelita se llama La fogata roja y trata sobre un pelotón de niños que tenía el general Sandino en Nicaragua, que se llamaba El Coro de los Ángeles. Yo había conocido a uno de esos angelitos. Nunca había estado en Nicaragua, pero con esa novelita me gané el Premio Nacional de la Crítica en La Habana. Esa fue mi primera novela».
La fama internacional le llegaría a Eliseo Alberto 13 años más tarde, después de ganar el Premio Internacional Alfaguara de Novela de 1998 con su tercera novela Caracol Beach.
Consideraba que su obra más importante era Informe contra mí mismo (1978): «Es un libro sobre Cuba, que se escribe solo una vez".
Falleció en la Ciudad de México a los 59 años de edad, tras estar varios días en terapia intensiva por haber sido intervenido quirúgicamente apenas dos semanas antes, por un trasplante de riñón.
Hoy, que he vivido una experiencia singularísima, desde el lado también angustioso de uno de los 7 mil 776 enfermos de insuficiencia renal crónica que esperamos en México por la generosidad de una donación, por cortesía viva o cadavérica, puedo imaginar aquella intensa batalla contra reloj, la movilización de seis equipos de cirujanos, anestesistas, laboratoristas, especialistas, enfermeras, trabajadoras sociales, camilleros, pacientes compatibles, familiares y ángeles de la guarda de unos quince candidatos, entregados a la urgente tarea de ganarle, si no la guerra, una batalla a La Muerte, esa Señora tan astuta que, de mil personas que se lleva con Ella, sólo una se le revira y cede sus órganos con nobleza extrema. La balanza de las apuestas no baja de millar a uno, y así resulta muy difícil derrotarla. Y aquel octubre aciago la vida ganó, gracias a Ale. Pocos meses después, en Los Mochis, Sinaloa, se fundaba la Asociación ALE, organización social sin fines de lucro que desde su origen hasta el sol de este jueves de julio ha apoyado el trasplante, ya felizmente realizado, de unos quinientos pacientes —trescientos de ellos con insuficiencia renal crónica, tercera causa de muerte en hospitales de México, según datos públicos del Centro Nacional de Trasplantes. A otros tantos, Ale no nos permite perder una ilusión que, sin el apoyo de la Seguridad Social y otros grupos filantrópicos de real y venerada misericordia, sería con suerte un bonito delirio por no decir una última quimera: el desesperado sueño de seguir vivos. (Fragmento de su último artículo en el diario mexicano "Milenio": Eso que llaman amor, para vivir).
Publicó varios textos humorísticos, relatos y ensayos y fue letrista de murgas y libretista de espectáculos de carnaval. En 1966 obtuvo el primer premio de la sexta edición de la Feria Nacional del Libro y el Grabado por el relato Un lugar para Piñeiro, en 1972 el primer premio Novela Édita del Ministerio de Educación y Cultura por la novela Primer cielo, primera tierra y en 1986 el primer premio Novela Édita del Concurso de la Intendencia Municipal de Montevideo por el relato De los espejos y lo feroces que son.
En 2009 publicó 50 años al santo Bleque, una antología de sus textos humorísticos y retratos de políticos uruguayos aparecidos en el semanario Búsqueda entre 1992 y 2009. En 2010 se editó su autobiografía titulada Desde el paraíso.
Otras obras: Los tangos del Cuque (humor, 1990) y Cuque contraataca (humor, 1994) .
Una de las angustias de Dios durante aquel Domingo en que descansó y se sentó a mirar La creación (en video, para olvidarse que al otro día era Lunes y seguramente, compró bizcochos en la primera panadería disputándoselos a otros tantos angustiados del Domingo) debió ser: el asunto de las Denominaciones. ¿Cómo llamar a todas las cosas que había hecho? Algunas le salieron fácilmente. Chancho, por ejemplo. ¿Existe cosa con más pinta de chancho que un chancho? Solamente un cerdo. Pero el Cerdo ya pertenece al mundo de los diccionarios y las enciclopedias. Allí donde luce todo limpito y con flechas que nos indican dónde está la bondiola, la mortadela, el salame, etcétera. En cambio, hay otras que no le quedaron tan bien al Creador. Como el Átomo, por ejemplo, que en realidad es una cosa tan chiquita que ni se ve. ¿Cómo le puso pues un nombre tan importante? Y fue precisamente, por cosas como esa, que ese Domingo el Creador, mientras le daba la última vuelta al mate, se dijo:
-Y buen. ¡Al final! Uno no puede estar en todo. Que se gasten un poco el balero. ¡Qué también! Porque si lo creas consentidos, ¡anda a saber lo que te salen después!
(Fragmento de ¿Y qué calle le pondremos?)