Capítulo trigésimoctavo:
Que trata del curioso discurso que hizo don Quijote de las armas y las letras
Como ya sabremos, Cervantes fue apodado como "el manco de Lepanto" por haber resultado herido y quedarle inutilizada la mano en esa batalla (7 de octubre de 1571). Se lee en las crónicas:
Cuando se reconosció el armada del Turco, en la dicha batalla naval, el
dicho Miguel de Cervantes estaba malo y con calentura, y el dicho
capitán... y otros muchos amigos suyos le dijeron que, pues estaba
enfermo y con calentura, que estuviese quedo abajo en la cámara de la
galera; y el dicho Miguel de Cervantes respondió que qué dirían de él, y
que no hacía lo que debía, y que más quería morir peleando por Dios y
por su rey, que no meterse so cubierta, y que con su salud... Y peleó
como valiente soldado con los dichos turcos en la dicha batalla en el
lugar del esquife, como su capitán lo mandó y le dio orden, con otros
soldados. Y acabada la batalla, como el señor don Juan supo y entendió
cuán bien lo había hecho y peleado el dicho Miguel de Cervantes, le
acrescentó y le dio cuatro ducados más de su paga... De la dicha batalla
naval salió herido de dos arcabuzazos en el pecho y en una mano, de que
quedó estropeado de la dicha mano.
Y hago esta introducción, como quizás ya os figuraréis, para señalar que -como soldado y como escritor- tiene nuestro autor experiencia y saber suficientes para hablar de estos dos temas -las armas y las letras- con toda autoridad.
Tan bien lo hace que este discurso (1) por sí mismo ya ha merecido destacar en esta ya insigne obra como la joya literaria que es. Pues en él hace repaso a las características del soldado y el escritor con detalle y acierto.
Difícil es resumirlo, sabiendo el tema, por lo que os invito a leerlo con atención, sin que olvidemos que la figura del "soldado-escritor" también existe en personajes como nuestro sin par Garcilaso de la Vega.
En conclusión podríamos decir que no son incompatibles las armas y las letras a pesar de que las unas supongan crueldad y coraje mientras las otras rezuman sensibilidad y paciencia... Lo dicho: mejor lo leéis y así podréis sacar vuestras propias conclusiones.
Por destacar un párrafo de entre los demás, y como muestra, señalo éste:
Y es razón averiguada que aquello que más cuesta se estima y debe de estimar en más. Alcanzar alguno a ser eminente en letras le cuesta tiempo, vigilias, hambre, desnudez, vaguidos de cabeza, indigestiones de estómago, y otras cosas a éstas adherentes, que, en parte, ya las tengo referidas; mas llegar uno por sus términos a ser buen soldado le cuesta todo lo que al estudiante en tanto mayor grado, que no tiene comparación, porque a cada paso está a pique de perder la vida.
Terminado el discurso, toca al cautivo que llegó acompañado por la morisca, contar su historia... sin duda interesante porque algo tendrá de lo que el propio Cervantes pasó, habiendo sido él mismo cautivo en Argel.
¡Seguimos!
jueves, 20 de septiembre de 2012
Leyendo el Quijote. 1ª parte. Capítulo 38.
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34.- "Tener un agujero en la mano"
"Tener
un agujero en la mano"
.*.*.*.*.*.*.*.*.*.*.
También se conoce como: "tener un agujero en el bolsillo" o, lo que es lo mismo... "Ser
un manirroto".
Todas estas expresiones se atribuyen a la persona derrochadora, incapaz de ahorrar,
que gasta lo que tiene y muchas veces hasta lo que no posee, en base a
créditos o préstamos que indefectiblemente llevarán a su ruina.
Pero, como sabemos, toda moneda o medalla tiene dos caras, por lo que
esta imagen tiene también un aspecto positivo para atribuirlo a la
persona generosa, desprendida, que no tiene nada suyo y todo lo
comparte.
Si Europa, en general, y España, en particular, tuvieran manos,
probablemente se podría aplicar como motivo para estar en donde estamos,
tras años aplicando las dos acepciones: gastando lo que no tiene y dando
lo que no hay.
.*.*.*.*.*.*.*.*.*.*.
Como
sabemos, aun siendo muy parecidos, no son el mismo recurso la imagen
o símil que la metáfora: la una recrea la realidad comparando
(como en este caso), mientras que la segunda la sustituye. Trabajemos con ellas, así
como con el uso de la r simple o múltiple en mitad de palabra
(manirroto, arado).
.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.
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miércoles, 19 de septiembre de 2012
33.- "Quien a hierro mata, a hierro muere"
.*.*.*.*.*.*.*.*.*.*.
Cada quién es responsable de sus actos, y aunque viendo ciertas
situaciones resulte inexplicable que algunos personajes puedan seguir
donde y como están, refranes como éste acaban cumpliéndose en un
elevado tanto por ciento.
Tomado, una vez más, de un pasaje bíblico en el que Jesucristo recrimina
con esta sentencia a San Pedro, que ha dejado sin oreja al judío
Malco, y transmitido después a través del latín Qui in gladio occiderit, gladio peribit , asegura que la persona violenta, la que mata a
hierro (espada o 'arma blanca') es seguro que morirá también
violentamente.
Por extensión, se aplica con el mismo sentido de "el que la hace, la paga", es decir, a la persona que se permite campar por sus respetos, hacer de su capa un sayo y, despreciando a los demás, saltarse todas las normas para conseguir su ambición.
.*.*.*.*.*.*.*.*.*.*.
¿Buscamos ejemplos en la literatura y en la Historia y comprobamos si se
cumple o no?
¿Quién dijo:
"Llamé al cielo y no me oyó
y pues sus puertas me cierra,
se mis pasos en la tierra
responda el Cielo, no yo" ?
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Leyendo el "Quijote". 1ª parte. Capítulo 37. Fernando y Luscinda
Capítulo trigesimoséptimo:
Donde se prosigue la historia de la famosa infanta Micomicona, con otras graciosas aventuras
Como veíamos, llegan a la Venta personajes muy importantes para la continuación y desenlace de las dos aventuras con las que nuestros protagonistas se encontraron en Sierra Morena. Y es que los recién llegados son precisamente quienes motivaron que tanto Cardenio como Dorotea (capítulo 29) decidieran aislarse y "perderse" por dicha sierra.
Si repasamos los capítulos 24 y 28 podremos recordar lo que ellos mismos contaron.
El caso es que quienes llegaron eran Fernando y Luscinda, que con su escapada habían destrozado los corazones de quienes ahora ayudaban al barbero y al cura a conseguir el regreso a casa de Don Quijote.
Al parecer, y tras los sustos de rigor, todo sirvió para "volver las aguas a su cauce" y deciden mantener en el engaño a Don Quijote hasta verle recogido en su casa nuevamente.
Pero Sancho andaba "como alma que lleva el diablo" viendo que se iban al traste todas sus esperanzas de verse algún día como gobernador de la ínsula tan largo tiempo prometida. Así intenta hacérselo ver a su amo: nada de gigante con cabeza cortada... nada de princesa Micomicona...
Al pobre hombre los desengaños le tenían apesadumbrado y mohíno y aún era peor por el hecho de que cuanto más se empeñaba él en hacerle ver la verdad a su amo, más se preocupaban los demás en mantenerle en el engaño hasta el punto de llegar a tildarle de mentiroso y causar así la ira de su señor.
El caso es que a todos los efectos Dorotea siguió siendo la princesa Micomicona y el engaño siguió adelante, ahora con la colaboración de los recién llegados.
Pero esta complicación no parece suficiente a nuestro autor, ya que lo complica aún más con la llegada de dos nuevos personajes:
pero a todo puso silencio un pasajero que en aquella sazón entró en la venta, el cual en su traje mostraba ser cristiano recién venido de tierra de moros, porque venia vestido con una casaca de paño azul, corta de faldas, con medias mangas y sin cuello; los calzones eran asimismo de lienzo azul, con bonete de la misma color; traía unos borceguíes datilados y un alfanje morisco, puesto en un tahelí que le atravesaba el pecho. Entró luego tras él, encima de un jumento, una mujer a la morisca vestida, cubierto el rostro, con una toca en la cabeza; traía un bonetillo de brocado, y vestida una almalafa, que desde los hombros a los pies la cubría.
Y nos encontramos con un nuevo ingrediente que da todavía más interés a nuestra historia. Sin embargo, no es lo más importante en este capítulo, ya que todo queda aplazado debido al impresionante discurso que "sobre las armas y las letras" hace Don Quijote. Tan importante, que merece un nuevo capítulo.
¡Seguimos!
Donde se prosigue la historia de la famosa infanta Micomicona, con otras graciosas aventuras
Como veíamos, llegan a la Venta personajes muy importantes para la continuación y desenlace de las dos aventuras con las que nuestros protagonistas se encontraron en Sierra Morena. Y es que los recién llegados son precisamente quienes motivaron que tanto Cardenio como Dorotea (capítulo 29) decidieran aislarse y "perderse" por dicha sierra.
Si repasamos los capítulos 24 y 28 podremos recordar lo que ellos mismos contaron.
El caso es que quienes llegaron eran Fernando y Luscinda, que con su escapada habían destrozado los corazones de quienes ahora ayudaban al barbero y al cura a conseguir el regreso a casa de Don Quijote.
Al parecer, y tras los sustos de rigor, todo sirvió para "volver las aguas a su cauce" y deciden mantener en el engaño a Don Quijote hasta verle recogido en su casa nuevamente.
Pero Sancho andaba "como alma que lleva el diablo" viendo que se iban al traste todas sus esperanzas de verse algún día como gobernador de la ínsula tan largo tiempo prometida. Así intenta hacérselo ver a su amo: nada de gigante con cabeza cortada... nada de princesa Micomicona...
Al pobre hombre los desengaños le tenían apesadumbrado y mohíno y aún era peor por el hecho de que cuanto más se empeñaba él en hacerle ver la verdad a su amo, más se preocupaban los demás en mantenerle en el engaño hasta el punto de llegar a tildarle de mentiroso y causar así la ira de su señor.
El caso es que a todos los efectos Dorotea siguió siendo la princesa Micomicona y el engaño siguió adelante, ahora con la colaboración de los recién llegados.
Pero esta complicación no parece suficiente a nuestro autor, ya que lo complica aún más con la llegada de dos nuevos personajes:
pero a todo puso silencio un pasajero que en aquella sazón entró en la venta, el cual en su traje mostraba ser cristiano recién venido de tierra de moros, porque venia vestido con una casaca de paño azul, corta de faldas, con medias mangas y sin cuello; los calzones eran asimismo de lienzo azul, con bonete de la misma color; traía unos borceguíes datilados y un alfanje morisco, puesto en un tahelí que le atravesaba el pecho. Entró luego tras él, encima de un jumento, una mujer a la morisca vestida, cubierto el rostro, con una toca en la cabeza; traía un bonetillo de brocado, y vestida una almalafa, que desde los hombros a los pies la cubría.
Y nos encontramos con un nuevo ingrediente que da todavía más interés a nuestra historia. Sin embargo, no es lo más importante en este capítulo, ya que todo queda aplazado debido al impresionante discurso que "sobre las armas y las letras" hace Don Quijote. Tan importante, que merece un nuevo capítulo.
¡Seguimos!
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Dónde leer o descargar "Don Quijote de la Mancha" en línea
Sabéis que con estos resúmenes lo que pretendemos es conseguir que os animéis a leer la obra, y aunque al principio ya os di dirección donde poderlo seguir, os recuerdo que, afortunadamente, hay muchos espacios web donde poder hacerlo en línea, por ejemplo:
http://www.donquijote.org/spanishlanguage/literature/library/quijote/quijote1.pdf
Espero que os haya entrado el gusanillo y os sirva esta dirección.:)
http://www.donquijote.org/spanishlanguage/literature/library/quijote/quijote1.pdf
Espero que os haya entrado el gusanillo y os sirva esta dirección.:)
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