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jueves, 3 de enero de 2013

Las miradas perdidas

Quizás porque cada vez estoy más implicada en el tema, o tal vez porque me lo ha recordado la emoción con la que Los Argonautas estamos viviendo las puntuaciones para los Premios JES de la Universidad Europea de Madrid (Uem) (estamos segundos), el caso es que he rescatado este relato que escribí hace años. Espero que os guste.

Me encanta mirar a los ojos de las personas, aunque no las conozca. Están ahí, brillantes, con su carga de esperanza, ilusión y confianza; nítidos, como los de un niño, a la espectativa, devorando todo en busca de cosas bellas y nuevas; acogedores, haciéndote sentir una cierta complicidad que dura solo lo que la mirada  al cruzarse, pero que te hace sentir bien ...

Por eso me duelen las miradas perdidas, huidizas, de la gente de cualquier edad con la que te cruzas, por ejemplo, en el transporte público, al pasear, incluso estando tan cercanos como en un ascensor ...

Me duelen las miradas perdidas de aquellos que van por la calle hablando solos, de los sin hogar, de aquellos a los que la soledad y la frustración les ha quitado la alegría de vivir ...

Es verdad que hay miradas perdidas. Puede que al llegar a una determinada edad en que se cree que ya no se significa nada para nadie, puede que la demencia senil , la soledad, puede que el no tener más misión que la de esperar el fin, el no tener más pensamientos que el recordar lo que fue porque no hay presente ni futuro,  hagan que la mirada no tenga nada fuera que despierte la atención y se vuelva hacia adentro .

Pero hay casos, como el de una ancianita de 84 años (decía que nunca le había gustado tanto en toda su vida decir su edad, porque sabía que los llevaba muuuyyy pero que muuuyyy bien), que habitaba en la Residencia de la 3ª edad que tenemos  en nuestro barrio. Casos que te devuelven la fe en que vale la pena vivir, a pesar de todo...

Coincidía con ella todos los lunes en la panadería. Era pequeñita, casi diminuta (calculo que no mediría más de 1,50). Sonriente, siempre limpia y bien peinada, con unos brillantes ojos azules que transmitían alegría de vivir.

Se encargaba de ir a la panadería a hacer realidad los caprichos compartidos con los demás compañeros: bollos, galletas, golosinas, latas de aquello que en la residencia no les permitían comer ... Hacían un fondo común aprovechando lo que les dejaban sus visitantes del fin de semana.

A veces iba con el que llamaba, con una sonrisa picarona y chispitas en los ojos, su "novio"; quince años menor que ella, pero muchísimo menos vital.

Jamás contaba nada de sí misma, jamás la oí quejarse, ni expresar una pena. Su mensaje era siempre encontrar el lado bueno que la vida ofrece y disfrutarlo sin echar de menos nada... que todo habría de llegar.

Un día dejó de ir y la eché de menos.

 No supe de nadie que hubiera ocupado su lugar para acercarse cada lunes a la panadería.

Hay gente que nunca debería faltar... y, si es verdad que no se muere mientras exista el recuerdo, ella sigue aquí.

Marian Navarro.

jueves, 27 de diciembre de 2012

Proyecto "los Argonautas" finalista en los premios JES

"Los Argonautas" optamos al Premio de Emprendimiento Social de la UEM (ya somos finalistas), pero para conseguir además una ayuda en metálico necesitamos vuestro voto.
 

Este es el vídeo de presentación del proyecto. Si os parece de interés, vótadlo en Facebook https://www.facebook.com/Universidadeuropeademadrid/app_471783212869605
 (está en la página 6). ¡Muchas gracias!

viernes, 21 de diciembre de 2012

Refrán en mano - "Por el humo se sabe dónde está el fuego"

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Siguiendo con la significación de refranes citados en "De abuelos a nietos", apareció éste con relación al dicho "Por el hilo se saca el ovillo", dado que vienen a significar lo mismo: por la parte, por un detalle, se puede llegar al "todo", o al origen de un problema o situación.

Muchas son las variantes de este refrán que, usando causa y efecto, se refiere también al terreno de los sentimientos. Citamos, por ejemplo:

Fuego sin humo puede haber; pero humo sin fuego, no puede ser.

Donde no hay fuego ninguno, no sale humo.

Donde fuego se hace, humo sale.

Donde hubo fuego, cenizas quedan (rescoldos quedan).

Indicando todos ellos, además de la significación ya indicada, que en habiendo pasión (fuego) no sólo no hay manera de disimularlo, sino que siempre quedará algo como consecuencia.
 
Recopilado en: "Más vale refrán en mano... (De abuelos a nietos)"  ¡Pídelo! http://educacion-ne.es/refranes.htm
  
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Una preciosa romanza de nuestra españolísima zarzuela comienza precisamente con esta sentencia: se trata de "Doña Francisquita", de Amadeo Vives, que dice:

Por el humo se sabe
donde está el fuego;
del humo del cariño
nacen los celos:
Son mosquitos que vuelan
junto al que duerme
y zumbando le obligan
a que despierte.
 
¡Si yo lograra,
de verdad para siempre,
dormir el alma!
Y, en la celdilla del amor aquél,
borrar el vértigo
de aquella mujer.
Por una puerta
del alma va saliendo
la imagen muerta.
Por otra puerta llama
la imagen que podría
curarme el alma.
Se me entra por los ojos
y a veces sueño
 que ya la adoro.  
 
Cariño de mi alma
recién nacido,
la llama extingue,
¡ay! de aquel cariño.

¡Vana ilusión!
 
En amores no vale
matar la llama,
si en las cenizas muertas,
queda la brasa.
El amor se aletarga
con los desdenes
y parece dormido,
pero no duerme.
 
¡Ay, quién lograra
de verdad para siempre
dormir el alma!
Y, en la celdilla del amor aquel,
borrar el vértigo
de aquella mujer
fatal. ¡Ah! fatal. 

miércoles, 19 de diciembre de 2012

63.- "Sabe más el diablo por viejo, que por diablo"


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  Citado en mi libro "De abuelos a nietos"  como sinónimo del dicho: "La experiencia es la madre de la ciencia", cabría explicar aquí en primer lugar qué se entiende por diablo.

Y lo hago porque la incultura de algunos llega hasta el punto de que una (supuesta) madre, horrorizada,  me comentó cómo podría dejar en mis manos la educación de sus hijos por nombrar  "el demonio va a pasar" en la canción "El patio de mi casa" de mi canal de YouTube ).

Pues bien, ciñéndonos, como siempre, a la acepción que de la palabra hace la Real Academia de la Lengua (RAE) encontramos:

diablo. (Del lat. diabŏlus, y este del gr. διάβολος).

1. m. En la tradición judeocristiana, cada uno de los ángeles rebelados contra Dios y arrojados por Él al abismo.

2. m. Príncipe de esos ángeles, que representa el espíritu del mal. El diablo.

3. m. Persona que tiene mal genio, o es muy traviesa, temeraria y atrevida.

4. m. Persona muy fea.

5. m. Persona astuta, sagaz, que tiene sutileza y maña aun en las cosas buenas.

Y nos quedamos, pues, con la quinta: La persona adquiere con el tiempo la astucia, sagacidad, sutileza y las mañas para enfrentarse a las distintas situaciones de la vida.
 
Si se me permite, concluiría con una sentencia oída a un participante en el concurso  "Cifras y Letras":
 
"La experiencia es unas gafas que se le dan a quien ya no puede ver"
 
Efectivamente, parece llegar cuando ya el mundo te aparta de la actividad cotidiana y dejas de ser "rentable" para convertirte poco menos que en una carga. Olvidan que el bagaje de toda una vida, los conocimientos adquiridos (teóricos y prácticos) fueron la base de muchas civilizaciones en las que el consejo de ancianos era imprescindible antes de tomar cualquier decisión que afectase a la comunidad.
 
Por tanto, debe ser tenido en cuenta: Tal vez ya no tenga la capacidad física para hacerlo por sí mismo, pero sí puede transmitirlo a los demás para su provecho... ¡Si es que quieren escucharlo, claro!. Si no... ¡peor para ellos! ¿No les parece?
 
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