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jueves, 25 de enero de 2018

¿Es poesía una canción? "No hago otra cosa que pensar en ti". J.M.Serrat

Esta canción podría perfectamente aparecer en 'garabateando' -nuestra sección de los miércoles-, al tratar el síndrome de la falta de ideas ante un papel en blanco cuando tienes claro qué quieres escribir y no hay manera de encontrar el cómo. Por eso la he seleccionado, no por ser mejor o peor que otras muchas de este genial cantautor nacido el 27 de diciembre de 1943, que ha sido reconocido con nueve doctorados Honoris Causa (entre ellos, de la Universidad Complutense de Madrid) por su contribución a la música y literatura españolas, además del Grammy Latino “Persona del Año” en 2014, entre otros importantes galardones que premian su obra en castellano y catalán.

En el universo de Serrat hay auténticas obras artísticas, tantas que es difícil destacar algunas. Vienen los de siempre) como 'Hoy puede ser un gran día', 'Pueblo blanco', 'Penélope', 'Aquellas pequeñas cosas", 'Más que a nadie', 'A quien corresponda', 'Barquito de papel', 'De cartón piedra', 'La bella y el metro', etc., etc., etc.


Veamos:

No hago otra cosa que pensar en ti
por halagarte y para que se sepa,
tome papel y lápiz y esparcí
las prendas de tu amor sobre la mesa.
Buscaba una canción y me perdí
en un montón de palabras gastadas,
no hago otra cosa que pensar en ti
y no se me ocurre nada.
Enciendo un cigarrillo, y otro más,
un día de esos he de plantearme
muy seriamente dejar de fumar,
con esa tos que me entra al levantarme.
Busqué, mirando al cielo, inspiración
y me quedé colgao en las alturas;
por cierto, al techo no le iría nada mal
una mano de pintura.

 
Miré por la ventana y me fugué
con una niña que iba en bicicleta,
me distrajo un vecino que también
no hacía más que rascarse la cabeza.
No hago otra cosa que pensar en tí
y nada me gusta más que hacer canciones,
pero hoy las musas han pasao de mí,
andarán de vacaciones.

Los diptongos






Se tratan de diptongos, que se forman cuando dos vocales se cuentan como una sola sílaba. Suele suceder al unirse la vocal más abierta /a/ o medias /e,o/ y una cerrada /i, u/.
Se dice que el diptongo 'se rompe' cuando la vocal más débil se acentúa. Entonces se cuentan dos sílabas, como en un Hiato. Ejemplos: Sa.via/sa.bí-a, ha.bi.tual/ha.bi.tú-a, gu/guí-e, cai.ga/ca-í.da, etc.

miércoles, 24 de enero de 2018

Diptongos, Triptongos, Hiatos


Espacio destinado a comentar vuestras dudas sobre el tema.
 ¿Cuándo se forma un diptongo? ¿Y un triptongo? ¿Cuándo se rompe y se cuentan como dos (o tres)?
¿Cuándo encontramos un Hiato? ¿Qué se forma cuando un hiato  se rompe?

https://youtu.be/mBrRqJuPkUs












Si quieres saber más, mira en las listas de reproducción los demás vídeos sobre  
métrica (https://www.youtube.com/playlist?list=PL0nktq1eq1R_F_EM-wTXLjc18gZ2yEEiD) y
ortografía (https://www.youtube.com/playlist?list=PLBED1AB08A487E3B1) , seguro que alguno más te interesa. Y si no encuentras lo que buscas, dínoslo, procuraremos que los encuentres en tu próxima visita. Gracias.

martes, 23 de enero de 2018

Palabras al día: Explosionar

 Una palabra que desgraciadamente se usa mucho debido a las noticias sobre terrorismo y guerras, palabra que chirriaba en nuestros oídos cuando empezó a ser utilizada indiscriminadamente por los periodistas en un calco del inglés que no tenía en cuenta la diferencia entre hacer que algo explote (detonar) con el hecho de explotar por sí mismo, de forma inesperada (explotar).
Veamos la definición del DLE digital de la RAE:


Explosionar
1. tr. Especialmente en artillería, minería y otras disciplinas afines, provocar una explosión.
2. intr. Hacer explosión.
Bueno, la definición es totalmente lógica; pero si es así, ¿Por qué la reacción contra ese verbo cuando empezó a oírse más (a raíz de los atentados terroristas con bombas-lapa que los artificieros debían desactivar)? ¿Dónde quedan palabras como "DETONAR", "EXPLOTAR", "ESTALLAR", "DINAMITAR", etc.?
Pues bien, al parecer su uso proviene de la necesidad de diferenciar cuando una bomba explota, estalla, de cuando alguien la hace explotar.  
 
El problema - que suele ser frecuente- es el de utilizar mal la expresión:
"Una bomba explosionó en un mercado de Irak", lo adecuado sería "explotó".
"El terrorista colocó el artefacto y lo explosionó poco tiempo después", sería su uso correcto.
y el sinónimo, con el mismo sentido y significación, detonar, al que ha venido a sustituir.  
"El terrorista colocó el artefacto y lo detonó poco tiempo después".
 
Los llamados 'préstamos lingüísticos' (anglicismos en este caso) siempre han enriquecido una lengua, pero la eterna cuestión es: ¿por qué usar otra palabra cuando ya tenemos una con exactamente el mismo sentido y significado? 

Otras expresiones mal expresadas:
La indignación popular explosiona (estalla), los mineros explosionaron el pozo (dinamitaron), explosionó una bombona de gas (explotó).
 

lunes, 22 de enero de 2018

Salón de lectura: El laberinto de los espíritus - Carlos Ruiz Zafón.

 "El laberinto de los espíritus". Autor: Carlos Ruiz Zafón. Editorial: Planeta. 928 páginas. Precio en Amazon: 22,70 €.

Resumen en Amazon:
En la Barcelona de finales de los años 50, Daniel Sempere ya no es aquel niño que descubrió un libro que habría de cambiarle la vida entre los pasadizos del Cementerio de los Libros Olvidados. El misterio de la muerte de su madre Isabella ha abierto un abismo en su alma del que su esposa Bea y su fiel amigo Fermín intentan salvarle.
Justo cuando Daniel cree que está a un paso de resolver el enigma, una conjura mucho más profunda y oscura de lo que nunca podría haber imaginado despliega su red desde las entrañas del Régimen. Es entonces cuando aparece Alicia Gris, un alma nacida de las sombras de la guerra, para conducirlos al corazón de las tinieblas y desvelar la historia secreta de la familia… aunque a un terrible precio.

 En busca de Críticas objetivas:

  Cuando se dice que el autor barcelonés es un fenómeno, se apunta en una dirección acertada: El laberinto de los espíritus y sus más de novecientas páginas que cierran la tetralogía del Cementerio de los Libros Olvidados deberían dar más juego desde la óptica de la crítica cultural que de la estrictamente literaria. Para la segunda, el balance del libro sólo puede ser pobre (quiero decir, pobre la opinión que se tenga de él pero más pobre aún el interés de la clásica reseña escandalizada porque existen best-sellers). En cambio, cuando la crítica se pregunta por las claves de la conexión de las mitologías del blockbuster o el best-seller con el público y, más aún, por sus subtextos, los resultados son a menudo inteligentísimos, un win-win.  (Fragmento en ElCultural.com)
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 “La sombra del viento” es el mejor libro que he leído en mi vida, y probablemente aquel viaje en metro tiene la culpa. El libro conectó conmigo como ningún otro lo había hecho, así que cuando supe que en realidad era el primero de una tetralogía de Carlos Ruiz Zafón, pensé que tendría otras oportunidades de soltar la lagrimita.
No fue así. Apenas recuerdo nada de “El juego del ángel”, por ejemplo. He tenido que acudir a mi crítica de entonces para descubrir que me pareció impresionante. Aún menos recuerdos tengo de “El prisionero del cielo”, que tendré que volver a leer para saber qué pasó con ese libro.
De la que sí puedo hablar es de “El laberinto de los espíritus”, la cuarta entrega de esa serie que puedes leer en cualquier orden aun cuando las historias y los personajes estén fuertemente entrelazados. La terminé ayer a medianoche con una sensación extraña, y decidí que mascaría un poco esa sensación para escribir mi particular crítica literaria.
Empezaré diciendo que la novela es extraordinariamente larga.  (...). En esencia “El laberinto de los espíritus” es una novela policiaca, sin más. (Fragmento en Incognitosis)
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«El laberinto de los espíritus» me ha parecido, por escritura e inventiva, mejor que las dos últimas. Puede decirse que en cierto modo vuelve a «La sombra del viento», al verse recortadas ciertas truculencias irracionales que se habían ido adhiriendo al ciclo.
 Lo que por desgracia no ha recortado es su extensión, a mi juicio desmesurada para lo que cuenta y el peso que en sí misma tiene la historia. Novecientas veinticinco páginas son demasiadas, incluso para un folletín, que es el género desde el que hay que juzgarla. (Fragmento del ABC.es/cultural)
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Último de la saga "El Cementerio de los libros olvidados" iniciada con 'La sombra del viento' -que indudablemente nos atrapó de principio a fin- opinamos que vuelve una y otra vez a lo mismo, por lo que pierde gran carga de interés aun sin restar calidad.  Es el peligro de comenzar con una obra brillante que obliga a las demás a nacer como superdotadas.
El autor se limita a entretener, enlaza con circunstancias históricas como la guerra civil y posguerra sin "mojarse" pero es un genial creador de personajes e intrigas de gran fuerza argumental, aunque no tanto literaria.

Obras leídas: El cementerio de los libros olvidados [La sombra del viento (2001, ed. Planeta), El juego del ángel (2008, Planeta), El prisionero del cielo (2011, Planeta), El laberinto de los espíritus (2016, Planeta)].  La trilogía de la niebla [El príncipe de la niebla (1993, Edebé), El palacio de la medianoche (1994, Edebé), Las luces de septiembre (1995, Edebé)] y Marina (1999, Edebé).