Cuando casi cada día vemos cómo la justicia acaba favoreciendo al que más puede (pleitear una y otra vez, pagar buenos abogados y costes de juicio, recurrir y alargar hasta que el delito prescribe o, simplemente, conseguir que no sea juzgado) el caso Djkovic en Australia nos da algo de esperanza en que el bien común prima sobre el interés de una figura deportiva, porque ella sola no hace un torneo, aunque atraiga el interés.
Si es antivacunas, vale -allá él-, pero que no ponga en riesgo a quién esté a su alrededor, "pasando" de un resultado positivo. Así se convierte en un peligro público al que reducir.
Y esto me hace recordar el refrán de hoy.
Máxima tan antigua como general, ya existía en latín: Inventa lege, inventa fraude.
"Hecha la ley, hecha la trampa"
Y es que si hay algo connatural a la naturaleza humana en general es su habilidad para la adaptación de las circunstancias a sus intereses.
Y si bien los ciudadanos de a pie debemos tragarnos nuestras discrepancias con algunas leyes (sobre todo las que apoyan determinados impuestos y normas que suman a nuestras espaldas represiones de "aquí se hace lo que yo digo, y basta" para favorecer a determinado sector privado), porque el andar con abogados es aún más gravoso; no hace falta hurgar mucho para darse cuenta de que ese gremio, el de abogados, no haría ninguna falta si nuestra máxima de hoy no fuera cierta.
Las leyes están sujetas a interpretaciones, a distintas aplicaciones según el caso, y aunque quien conoce la ley no está libre de sufrir sus consecuencias ("el desconocimiento de la ley, no exime de su cumplimiento"), sabemos que robar es un delito (¡Cómo te tratan cuando, aun por error, suenan los sensores de tiendas y supermercados!) y, sin embargo, pasan por delante de nosotros fraudes, engaños y casos de corrupción que no sólo mantienen a los culpables "a pie de calle", sino que tienen el visto bueno de quienes les votan, manteniéndoles así en esa privilegiada situación en las que podrán seguir robando...
¿Va a ser verdad que cada quién tiene lo que se merece?.
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En 1734, el primer Diccionario de la
Real Academia Española, el llamado Diccionario de Autoridades, ya
registra la expresión y dice:
“Hecha la Ley, hecha la
trampa: Frase con que se explica, que el aumentar
nuevas leyes, especialmente en el comercio y trato, suele dar
ocasión para que discurran maliciosamente trampearlas, o evadirse de
la carga que imponen”.
Otro hallazgo interesante fue encontrar
que, en Filosofía antigua poética (1596),
Alonso López Pinciano escribió:
Las leyes justas moderaron esta
demasía y ordenaron que ningún cómico traxesse a la acción nombre
particular de hombre alguno por los escándalos que dello resultavan,
y como, hecha la ley, se inventa la malicia; la
inventaron algunos poetas poniendo en sus escritos los propios
nombres de los que querían reprehender fuera de las acciones y
representaciones.
De tiempos más recientes, Sebastiá Famés
en Paremiologia catalana comparada,
comenta que en catalán se usan expresiones con el mismo sentido:
Feta la llei, feta la trampa y
Llei nova, trampa nova.
También nos dice que en Italia existe la
expresión: Fatta la legge, pensata la malizia.
Es interesante observar el parecido de la expresión italiana a la
castellana de 1596: Hecha la ley se inventa la malicia.
Fuente: http://capsuladelengua.wordpress.com/2009/08/08/hecha-la-ley-hecha-la-trampa/
Recopilado en: "Más vale refrán en mano... (De abuelos a nietos)" http://educacion-ne.es/refranes.htm