Nacimiento, en 1515, de santa TERESA de JESÚS,
religiosa, fundadora de la orden religiosa de las 'carmelitas descalzas', mística y escritora
española. Canonizada a poco menos de cuarenta años de su muerte, fue la
primera mujer proclamada Doctora de la Iglesia católica en 1970 por
Pablo VI.

Sin embargo, no fueron los inventores del cine, pues el primero en hacer una grabación fue Louis Le Prince que en 1888 realiza La escena del jardín de Roundhay de apenas dos segundos de duración.
Efemérides literarias Autores del s.XX-XXI en las lenguas españolas (y premios Nobel de Literatura)
Su invento constaba de dos partes: La primera, de conocimientos básicos: lectura, escritura, numeración y cálculo. Haciendo presión en abecedarios y números se formaban sílabas, palabras y lecciones. La segunda funcionaba con bobinas, cada una dedicada a una materia. Y podía incorporar luz y sonido.
Pueden ver la presentación en vídeo:
http://www.rtve.es/alacarta/videos/con-ciencia/ciencia-angela-ruiz-robles/2138256/
Desde 2011 recibe el tratamiento protocolar de Ilustrísimo Señor al recibir del Rey Juan Carlos I el título de marqués de Vargas Llosa.
Vargas Llosa alcanzó la fama en la década de 1960 con novelas tales como La ciudad y los perros (1962), La casa verde (1965) y Conversación en La Catedral (1969). Continúa escribiendo prolíficamente en una serie de géneros literarios, incluyendo la crítica literaria, el periodismo, el ensayo y el cuento.
Últimas obras: Lituma en los Andes (Premio Planeta, 1993), Los cuadernos de don Rigoberto (1997), La Fiesta del Chivo (2000), El paraíso en la otra esquina (2003), Travesuras de la niña mala (2006), El sueño del celta (2010), El héroe discreto (2013), Cinco esquinas (2016), La llamada de la tribu (ensayo, 2018), Tiempos recios (2019), «El hombre de negro» (cuento, 2019), Medio siglo con Borges ( ensayo, 2020), La realidad de un escritor (2020) versión en español de A Writer's Reality (1991), La mirada quieta (de Pérez Galdós) (2022), El fuego de la imaginación: Libros, escenarios, pantallas y museos (2022), Un bárbaro en París: Textos sobre la cultura francesa (2023), Le dedico mi silencio (2023).
Abrió los ojos a las cuatro de la madrugada y pensó: «Hoy comienzas a cambiar el mundo, Florita». No la abrumaba la perspectiva de poner en marcha la maquinaria que al cabo de algunos años transformaría a la humanidad, desapareciendo la injusticia. Se sentía tranquila, con fuerzas para enfrentar los obstáculos que le saldrían al paso. Como aquella tarde en Saint-Germain, diez años atrás, en la primera reunión de los sansimonianos, cuando, escuchando a Prosper Enfantin describir a la pareja-mesías que redimiría al mundo, se prometió a si misma, con fuerza: «La mujer-mesías serás tú». ¡Pobres sansimonianos, con sus jerarquías enloquecidas, su fanático amor a la ciencia y su idea de que bastaba poner en el gobierno a los industriales y administrar la sociedad como una empresa para alcanzar el progreso! Los habías dejado muy atrás, Andaluza.
Se levantó, se aseó y se vistió, sin prisa. La noche anterior, luego de la visita que le hizo el pintor Jules Laure para desearle suerte en su gira, había terminado de alistar su equipaje, y con Marle-Madeleine, la criada, y el aguatero Noél Taphanel lo bajaron al pie de la escalera. Ella misma se ocupó de la bolsa con los ejemplares recién impresos de La Unión Obrera; debía pararse cada cierto número de escalones a tomar aliento, pues pesaba muchísimo. Cuando el coche llegó a la casa de la rue du Bac para llevarla al embarcadero, Flora llevaba despierta varías horas. (Fragmento inicial de El paraíso en la otra esquina)

Su carrera literaria ha obtenido reconocimientos desde su inicio: su cuento Tránsito obtuvo el XIII Pedro Atarrabia de relato 2001, y en 2003 su cuento Órdenes trascendentales resultó ganador del Premio NH en el apartado «Mejor cuento presentado independientemente».
Su primer libro publicado fue Noctámbulos, en 2003, colección de cuentos.
En los últimos años ha obtenido el premio de novela Ateneo Joven de Sevilla por Calor de Hogar, S.A. (2005) y el premio Caja Madrid de Narrativa 2004.
Cuando Diana se hubo ido estuve durante un tiempo dándole vueltas a la idea de la muerte. Tenía la impresión de que no iba a poder sobrevivir. Hasta me tragué un tubo de tranquilizantes cuando ella me dejó, pero me puse tan nervioso que los vomité. Fue una locura. Llevaba un par de días solo en casa, sin noticias suyas. Me dolían la cabeza y los dientes, como si fuera a volverme loco, y no dejaba de vomitar. Estaba asustado. Me atormentaba la idea de no saber dónde localizar a Diana en caso de tener que comunicarle algo importante. Qué estupidez. Ahora que me había dejado, ¿qué podía tener que comunicarle? ¿Que habían llamado de la consulta del dentista para cambiar su cita del próximo mes? ¿Que había muebles rebajados en los almacenes Delorian´s? ¿Que no sabía usar el microondas? ¿O quizás que volvían a emitir su serie favorita por televisión?
Ella había prometido que me llamaría al llegar adonde quiera que pensase instalarse en su absurda huída de mí. Durante días fui de un lado a otro de la casa con el teléfono en la mano. Me pasaba el día esperando que sonase para oír su voz. Había planeado lo que iba a decirle. Unas veces me decidía por abrirle mi corazón, eso tendría que funcionar. Ensayaba muy en serio, como si se tratase de una interpretación para una prueba teatral. En un arranque de ternura al cual, suponía, ningún ser humano podría sustraerse, ella me diría que me amaba, que no podría amar nunca a otro, y volvería a mi lado. Cuando tales pensamientos habían conseguido aliviarme, no me cabía duda alguna de que Diana era humana, de que se ablandaría. Durante unos instantes me animaba. Iba a preparar café, o revisaba mi trabajo, moviéndome por la casa con los delicados movimientos de Diana, imitándola. Qué disparate. (Fragmento de 'Calor de Hogar, S.A.')

No salieron jamás /del vergel del abrazo. /Y ante el rojo rosal /de los besos rodaron. /Huracanes quisieron /con rencor separarlos. / Y las hachas tajantes / y los rígidos rayos. /Aumentaron la tierra /de las pálidas manos. / Precipicios midieron / por el viento impulsados / entre bocas deshechas. / Recorrieron naufragios, / cada vez más profundos /en sus cuerpos, en sus brazos. /Perseguidos, hundidos / por un gran desamparo / de recuerdos y lunas, / de noviembres y marzos, / aventados se vieron / como polvo liviano: /aventados se vieron, / pero siempre abrazados. (Fragmento de 'Cancionero y romancero de ausencias', pdf)
Simpatizante del franquismo español, fue ministro de Educación en 1944, durante la dictadura del general Pedro Pablo Ramírez e instauró en su país la enseñanza ordinaria, aunque no obligatoria, de la religión católica en todas las escuelas.
En 1902 salió su primera novela, Alegre, que vería la luz tres años más tarde. Escribió también teatro, poesía y ensayo, defendiendo el creacionismo del dogma católico ante la teoría de la evolución.
200 Años Después de Voltaire
El 30 de mayo de 1978 fray Plácido de la Virgen se acostó tan fatigado que a duras penas alcanzó a rezar las letanías con que terminaba su rosario, y se durmió profundamente.
Debió parecerle deliciosa la tabla del camastro en que se tendía vestido conforme a la regla, y blando el leño mal desbastado de su almohada.
Estaba sin embargo en la edad en que el sueño es arisco, y el insomnio un compañero habitual. Había nacido el primer día del siglo XX; tenía pues 78 años. Su jornada comenzaba antes de la medianoche; el rezo de su breviario y algunas devociones le llevaban tres horas largas; la misa, media hora; el confesionario, a veces una hora, a veces cuatro o cinco o más si venían muchos penitentes que hablaran en latín o castellano, únicos idiomas que él conocía, ya que nunca pudo ni quiso aprender el esperanto, la lengua universal desde 1960.
A media mañana recibía las visitas de los que necesitaban sus consejos o sus socorros, en seguida del almuerzo frugalísimo de los gregorianos que seguían la regla de la Trapa; después un rato de lectura espiritual —que se convertía a menudo en una breve siesta— y todas las demás distribuciones de la comunidad. Salía poco, o más bien nada, de aquel viejísimo caserón que era su convento. (Fragmento inicial de 'Juana Tabor').

Estudió Derecho en la Universidad de Murcia, obteniendo el premio extraordinario de Licenciatura en 1952;.
El Cantón murciano, 1973. Seis Cartageneros (Discursos), 1976. Las desventuras del Efesé y alguna que otra ventura, 1982. La Actividad Naval Militar (influencia en su entorno), (co-autor, 1990) . El Lago, mi nostalgia, 1993.