Hablábamos en el comentario del libro anterior que "cada maestrillo tiene su librillo" y temas que le atraen a la hora de escribir, temas que acaparan la atención del lector al acceder por primera vez a una novela de este tipo (ya comentamos "Marina") pero que quizás aburran por repetitivos.
Y es que el utilizar tan reiteradamente el recurso de los autómatas [aunque el autor indique que se trata de una trilogía llamada "La trilogía de la niebla" compuesta por El príncipe de la niebla (1993), El palacio de la medianoche (1994) y Las luces de septiembre (1995), lo usa también en Marina (1999)] puede ser consistente para una literatura juvenil, como al principio fue considerada -obtuvo el Premio Edebé de literatura infantil y juvenil.
Si no hubiéramos conocido su rotundo éxito con "La Sombra del viento" (que quedó finalista en el 2000) , que de nuevo retoma un tema repetido después - bibliotecas de libros olvidados-, probablemente el autor hubiera quedado relegado a un segundo plano entre los autores de interés. Pero, insisto, nunca es desdeñable el trabajo de un autor (yo misma he presentado alguna novela), que siempre respetaré por encima de cualquier otra circunstancia.
Resumen tamado de la Web de Carlos Ruíz Zafón:
Un misterioso fabricante de juguetes que vive recluido en una gigantesca mansión poblada de seres mecánicos y sombras del pasado... Un enigma en torno a extrañas luces que brillan entre la niebla que rodea el islote del faro. Una criatura de pesadilla que se oculta en lo más profundo del bosque...
Estos y otros elementos tejen la trama del misterio que unirá a Irene e Ismael para siempre durante un mágico verano en Bahía Azul. Un misterio que los llevará a vivir la más emocionante de las aventuras en un laberíntico mundo de luces y sombras.
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