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miércoles, 7 de marzo de 2018

Garabateando.- "Escribir novela negra", consejos de Donna Leon.

Hemos revisado consejos sobre escribir novela, cuento, simplemente sobre cómo escribir y hoy nos hallamos ante uno de mis retos favoritos, asignatura pendiente después de confesarme lectora devoradora de todo lo que bajo ese epígrafe he encontrado llámese Agatha Christie, Arthur Connan Doyle, Allan Poe, Robin Cook (sí, sí, él también), Rosa Rivas, Dolores Redondo, Lorenzo Silva y un largo etcétera que con mayor o menor acierto han llegado a mis manos.
Pues bien, nos centramos hoy en este tema, al que aplicaré una especial atención, puesto que la escritora me es desconocida a pesar de tener consigo un bagaje curricular bastante bueno.
Veamos.
Donna Leon (Montclair, Nueva Jersey, 28 de septiembre de 1942) es una escritora estadounidense  conocida por sus novelas protagonizadas por el comisario veneciano Guido Brunetti, personaje central de toda su obra y que Donna Leon creó a principios de los 90.
Dice Wikipedia: El comisario Brunetti combate el crimen en su ciudad natal, Venecia, y sus alrededores. Cada caso es una oportunidad para que la autora revele el lado oscuro y oculto de la realidad. El hecho de que pueda atacar sólo hasta cierto punto la corrupción endémica del sistema, convierte al comisario Brunetti en un hombre profundamente cínico, lo que no impide que vuelva a intentarlo una y otra vez.
La serie llega ya a la número 27. ​
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¿Cuáles son sus consejos en "Sobre los libros" (relatos, pin, aplicables, por otra parte, al escritor de novela en general?


Empezando por el aviso a navegantes que hemos visto una y otra vez:

Creo que fue Tucídides quien escribió que «las anécdotas suceden a las personas que saben contarlas», y tengo la impresión de que es verdad.(...) La razón es evidente y no admite réplica: es algo que se tiene al nacer, o no se tiene; o naces con ese arte especial para usar el lenguaje, o no.(...)
A todo el mundo se le puede ayudar a perfeccionar su manera de escribir para que sea más clara, correcta y ordenada. Y a los que poseen el don para las palabras se les puede ayudar a ahorrar tiempo y energía en la solución de problemas sugiriéndoles fórmulas que quizá no se les hayan ocurrido. (...) No obstante —lo confieso de entrada—, yo no puedo enseñar a nadie a ser creativo.

Entramos en materia:
Quien quiera escribir una novela de intriga debe tomar una serie de decisiones importantes antes de empezar. La primera, creo yo, es fijar el punto de vista. Es decir, el autor debe determinar si el narrador será un personaje de la novela y, por consiguiente, se pasará trescientas páginas explicando lo que «yo» vi, sentí y descubrí o si la narración será presentada en tercera persona.

(...) La dificultad de utilizar la primera persona es evidente: la adquisición de información. Los medios por los que un personaje puede obtener información son muy pocos: la oye, la ve o la lee. (...) El lugar adecuado. Sea cual sea, el narrador tendrá que pasar ahí mucho tiempo para ver las cosas que ocurren y a la gente que las hace.

(...) Éstas son consideraciones de carácter práctico. Luego está el concepto estético. ¿Qué clase de persona será este narrador?(...) Yo aconsejo que crees a un narrador que sea parecido a ti, por lo menos por lo que se refiere a inteligencia o nivel cultural. Te será mucho más fácil hacerte pasar por una persona del sexo opuesto que por una persona más lista que tú. (...) es conveniente crear un narrador que sea lo bastante joven o simpático para aparecer en futuros libros y mantener el interés del lector.

Si la narración se hace en tercera persona, que es lo más habitual, hay que empezar por fijar varios puntos de partida. 
¿Cuáles serán los conocimientos, la información y las referencias del narrador? Considero que esto, en gran medida, debe determinarse en función del público al que vaya destinada la novela.

(...) Hay que fijar también el nivel de la prosa. (...) No hay nada que irrite tanto a un lector como una alusión a algo que no entiende, porque eso da al autor una imagen de pedantería, que es el beso de la muerte.(...)
¿Humor? ¿Qué le parecerá divertido al narrador y qué esperará él que el lector encuentre divertido? (...) También hay que decidir los principios éticos del narrador y, por consiguiente, del autor.(...) el lector esperará un desenlace inequívoco y terminante, dos condiciones que raramente se dan en la vida. Así pues, el autor debe determinar quién será castigado y en qué medida, porque sabe que el lector así lo espera y desea.  Un genio como Patricia Highsmith consiguió presentar a una serie de narradores totalmente amorales que, al tiempo que cometían sus diversas atrocidades, conservaban las simpatías del lector. Pero ella era un genio; el resto de nosotros no lo somos.
Luego está la manera en que el narrador se dirige al lector. Algunos lo hacen claramente, como a un interlocutor, mientras que otros, la mayoría, se mantienen a distancia y ni siquiera insinúan que exista un lector. 
(...) Una vez definida la voz narradora, el autor tiene que decidir cuál será el crimen central(...) Actualmente, los temas más socorridos son: abusos a menores, contaminación, corrupción política, drogas, la Mafia o compuestos de varios de estos ingredientes o de todos ellos. (...) exigen cierta labor de documentación. El autor deberá procurar que la cocaína proceda del país correcto, que los residuos tóxicos se embarquen por la ruta adecuada o que los ingredientes de la última droga de diseño sean los pertinentes.
Una vez el autor ha determinado el sexo y el punto de vista del narrador y la índole del crimen, debe introducir al protagonista en la acción.
Si el héroe es miembro de la policía, nada más fácil: está encargado de investigar el caso. Si es detective privado, cazador de recompensas, abogado o cualquiera de esos personajes que evolucionan por el mundo del crimen, lo mismo digo: es su trabajo. Ahora bien, si el protagonista se ve envuelto en la trama accidentalmente, el autor debe inventar una razón que justifique el interés del personaje en el crimen y un medio que le permita obtener la información que conduzca a la solución del misterio. Porque debe haber un misterio.

(...) Agatha Christie no tenía temas; ella tenía misterios.
Antes de empezar, el autor debe decidir el enfoque de la novela: tema o misterio. ¿La solución implicará a un culpable o estará involucrado en el crimen un grupo social o político más amplio? ¿Y habrá resolución o el culpable o culpables se sustraerán a la acción de la justicia?

(A mis alumnos...) Por ejemplo, les digo que hay que trazar un esquema —algo que yo no he hecho todavía—, programando lo que debe suceder en cada parte de la narración. A pesar de que, cuando empiezo un libro, nunca sé lo que va a suceder en él, yo les digo que es necesario, que es imprescindible, hacer un plan y que, antes de empezar, ya hay que tener decidido el final. Al parecer, a los escritores principiantes les viene bien imponerse esta disciplina.

(...) Una cuestión de la que no he hablado, probablemente por su carácter intangible, es la absoluta necesidad de controlar los sentimientos que el lector experimenta hacia ti, el escritor, y hacia tus personajes. El lector tiene que sentir simpatía por alguien del libro,(...) Por lo demás, es indispensable que el lector se identifique con el narrador,(...) Yo propongo que el narrador rehúya cualquier tipo de militancia —ecología, religión, jogging—, aunque sólo sea porque su postura forzosamente lo enfrentará al lector que no comparta su entusiasmo.
(...) El escritor que tenga intención de situar la novela en un medio concreto, debe conocerlo a fondo.
(...) Sobre el proceso de reescribir, corregir y repensar (...) En general, es conveniente que el escritor hable de su libro con una persona a la que considere más capacitada. (...) ya que raramente me doy cuenta de los errores que he cometido hasta que me oigo a mí misma decirlos en voz alta.
(...) Ayuda a aceptar las críticas el que el autor se distancie del texto y lo vea como un libro escrito por otra persona. Así, las críticas, que con frecuencia tienen la fuerza incendiaria del rayo, caen lejos y no hacen tanto daño.
(
Cuando hace crítica ...) Por un lado, está la persona (...) Por otro lado, está el texto, que es lo que debo evaluar.

Interesante, ameno y muy didáctico. Tenemos "Sobre los libros" a vuestra disposición.

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