"Dime
de qué presumes y te diré de qué careces"
Hay bastantes sentencias en el refranero, y algunas las hemos visto ya,
que insisten en la importancia de la autoestima e incluso de la
publicidad personal ("Alábate, Juan: que si no te alabas, no te
alabarán) y, sin embargo, hemos visto también en él numerosas
contradicciones...
En este caso, parece que nos hallamos ante una de ellas. Porque en este caso,
parece ir en contra del dicho anteriormente citado y a favor de la modestia.
Y, además, como ya ha pasado tantas veces, podemos aplicarle
varias interpretaciones:
- Presumes de algo que no posees.
- Haces ostentación de algo para, destacando tus virtudes, disimular tus
defectos, o
- Viendo de qué presumes, sabré qué es lo que te falta.
Tenemos en nuestra literatura ejemplos de cada caso:
- El clérigo de "El Lazarillo de Tormes" que rociaba migas de pan en su
vestimenta para indicar que había comido;
- el gigante de "El gato con botas", presumiendo de sus facultades
metamórficas, lo que indica al gato su falta de inteligencia y picardía
y le permite aprovecharse de ellas, o
- los miles de amigos del joven protagonista del cuento del Conde Lucanor.
"La primera muestra de ignorancia es presumir de saber", por
tanto, como "El buen paño en el arca se vende" , de poco
sirven buenas palabras si no la acompañan los hechos que las demuestren.
En conclusión: "Obras son amores, que no buenas razones".
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