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viernes, 1 de marzo de 2013

Una lección para la administración educativa.

Llevaba tiempo detrás de ver esta película. No solo su temática, sino el hecho de que sea de libre distribución ya invitaba a acercarse a conocerla... y por fin accedí al enlace por casualidad y me puse a ello.

 No podéis figuraros cómo me enganchó y la capacidad didáctica y de lección para muchos maestros que supone, pues se trata de una reflexión extensa, desde muchos puntos de vista de educadores en distintos países y con ejemplos claros, de en qué falla una educación planteada desde el punto de vista administrativo, sin tener en cuenta al propio alumno-a, sus capacidades y diferencias.

 A pesar de que muchos la habréis visto ya, os la recomiendo. ¡No dejéis de verla y reverla!
 
Es: "La educación prohibida".
 
 

martes, 12 de febrero de 2013

72.- "Morder la mano que te da de comer"

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 Tuve un perro, Gus, mezcla de doberman y pastor alemán, al que acogí tras leer un anuncio ofreciéndolo (tenía solo dos meses, y había aparecido en el campo en un criadero de perros de raza). Estuvo ocho años conmigo... murió envenenado. Pensamos que quizás comió veneno para ratas, pues había por entonces una plaga.

 Dibujo de MANUEL MARTÍN MORGADOLa anécdota es la siguiente: Había otro perro que le tenía inquina(1) y siempre se gruñían cuando nos cruzábamos en el paseo. El perro tenía amo, pero casi siempre vagaba solo.

 El caso es que en uno de esos encuentros, y en esa ocasión iba con el amo (quizás eso lo envalentonó), el perro decidió pasar a la acción y se lanzó a pelearse. Mi perro se defendió. El susto al verlos enzarzarse fue mayúsculo y mi reacción fue meter la mano entre ellos para intentar separarlos cogiendo a Gus del collar.

 Los afilados colmillos me hirieron y comencé a sangrar. Cuando mi perro me oyó quejarme y vio la sangre, simplemente se paró, aulló lastimeramente y dejó la pelea, aun a riesgo de que el otro animal le dañara.

El dueño pudo entonces coger a su perro y volvimos a casa.

 Supongo que es lo suficientemente explícito:

Un perro jamás muerde la mano que le da de comer.

 Las personas, sí. La ingratitud está a la orden del día, y el egoísmo, el orgullo, hacen olvidar que "de bien nacidos es ser agradecidos".

 De ahí que se use este dicho para definir la ingratitud.

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 Un relato breve, hasta ahora inédito, de la escritora Charlotte Brontë (1816-1855), autora de Jane Eyre, fue publicado por el London Review of Books en inglés y en el idioma original en que fue escrito por la autora británica: el francés. Se trata de “L’ingratitude”, firmado el 16 de marzo de 1842 y redactado como una tarea impuesta por su tutor, el belga Constantin Heger.

 La traducción es la siguiente:

Una rata, hastiada de la vida de las ciudades y de las cortes (porque ya había jugado su parte en los palacios de los reyes y en los salones de los grandes señores), una rata a quien la experiencia había hecho sabia, en resumen, una rata que de cortesana se convirtió en filósofa se había retirado a su casa de campo (un agujero en el tronco de un olmo joven y grande), donde vivió como un eremita devoto dedicando todo su tiempo y cuidado a la educación de su único hijo.

La joven rata, quien todavía no había recibido aquellas severas pero saludables lecciones que la experiencia da, era un poco irreflexiva, los sabios consejos de su padre parecían aburrirlo, la sombra y la tranquilidad de los bosques, en vez de calmar su mente, lo cansaban. Creció impaciente por viajar y ver el mundo.

Una mañana, se despertó temprano, preparó una pequeña bolsa con queso y granos y, sin decir ni una palabra a nadie, el ingrato abandonó a su padre y a su casa paterna y partió hacia tierras desconocidas.

Al principio todo le parecía encantador, las flores eran más frescas, los árboles eran de un verde que él nunca había visto antes en su casa, y también vio muchas maravillas: un animal con una cola más larga que su cuerpo (era una ardilla), una pequeña criatura que llevaba su casa en la espalda (era un caracol). Después de un par de horas, se acercó a una granja, el olor de la cocina lo atraía, entró en el corral y entonces vio una especie de pájaro mágico que estaba haciendo un horrible ruido mientras marchaba con un aire temerario y orgulloso. El pájaro era un pavo, pero la joven rata lo vio como si fuera un monstruo, se asustó por su aspecto e inmediatamente huyó.

Llegando la noche, ingresó a un bosque, aburrido y cansado se sentó a los pies de un árbol, abrió su pequeña bolsa, comió su cena y se fue a dormir.

Al despertarse por el canto de la alondra, sintió sus miembros entumecidos por el frío, su dura cama lo lastimaba; en ese momento pensó en su padre, el ingrato se acordó del cuidado y la ternura de la vieja rata buena, y formuló promesas vanas para el futuro, pero era demasiado tarde, el frío congeló su sangre. La experiencia fue para él como una amante austera, ella le dio una lección pero también un castigo; estaba muerto.

Al día siguiente, un leñador encontró su cuerpo, lo vio como algo asqueroso y lo pateó sin pensar que ahí yacía el ingrato hijo de un amoroso padre.

Hallado en:


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(1) inquina.- ( http://www.rae.es )

(Quizá derivado del cultismo inquinar). 1. f. Aversión, mala voluntad.

miércoles, 30 de enero de 2013

¿Sabías que... un día como hoy

¿Sabías que... un 30 de enero de 1934 nació CLAUDIO RODRÍGUEZ, poeta español, miembro de la Real Academia Española (1987) y premio Príncipe de Asturias de las Letras 1993 ? 
Licenciado en Filología Románica en 1957 con una tesis sobre "El elemento mágico en las canciones infantiles de corro castellanas", bajo la dirección de Rafael de Balbín.  Obras destacadas: "Conjuros" y "Desde mis poemas" (recopilación de sus cuatro primeros libros).

 Integrado en la llamada "Generación de los 50", tuvo el apoyo de Vicente Aleixandre y Dámaso Alonso.


viernes, 25 de enero de 2013

69.- "Santa Rita, Rita... lo que se da, no se quita"


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  Frase que era usada principalmente en el ámbito infantil y juvenil, esta sentencia - recitada en son de cantinela- se usa cuando alguien reclama algo que no se piensa devolver.

 Sabemos que el santoral y personajes bíblicos son muy citados en nuestro refranero. En este caso se nos cuenta que la santa en cuestión, Santa Rita de Cascia, abogada de los imposibles, fue recriminada así por una muchacha que le pedía novio. Al parecer hubo pretendiente, pero desapareció pronto.

 Así pues, podemos escuchar esta recriminación (claramente opuesta a la más resignada - atribuida al paciente Job- : él (el Señor) me lo dio, él me lo quitó...) cuando se reclama la devolución de aquello que hemos dado o prestado.
 
Tengamos en cuenta también, con relación a esto de los regalos y préstamos, que el refranero nos avisa: "lo olvidado, ni agradecido ni pagado"; por tanto, cuando nos sintamos generosos, mejor no esperar nada a cambio "haciendo el bien, sin mirar a quién". Seguro que nos llevaremos así menos decepciones.
   
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jueves, 24 de enero de 2013

68.- "Separar el grano de la paja"

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De nuevo las labores del campo sirven a nuestro refranero para darnos un consejo: aprender a distinguir la calidad de la menudencia (1) antes de tomar una decisión.
  
Esta labor, realizada tras la siega de los cereales espigados y granados, no es tan sencilla - o por lo menos no lo era antes de la llegada de las máquinas-, pues una vez cortada la mies, había que trillarla (2) o pisarla con animales para que las hojas y la caña se desmenuzasen dejando caer el grano. Como es lógico suponer, todo quedaba revuelto en un manto a lo largo del sembrado.
  
Aventando ese manto, es decir, lanzando al aire los montones, la paja vuela al menor soplo de aire y el grano cae.

Aunque tanto el grano como la paja son de utilidad, se trata de dar "a cada uno lo suyo" y emplearlo en lo que corresponde, descubriendo lo que realmente se esconde bajo las apariencias o seleccionando lo que más vale entre la mediocridad.
  
.*.*.*.*.*.*.*.*.*.*.
  
(1).- menudencia:

1. f. Pequeñez de algo.

2. f. Exactitud, esmero y escrupulosidad con que se considera y reconoce algo, sin omitir lo más menudo y leve.

3. f. Cosa de poco aprecio y estimación

 
(2).- trillar:

1. tr. Quebrantar la mies tendida en la era, y separar el grano de la paja.
 

martes, 22 de enero de 2013

domingo, 20 de enero de 2013

El fracaso escolar. 1. A vueltas con el informe Pisa.

Si hay algo que caracteriza al carácter español es que le "toquen" el amor propio desde fuera, y eso parece ser lo que ha sucedido con el informe PISA... y han entrado las prisas por justificar lo injustificable, por buscar los culpables, por ver la paja en ojo ajeno...

No nos engañemos: la culpa NO es de los profesores, NO de los alumnos, NO de los políticos, la culpa es de TODOS.


¿Que quieren decir aquello de : "yo soy yo y mis circunstancias"? Bien, lo admito. Es más, pienso que así es.


Desde mi época de estudiante he ido asistiendo a reestructuraciones en los planes de enseñanza, y opino que totalmente justificadas, porque los tiempos cambian y hay que ajustarse a ellos. Que se haya dicho que estábamos sujetos a los caprichos del ministro/-a de cultura correspondiente, que traíamos o adaptábamos planes educativos que se habían mostrado ineficaces en otros países, que... ¡es lo mismo!. Yo pasé por el examen de ingreso a mis 9 años, el Bachillerato con las pruebas de Reválida en 4º y en 6º necesarias para la obtención de los títulos de Bachiller Elemental y Superior, el primer COU, la primera Selectividad, y la Licenciatura en la casi recién estrenada UAM (Universidad Autónoma de Madrid).

Como madre y como profesora he vivido los EGB y BUP, FP, ESO... El estudio por medio de fichas en los que los chicos se limitaban a copiar, sin necesidad de memorizar o entender por estar ya señalado en el tema hasta en negrita o cursiva aquello que debian incluir como respuesta, muchas veces en el mismo libro para que fuera más accesible a los chicos (pobres, bastante sobrecargados estaban ya) , eso sí... con kilos y kilos de libros en su mochila, -contradiciendo ampliamente aquello de "el saber no ocupa lugar" - libros que, afortunadamente, no tenían que cargar porque no hacían falta deberes... luego, no hicieron falta exámenes de septiembre...

Y, mientras, unos padres sobrecargados de trabajo porque se necesitaban dos sueldos: uno para pagar la hipoteca o alquiler y otro para vivir...
Incoherencias entre la vida familiar y laboral como el hecho de que los padres debían salir a su trabajo a las 6 ó 7 de la mañana y los niños no tenían guardería o centros de preescolar hasta las 9 de la mañana (las 8 en el mejor de los casos), los descansos para la comida de 12:30 a 15 horas, mientras que los padres (en el caso de los afortunados que pudieran ir a casa a comer por trabajar cerca) terminaban su jornada matutina a las 14 horas... Item más, la salida de los colegios a las 5 de la tarde mientras los padres regresaban a casa a las 20 horas...
Resultado: descenso de la natalidad y cierre de colegios por falta de alumnos, niños educados por los abuelos o enseñados a estar en comedores escolares, clases extraescolares y/o solos ante la tele en espera de la llegada de los papás que, hartos de trabajar y con ganas de estar con sus hijos (uno o dos, normalmente), deseaban realizar con ellos actividades lúdicas antes de mandarlos a dormir a las 21 ó 22 horas; chicos que olvidaban lo aprendido -"cogido con alfileres"-, sin nociones de gramática ni ortografía...

Ahora, la inmigración ha elevado el número de niños en edad escolar y toda adaptación al cambio necesita de un proceso... Pero las clases de apoyo en el mismo Centro han resultado un fracaso más mientras los padres no disponen de tiempo para ayudarles ni de dinero para profesores particulares. 

¿Que los niños no saben leer, esquematizar, resumir?, ¿que los niños no comprenden lo que leen (tan importante para cualquier adquisición de conocimientos)?, ¿que se ha perdido el respeto a la figura del profesor?, ¿que los estudiantes conocen mejor sus derechos que sus obligaciones?, ¿que se rechaza una asignatura como educación a la ciudadanía (¿Hay que recordar que antes se llamaba Religión, luego fue Ética o también Estudio de las religiones?)?, ¿que sin conocer su propia lengua materna, ahora los alumnos deben ser forzosamente bilingües?...
Señores, seamos serios y dejémonos de "parches":
Para echar la culpa a los padres hay que proveerles del tiempo que necesitan para dedicarlo a sus hijos ( y éste, claramente, va mucho más allá de los tres meses de baja maternal): el núcleo fundamental de la Sociedad está en la "república independiente de cada casa" (jamás un slogan publicitario ha retratado tan elocuentemente una realidad).
Para echar la culpa a los profesores hay que mirar con lupa el sistema de oposiciones que premia a los que más "citas" son capaces de hacer y convierte a muchos en funcionarios de "vuelva usted mañana", sin vocación y sin habilidad de y para enseñar, y - lo que es peor- sin posibilidad de "echar marcha atrás" si es demostrada su manifiesta ineptitud (mis hijos se llevan 6 años y han tenido los mismos apuntes, ejemplos y ejercicios del mismo profesor/-a, amén de los mismos problemas). Y ya no entro en la enseñanza privada en la que prima en el mayor de los casos la brillantez de resultados (marketing), por lo que los niños con dificultades son relegados para que abandonen, aburridos, u ocasionen a sus padres más gastos en clases de apoyo para no menoscabar el prestigio del Centro... o abundan en ellos los profesores "multidisciplinares" - ya no digo no licenciados en la asignatura, sino hasta no idóneos- (por ejemplo, en mi caso personal, profesora titular de Lengua, Literatura, Filosofía, Hª del Arte y Latín en una Academia concertada; o a la que se le obligaba, si quería ser contratada como suplente en un prestigioso colegio de la zona Sur madrileña, además de impartir las clases, a acompañar a los chicos en el autobús y vigilarles en el Comedor).
Y, por último, para echar la culpa a los chicos hay que modificar antes cuidadosamente las circunstancias en las que han crecido y se han desarrollado con tan tremendas paradojas.

... Seguimos
 
 

lunes, 3 de diciembre de 2012

55.- "Ver la paja en ojo ajeno y no la viga en el propio"

  .*.*.*.*.*.*.*.*.*.*.
 
Esta sentencia, citada en relación con el dicho "Dijo la sartén al cazo: ¡Quítate allá , que me tiznas!"  proviene de los Evangelios, en donde se nos cuenta:
 
  En aquel tiempo dijo Jesús a sus discípulos: "No juzguéis y no os juzgarán. Porque os van a juzgar como juzguéis vosotros, y la medida que uséis, la usarán con vosotros. ¿Por qué te fijas en la paja que tiene tu hermano en el ojo y no reparas en la viga que llevas en el tuyo? ¿Cómo puedes decirle a tu hermano: "Déjame que te saque la paja del ojo", teniendo una viga en el tuyo? Hipócrita: sácate primero la viga del ojo; entonces verás claro y podrás sacar la paja del ojo de tu hermano".

 Utilizando, como era costumbre, símbolos habituales en la vida común, era fácil entender la diferencia entre una paja en el ojo, una brizna, una pequeña astilla, frente al tronco de árbol o listón grueso de madera que se usaba como vigas.

 Creo que el ejemplo es suficientemente claro para necesitar más explicación.

 .*.*.*.*.*.*.*.*.*.*.

 Y siguiendo con la Iglesia, tenemos muchos claros ejemplos de la hipocresía aquí censurada desde sus orígenes y ampliamente practicada en su seno por la lucha por el poder o por el rompimiento de los votos, o simplemente por la pérdida de la fe, en obras literarias como "El pájaro espino" de Colleen McCullough, "Tormento" de Benito Pérez Galdós o "La Regenta" de Leopoldo Alas "Clarín", a la que el mismo Galdós prologó. Las tres obras han sido llevadas a la pantalla.

miércoles, 3 de octubre de 2012

Leyendo el Quijote. 1ª parte. Cap. 42.

Capítulo cuadragésimo segundo:
Que trata de lo que más sucedió en la venta y de otras muchas cosas dignas de saberse

Acabó de contar su historia el cautivo y quedaron todos encantados con ella, ofreciéndoles su ayuda y la posibilidad de encontrar padrino de bautizo para Zoraida, mas el cautivo rechazó esos ofrecimientos por no molestarles, aun agradeciéndolos en lo que valían.

Llegaba la noche, y ya se preparaban para recogerse cuando llega un carruaje en el que viajaba un oidor (Especie de juez: Ministro togado que en las audiencias del reino oía y sentenciaba las causas y pleitos). La Venta estaba llena y así se lo hace saber la posadera, pero dada la importancia del personaje, deciden ceder su propia habitación.

Un inciso: lo curioso es que dice la ventera
-Señor, lo que en ello hay es que no tengo camas; si es que su merced del señor oidor la trae, que sí debe de traer, entre en buen hora; que yo y mi marido nos saldremos de nuestro aposento, por acomodar a su merced.
lo que parece indicar que, como excursionistas de hoy en día, era normal llevar consigo su propia cama para asegurarse el dormir con más comodidad cuando se ponían en viaje. Lo más lógico es suponer que no se trataría del mueble en sí, sino de alguna angarilla o catre facilmente desmontable.
 
El caso es que queda acordado el hacerlo de ese modo y el oidor desciende del carruaje acompañado de una bella joven (¿os dáis cuenta que ninguna mujer de alcurnia es descrita como fea?)
una doncella, al parecer de hasta diez y seis años, vestida de camino, tan bizarra, tan hermosa y tan gallarda, que a todos puso en admiración su vista; de suerte, que a no haber visto a Dorotea, y a Luscinda y Zoraida, que en la venta estaban, creyeran que otra tal hermosura como la desta doncella difícilmente pudiera hallarse.
 
¡Qué casualidad... cómo se enredan las cosas!  Resulta que el oidor es el hermano del cautivo, a quien no reconoce, y surge el problema del orgullo: ¿cómo presentarse, pobre y sin recursos,  ante quien parece gozar de una próspera fortuna y mejor situación? Consulta con su ya amigos y el cura se ofrece a ayudarle.
 
Mientras están cenando, el cura prepara el camino:
 
-Del mesmo nombre de vuestra merced, señor oidor, tuve yo una camarada en Constantinopla, donde estuve cautivo algunos años; la cual camarada era uno de los valientes soldados y capitanes que había en toda la infantería española; pero tanto cuanto tenía de esforzado y valeroso tenía de desdichado.
 
Esto sirve de introducción para contar la historia del cautivo y, como es normal, el hermano se compadece del hermano y tras diversos conciliábulos, todo concluye en el natural abrazo.
 
Una nueva anécdota (una melodiosa voz que oyen) servirá de preámbulo para captar nuestra atención hacia el siguiente capítulo.
 
¡Seguimos!

viernes, 28 de septiembre de 2012

Leyendo el Quijote. 1ª parte. Capítulo 41.


Capítulo 41:
 Donde todavía prosigue el cautivo su suceso
 
 
Este capítulo es la continuación de la "novelita" en la que Cervantes aprovecha para darnos a conocer cómo era la vida en Argel, la relación padre-hija, las complicaciones que suponía el cambio de religión... intercalado con las peripecias del viaje de huída hacia los reinos cristianos... Cómo son ayudados por un bajel corsario, cómo llegan a Vélez Málaga y cómo el afán de Zoraida de hacerse cristiana les llevó hasta la Venta.

No es una de las mejores historias que en nuestra obra se recogen, pero sí puede ser entretenida y fácil de leer...

¡Seguimos!



37.- "No hay manjar que no empalague, ni vicio que no enfade"

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La palabra "manjar", del catalán antiguo o del provenzal (mangare = comer) pasó a referirse a:

2. m. Comida exquisita.

3. m. Recreo o deleite que fortalece y da vigor al espíritu.

 Del mismo modo, el "vicio" se usa comúnmente como:

5. m. Defecto o exceso que como propiedad o costumbre tienen algunas personas, o que es común a una colectividad.

6. m. Gusto especial o demasiado apetito de algo, que incita a usarlo frecuentemente y con exceso.

 Ambos vocablos, pues, hacen referencia a elementos o momentos que pueden hacer más agradable la vida de una persona en frases como : Es un exquisito manjar o el más actual: (alguien o algo) "está de vicio".

 Pero el ser humano es inconstante y como nos indican otros proverbios como "lo poco gusta y lo mucho cansa", o "lo bueno, si breve, dos veces bueno", de nuevo se encierra una gran verdad:

 Lo que se tiene normalmente y en abundancia causa hastío y aburrimiento. Y es que, como somos así, no sabemos valorar algo hasta que se pierde.

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 Aunque tiene muchas otras connotaciones, recomiendo la lectura de la obra de Henri Nouwen titulada: “El Regreso del Hijo Pródigo, meditaciones ante un cuadro de Rembrandt” 

 ©"De abuelos a nietos". Mª A. Navarro

martes, 25 de septiembre de 2012

Leyendo el Quijote. 1ª parte. Cap. 40


Capítulo cuadragésimo:
Donde se prosigue la historia del cautivo

Como ya hemos indicado en anteriores ocasiones, no es la poesía el "fuerte" de nuestro sin par autor y aquí vuelve a demostrarlo con estos dos sonetos atribuídos al hermano de don Fernando. ¿Qué opináis del desastroso cambio del verbo para conseguir la rima? (almas dichosas... obrastes).

Se ve que la poesía era una "espinita" para Cervantes, eminente prosista pero menguado poeta. En fin, tras este lapsus metido con calzador en la narración que bien se le puede perdonar, prosigue nuestro autor con las venturas y desventuras del cautivo.



Como ya comenté, la experiencia de Cervantes como cautivo en Argel iba a servir de base a este capítulo, y así es: pronto nuestro cautivo es trasladado allí y, con las concesiones propias al género literario, ya que no es una biografía, Cervantes retrata las penurias que como cautivo debió sufrir él mismo.

De nuevo se mantiene la atención del lector al intercalar esa narración con las peripecias que llevaron al cautivo a conocer a la dama morisca que lo acompañaba, gracias a un manuscrito que...

Pero mejor lo leeis, ¿verdad? :)

No acaba aquí todavía la historia, así que solo queda esperar al próximo capítulo.

¡Seguimos!

viernes, 21 de septiembre de 2012

Leyendo el Quijote. 1ª parte. Capítulo 39




Capítulo trigésimo noveno:
Donde el cautivo cuenta su vida y sucesos
 
Comienza el cautivo por el principio, es decir, hablando de su lugar de origen (León) y de su familia.
 
Sucedió que el padre, dado que era rico pero derrochador, reunió a sus tres hijos para comunicarles que repartiría su herencia en vida con la condición de que cada uno siguiera sus consejos en cuanto a qué profesión elegir... y aquí Cervantes nos da una lección histórica sobre los oficios rentables en la época:
 
Hay un refrán en nuestra España, a mi parecer, muy verdadero, como todos lo son, por ser sentencias breves sacadas de la luenga y discreta experiencia; y el que yo digo dice: «Iglesia, o mar, o casa real», como si más claramente dijera: «Quien quisiere valer y ser rico, siga, o la Iglesia, o navegue, ejercitando el arte de la mercancía, o entre a servir a los reyes en sus casas»; porque dicen: «Más vale migaja de rey que merced de señor»
 
No hacen estas palabras sino constatar lo que la historia nos muestra a menudo: los hijos de los nobles (tuvieran vocación o no) iban ocupando cargos según el orden de nacimiento; y así, el primero heredaba el cargo paterno, el segundo ocupaba un cargo en la iglesia y el tercero, mercader. Los restantes ya iban siendo "colocados" según el prestigio e influencia de la familia.
 
Bien, parece ser que en este caso cada uno pudo elegir su opción, y nuestro actual protagonista decidió encaminarse a Génova para seguir la carrera de las armas. 
 
 
Va narrando distintas peripecias, muy interesantes para quien le guste saber de batallas navales en las que participó la armada española de aquel entonces y concluye con su prendimiento., convirtiéndose en cautivo de los turcos, dándose la coincidencia de que allí conoce al hermano de don Fernando, don Pedro de Aguilar. Con las nuevas de dicho alférez recordado por dos sonetos que escribió, y con la promesa de oirlos recitados, nos espera el siguiente capítulo.
 
¡Seguimos!

jueves, 20 de septiembre de 2012

Leyendo el Quijote. 1ª parte. Capítulo 38.

Capítulo trigésimoctavo:
Que trata del curioso discurso que hizo don Quijote de las armas y las letras

Como ya sabremos, Cervantes fue apodado como "el manco de Lepanto" por haber resultado herido y quedarle inutilizada la mano en esa batalla (7 de octubre de 1571). Se lee en las crónicas:

Cuando se reconosció el armada del Turco, en la dicha batalla naval, el dicho Miguel de Cervantes estaba malo y con calentura, y el dicho capitán... y otros muchos amigos suyos le dijeron que, pues estaba enfermo y con calentura, que estuviese quedo abajo en la cámara de la galera; y el dicho Miguel de Cervantes respondió que qué dirían de él, y que no hacía lo que debía, y que más quería morir peleando por Dios y por su rey, que no meterse so cubierta, y que con su salud... Y peleó como valiente soldado con los dichos turcos en la dicha batalla en el lugar del esquife, como su capitán lo mandó y le dio orden, con otros soldados. Y acabada la batalla, como el señor don Juan supo y entendió cuán bien lo había hecho y peleado el dicho Miguel de Cervantes, le acrescentó y le dio cuatro ducados más de su paga... De la dicha batalla naval salió herido de dos arcabuzazos en el pecho y en una mano, de que quedó estropeado de la dicha mano.

Y hago esta introducción, como quizás ya os figuraréis, para señalar que -como soldado y como escritor- tiene nuestro autor experiencia y saber suficientes para hablar de estos dos temas -las armas y las letras- con toda autoridad.

Tan bien lo hace que este discurso (1) por sí mismo ya ha merecido destacar en esta ya insigne obra como la joya literaria que es. Pues en él hace repaso a las características del soldado y el escritor con detalle y acierto.

Difícil es resumirlo, sabiendo el tema, por lo que os invito a leerlo con atención, sin que olvidemos que la figura del "soldado-escritor" también existe en personajes como nuestro sin par Garcilaso de la Vega.

En conclusión podríamos decir que no son incompatibles las armas y las letras a pesar de que las unas supongan crueldad y coraje mientras las otras rezuman sensibilidad y paciencia... Lo dicho: mejor lo leéis y así podréis sacar vuestras propias conclusiones.


Por destacar un párrafo de entre los demás, y como muestra, señalo éste:

Y es razón averiguada que aquello que más cuesta se estima y debe de estimar en más. Alcanzar alguno a ser eminente en letras le cuesta tiempo, vigilias, hambre, desnudez, vaguidos de cabeza, indigestiones de estómago, y otras cosas a éstas adherentes, que, en parte, ya las tengo referidas; mas llegar uno por sus términos a ser buen soldado le cuesta todo lo que al estudiante en tanto mayor grado, que no tiene comparación, porque a cada paso está a pique de perder la vida.

Terminado el discurso, toca al cautivo que llegó acompañado por la morisca, contar su historia... sin duda interesante porque algo tendrá de lo que el propio Cervantes pasó, habiendo sido él mismo cautivo en Argel.

¡Seguimos!

miércoles, 19 de septiembre de 2012

Leyendo el "Quijote". 1ª parte. Capítulo 37. Fernando y Luscinda

Capítulo trigesimoséptimo: 
Donde se prosigue la historia de la famosa infanta Micomicona, con otras graciosas aventuras

Como veíamos, llegan a la Venta personajes muy importantes para la continuación y desenlace de las dos aventuras con las que nuestros protagonistas se encontraron en Sierra Morena. Y es que los recién llegados son precisamente quienes motivaron que tanto Cardenio como Dorotea (capítulo 29) decidieran aislarse y "perderse" por dicha sierra.

Si repasamos los capítulos 24 y 28 podremos recordar lo que ellos mismos contaron.

El caso es que quienes llegaron eran Fernando y Luscinda, que con su escapada habían destrozado los corazones de quienes ahora ayudaban al barbero y al cura a conseguir el regreso a casa de Don Quijote.

Al parecer, y tras los sustos de rigor, todo sirvió para "volver las aguas a su cauce" y deciden mantener en el engaño a Don Quijote hasta verle recogido en su casa nuevamente.

Pero Sancho andaba "como alma que lleva el diablo" viendo que se iban al traste todas sus esperanzas de verse algún día como gobernador de la ínsula tan largo tiempo prometida. Así intenta hacérselo ver a su amo: nada de gigante con cabeza cortada... nada de princesa Micomicona...

Al pobre hombre los desengaños le tenían apesadumbrado y mohíno y aún era peor por el hecho de que cuanto más se empeñaba él en hacerle ver la verdad a su amo, más se preocupaban los demás en mantenerle en el engaño hasta el punto de llegar a tildarle de mentiroso y causar así la ira de su señor.



El caso es que a todos los efectos Dorotea siguió siendo la princesa Micomicona y el engaño siguió adelante, ahora con la colaboración de los recién llegados.

Pero esta complicación no parece suficiente a nuestro autor, ya que lo complica aún más con la llegada de dos nuevos personajes:

pero a todo puso silencio un pasajero que en aquella sazón entró en la venta, el cual en su traje mostraba ser cristiano recién venido de tierra de moros, porque venia vestido con una casaca de paño azul, corta de faldas, con medias mangas y sin cuello; los calzones eran asimismo de lienzo azul, con bonete de la misma color; traía unos borceguíes datilados y un alfanje morisco, puesto en un tahelí que le atravesaba el pecho. Entró luego tras él, encima de un jumento, una mujer a la morisca vestida, cubierto el rostro, con una toca en la cabeza; traía un bonetillo de brocado, y vestida una almalafa, que desde los hombros a los pies la cubría.

Y nos encontramos con un nuevo ingrediente que da todavía más interés a nuestra historia. Sin embargo, no es lo más importante en este capítulo, ya que todo queda aplazado debido al impresionante discurso que "sobre las armas y las letras" hace Don Quijote. Tan importante, que merece un nuevo capítulo.

¡Seguimos!



jueves, 13 de septiembre de 2012

Leyendo el Quijote. 1ª parte. Capítulo 36.

 Como decíamos, ya con los ánimos apaciguados, el ventero se asoma a la puerta de la posada y anuncia la llegada de gente:

-Cuatro hombres -respondió el ventero- vienen a caballo, a la jineta, con lanzas y adargas, y todos con antifaces negros; y junto con ellos viene una mujer vestida de blanco, en un sillón, ansimesmo cubierto el rostro, y otros dos mozos de a pie.

Quedaron intrigados unos a la espera de conocer nuevas de esas personas que parecían de tan noble linaje, y contento el posadero por la llegada de nuevos huéspedes.

Como siempre, no desaprovecha Cervantes el fin de una historia para pasar a la siguiente, y esta vez no iba a ser menos. Pero la historia que ahora se nos ofrece enlaza con la de dos de los personajes que ya conocemos: Dorotea y Cardenio, puesto que los recién llegados son los causantes de las desgracias que ya nos relataron. A pesar de hallarse todos embozados (tapados) para no ser reconocidos...

(...) había conocido en el suspiro a Cardenio, y él la había conocido a ella. Oyó asimesmo Cardenio el ¡ay! que dio Dorotea cuando se cayó desmayada, y, creyendo que era su Luscinda, salió del aposento despavorido, y lo primero que vio fue a don Fernando, que tenía abrazado a Luscinda. También don Fernando conoció luego a Cardenio; y todos tres, Luscinda, Cardenio y Dorotea, quedaron mudos y suspensos, casi sin saber lo que les había acontecido.



En fin, la cosa se complica, y para aquellos de vosotros que os enganchen estas historias de enredo, sin duda será una agradable lectura que, naturalmente, no pienso "destripar" :)

Hay muchas explicaciones que darse entre ellos, por lo que un capítulo no es suficiente. Con estas palabras, el autor nos promete nuevas e interesantes razones...

Dijo que así como Luscinda se vio en su poder, perdió todos los sentidos; y que después de vuelta en si, no había hecho otra cosa sino llorar y suspirar, sin hablar palabra alguna; y que así, acompañados de silencio y de lágrimas, habían llegado a aquella venta, que para él era haber llegado al cielo, donde se rematan y tienen fin todas las desventuras de la tierra.

¡Seguimos!

miércoles, 12 de septiembre de 2012

Leyendo el "Quijote".1ª parte. Capítulo 35


Capítulo trigésimo quinto


Que trata de la brava y descomunal batalla que Don Quijote tuvo con cueros de vino, y se da fin a la novela del curioso impertinente

 Seguían los acompañantes de Don Quijote en la planta baja de la Venta, cuando Sancho baja todo alterado, avisándoles de que su amo anda envuelto en la más reñida y trabada batalla que mis ojos han visto. Vive Dios, que ha dado una cuchillada al gigante enemigo de la señora princesa Micomicona, que le ha tajado la cabeza cercén a cercén como si fuera un nabo.

Mientras que unas veces, como sabemos, Sancho se muestra como un hombre zafio, sí, ignorante, también, pero reposado y certero en sus razonamientos y actos, otras parece dejarse llevar por las locuras del caballero al que sirve; y ésta es una de ellas. 

Todos se alteran, como es normal, y acuden, animados por las descripciones que Sancho hace del gran derramamiento de sangre y de una cabeza cortada rodando por ahí... lo que hace suponer al ventero, con toda razón, si Don Quijote o don diablo no ha dado alguna cuchillada en alguno de los cueros de vino tinto que a su cabecera estaban llenos, y el vino derramado debe de ser lo que le parece sangre a este buen hombre. 

Subieron a comprobarlo y se encontraron con nuestro protagonista, que Estaba en camisa, la cual no era tan cumplida que por delante le acabase de cubrir los muslos, y por detrás tenía seis dedos menos; las piernas eran muy largas y flacas, llenas de vello y no nada limpias; tenía en la cabeza un bonetillo colorado grasiento, que era del ventero; en el brazo izquierdo tenía revuelta la manta de la cama con quien tenía ojeriza Sancho, y en él se sabía bien el por qué; y en la derecha desenvainada la espada, con la cual daba cuchilladas ...

 

Y el caso es que ni él mismo era  consciente de lo que hacía, porque estaba dormido. Dicen que no es bueno despertar a los sonámbulos, pero tanta era la rabia que tenía el posadero que se lió a golpearle con toda la saña de que fue capaz. Ni aún así se despertó Don Quijote, que seguía dando espadazos a todas partes, hasta que el barbero trujo un gran caldero de agua fría del pozo, y se la echó por todo el cuerpo de golpe;

Y estaba peor Sancho despierto que su amo durmiendo, empeñado en encontrar la cabeza del gigante, tal le tenían las promesas que su amo le había hecho y temiendo que si no la hallaba, no tendría el premio que esperaba de la Princesa Micomicona. 

Mucho les costó a Cardenio, al barbero y al cura calmar a Don Quijote y volver a dejarle dormido, pero no acabó ahí la cosa, pues también tuvieron que emplearse en tranquilizar a Sancho (que se lamentaba de no haber encontrado la dichosa cabeza) y en aliviar el disgusto del ventero por el daño hecho a sus odres.

Volvió por fin la calma y pudieron continuar con la novela que tan interesados les tenía:

Sucedió que Anselmo oyó una noche ruido en la habitación de Leonela y tras vislumbrar la silueta de un hombre que huía por la ventana, consiguió que ella le prometiese contarle la verdad una vez que se hubiese calmado algo el disgusto que sentía por lo que había pasado.

Anselmo la dejó encerrada en su habitación, de la que no saldría hasta que le contase todo lo que fuese, y Camila, temiendo que todo quedaría al descubierto, huyó con lo principal de su ajuar a casa de Lotario a solicitar su ayuda.

Quedó Camila  protegida tras las paredes de un monasterio y el mismo Lotario salió de la ciudad sin decir a nadie a dónde iba... por lo que Anselmo, cuando quiso hablar con Leonela, se encontró con que ella había escapado usando unas sábanas anudadas, que Camila (ni sus principales joyas) tampoco estaba y con un Lotario desaparecido.

No fue eso todo, pues al regresar a su casa, hasta los criados la habían abandonado. Así que el curioso viéndose solo y consciente de lo que había pasado, se puso en marcha con la intención de averiguar dónde podrían estar los que, pensaba, así habían abusado de su confianza. Por el camino se encontró con un caballero que le contó que su caso estaba ya en boca de toda la ciudad y, abrumado, pidio refugio en casa de un amigo, al que le solicitó que le dejase material para escribir y le permitiera estar solo. Y escribiendo le sobrevino la muerte, y así le hallaron cuando le fueron a llamar. 

Decía en su escrito: "Un necio e impertinente deseo me quitó la vida. Si las nuevas de mi muerte llegaren a los oídos de Camila, sepa que yo la perdono porque no estaba ella obligada a hacer milagros, ni yo tenía necesidad de querer que ella los hiciese; y pues yo fui el fabricador de mi deshonra, no hay para qué..."

La conclusión de la historia no le parece mal al cura, aunque no acabase de creer que algo parecido pudiese suceder entre marido y mujer... y sin más conclusiones ni intervención del autor, concluye el capítulo.

¡Seguimos!

miércoles, 5 de septiembre de 2012

Leyendo el "Quijote". 1ª parte. Capítulo 34.

Capítulo trigésimo cuarto

Donde se prosigue la novela del curioso impertinente

Nos quedamos intrigados ¿verdad?... Pues bien, decíamos que Camila, la pobre, sin tener ni idea del defecto del marido y de cómo la estaba poniendo a prueba, le habló directamente, comentándole que no le parecía bien estar sola en casa, por lo que Yo me hallo tan mal sin vos y tan imposibilitada de sufrir esta ausencia, que si presto no venís, me habré de ir a entretener en casa de mis padres.

Nuestro protagonista comprendió por esas palabras que Lotario había comenzado su acoso y contento con la reacción de su mujer, prometió que volvería pronto y le indicó que no hacía falta que se fuera. 

Como sabemos, en aquel entonces no podía la esposa atreverse a desobedecer al marido, por lo que casi se arrepintió de haberle escrito, por lo que pudiera llegar a pensar, y pensaba resistir callando a todo aquello que Lotario decirle quisiese, sin dar más cuenta a su marido, por no ponerle en alguna pendencia y trabajo.

El caso es que Lotario, como sabemos, ya se había encaprichado de ella, por lo que sin importarle la amistad (al final, la verdad es que se lo había ganado) siguió con sus afanes para conquistar a Camila hasta que lo consiguió.

Ahora vuelve Anselmo, al que, naturalmente, Lotario dice todo lo que quiere oír, por lo que queda tan contento y los nuevos amantes pueden seguir viéndose sin problemas ya que el mismo Anselmo propiciaba los encuentros.

Aprovecha Cervantes para ejercer sus dotes de poeta con un par de sonetos (ya hemos indicado que no era la poesía el "fuerte" de este autor que tan maravillosamente se expresa en prosa.

Pero Camila, por creencia y educación, no estaba satisfecha con la situación, y así lo comenta con la única que sabía lo que estaba sucediendo, preocupada por haber caído en los brazos de Lotario tan rápidamente, porque se suele decir, dijo Camila, que lo que cuesta poco se estima en menos. Leonela, su criada, intenta tranquilizarla, pero en esos coloquios vino a darse cuenta Camila de que corría peligro su honra si llegaba a saberse fuera de los muros de su casa, por lo que ayudaba a Leonela a recibir a su propio amante y los guardaba con todo sigilo para que Anselmo nada supiera.

El caso es que, puestos a enredar, la Fortuna hace de las suyas, y Lotario vio salir a un hombre tarde de la casa, ni siquiera pensó en Leonela, sino que inmediatamente lo asoció con Camila y cayó en el pensamiento de que de la misma manera que había sido fácil y ligera con él, lo era para otro; que estas añadiduras trae consigo la maldad de la mujer mala, que pierde el crédito de su honra con el mismo a quien se entregó rogada y persuadida, y crea que con mayor facilidad se entregó a otros, y da infalible crédito a cualquiera sospecha que desto le venga.

Así que, movido por los celos, no se le ocurre otra cosa que contarle a su amigo  que Camila ha comenzado "a hacerle caso" y que, aunque no ha habido aún nada, le aconseja: Finge que te ausentas por dos o tres días, como otras veces sueles, y haz de manera que te quedes escondido en tu recámara, pues los tapices que allí hay, y otras cosas con que te puedes encubrir te ofrecen mucha comodidad, y entonces verás por tus mismos ojos y yo por los míos lo que Camila quiere. Y si fuera la maldad, que se puede temer antes que esperar con silencio, seguridad y discreción podrás ser el verdugo de tu agravio. 

Al parecer, Lotario se dio cuenta de que había actuado mal, y quiso contar a Camila todo para que estuviera al tanto, pero antes de poderlo hacer, empezó ella a decirle: Sabed, amigo Lotario, que tengo una pena en el corazón, que me aprieta de suerte que parece que quiere reventar en el pecho, y ha de ser maravilla si no lo hace, pues ha llegado la desvergüenza de Leonela a tanto, que cada noche encierra a un galán suyo en esta casa, y se está con él hasta el día, tan a costa de mi crédito, cuanto le quedará campo abierto de juzgarlo al que le viere salir a horas tan inusitadas de mi casa; y lo que me fatiga es que no la puedo castigar ni reñir, que el ser ella secretario de nuestros tratos, me ha puesto un freno en la boca para callar los suyos, y temo que de aquí ha de nacer algún mal suceso.

Todavía se permitía Lotario dudar de esa verdad que Camila le contaba, pero al final prevaleció la preocupación y tristeza con que ella se franqueó con él y, arrepentido, no hubo más remedio que hacer frente a la situación y buscar una solución para salir del paso airosos... y fue ella... como naturalmente tiene la mujer ingenio para el bien y para el mal, más que el varón (puesto que le va faltando cuando de propósito se pone a hacer discursos), luego al instante halló Camila el modo de remediar tan al parecer irremediable negocio; y dijo a Lotario que procurase que otro día se escondiese Anselmo donde decía, porque ella pensaba sacar de su escondimiento comodidad, para que desde allí en adelante los dos se gozasen sin sobresalto alguno; y sin declararle del todo su pensamiento, le advirtió que tuviese cuidado, que en estando Anselmo escondido, él viniese cuando Leonela le llamase y que a cuanto ella le dijese, le respondiese como respondiera aunque no supiera que Anselmo le escuchaba.  

 Y como creo que es mucho más interesante leerlo tal y como fue, os dejo que terminéis de leerlo y saquéis así vuestras propias conclusiones. 

¡Seguimos!