Google

sábado, 22 de octubre de 2011

Leyendo "El Quijote". Primera parte. Cap. 22

Capítulo vigésimosegundo


De la libertad que dio Don Quijote a muchos desdichados que mal de su grado los llevaban donde no quisieran ir


De nuevo Cervantes, como para "curarse en salud", nos recuerda que estamos leyendo una gravísima, altisonante, mínima, dulce e imaginada historia producto de la creatividad de Cide Hamete Ben-Engeli.

Cuenta esta vez que nuestros dos protagonistas, después de haber departido ampliamente sobre lo que pensaban conseguir en el futuro, van al encuentro de (o sería mejor decir "les viene") una nueva aventura al observar la comitiva formada por hasta doce hombres a pie ensartados como cuentas en una gran cadena de hierro por los cuellos, y todos con esposas a las manos. Venían asimismo con ellos dos hombres de a caballo y dos de a pie;.




Se le ocurre a Sancho comentar que serían sin duda galeotes, "gente que por sus delitos va condenada a servir al rey en las galeras de por fuerza", como él mismo explica.

Es oír la expresión "de por fuerza" y despertarse en Don Quijote el ardor caballeresco por el que debía ayudarles a pesar de que su escudero le recuerda que es la misma justicia del rey la que les condena por sus malas acciones.

Seguir leyendo...

jueves, 6 de octubre de 2011

Seguimos leyendo "El Quijote"... Cap. 21

Capítulo vigésimoprimero


Que trata de la alta aventura y rica ganancia del yelmo de Mambrino, con otras cosas sucedidas a nuestro invencible caballero


Estaba "mosqueado" nuestro caballero con el susto de los batanes, y ni siquiera los quiso usar para protegerse de la lluvia, así que siguieron su camino.

De repente ven a lo lejos a un jinete que portaba algo que relucía como el oro y poco necesitó nuestro caballero para comentar:

Paréceme, Sancho, que no hay refrán que no sea verdadero, porque todos son sentencias sacadas de la misma experiencia, madre de las ciencias todas, especialmente aquel que dice: donde una puerta se cierra otra se abre: dígolo, porque si anoche nos cerró la ventura la puerta de la que buscábamos, engañándonos con los batanes, ahora nos abre de par en par otra para otra mejor y más cierta aventura, (...) digo esto, porque si no me engaño, hacia nosotros viene uno que trae en su cabeza puesto el yelmo de Mambrino, sobre que yo hice el juramento que sabes.


Sancho ya no sabía qué hacer o decir... intentó convencer a su amo de que no se metiera en más líos y que bien pudiera ser que no fuera lo que creía.

jueves, 1 de septiembre de 2011

Refranes, dichos y sentencias comentados: "Ponerse el mundo por montera"

"Ponerse el mundo por montera"

.*.*.*.*.*.*.*.*.*.*.*.*.*.*.*.*.*.*.*.*.

Dejando aparte manifestaciones en pro o en contra de la cultura taurina, como hemos hecho o intentado hacer al entrar en terrenos polémicos, es indudable que no podemos menospreciar -ya lo hemos visto-  la influencia que la "Fiesta de los toros" tiene en muchas de nuestras expresiones coloquiales.
Traigo a colación ésta,(Seguir leyendo)

martes, 9 de agosto de 2011

Refranes, dichos y sentencias comentados. Origen y usos.

Llegamos ya casi a los 300. Todos relacionados con la historia, costumbres, textos... Puedes pedir la explicación de alguno que te interese, así como el manual que los recopila.
Mira en Refranes, dichos y sentencias.

Leyendo "El Quijote". 1ª parte. Cap. 13

Capítulo decimotercero
Donde se da fin al cuento de la pastora Marcela, con otros sucesos

Apenas amaneció, fueron los pastores a despertar a Don Quijote por si quería acompañarles, como dijera el día anterior.

Se pusieron en marcha y en el camino se encontraron con seis pastores "de luto" y dos hombres a caballo que también se dirigían al singular entierro y hablaban entre ellos de la singular historia que conocimos en el capítulo anterior. Pero al ver el aspecto y expresiones de Don Quijote, no tardaron mucho en interesarse por él y preguntarle acerca del porqué iba de esa guisa.

No hacía falta animarle mucho para hablar del tema y así respondió Don Quijote: - La profesión de mi ejercicio no consiente ni permite que yo ande de otra manera; el buen paso, el regalo y el reposo allá se inventaron para los blandos cortesanos; mas el trabajo, la inquietud y las armas sólo se inventaron e hicieron para aquellos que el mundo llama caballeros andantes, de los cuales yo, aunque indigno, soy el menor de todos.

Siguieron preguntándole sobre qué era un caballero andante, por qué se encomendaban a su dama y no a Dios antes de una batalla, las relaciones entre la Iglesia y los caballeros, sobre las cualidades de Dulcinea... y para todo tenía Don Quijote (seguir leyendo)