es también el Día Mundial de la DONUT.
Falleció en París el 9 de agosto de 2006.
¿Por qué se preocupa el hombre por su muerte? ¿No le bastan las ocupaciones de su vida y las preocupaciones por determinadas necesidades y eventualidades de ella? ¿Es la preocupación por la muerte una de las tantas preocupaciones que nos impone la vida? ¿O es radicalmente diferente? Para responder a estas preguntas es menester saber qué cosa es la muerte.
La muerte es el fin de la vida. Esto puede significar: la muerte es el acabóse de la vida, su término, entendiendo aquí vida en el sentido de proceso biológico. Pero también puede significar: la vida es, en cuanto está destinada a llevar a la muerte —como el camino a una meta. Una y otra significación no se contradicen. Mas, en el primer caso entendemos la muerte en función de la vida, y en el segundo la vida en función de la muerte. Lo uno está al alcance de cualquiera, pues tenemos vida, vivimos. Lo otro, en cambio, nos deja con la pregunta sin responder pues no nos dice qué es la muerte sino qué es la vida en su referencia a la muerte. Para entender la muerte como finalidad de la vida tenemos pues que plantear de otro modo la pregunta: preguntar por la muerte, siempre en relación con la vida y dentro de ella, pero «sin hacerla entrar en la definición». (Fragmento de La muerte: posibilidad decisiva y decisoria de la vida).
Falleció en Caracas, el 20 de febrero del 2011.
En camellos la nafta se transportó a Bagdad,
no para encender la lámpara de Aladino
sino para prender cualquier otra lámpara.
No sabían los camellos
que siglos después serían reemplazados por motores
sedientos de petróleo
y en lugar de brillar las lámparas
arderían poblaciones destruidas por la codicia
Mientras los motores consumían petróleo
Supuestamente en nombre de la justicia. (Camellos y bombardeos)
Estoy muerto …cuando uno está aquí tiene la impresión de que la vida que ha dejado atrás sigue adelante como solía. Antes de que naciera había a mis espaldas un tiempo infinito. Y ahora, después de muerto, ¡un tiempo inagotable! No pensaba en eso mientras vivía; vivía rodeado de luz entre dos tiempos oscuros… …Contaban una historia de un hombre que movido simplemente por curiosidad se dedicaba a vagar entre cadáveres por sangrientos campos de batalla… A aquel hombre que buscaba entre los guerreros agonizantes alguno que hubiera muerto y resucitado y pudiera desvelarle el secreto del otro mundo, los soldados de Tamerlán lo tomaron por un enemigo y lo partieron en dos de un solo tajo y él creyó que a uno lo parten en dos en el otro mundo… …las almas partidas en dos en el mundo se unen aquí… gracias a Dios, existe el otro mundo… He muerto, pero no he desaparecido… … (Fragmento de "Me llamo Rojo").
La flaqueza del bolchevique, fue finalista del Premio Nadal 1997 y ha sido adaptada al cine por el director Manuel Martín Cuenca.
El alquimista impaciente, obtuvo el Premio Nadal del año 2000.
Fue también ganador del Premio Planeta 2012 por su obra La marca del meridiano (7ª novela de la serie Bevilacqua).
La llamada "trilogía de Getafe", ciudad madrileña donde reside, comprende: Algún día, cuando pueda llevarte a Varsovia (1997), El cazador del desierto (1998) y La lluvia de París (2000).
Creo que lo primero es tratar de soñar la tierra que quieres pisar, aunque luego sea imposible pisarla. Lo que nunca has soñado no lo sientes, y sin sentir, qué más da dónde narices puedas poner los pies. (…) los pocos sueños que consigues vivir son lo único que vives para siempre. Si lo piensas, la suerte es que no hay una sola verdad. (Fragmento de Algún día, cuando pueda llevarte a Varsovia, 1997).
Durante la Segunda Guerra Mundial, ocupada Francia por la Alemania nazi, combatió entre los partisanos de la Resistencia, como muchos otros españoles refugiados en Francia después de la Guerra Civil. Se afilió en 1942 al Partido Comunista de España (PCE). En 1943, tras ser denunciado, fue detenido, torturado y posteriormente deportado al campo de concentración de Buchenwald, estancia que marcaría su posterior experiencia literaria y política. De hecho, recogerá en varios de sus libros su trabajo en la administración del campo. Tras su liberación, fue recibido como un héroe en París, donde fijó su residencia.
Toda su obra escrita, ya novelas u obras autobiográficas, está fuertemente influida por sus peripecias vitales, en particular su paso por el campo de concentración de Buchenwald (El largo viaje, 1963; Aquel domingo, 1980; La escritura o la vida, 1994; Viviré con su nombre, morirá con el mío, 2001). Su expulsión del Partido Comunista queda reflejada en Autobiografía de Federico Sánchez (Premio Planeta, 1977) , mientras que Federico Sánchez se despide de ustedes, 1993, narra el período, entre 1988 y 1991, en que fue Ministro de Cultura durante el Gobierno de Felipe González (aunque nunca militó en el PSOE).
Hasta 2003, todas sus obras de ficción habían sido escritas en francés, sólo utilizando el castellano para algunos de sus libros biográficos. En dicho año se publica la primera novela de Semprún escrita originalmente en castellano, Veinte años y un día (Premio José Manuel Lara, 2004).
Entonces da dos pasos, lateralmente, hacia las ventanas de donde viene, a su derecha, la luz, y se pone los dedos de las dos manos sobre los párpados —que cierra como se cierra los ojos de los que acaban de morir— sobre los huesos de la cara, dejando los ojos cerrados después de que los dedos hubieran dejado de cubrirlos y sus dos manos se juntan, quizá implorantes, bajo la barbilla. Entonces vuelve a abrir los ojos, evita disimuladamente mirar el cuadro, da la vuelta al sofá que se encuentra allí, delante de la Vista de Delft, sale de la sala, vuelve a entrar en la otra, más grande, a la que se accede directamente desde el rellano del primer piso, y cuyos ventanales —así lo ha observado hace un momento— dan a un estanque, y se inmoviliza delante de El jilguero de Carel Fabritius.
Nada más, no mirar nada más.
El pequeño lienzo está ante él, encadenado en su visión minuciosa, absorbente, como el propio pájaro está encadenado —a decir verdad, delicadamente— a una anilla que podría deslizarse por el soporte metálico en el que se apoyan sus patas (pájaro inmóvil, conocedor de los límites de su fingida libertad, habiendo ya a menudo agitado con sus alas el espacio aéreo que le sirve de jaula, resignado tal vez ahora, pero atento sin embargo, al acecho incluso, con la cabeza erguida que resalta sobre el lienzo rugoso de una pared que amarillea, en cuya parte baja, ligeramente hacia la derecha del borde inferior del cuadro, aparece la firma del pintor en letras mayúsculas, y la fecha: 1654). (Fragmento de La segunda muerte de Ramón Mercader).