Google

Mostrando entradas con la etiqueta española. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta española. Mostrar todas las entradas

miércoles, 1 de agosto de 2012

9.- "Quien no tiene padrino, no se bautiza"


"Quien no tiene padrino, no se bautiza"

.*.*.*.*.*.*.*.*.*.*.


En los primeros tiempos del cristianismo, el que quería recibir el bautismo debía ser presentado - imitando ritos judíos - por sus propios padres. Fue a partir del 813 (Concilio de Munich) cuando esta figura debía ser ajena al círculo familiar directo y no eran tan sólo testigos.

En el momento de bautizar al neófito, la misión del padrino o padrinos (padrino y madrina) va algo más allá que la de acompañarle durante la ceremonia: se convierten en unos segundos padres para esa criatura y se comprometen a ayudar a educarla en la fe y cuidar de sus necesidades en el caso de que los padres faltasen.

Por lo demás, sabemos que hay distintas ceremonias que necesitan de testigos, a los que se llama también "padrinos" (de boda, por ejemplo).

En resumen, esa figura era tan imprescindible que no habría ceremonia sin ellos. De ahí parte este refrán ( citado en "De abuelos a nietos" con relación a "El nombre ni quita ni pone" ) que muestra la importancia de las buenas referencias y de lo que llamamos un buen enchufe como carta de presentación que abra las puertas al solicitante, sobre todo cuando se busca un trabajo.

Y es que "en todas partes cuecen habas" y por muy democráticos que hayamos llegado a ser, la cultura de la elección a dedo, de las oposiciones y concursos amañados para dar el puesto o el premio a alguien ya preestablecido están en  el orden del día

.*.*.*.*.*.*.*.*.*.*.

Seguro que la primera referencia que se nos ha ocurrido es la genial saga de "El Padrino" de Francis Ford Coppola, 1972 (basada en la novela del estadounidense Mario Puzo, 1969) , pero vamos a destacar la figura de otro padrino: el de Miguel en "El oro de los sueños" de José Mª Merino (primeras páginas). que le embarca en un viaje al mítico mundo de las supuestas riquezas de los indios de Sudamérica.


Y para los profesores, es más que aconsejable esta guía de actividades tras su lectura.


Autorizada la copia total o parcial citando © www.mariannavarro.net 
 

Leyendo el "Quijote".1ª parte. Cap. 9 (continuación)

De este modo, entregada la traducción, se llega a la continuación de la lucha donde la habíamos dejado : "el primero que fue a descargar el golpe fue el colérico vizcaíno, el cual fue dado con tanta fuerza y tanta furia, que a no volvérsele la espada en el camino, aquel solo golpe fuera bastante para dar fin a su rigurosa contienda, y a todas las aventuras de nuestro caballero; mas la buena suerte, que para mayores cosas le tenía guardado, torció la espada de su contrario, de modo que aunque le acertó en el hombro izquierdo, no le hizo otro daño qeu desarmarle todo aquel lado, llevándole de camino gran parte de la celada con la mitad de la oreja, que todo ello con espantosa ruina vino al suelo, dejándole muy maltrecho."

Imagen

Don Quijote, furioso, contraatacó y "Estaba el vizcaíno tan turbado que no podía responder palabra, y él lo pasara mal, según estaba ciego Don Quijote, si las señoras del coche, que hasta entonces con gran desmayo habían mirado la pendencia, no fueran adonde estaba y le pidieran con mucho encarecimiento les hiciera tan grande merced y favor de perdonar la vida a aquel su escudero; a lo cual Don Quijote respondió con mucho entono y gravedad: por cierto, fermosas señoras, yo soy muy contento de hacer lo que me pedís; mas ha de ser con una condición y concerto, y es que este caballero ma ha de prometer de ir al lugar del Toboso, y presentarse de mi parte ante la sin par doña Dulcinea, para que ella haga de él lo que más fuere de su voluntad. Las temerosas y desconsoladas señoras, sin entrar en cuenta de lo que Don Quijote pedía, y sin preguntar quién Dulcinea fuese, le prometieron que el escudero haría todo aquello que de su parte le fuese mandado: pues en fe de esa palabra, yo no le haré más daño, puesto que me lo tenía bien merecido"

¡Seguimos!

Leyendo el "Quijote".1ª parte. Capítulo 9

Capítulo noveno
Donde se concluye y da fin a la estupenda batalla que el gallardo vizcaíno y el valiente manchego tuvieron

Hasta aquí decide Cervantes que llegaba el supuesto pergamino en el que se relataba el inicio de las aventuras de nuestro hidalgo (hijo de algo= caballero) y a partir de aquí, tras pensar en que era imposible que semejante caballero no hubiera tenido quien siguiera contando sus hazañas, nos relata: "está, como he dicho, aquí en el margen escrito esto: esta Dulcinea del Toboso, tantas veces, en esta historia referida, dicen que tuvo la mejor mano para salar puercos que otra mujer de toda la Mancha. Cuando yo oí decir Dulcinea del Toboso, quedé atónito y suspenso, porque luego se me representó que aquellos cartapacios contenían la historia de Don Quijote. Con esta imaginación le di priesa que leyese el principio; y haciéndolo así, volviendo de improviso el arábigo en castellano, dijo que decía: Historia de Don Quijote de la Mancha, escrita por Cide Hamete Benengeli, historiador arábigo."

Llevado por el interés que tenía nuestro autor en saber la continuación de sus peripecias "Apartéme luego con el morisco por el claustro de la iglesia mayor, y roguéle me volviese aquellos cartapacios, todos los que trataban de Don Quijote, en lengua castellana, sin quitarles ni añadirles nada, ofreciéndole la paga que él quisiese".

Y así tenemos la primera descripción general de los protagonistas:
"Estaba en el primer cartapacio pintada muy al natural la batalla de Don Quijote con el vizcaíno, puestos en la misma postura que la historia cuenta, levantadas las espadas, el uno cubierto de su rodela, el otro de la almohada, y la mula del vizcaíno tan al vivo, que estaba mostrando ser de alquiler a tiro de ballesta. Tenía a los pies el vizcaíno un título que decía: Don Sancho de Azpeitia que sin duda debía de ser su nombre, y a los pies de Rocinante estaba otro, que decía: Don Quijote; estaba Rocinante maravillosamente pintado, tan largo y tendido, tan atenuado y flaco, con tanto espinazo, tan hético confirmado, que mostraba bien al descubierto con cuánta advertencia y propiedad se le había puesto el nombre de Rocinante. Junto a él estaba Sancho Panza, que tenía del cabestro a su asno, a los pies del cual estaba otro rótulo, que decía: Sancho Zancas; y debía de ser que tenía, a lo que mostraba la pintura, la barriga grande, el talle corto, y las zancas largas, y por esto se le debió de poner nombre de Panza y Zancas, que con estos dos sobrenombres se le llama algunas veces en la historia."

martes, 31 de julio de 2012

Leyendo el "Quijote". Parte 1ª. Capítulo 8


Capítulo octavo
Del buen suceso que el valeroso Don Quijote tuvo en la espantable y jamás imaginada aventura de los molinos de viento, con otros sucesos dignos de felice recordación

Seguían nuestro protagonista y su recién estrenado compañero vagando sin rumbo fijo por la meseta castellana, cuando Don Quijote llama la atención de Sancho hacia unos gigantes contra los que iba a librar batalla y vencerles para mayor gloria de su nombre, quitar la mala simiente sobre la tierra y ¿por qué no? el interés material: con cuyos despojos comenzaremos a enriquecer.

Imagen No sabía aún el pobre Sancho en qué lío se había metido accediendo a acompañar a su nuevo amo, y, como es natural, pregunta extrañado porque lo que él ve "no son gigantes, sino molinos de viento, y lo que en ellos parecen brazos son las aspas, que volteadas del viento hacen andar la piedra del molino".
Imagen
Como véis, no es de ahora el descubrimiento de la energía eólica, y aunque el avance tecnológico lo haya sustituido por nuevos molinos, ha sido y es elemento habitual en el paisaje castellano. Antes, para moler la harina; ahora, para el aprovechamiento de la energía.

Pues bien, quiso el viento soplar en ese momento y hacer que se movieran las aspas, por lo que Don Quijote se aseguró de la fiereza de dichos gigantes "y encomendándose de todo corazón a su señora Dulcinea, pidiéndole que en tal trance le socorriese, bien cubierto de su rodela, con la lanza en ristre, arremetió a todo el galope de Rocinante, y embistió con el primer molino que estaba delante; y dándole una lanzada en el aspa, la volvió el viento con tanta furia, que hizo la lanza pedazos, llevándose tras sí al caballo y al caballero, que fue rodando muy maltrecho por el campo."

Imagen
El buen Sancho no daba crédito a lo que veía, y menos a la ceguera de su señor, que aún después de probar los efectos de su locura exclamaba al querérsela hacer ver: "Calla, amigo Sancho, respondió Don Quijote, que las cosas de la guerra, más que otras, están sujetas a continua mudanza, cuanto más que yo pienso, y es así verdad, que aquel sabio Frestón (inventado, ya que no todos los personajes citados los saca de los libros), que me robó el aposento y los libros, ha vuelto estos gigantes en molinos por quitarme la gloria de su vencimiento: tal es la enemistad que me tiene; mas al cabo al cabo han de poder poco sus malas artes contra la voluntad de mi espada"

Le ayudó como pudo a montar de nuevo en el también molido Rocinante y continuaron su camino hacia Puerto Lápice, (municipio de la provincia de Ciudad Real) "porque allí decía Don Quijote que no era posible dejar de hallarse muchas y diversas aventuras, por ser lugar muy pasajero" (de mucho tránsito de viajeros), en donde esperaba hallar muchas y nuevas aventuras.

Pero iba entristecido Don Quijote por haber perdido su lanza en el singular combate, por lo que, rebuscando en su memoria, encontró la solución al recordar que un caballero español, llamado Diego Pérez de Vargas, había hecho grandes hazañas fabricándose él mismo un arma de madera. Así que decidió: "de la primera encina o roble que se me depare, pienso desgajar otro tronco tal y bueno como aquel, que me imagino y pienso hacer con él tales hazañas, que tú te tengas por bien afortunado de haber merecido venir a verlas, y aser testigo de cosas que apenas podrán ser creídas."

El bueno de Sancho le aseguró que creería todo lo que él le dijera, pero se preocupó de su lamentable manera de cabalgar "de medio lado", lo que indicaba hasta qué punto estaba mal; pero al explicarle Don Quijote que no era propio de caballeros el quejarse, le advirtió: "De mí sé decir, que me he de quejar del más pequeño dolor que tenga, si ya no se entiende también con los escuderos de los caballeros andantes eso del no quejarse."

Atento a sus necesidades, recordó a su amo que deberían comer, y aunque Don Quijote ni hambre tenía, permitió a su escudero hacerlo, por lo que, aun montado sobre su asno, "iba caminando y comiendo detrás de su amo muy despacio, y de cuando en cuando empinaba la bota con tanto gusto, que le pudiera envidiar el más regalado bodegonero de Málaga"

Pararon en un bosque al llegar la noche, y mientras Sancho durmió "a pierna suelta", Don Quijote la pasó en vela fabricándose una nueva lanza y "por acomodarse a lo que había leído en sus libros, cuando los caballeros pasaban sin dormir muchas noches en las florestas y despoblados, entretenidos en las memorias de sus señoras".

Hubiera seguido durmiendo Sancho de buena gana cuando su amo le despertó y enseguida pensó en su desayuno y en cómo repondrían lo que iban consumiendo, mientras Don Quijote tampoco esta vez quiso tomar nada.

Siguiendo su camino, y llegando ya a Puerto Lápice, Don Quijote advirtió a Sancho que pasara lo que pasara jamás pretendiera ayudarle cuando estuviera en lucha con caballeros, pues solo podría luchar con gente de su condición, a lo que Sancho replicó que no tendrían ningún problema con eso, ya que "soy pacífico y enemigo de meterme en ruidos y pendencias; bien es verdad que en lo que tocare a defender mi persona no tendré mucha cuenta con esas leyes, pues las divinas y humanas permiten que cada uno se defienda de quien quisiere agraviarle."

En esto aparecieron dos frailes sobre sus mulas, seguidos de un carruaje que no viajaba con ellos pero sí llevaban juntos el mismo camino. No tardó Don Quijote en inventar una nueva aventura: "o yo me engaño, o esta ha de ser la más famosa aventura que se haya visto, porque aquellos bultos negros que allí parecen, deben ser, y son sin duda, algunos encantadores que llevan hurtada alguna princesa en aquel coche, y es menester deshacer este tuerto a todo mi poderío."

Imagen Ya pensó Sancho que esto iba a ser aún peor que lo de los molinos, y aunque quiso avisar a su señor, pronto comprendió que de poco le servían sus advertencias porque "en llegando tan cerca que a él le pareció que le podían oír lo que dijese, en alta voz dijo: gente endiablada y descomunal, dejad luego al punto las altas princesas que en ese coche lleváis forzadas, si no, aparejáos a recibir presta muerte por justo castigo de vuestras malas obras."

No tenía problemas Sancho en ver la realidad de la situación, pero no por eso iba a intentar dejar de aprovecharse, por lo que al fin, tras algunas peripecias "arremetieron con Sancho, y dieron con él en el suelo; y sin dejarle pelo en las barbas le molieron a coces y le dejaron tendido en el suelo sin aliento ni sentido" mientras Don Quijote hablaba con la señora que en el carruaje viajaba, rogándole que, en premio a haberla librado de sus supuestos raptores, volviera atrás, hacia El Toboso, para contar a su amada Dulcinea lo que había hecho.

Pero no estaba muy dispuesto uno de los escuderos -vizcaíno, por más señas (gente que debía ser considerada muy belicosa)- a volver atrás, por lo que se enfrentó a nuestro caballero y "dio el vizcaíno una gran cuchillada a Don Quijote encima de un hombro por encima de la rodela, que a dársela sin defensa, le abriera hasta la cintura.".

Y, al modo que mantiene el interés una serie o telenovela con el "continuará", así Cervantes nos promete desvelar la intriga en el capítulo siguiente.

¡Seguimos!

8.- "De grandes cenas, están las sepulturas llenas"

"De grandes cenas, están las sepulturas llenas"

.*.*.*.*.*.*.*.*.*.*.

La verdad es que no he podido encontrar mucho acerca de las causas fisiológicas que corroboren este aserto. Y entre lo que he encontrado hay opiniones para todos los gustos, así que para su explicación me quedo con los que más creíbles me han parecido:

En primer lugar se habla de los "adipocitos":  funcionan como parte del sistema inmunitario y ayudan a controlar la acumulación de grasas. Pero parece ser que estas células descansan también durante nuestro  sueño, por lo que en una persona ya sobrecargada de materia grasa, y al carecer de esta ayuda en el difícil proceso de la digestión, se multiplican las posibilidades de una congestión que la lleve a la muerte.

Relacionado con los excesos de las "grandes cenas" se halla el abuso del alcohol, causa de cirrosis y coma hepático en metabolismos ya alterados por el hábito de beber a menudo y en demasía.

Por todo ello, el refranero nos indica: "Desayuna como un rey, come como un señor y cena como un pobre".

Claro que de todos es sabido, sobre todo en las suculentas y apetitosas cenas tradicionales de Nochebuena y Fin de Año, que no hay nada mejor que hacer una sobremesa larga y dejar que el cuerpo realice la digestión antes de irnos a dormir ;).

.*.*.*.*.*.*.*.*.*.*.

A cenas y banquetes excesivos se les llama "pantagruélicos". Si os interesa acercaros al porqué, procede de la obra de François Rabelais : Gargantua et Pantagruel (1532).

Autorizada la copia total o parcial citando © www.mariannavarro.net 

lunes, 30 de julio de 2012

Leyendo el "Quijote". Parte 1ª. Capítulo 7

Capítulo séptimo
De la segunda salida de nuestro buen caballero D. Quijote de la Mancha

Las voces de Don Quijote, que en ese momento despertaba, hizo que se interrumpiera la selección de libros, por los que se dan algunos títulos que fueron condenados al fuego siendo "inocentes".

Era más importante atender a nuestro protagonista, que puesto en pie, animaba en un supuesto torneo repartiendo cuchilladas por todas partes. Queriendo calmarle y que volviera al lecho y ante sus desvaríos, el cura, a quien llamó señor Arzobispo Turpin (de las aventuras de Roldán, caballero de Carlomagno) le calma: Calle vuestra merced, señor compadre, dijo el cura, que Dios será servido que la suerte se mude, y que lo que hoy se pierde se gane mañana; y atienda vuestra merced a su salud por ahora, que me parece que debe de estar demasiadamente cansado, si ya no es que está mal ferido. 
Ferido no, dijo Don Quijote; pero molido y quebrantado no hay duda en ello
Y creyéndose esta vez Reinaldos de Montalbán, pidió de comer, comió y se volvió a quedar dormido.
Quemados los libros y tapiado el aposento-biblioteca para que no pudiera Don Quijote acceder a él (por obra de encantamiento, dirían) pasaron dos días hasta que nuestro caballero se levantó buscando, efectivamente, sus libros y quedó muy encolerizado por el supuesto hechizo. Sin embargo, permaneció en su casa muy tranquilo durante quince días entretenido con las visitas de sus amigos, el barbero y el cura.

Pero no cejaba en sus ideas, y así "En este tiempo solicitó Don Quijote a un labrador vecino suyo, hombre de bien (si es que ese título se puede dar al que es pobre), pero de muy poca sal en la mollera. En resolución, tanto le dijo, tanto le persuadió y prometió, que el pobre villano se determinó de salir con él y servirle de escudero"

"Decíale entre otras cosas Don Quijote, que se dispusiese a ir con él de buena gana, porque tal vez le podía suceder aventura que ganase en quítame allá esas pajas, alguna ínsula, y le dejase a él por gobernador de ella. Con estas promesas y otras tales, Sancho Panza (que así se llamaba el labrador) dejó su mujer e hijos, y asentó por escudero de su vecino".

No olvidaba los consejos que le diera el castellano que le había armado caballero, por lo que "Dió luego Don Quijote orden en buscar dineros; y vendiendo una cosa, y empeñando otra, y malbaratándolas todas, allegó una razonable cantidad. Acomodóse asimismo de una rodela que pidió prestada a un su amigo, y pertrechando a su rota celada lo mejor que pudo, avisó a su escudero Sancho del día y la hora que pensaba ponerse en camino, para que él se acomodase de lo que viese que más le era menester; sobre todo, le encargó que llevase alforjas."

.. Y así "Todo lo cual hecho y cumplido, sin despedirse Panza de sus hijos y mujer, ni Don Quijote de su ama y sobrina, una noche se salieron del lugar sin que persona los viese, en la cual caminaron tanto, que al amanecer se tuvieron por seguros de que no los hallarían aunque les buscasen. Iba Sancho Panza sobre su jumento como un patriarca, con sus alforjas y su bota, y con mucho deseo de verse ya gobernador de la ínsula que su amo le había prometido" emprendieron el mismo camino que en su salida anterior tomara Don Quijote por el Campo de Montiel, y empezamos a ver en las conversaciones sobre la supuesta ínsula e incluso algún reino que el caballero prometía, la sabiduría socarrona y muchas veces tan acertada del escudero frente a las ilusiones y aires de grandeza de su nuevo señor.

¡Seguimos!

7- "Tomar el rábano por las hojas"


"Tomar el rábano por las hojas"

.*.*.*.*.*.*.*.*.*.*.

El rábano, tubérculo  bastante utilizado en casa para acompañamiento de la comida, solo o en ensalada (principalmente con las migas), crece bajo tierra como la zanahoria o la patata, y avisan de su presencia con abundantes hojas. Para recogerlos, hay que ablandar la tierra o ayudarse de una azada y removerla con cuidado si queremos  disfrutar de ellos, o nos podemos arriesgar a que nos quedemos con las hojas en las manos y el rábano siga en tierra.
Con esto, entendemos mejor el sentido de la frase: hacer o interpretar mal una cosa por conformarnos con su apariencia y no profundizar. Mientras que es de todos conocido que lo que debe hacerse es "atajar el problema de raíz".

Aunque suene similar, debemos hacer notar que tiene el sentido contrario al de "tomar el toro por los cuernos", ya que éste sí nos indica que nos enfrentamos a un problema o situación de frente, valientemente y sin rodeos.

.*.*.*.*.*.*.*.*.*.*.

De tomar el rábano por las hojas se le puede acusar, en mi opinión, al rey Macbeth, inmortal personaje de William Shakespeare, quien en su insaciable ansia de poder, ataca el problema en su superficie, "quitándose de en medio" a sus rivales, mientras que el peligro latente vaticinado por las brujas sigue ahí: ¿Es él mismo? ¿Es lady Macbeth?


Autorizada la copia total o parcial citando  © www.mariannavarro.net 

sábado, 28 de julio de 2012

6.- "Irse el santo al cielo"


"Se le va el santo al cielo"

.*.*.*.*.*.*.*.*.*.*.

Los profesores estamos más que acostumbrados al caso  de encontrarnos en mitad de una explicación más o menos ardua y, al interrogar a los alumnos sobre cualquier punto para ver si ha quedado claro, hallar que el alumno en cuestión no sólo no sabe de qué se le está hablando, sino que a veces ni contesta por habérsele ido el santo al cielo.

Y es que si tenemos nombre, tenemos santo (por lo menos mientras se mantuvo la costumbre de elegir en la pila bautismal o en el registro civil, entre el amplio listado de nombres venerados por la iglesia) y ese santo, como corresponde, parece querer habitar regiones "etéreas" mejor que atender a la tantas veces cruda y aburrida realidad.

Se usa también en primera persona: "Se me ha ido el santo al cielo y ... no me acordé de la cita", o... "y no sé lo que iba a decir".

En resumen: ese santo con tendencias a lo celestial que suele acompañar a los despistados ;)

.*.*.*.*.*.*.*.*.*.*.

La primera referencia que se me ha venido a la cabeza relacionando experiencias entre profesor y alumnos es la de una serie de TV que veía en mi adolescencia (hace años ya, pues) en la que un joven, alto y espigado profesor de Literatura hacía algo más que enseñar. Lo siento: no he podido localizarla. Más cercana, y con el mismo argumento, la genial película protagonizada por Robin Williams "El Club de los poetas muertos", guión convertido en novela en el 1991( "Dead poets society". N.H.Kleinbaum) y algo más lejana, pero no menos actual, ya que al fin y al cabo consiste en los mismo: ganarse a los alumnos para poder cumplir su misión (y vocación) de enseñar: "Rebelión en las aulas" (1967) de Sidney Poitier.


 Autorizada la copia total o parcial citando © www.mariannavarro.net 
 

viernes, 27 de julio de 2012

5.- "El hábito no hace al monje"



  Relacionado con "Aunque la mona se vista de seda..." este refrán nos recuerda que "Las apariencias engañan".
 Hoy en día, "cacos" vestidos de uniforme que pueden dejarnos sin el coche... ¡Podemos pedirles que se identifiquen!. O personal del gas o el agua... deben llevar identificación, aparte de que la compañía nos debe avisar. 
 Así que es un refrán actual: no por ir vestido de determinada manera es quien parece ser.
 Timos en la Red como correos de la banca electrónica, para conseguir tu usuario y clave, o el del que quiere sacar un montón de dinero de su país, las ofertas piramidales, etc., ... ¡mucho ojo! 

Siempre ha habido "trileros" ( adivinar dónde está la carta, o la bolita)el toco-mocho (sobre con papeles), el décimo de lotería premiado... Aquí vemos el "timo de la estampita" de "Los tramposos".



lunes, 16 de julio de 2012

Leyendo el "Quijote". Parte 1ª. Cap. 3

Capítulo tercero
Donde se cuenta la graciosa manera que tuvo D. Quijote en armarse caballero.

Bien, habíamos dejado a nuestro caballero con su obsesión y ya vamos sabiendo que pocos pueden ganarle a terco; por tanto, no nos sorprenderá que llegado el momento de retirarse pidiera al ventero (según él, el castellano, es decir, el dueño del supuesto castillo) que le acompañara a las caballerizas y una vez allí, se arrodillara ante él y le amenazara con no levantarse hasta que el buen hombre le concediera lo que le quería pedir.

Después de tantas horas atendiendo la venta, imaginamos que lo que más querría sería quitarse de en medio al loco que la suerte había hecho llegar a su casa, por lo que le prometió cumplir lo que quisiera. Entonces fue cuando Don Quijote le contó: "os digo que el don que os he pedido, y de vuestra liberalidad me ha sido otorgado, es que mañana, en aquel día, me habéis de armar caballero, y esta noche en la capilla de este vuestro castillo velaré las armas; y mañana, como tengo dicho, se cumplirá lo que tanto deseo, para poder, como se debe, ir por todas las cuatro partes del mundo buscando las aventuras en pro de los menesterosos, como está a cargo de la caballería y de los caballeros andantes, como yo soy"

Ya iba el ventero dándose cuenta de la locura de Don Quijote, por lo que, tomándoselo a broma, pensó que iba a ser una buena ocasión para reírse un rato. Siguiéndole la corriente y bromeando sobre que él también había hecho y deshecho en su juventud, le advirtió, sin embargo, que como en su castillo no había capilla disponible porque había sido destruida, él sabía que podían ser veladas en el patio de armas del castillo. Le preguntó si tenía dinero, a lo que Don Quijote contestó que nunca había leído que los caballeros los necesitasen. Fiel a su plan, el ventero le contó que no solo dinero, sino camisas limpias sabía él que eran necesarios para un buen caballero, así como ungüentos para curar sus heridas, siendo tan obvio que no habían considerado necesario decirlo en sus crónicas. Tal vez porque no era bien visto que ellos llevasen alforjas y solían ser sus escuderos los que de eso se encargaban.

"Prometióle don Quijote de hacer lo que se le aconsejaba con toda puntualidad; y así se dió luego orden como velase las armas en un corral grande, que a un lado de la venta estaba, y recogiéndolas Don Quijote todas, las puso sobre una pila que junto a un pozo estaba, y embrazando su adarga, asió de su lanza, y con gentil continente se comenzó a pasear delante de la pila; y cuando comenzó el paseo, comenzaba a cerrar la noche."

Imagen Contó el ventero el episodio a todos los que en la venta estaban, de manera que se dispusieron a disfrutar del raro espectáculo.

Enfrascado Don Quijote en su vela, se acercó al pozo un arriero que quería dar de beber a su recua, por lo que se dispuso a apartar las armas. La indignación de Don Quijote no se hizo esperar: "¡Oh tú, quienquiera que seas, atrevido caballero, que llegas a tocar las armas del más valeroso andante que jamás se ciñó espada, mira lo que haces, y no las toques, si no quieres dejar la vida en pago de tu atrevimiento!".

No estaba el arriero al tanto de lo que allí pasaba, y seguramente pocas ganas tendría de aguantar manías, así que, haciendo caso omiso, siguió apartándolas para dejar libre el pozo. ¡ No sabía lo que le esperaba!. Don Quijote, encomendándose a su amada Dulcinea en esa su primera prueba, cogió la lanza con las dos manos "y dió con ella tan gran golpe al arriero en la cabeza, que le derribó en el suelo tan maltrecho, que, si secundara con otro, no tuviera necesidad de maestro que le curara.".

Tuvo suerte de que Don Quijote se conformó con eso y siguió tranquilamente sus paseos, pensando que con un solo golpe sería suficiente. Pero quiso la suerte que otro arriero ocupara el lugar del primero, y a éste, sin avisar, le arreó nuestro caballero tres golpes que le abrieron la cabeza. Viendo esto otros compañeros del oficio, comenzaron a lanzarle piedras e insultarle, mezclándose sus insultos y gritos con las voces del ventero queriendo aclarar que se trataba de un loco y las del mismo Don Quijote: "tirad, llegad, venid y ofendedme en cuanto pudiéredes, que vosotros veréis el pago que lleváis de vuestra sandez y demasía. ".

Ya fuera por las amenazas o por las explicaciones del ventero, el caso es que los arrieros le dejaron en paz y así pudo él continuar la vela de sus armas sin otro contratiempo. Pero no quería el ventero más jaleos, así que acercándose a nuestro protagonista "Díjole, como ya le había dicho, que en aquel castillo no había capilla, y para lo que restaba de hacer tampoco era necesaria; que todo el toque de quedar armado caballero consistía en la pescozada y en el espaldarazo, según él tenía noticia del ceremonial de la orden, y que aquello en mitad de un campo se podía hacer; y que ya había cumplido con lo que tocaba al velar de las armas, que con solas dos horas de vela se cumplía, cuanto más que él había estado más de cuatro.".

Don Quijote ya confiaba en él, por lo que accedió y creyó todo lo dicho. Entonces, " el castellano, trajo luego un libro donde asentaba la paja y cebada que daba a los arrieros, y con un cabo de vela que le traía un muchacho, y con las dos ya dichas doncellas, se vino a donde Don Quijote estaba, al cual mandó hincar de rodillas, y leyendo en su manual como que decía alguna devota oración, en mitad de la leyenda alzó la mano, y dióle sobre el cuello un buen golpe, y tras él con su misma espada un gentil espaldarazo, siempre murmurando entre dientes como que rezaba."

Fueron las dos "doncellas" las encargadas de ceñirle la espada y calzarle las espuelas, a las que, agradecido, pidió sus nombres y las bautizó en adelante como doña Tolosa y doña Molinera.

"Hechas, pues, de galope y aprisa las hasta allí nunca vistas ceremonias, no vió la hora Don Quijote de verse a caballo y salir buscando las aventuras; y ensillando luego a Rocinante, subió en él, y abrazando a su huésped, le dijo cosas tan extrañas, agradeciéndole la merced de haberle armado caballero, que no es posible acertar a referirlas. El ventero, por verle ya fuera de la venta, con no menos retóricas, aunque con más breves palabras, respondió a las suyas, y sin pedirle la costa de la posada, le dejó ir a la buena hora."

Y así fue cómo nuestro recién armado caballero, se dispuso a continuar su viaje y a iniciarse como tal.

¡Seguimos!

martes, 10 de julio de 2012

Leyendo el "Quijote"


Seguimos con "Don Quijote". Capítulo 33: El curioso impertinente.

Habíamos dejado a nuestro caballero durmiendo, y a sus amigos en confortable sobremesa hablando sobre libros...
Todos conocemos (o deberíamos conocer) las maravillosas "novelas ejemplares" de Cervantes, y hemos ido viendo cómo se intercalan en esta obra novelas dentro de la novela principal normalmente narradas por sus propios protagonistas.

Pues bien, en este caso, se habla en tercera persona y se cuenta cómo En Florencia, ciudad rica y famosa de Italia, en la provincia que llaman Toscana, vivían Anselmo y Lotario, dos caballeros ricos y principales, y tan amigos, que por excelencia y antonomasia de todos los que los conocían, "los dos amigos" eran llamados.

 Estaba Anselmo enamorado, y pidió ayuda a su buen amigo para seguir los cánones de la época y solicitarla como esposa. Todo fue bien y la boda se celebró. Y considerando Lotario que debía dejar solos al nuevo matrimonio, comenzó a espaciar sus visitas, lo que en modo alguno pareció bien a su gran amigo.
Tantas quejas le dio porque hubiera cambiado las costumbres que tenían de solteros, que Lotario se comprometió a comer con ellos dos días por semana y los días de fiesta, aunque procuraba dilatarlo porque pensaba que no estaría bien visto y podría dar origen a maledicencias el que un hombre joven visitara tan a menudo una casa en la que vivía una mujer tan bella como Camila.

Así pasaba el tiempo hasta que un día Lotario le confiesa que a pesar de lo afortunado que era por posición, fortuna y matrimonio,, no era feliz, pues vivía con una preocupación: que no podía constatar que su mujer era buena y virtuosa mientras no pudiera demostrarlo viendo cómo se comportaba en una situación comprometida... Así que no se le ocurre otro modo de comprobarlo que pidiendo a Lotario (Para leer, pulsar aquí)


martes, 8 de mayo de 2012

Proseguimos la lectura del Don Quijote. Y llegamos al capítulo 31

De los sabrosos razonamientos que pasaron entre Don Quijote y Sancho Panza su escudero, con otros sucesos

Habíamos dejado a Sancho con un interesado Don Quijote. Contaba Sancho su visita a Dulcinea y una vez más nos hallamos ante el contraste entre la sinceridad del escudero y la fantasía de su amo.

¿Y qué hacía aquella reina de la hermosura? A buen seguro que la hallaste ensartando perlas, o bordando alguna empresa con oro de cañutillo para este su cautivo prisionero. No la hallé, respondió Sancho, sino aechando dos hanegas de trigo en un corral de su casa.

jueves, 27 de mayo de 2010

El encabalgamiento

Consiste en completar una frase utilizando dos o más versos.

Es "encabalgamiento suave" si se completa con el verso.

Ej: Yo quiero ser llorando el hortelano
de la tierra que ocupas y estercolas,
compañero del alma, tan temprano
.(1)

En cambio es "encabalgamiento abrupto" si la frase termina en mitad del verso.

Ej.: "Una tarde parda y fría
de invierno
. Los colegiales
estudian. Monotonía de lluvia
tras los cristales." (2)

--------------------------------------------

(1) Elegía a Ramón Sijé. Miguel Hernández.
(2) Recuerdo infantil. Antonio Machado.

Inversión e Hipérbaton

Inversión.-
Consiste en cambiar el orden de la frase parcial o completamente. Suele jugar con dos términos nomalmente: sujeto y verbo, sustantivo y determinante, verbo y adverbio o sustantivo y adjetivo, etc.
Ej.: "Triste estaba mi alma"; "Victoriosamente llegó"

Hipérbaton.-

Invierte el orden gramatical de las palabras y la ilación lógica de las ideas, rompiendo las relaciones sintácticas de la frase para buscar la elegancia de estilo o resaltar la sonoridad de las palabras.

Ej.: "Del monte en la ladera
por mi mano plantado tengo un huerto"
… (Fray Luis de León)

"Dan vuestras amantes penas
a sus libertades alas,
" (Sor Juana Inés de la Cruz)

El Comentario de Textos en la poesía. El ritmo.

Ritmo sintáctico y ritmo métrico

En poesía, coexisten dos ritmos:

1 - El de la sintaxis: consiste en la entonación y va marcado por las pausas
2 - El del verso (métrico)
: constituido por una secuencia determinada de acentos de intensidad y delimitado por la rima (si la hay) y la pausa.

Ambos ritmos pueden coincidir o no. Hay casos en que las pausas sintácticas y métricas se producen al mismo tiempo; en otras ocasiones no coinciden, sino que uno y otro se entrecruzan produciendo una falta de confluencia entre la unidad métrica (el metro) y la unidad sintáctica (la frase o el miembro de frase) -es el llamado encabalgamiento-. La coincidencia de los dos ritmos produce sensación de equilibrio; su falta, impresión de violencia en el poema.

Según E. Alarcos (1), el ritmo poético es el resultado de 4 especies de ritmos distintos:
1 - Una secuencia de sonidos.
2 - Una secuencia de sílabas acentuadas o átonas (la métrica).
3 - Una secuencia de funciones gramaticales acompañadas de entonación.
4 - Una secuencia de contenidos psíquicos (sentimientos, imágenes ...)

Normalmente, en el proceso creador realizado por el autor y en el proceso receptivo por parte del lector van unidas las cuatro secuencias y constituyen una unidad de ritmo poético, aunque también pueden disociarse y captarse por separado. De cualquier manera que ocurra, ese ritmo poético admite variaciones y deformaciones o irregularidades, según la forma en que el material poético se organice en el verso.

Se llama ritmo poético fluyente cuando, en general existe adecuación entre la secuencia rítmica y métrica. Ejemplo:
"Recuerde el alma dormida,
avive el seso y despierte,
contemplando
cómo se pasa la vida
cómo se viene la muerte ..."
Cada línea (verso) constituye una unidad sintáctica y métrica.

Otra cosa sucede cuando el verso no coincide con una unidad de sentido sino que, para completarse, necesita recurrir al verso siguiente. A estas anomalías (encabalgamiento) las llama Alarcos "
dislocación del ritmo fluyente", cuyas consecuencias sobre el ritmo son muy importantes. A veces, el resultado es aceleramiento del ritmo expresivo; otras, retardamiento, marcha cortada, violenta.

En otras ocasiones, la dislocación del ritmo fluyente se produce como consecuencia del empleo del hipérbaton, muy frecuente en los poemas construidos en verso libre.

La repetición y el contraste, la reiteración y la variación son recursos más importantes para conseguir determinados ritmos buscados conscientemente por el poeta. Convenientemente utilizados contribuyen a dar expresividad al poema.
---------------------------------------
(1) "Ritmo, verso y sintaxis" en La poesía de Blas de Otero. Salamanca. Anaya, 1966, págs. 100-138.

miércoles, 26 de mayo de 2010

Principales Sufijos latinos

Como vimos en la formación de las palabras, los sufijos son morfemas (unidades mínimas de la lengua con significado), que situados detrás de una raíz ayuda a crear nuevas palabras.


Sufijos latinos usados en la formación de sustantivos y adjetivos, por orden alfabético:



able (amable)


áceo (harináceo)


ación (abdicación)


aco-aca (libraco, austríaca)

acho-ache (ricacho- hilarache)

ado-ada (alomada, noviciado)

ador - adura (creador, armadura)

aico (judaico)


aina (azotaina)

aje (hospedaje)


ajo - aja (pintarrajo, pequeñaja)

al (peñascal)


alla (canalla)


ambre (fiambre)


amen (certamen)


amiento (saneamiento)


an (holgazán)


ancia (asonancia)


anco - anca (ojanco)


ando - anda (zurribanda)


aneo (pedáneo)


ango - anga (bullanga)


ano - ana (mundano)


ante (galante)


año, aña (montaña, campaña)


ar (limonar)


ardo - arda (moscarda)


ario-aria (monetario, relicario)


arro, arra,erro, urro (chinarro, bizarro, cazurro)


ático (selvático)


ato - ata (decanato)


atorio (oratorio)


avo (doceavo)


az (audaz)


azgo (mayorazgo)


azo - aza (animalazo, porrazo)


ble (able, ible) (amable, temible)


bundo (vagabundo)


ción (oración)


culo - cula (minúsculo, molécula)


dad (variedad) (viudedad)


dero, dera (asadero)


dor, dora (raspador, licuadora)


dura (dentadura)


eco (muñeco)


edad, edero (heredad, heredero)


edo, eda (robledo)


edor - edura (vencedor)


ego - ega (manchego)


ejo - eja (calleja)


el (cordel)


elo, ela (ciudadela)


én (catorcén) —apócope de... -eno (noveno)


encia (herencia)


enco (zopenco)


endo, enda (estupendo, leyenda)


engo (abolengo, realengo)


eno, ena (docena)


ense (abulense)


ento, iento (corpulento, hambriento)


eño, eña (albaceteño)


ería (cacería)


ero, era (panera)


és (montañés)


esa (alcaldesa)


esco, esca (rufianesco, soldadesca)


ete, eta (arete, careta)


eto (paleto)


ez (robustez)


ezno (lobezno)


io, ia (provisorio, angustia)


ible (disponible)


icia (caricia)


icio (alimenticio)


ición (definición)


ico, cico, ecico, ececico (piececico)


idad (barbaridad)


idero (oidero)


ido (vagido)


idor, idura (conducidor, sacudidura)


iego (mujeriego)


ijo, ija (amasijo, cobija)


il (conejil)


illo, cillo, ecillo, ececillo (panecillo, jefecillo)


imbre (urdimbre)


imiento (aburrimiento)


in (matachín)


ineo (sanguíneo)


ino, ina (ambarino, corderina)


iño, iña (corpiño)


ío (cabrío)


ión (contorsión)


iondo (hediondo)


isa (sacerdotisa)


isco (morisco)


ismo (animismo)


ista (helenista)


ita (moscovita)


itis (amigdalitis)


itivo (nutritivo)


ito, cito, ecito, ececito (quietecito)


itorio (escritorio)


itud (esclavitud)


ivo (paliativo)


izo, iza (primerizo)


menta, mienta (vestimenta, herramienta)


mento,miento (alumbramiento)


ojo (añojo)


ol (español)


olo,ola (banderola)


ón (narigón)


oncho,ancho, encho (rechoncho)


or (dulzor)


oso (delicioso)


ote, ota (islote, picota)


sión (emulsión)


sor (defensor)


sorio (decisorio)


tor (cantor)


torio, toria (palmatoria)


triz (motriz)


tura (escritura)


uco, uca (almendruca)


ucha, ucho (aguilucho)


udo (forzudo)


uelo, zuelo (ladronzuelo)


ujo (blandujo)


uja (granuja)


ulento (fraudulento)


olento (soñolento)


ullo, ulla (ramulla)


umbre (techumbre)


uno (frailuno)


ura (finura)


usco, usca (pardusco)


uto, uta (canuto, cagarruta)


uzo, uza (chapuza)


zón (ligazón)
 


Para encontrar significados: Buscador de la RAE

miércoles, 12 de mayo de 2010